Pasemos al ogro. ¿Cómo era el ogro, de carácter?
A. Tonto. A2. Posero. ¿Cómo pudo el gato engañar al ogro?
A. Él trataba de demostrar lo que sabía hacer, y trataba de demostrar tanto, que se olvidó que los gatos cazan ratones.
A2. El ogro cayó redondito. Pero, ¿por qué cayó redondito?
A. Porque el gato se puso a jugar con él, y él era ingenuo. A2. Porque al ogro le gustaba lucirse. A3. Porque al ogro le gusta que lo alaben. De acuerdo, le gusta que lo alaben, y le gusta que lo ha-la-guen.
A. (el niño anterior) Eso... Oigan, un paréntesis: ¿para qué sirve conocer más palabras, para puro parecer diccionario en la vida?
A.- (una niña tomó la palabra, muy seriamente, y dijo con lentitud): Para poder decir mejor lo que queremos decir.
Caso 2: Comencemos por expresar nuestras impresiones; las impresiones que tuvieron mientras escuchaban el cuento: impresiones, no opiniones.
A. A mí me pareció sorprendente. ¿Por qué te pareció sorprendente?
A. (la misma niña) Por las astucias del gato.
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