40 extremeños ilustres de las Bellas Artes por Feliciano Robles Blanco

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Extremeños ilustres: Bellas Artes 29

Lo más característico de este pintor son sus representaciones de monjes, santas y vírgenes, a las que viste a la manera de la época, desplegando todas sus cualidades como retratista y ejerciendo un dominio absoluto en rostros y telas. Inicios Con quince años ingresó en el taller que tenía en Sevilla el pintor Pedro Díaz de Villaneva. Probablemente también trabó relación con Francisco Pacheco y sus alumnos. Su aprendizaje lo concluyó a los 19 años, cuando Zurbarán se casó con María Páez. El único cuadro importante que pintó en esa época es el de una Inmaculada de 1616. Primera etapa: Llerena En 1617 se estableció en Llerena (Badajoz). A los 24 años era ya un pintor reconocido y empezó a pintar cuadros importantes para órdenes religiosas. Fue en 1627, cuando pintó el Cristo en la Cruz, a raíz de ese cuadro el Consejo Municipal de Sevilla le propuso oficialmente, que fijara su residencia en esta ciudad hispalense. Segunda etapa: Sevilla En 1629 se instaló en Sevilla y Zurbarán fue considerado un artista especializado en imágenes y estatuas. Pintó entonces el cuadro de San Serapio, uno de los mártires de la Orden de la Merced. Zurbarán se nominó así mismo como “maestro pintor de la ciudad de Sevilla”, lo que despertó celos de algunos pintores sevillanos de la época. Sin embargo le llovían los encargos de las familias nobles y para los grandes conventos que los mecenas andaluces protegían, incluidos los jesuitas. Tercera etapa: Madrid. Pintor del Rey A los 36 años, en su etapa más fecunda, efectuó un viaje a Madrid que resultó determinante para su evolución artística. Se encontró con su amigo Velázquez, con el que analizó y meditó sobre sus obras. Pudo contemplar las obras de los pintores italianos que trabajaban en la corte de España. Zurbarán renunció, desde ese momento, al tenebrismo de sus inicios. En 1634, Zurbarán fue invitado por el rey para que, en unión de otros pintores —entre ellos Velázquez—, decorara el Salón de Reinos del nuevo palacio real del Buen Retiro. De las doce victorias militares del reino, él pintó dos; una se perdió y la otra es La Defensa de Cádiz contra los ingleses, que se encuentra actualmente en el Museo del Prado. Además ilustró diez episodios de la vida de Heracles, ancestro mítico de la rama española de los Habsburgo. Por estos trabajos fue dotado con el título de “Pintor del Rey”. Pinturas hacia América y regreso a Sevilla Por esos tiempos llegaban a Sevilla los galeones cargados de oro y zarpaban con las bodegas llenas de productos españoles (entre otras cosas, obras de arte). Zurbarán empezó a producir en su taller sevillano, pinturas religiosas para el mercado americano. Ejemplo excepcional de la producción de Zurbarán para América es la serie de doce cuadros de Las tribus de Israel, actualmente en Auckland, en el condado de Durham


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