HISTORIA
El edificio donde funcionó el teatro Popular (más tarde cine Alhambra) fue construido en la década del cincuenta. Las paredes llanas y espaciosas dan cuenta del llamado «estilo internacional», muy en boga entre 1930 y 1950. En 1947, la Municipalidad de Cuenca contrató al arquitecto uruguayo Gilberto Gatto Sobral para que elabore el Plan Regulador de la ciudad, delineando la futura expansión de la urbe fuera de su Centro Histórico. Bajo el influjo de Gatto Sobral empiezan a construirse edificios planos, de paredes llanas, completamente funcionales, propios del «estilo internacional» en contraposición al afrancesamiento cuencano de las primeras décadas del siglo XX. Los edificios de la Municipalidad de Cuenca y la Casa de la Cultura Ecuatoriana «Benjamín Carrión» Núcleo del Azuay son ejemplos paradigmáticos de este estilo, mientras el antiguo edificio del cine Alhambra, aparece como una deriva de esta corriente estética. El Alhambra nació con el nombre de teatro Popular. Al revisar las ediciones de diario El Mercurio de aquellas décadas se puede confirmar que desde 1973 se registra este teatro con el nombre de Alhambra, y surge vinculado a la exhibición de cine mexicano. Con un público prioritariamente popular, la programación central del cine Alhambra estaba informada por títulos de la Época de Oro del cine mexicano, el cine de Hollywood y el cine de acción oriental, hasta finalizar con cine erótico y porno en los ochenta. Los vecinos más viejos de El Vado aducen que cuando era teatro Popular en el local
se presentaron muchos programas escénicos y artistas famosos, tal es el caso de Julio Jaramillo –ese momento en su apogeo–, que en 1966 visitó Cuenca, y se presentó en este local. Muchos moradores de la zona –entonces jóvenes asiduos del Alhambra– emigraron a los Estados Unidos en la década de los setenta cuando el sueño americano empezaba a convertirse en un fenómeno masivo. El Alhambra era también un cine al que acudían niños y jóvenes de El Vado y San Sebastián principalmente. En los sesenta y setenta, el cine ofrecía un horario de vermut donde el público infanto-juvenil asistía a dramas mexicanos o a filmes de Drácula y Frankenstein. En la cartelera de la época se anunciaban películas como El último héroe de Bruce Lee, Espartaco (Stanley Kubrick,1960), Los cañones de Narine (J. Lee Thompson,1961), Taras Bulba (J. Lee Thompson,1962), Lolita (Stanley Kubrick,1962), entre otras. Las películas más recordadas son los musicales mexicanos, el cine religioso, filmes de artes marciales y cine erótico europeo. Todos los entrevistados recuerdan el impacto de público que supuso El mártir del Calvario de Miguel Morayta (1952), que se proyectaba el Viernes Santo, con filas de hasta dos cuadras, pues los buses que venían de distintos lugares del campo se estacionaban en la plaza San Francisco, desde donde empezaban las colas hasta las boleterías. El público venía de Girón, Nabón, Tarqui, Paute y Gualaceo Además de Julio Jaramillo («cuando no era tan famoso», aclaran), se habrían presentado:
CINE ALHAMBRA