Revista desde la sala

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direcciones: al sur se derivan ramales hacia San Luis, San Carlos, Granada; al norte se desprenden ramificaciones con rumbo a Caracolí, Santo Domingo, San Roque. Pero el camino principal se dirigía a Guatapé, Peñol, Marinilla y Rionegro, con paso obligado por cerro Páramo, también conocido como la cuchilla del Páramo. Por encontrarse a mitad de camino entre Puerto Nare y Medellín, y por ser la mayor altura, este accidente geográfico se usaba desde antes de la Colonia para el avistamiento y reconocimiento pleno de ambos valles. Algunos documentos afirman que Córdova pudo ver acercarse al enemigo desde este punto estratégico cuando aún le faltaban dos días para llegar al encuentro. Sabido es que Córdova fue traicionado por Miguel Ramírez, uno de sus subalternos, por lo cual no tuvo lugar el encuentro en la cuchilla del Páramo de Guatapé, como estaba previsto. Ramírez no solo desobedeció la orden de su general de destruir el puente de Calderas, sino que se unió con varios voluntarios al ejército de O’Leary, lo condujo por el camino alterno de San Carlos y Vahos, delató la posición de Córdova, la construcción de las trincheras, el número de soldados del Ejército de la Libertad y el carácter de bisoños de la mayoría de ellos, ayudó a transportar la impedimenta de la columna gobiernista y llevó a cuestas en silleta al propio O’Leary y su cuerpo de oficiales. A 2.100 metros de altura sobre el nivel del mar debería haberse producido el enfrentamiento entre la columna enviada por el general Rafael Urdaneta, compuesta de 900 soldados, contra la exigua guarnición de Córdova, que contaba menos de

400 hombres. La división de O’Leary, aunque en número mayor, avanzaba en condiciones de desventaja debido al esfuerzo para coronar el ascenso de un breñal casi perpendicular, el desconocimiento de aquel territorio selvático, la fatiga de varios días de marchas forzadas y la escasez de provisiones. Los reclutas de Córdova esperarían apostados, y aunque no estaban muy bien entrenados, eran conocedores del terreno y tenían a su favor la ventaja de la sorpresa y la indefensión del enemigo. El tramo del camino custodiado por los hombres de las trincheras forma una especie de “S” invertida y alargada, en dirección oriente-occidente, en la parte más alta del cerro Páramo. La columna de Bogotá venía del oriente, en agobiante ascenso por la cuesta de Reventones, tal como lo proclama su nombre. Al coronar el escarpado sendero surge un breve trecho llano, sombrío y fangoso por la humedad permanente, hundido entre barrancos cubiertos de musgos. La temperatura desciende de manera perceptible y obliga a los pulmones a tomar aire. La primera reacción es de resfrío por el contraste con el acaloramiento producido a lo largo de la escalada. Se ha pasado entonces en un santiamén de una temperatura ambiente de 22º C a 15º C, lo cual produce un notorio desbalance en la temperatura corporal e implica una desventaja adicional para las fuerzas contrarias. En el costado norte, o margen derecho del camino para quien viniere en dirección oriente-occidente, se hallaba acantonada la compañía cordovista, al acecho y pronta a entrar en acción. A medida que la marcha describe la acanalada “S” del camino, quienes 24


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