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Énfasis

La influencia del papa Francisco

Desde el 13 de marzo de 2013 en que fue elegido como sucesor de Benedicto XVI, el papa Francisco se ha propuesto reformar la Iglesia católica y desempeñar un papel más activo que aquel al que nos tenían acostumbrados sus antecesores. Su imagen proyecta un tono más misericordioso y cosmopolita con el que trata de contraponer el rígido conservadurismo de su iglesia y los escándalos de abuso sexual que se han dado en esta. Convertido por vocación propia en el papa de los pobres, Francisco se acerca al mundo con una actitud de apertura y de diálogo. En ocasiones, da la sensación que su objetivo no es solo cambiar la Iglesia, sino también el mundo. En este número, Global quiere abordar su figura y con esta intención ha reunido los artículos de tres intelectuales provenientes de distintas partes del mundo. En «La beatificación de monseñor Romero: una perspectiva histórica», Edward T. Brett cuenta la heroica vida de monseñor Romero y el papel crucial que desempeñó el papa Francisco en su beatificación. En «Mi reino, ¿es de este mundo?», Víctor Hugo Pérez Gallo comenta la visita que realizó el papa a Cuba, considerada por muchos como la más importante en lo que va de su pontificado. Y en «El papa Francisco aporta una geopolítica de la paz», Delia Blanco habla de cómo la influencia internacional del nuevo papa se caracteriza por el diálogo y la tolerancia. En este número también se incluye «Solo venimos de paso: El destino de los migrantes centroamericanos en México», una crónica de Kurt Hackbarth que versa sobre unos inmigrantes centroamericanos que atraviesan México con el sueño de llegar a los Estados Unidos. Expuestos y criminalizados, enfrentan un calvario de asaltos y persecuciones que pone en tela de juicio el mito de la hermandad latinoamericana. Por otro lado, a propósito de los 75 años del nacimiento de líder de los Beatles y de los 35 de su trágica muerte, Karim López ha escrito «John Lennon y el mundo que dejó atrás». Miguel D. Mena en «Hilde Domin y Erwin Walter Palm o el exilio entre islas» nos cuenta la historia de esta peculiar pareja de alemanes que encontraron refugio en la República Dominicana durante el período nazi. Se celebran también los 20 años de Heat, la obra maestra de Michael Mann, y se entrevista al señor Getachew Engida, subdirector de la Unesco.


CONTENIDO Presidente-Fundador Leonel Fernández Reyna Director Carlos Dore Cabral Editor Frank Báez Directora de arte Paolat De la Cruz Corrección Clara Dobarro Maquetación Elizabeth López Publicidad Elaine Hernández Mercadeo Leonessa Méndez Consejo Editorial Arturo Victoriano Darío Jaramillo David Álvarez Delia Blanco José Rafael Lantigua Luis Brea Franco Marcos Villamán María Elena Núñez Pablo Maríñez Global, una publicación de Editorial Funglode, es una revista bimestral de naturaleza multidisciplinaria, que canaliza las reflexiones de la entidad y de la sociedad, buscando elevar la calidad del debate. Está prohibida su venta o reproducción total o parcial sin la autorización de sus editores. Permiso del Ministerio de Interior y Policía número 3213 ISSN 1813-3991 Editorial Funglode Av. César Nicolás Penson 141 La Esperilla, Santo Domingo, R.D. Teléfono: 809-685-9966 ext. 2809 mercadeo@editorialfunglode.com www.editorialfunglode.com Impresión Serigraf Portada Fotografía: Efe

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Solo venimos de paso: El destino de los migrantes centroamericanos en México Kurt Hackbarth Huyendo de un panorama de pobreza, violencia y muerte, unos 400,000 migrantes pasan por México cada año, la gran mayoría con destino a los Estados Unidos. Expuestos y criminalizados, enfrentan un calvario de asaltos y persecuciones que pone en tela de juicio el mito de la hermandad latinoamericana. Y ante la imposibilidad de transitar por las viejas rutas migratorias, se ven además en la necesidad de encontrar nuevas maneras de llegar al país del norte. La ciudad de Oaxaca, capital del estado sureño del mismo nombre, se encuentra en medio de una de estas nuevas rutas.

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Heat: cuando el calor se asoma a la vuelta de la esquina Jaime Porras Ferreyra Se cumplen veinte años del estreno de Heat, la película de Michael Mann considerada una de las obras maestras del cine policiaco. Tiroteos del más alto realismo, códigos de los bajos fondos, una amistad imposible y una lírica forma de filmar las calles de Los Ángeles aparecen en esta cinta basada en buena parte en hechos verídicos.

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El béisbol se pone faldas Orlando Inoa En 1948 cinco pueblos del interior del país: Moca, San Francisco de Macorís, Barahona, La Romana y Montecristi iniciaron prácticas de béisbol femenino siguiendo la tendencia de lo que sucedía en los Estados Unidos. Algunos defendían el derecho de la mujer a incursionar en ese deporte y otros temían que las mujeres perdieran sus cualidades femeninas. En la medida en que crecía el entusiasmo por esta práctica, se incrementaba la oposición en la prensa. Esta es la historia del denodado esfuerzo de un grupo de jóvenes dominicanas que lucharon por ganarse un espacio en la sociedad.


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Hilde Domin y Erwin Walter Palm o el exilio entre islas Miguel D. Mena En 1940 Erwin Walter Palm y su esposa Hilde fueron acogidos en la República Dominicana debido a los estragos del antisemitismo en Europa. Durante los doce años de su estancia aquí, desarrollaron una intensa labor de estudio y documentación de nuestro pasado arquitectónico y urbanístico colonial. En este ensayo se destaca el papel de Hilde Domin, quien se convirtió en poeta entre nosotros, homenajeándonos al asumir como seudónimo el «Domin» de Santo Domingo y de Dominicana.

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La beatificación de monseñor Romero: una perspectiva histórica Edward T. Brett Este artículo analiza las diversas percepciones que se han tenido de monseñor Romero. Desde las que lo veían como un prelado desmedido a las que lo juzgaban como un incauto comunista que le hacía un daño grave a la Iglesia, pasando por las que lo consideraban una encarnación de los genuinos valores del Evangelio. Aquí también se describe la lucha por su canonización y el papel crucial que desempeñó el papa Francisco en su beatificación. Por último, se ven las ramificaciones de su beatificación en la Iglesia latinoamericana y mundial.

Getachew Engida: «La Unesco estaba ahí en el nacimiento de Internet»

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Frank Báez

Víctor Hugo Pérez Gallo

De origen etíope y nacionalidad británica, Getachew Engida es un economista que ha gestionado y liderado organizaciones internacionales que buscan erradicar la pobreza y establecer la paz y el desarrollo sostenible. Tras una distinguida trayectoria internacional en el área de auditoría y gestión financiera para prestigiosas empresas, en el año 2004 se une a la Unesco. Desde 2010 es subdirector de la organización.

El papa Francisco ha visitado Cuba llevando un mensaje de paz y tolerancia, y en los rituales católicos en los que participó primó la cercanía que mantuvo con el pueblo cubano. Además, ha sido el artífice del deshielo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, adonde viajó desde la isla caribeña –simbolizando claramente que es un puente entre ambos gobiernos– y donde prestó su apoyo al presidente Obama contra los radicales que no apoyan su política cubana.

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John Lennon y el mundo que dejó atrás Karim López Treinta y cinco años han pasado desde que John Lennon fue abatido a tiros en la entrada de su casa en Nueva York. En su trayectoria dejó atrás toda una producción, tanto de solista como de miembro de la llamada «mejor banda del mundo», The Beatles, con la cual entretuvo e inspiró a más de una generación. La muerte no hizo más que profundizar y ramificar su influencia en aspectos culturales y cotidianos, siendo la música solo una arista de la figura completa.

Mi reino, ¿es de este mundo?

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El papa Francisco aporta una geopolítica de la paz Delia Blanco Jorge Mario Bergoglio fue elegido papa el 13 de marzo de 2013. Desde entonces, adoptó el nombre «Francisco» en honor al santo de Asís y se convirtió en una de las figuras más mediatizadas e influyentes de la actualidad. Acá se analiza su trayectoria más allá del mundo católico y su influencia en aspectos geopolíticos, destacando su influencia como mediador en el largo conflicto entre los Estados Unidos y Cuba.

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Libros


Kurt Hackbarth

Fotos: Nidia Rojas 6


Solo venimos de paso: El destino de los migrantes centroamericanos en México Huyendo de un panorama de pobreza, violencia y muerte, unos 400,000 migrantes pasan por México cada año, la gran mayoría con destino a los Estados Unidos. Expuestos y criminalizados, enfrentan un calvario de asaltos y persecuciones que pone en tela de juicio el mito de la hermandad latinoamericana. Y ante la imposibilidad de transitar por las viejas rutas migratorias, se ven además en la necesidad de encontrar nuevas maneras de llegar al país del norte. La ciudad de Oaxaca, capital del estado sureño del mismo nombre, se encuentra en medio de una de estas nuevas rutas.

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V

oy caminando por el Andador Turístico de Oaxaca, una ciudad colonial e imán turístico que se ubica a unos 365 kilómetros al sur de Ciudad de México. Es un día de sol –Oaxaca goza de más de 300 de estos días al año– y el centro histórico, con sus edificios multicolores, calles empedradas y templos construidos con la cantera verde típica de la región, brilla a la luz del altiplano. De repente, dos hombres me alcanzan en una esquina. Vestidos de manera muy sencilla, lucen nerviosos, asustados. Lo primero que pienso es que están visitando la ciudad procedentes de un pueblo cercano y que quieren pedir alguna dirección. Miran furtivamente de un lado a otro. Es casi como si quisieran confesar un crimen. –¿Tendrá algo de trabajo para nosotros? –pregunta uno de ellos en voz baja–. Somos de Guatemala. Balbuceo que no, que no tengo, y vuelven a desaparecer entre la muchedumbre que pasea sin cuidado por el Andador. Este encuentro será el primero de varios. Nunca me piden dinero; lo que quieren es trabajo.

De México a Mexipeor «Los migrantes en tránsito son invisibles para el gobierno», dice Maribel Marcial Santiago, administradora del Centro de Orientación del Migrante de Oaxaca (comi), una asociación civil sin fines de lucro fundada en febrero de 2003. Estamos sentados en el recibidor del albergue, situado detrás de un gran supermercado, a unos 10 minutos del centro histórico. Una imagen de la virgen de Guadalupe adorna la pared, junto a una cruz tapizada con las banderas de los diferentes países de donde provienen los migrantes; en el centro de la cruz está México. «Existen programas para migrantes oaxaqueños, para mexicanos en general, pero para los migrantes centroamericanos, que son los que nosotros apoyamos, no hay nada. Al gobierno no le interesa». El comi busca suplir esta carencia, ofreciendo alojamiento, talleres de orientación sobre derechos humanos y asesoría para los víctimas de delitos y los solicitantes de asilo. Aunque el fundador, Fernando Cruz Montes, es un sacerdote, el centro depende exclusivamente en la actualidad de donativos privados. 8

Maribel me da un recorrido por las instalaciones, las cuales incluyen una espaciosa y bien iluminada cocina comedor, así como unos estrechos dormitorios separados por género y colmados de literas. El centro tiene capacidad para unas 40 personas. Pronto conoceré a algunas. Por invisible que pueda ser, el flujo de migrantes de América Central no deja de ser torrencial. Según la Organización Internacional para las Migraciones (oim), unos 400,000 indocumentados –mayormente de Honduras, El Salvador y Guatemala– pasan por México cada año, huyendo de los horrores gemelos de la delincuencia organizada y la inseguridad económica. Y, muy al contrario de la expresión popular que equipara la transición de algo malo a algo peor con el paso «de Guatemala a Guatepeor», esos migrantes, quienes en su gran mayoría buscan solo cruzar el territorio mexicano en ruta a los Estados Unidos, terminan cayendo en un «Mexipeor» de términos indescriptibles. Maribel me ayuda a poblar la lista de las vejaciones que sufren. Robo. Secuestro (al ritmo de unos 1,600 al mes, de acuerdo a la Comisión Nacional de Derechos Humanos). Extorsión. Trata de personas. Abuso sexual (sufrido por un 70% de las mujeres, según Amnistía Internacional). Prostitución forzada. Esclavitud. Desaparición. Muerte. El padre Alejandro Solalinde, director del albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec (Oaxaca) e incansable activista en pro de los migrantes, calcula que unos 10,000 indocumentados han desaparecido en México, «una cifra baja comparada con la realidad». Puntualiza: «Si esto no es un holocausto, yo no sé qué es».

Expulsados de La Libertad Juan Carlos me mira apacible desde la cabecera de la mesa del comedor. Tiene 28 años, es maestro de informática y, en su país natal, cantaba en una banda de merengue y cumbia. Lo acompañan en la mesa sus primos Brandon, 22, y Gerson, 16. Los tres, oriundos del departamento de La Libertad en El Salvador, huyeron luego de recibir amenazas de los grupos del crimen organizado. En el caso de los hermanos, las pandillas buscaban reclutarlos a la fuerza, obligándolos a actuar como sus «orejas» en la calle. Por su parte,


para Juan Carlos era un caso de barrios encontrados: vivía en una zona controlada por la pandilla del Barrio 18, pero trabajaba en una escuela rural ubicada en una región donde la Mara Salvatrucha (ms) tenía la última palabra. La escuela ya había resentido los efectos del conflicto entre las bandas en duelo: de 525 estudiantes, el alumnado había disminuido a solo 127. Agredido en las afueras de la escuela en una ocasión, Juan Carlos siguió tercamente acudiendo a clase. Pero la gota que colmó el vaso fue el día en que los pandilleros se convirtieron en sus vecinos. «Me dijeron que si había algún problema, se iban a meter en mi casa cuando viniera la policía para poder escapar». Juan Carlos se negó. Poco después, una hoja volante apareció en la casa de su padre exigiendo que la desalojara. Al día siguiente, los tres, junto con otro primo, decidieron partir. Viajaron por Guatemala cómodamente en autobús, ya que ambos países forman parte del Sistema de la Integración Centroamericana (sica), el cual garantiza el libre tránsito a sus conciudadanos. En la frontera con México, cru-

zaron el río Suchiate en balsa solo para tener su primer sabor de la extorsión: cuando se vieron casi obligados a subir a un mototaxi, cuyo operador les cobró 300 pesos ($20 USD) por llevarlos a un transporte seguro que rodearía los puestos de migración. Llegaron a Tapachula, en el estado fronterizo de Chiapas, y de ahí, al municipio de Mapastepec, donde un samaritano les dio posada y una ducha caliente. En la próxima población de Pijiapan, rechazaron la oferta de unos taxistas de llevarlos a la ciudad de Tonalá, ya que el precio que pedían era demasiado alto. Los ruleteros, por despecho o por diversión, llamaron a Migración. Sorprendidos en una tienda mientras tomaban un refresco, los tres se fueron corriendo, separándose y reuniéndose más tarde en la iglesia del pueblo. Habían perdido todo: mochilas, pertenencias; Gerson, incluso sus zapatos. Y, además, habían perdido a su primo, el más joven, que había sido capturado por los agentes de inmigración. Prosiguieron su camino. Entre Arriaga y Los Corazones, cerca de los límites con Oaxaca, otros 9


agentes de inmigración los vieron caminando al lado de la carretera. Huyeron al monte. En lugar de perseguirlos, los agentes prendieron fuego al monte para obligarlos a bajar; tuvieron que usar sus últimas reservas de agua para impedir que las llamas los alcanzaran. En Santiago Niltepec, ya en Oaxaca, la policía municipal estaba a punto de entregarlos a Migración cuando su patrulla fue rodeada por un grupo de señoras, quienes detuvieron la tentativa de aprehensión. Les regalaron comida y agua y los enviaron por el camino del río. Pero frente a ellos surgía montaña tras montaña tras montaña. Estaban agotados y, con los pies en carne viva, habían llegado a su límite: decidieron regresar al pueblo y entregarse. En ese momento, apareció «de la nada, del monte» un hombre con un grupo de perros. Como un deus ex machina salido del teatro griego, el hombre los envió a una colonia cercana donde podían tomar un autobús a la próxima población llamada La Ventosa. Ahí pasaron una noche de lluvia en una casa en obra negra que se hallaba –como habrían de comprobar en la mañana– a unos 50 metros de la oficina de Inmigración. De La Ventosa, pasaron a Juchitán y allí pudieron tomar un autobús a la ciudad de Oaxaca. Una vez que se hallaban en la ciudad capital, pidieron a un taxista la dirección de un refugio o un albergue. El taxista fingió no saber nada hasta que, por medio de una propina extra, accedió a llevarlos al comi. – ¿Y qué pasó con el primo? –pregunto a Juan Carlos. –No sabemos –me responde. –Ahí debe estar en el Siglo XXI –dice Areli, otra salvadoreña que nos acompaña en la mesa. – ¿Qué es eso? –pregunto. –En Tapachula, es donde tienen a todos los niños presos. Ahí estuvo mi hijo, también.

aun, «El tren de la muerte». El viaje tardó un mes, ya que Areli se paraba para descansar en algunos de los albergues esparcidos a lo largo de la ruta. Esta primera tentativa, no obstante, terminó en un fracaso: aunque logró cruzar el Río Bravo nadando desde Nuevo Laredo, escapándose de los pandilleros de Los Zetas que pretendían cobrarle la travesía, fue capturada por un policía al otro lado y repatriada a El Salvador. En esta segunda ocasión, andar en «La Bestia» ya no era una opción: desde 2014, los operadores del tren han prohibido a los pasajeros subir. Junto con su hermano y su novio, terminarían tomando la misma ruta por Chiapas y Oaxaca que habrían de seguir Juan Carlos, Brandon y Gerson, exponiéndose a la misma cadena de riesgos.

«Los migrantes en tránsito son invisibles para el gobierno»

Heridas y vueltas Areli hizo el primer intento de emigrar en 2011, después de perder a su primogénito a manos de la delincuencia organizada. En ese entonces, cruzó México encima de un vagón del tren conocido como «La Bestia» o, más tenebroso 10

Se aventuraron en mayo de este año, con 300 dólares entre todos: llevar más no tenía caso, afirma, tomando en cuenta el alto riesgo de atraco. En el albergue Belén, en Tapachula, conocieron a otra pareja que había perdido todo en un robo, y aceptaron que los dos se juntaran con ellos. La primera desgracia cayó el 26 de mayo, cuando fueron asaltados en el parque de la ciudad de Huixtla; apenas habían avanzado unos 40 kilómetros desde Tapachula. Dos muchachos –uno armado con un machete y el otro con una escopeta– les quitaron todo. Y no solo pertenencias: insistieron en quedarse también con las dos mujeres. En la trifulca que se dio a continuación, y antes de lograr que los asaltantes huyeran, el novio de Areli fue herido a machetazos. En una clínica cercana, le atendieron provisionalmente el hueso quebrado, lo suficiente para que los tres pudieran seguir su camino. Ya sin dinero, tuvieron que pedir limosna –charolear en la jerga local– a fin de llegar a Arriaga, donde pusieron su denuncia. De nuevo en Tapachula para


Viajeros salvadoreños en el comi . De izquierda a derecha: Juan Carlos, Areli, Brandon, Gerson

seguir las averiguaciones, fueron capturados por los agentes de inmigración y purgaron 22 días en la Estación Migratoria Siglo XXI.1 Finalmente, recibieron un salvoconducto que les permitió seguir su viaje a Ixtepec y, posteriormente, al albergue de Oaxaca. Entonces fue cuando recibió una llamada urgente de su hijo. En circunstancias parecidas a las de Juan Carlos, el joven tenía la mala fortuna de vivir en un lugar controlado por el Barrio 18 y de estudiar en una escuela ubicada en una zona de la Mara Salvatrucha. Ya había abandonado la escuela por amenazas, y dio a su madre un ultimátum: «O me vienes a traer, o me vienes a enterrar: tú decides». Su hermano y su pareja siguieron adelante; Areli regresó. Su hijo tuvo que cruzar no solo uno, sino dos ríos: de El Salvador a Guatemala para salir del país como menor de edad, y luego de Guatemala a México. Pero, una vez en Chiapas, le tocó ser detenido y llevado a la Estación Migratoria Siglo XXI. Areli se vio obligada a viajar repetidas veces entre Oaxaca, donde había iniciado el proceso legal para recibir el estatus de refugiado, y Tapa-

chula para lograr la liberación de su hijo, un viaje de 12 horas en cada sentido. Finalmente, tuvo que encararse con un agente migratorio particularmente intransigente: «Si me lo deportan voy a tomar su nombre, y si a mi hijo lo matan usted es el culpable. Va a caer sobre su conciencia». Al día siguiente se enteró de que habían hecho una excepción: liberarían a su hijo… y condonarían la multa respectiva. El hijo se fue para alcanzar a sus familiares en Nuevo Laredo, mientras que Areli sigue en Oaxaca, pendiente de la resolución de su petición de asilo. Como en tantos puntos a lo largo de estos meses, todo está en veremos. Cuando todos han contado sus historias, salimos al patio del albergue. El sol se está poniendo y empieza a refrescar. Les comento que es una lástima que no puedan apreciar ni siquiera un poco de Oaxaca, tomando en cuenta lo bella que es. Luego se me ocurre proponerles, por lo menos, un paseo por la plaza principal, el Zócalo. –No, no creo –dice Juan Carlos. Pienso que su negativa tiene que ver con su miedo a los agentes de inmigración, y estoy a punto de tranquilizarlo cuando se quita los zapatos 11


para mostrarme sus pies ampollados. En un mundo en donde los derechos más básicos han sido criminalizados, incluso el acto de caminar se ha vuelto un lujo.

Víctimas y victimarios «Centroamérica se va descomponiendo», me dice Carlos Mariano Fernández, coordinador de Menores en el Camino, un centro para migrantes ubicado en la Colonia San Martín Mexicapan, en la periferia citadina. «No pasa un día en nuestro albergue sin que alguien se entere de la muerte de un amigo o familiar». Antes de venir a Oaxaca, Carlos había trabajado con el padre Solalinde en el albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec; cautivado por el compromiso del sacerdote, decidió seguir su ejemplo con este nuevo proyecto. A diferencia del comi, Menores en el Camino tiene un objetivo más delimitado: aceptar a migrantes menores y adolescentes no acompañados que estén en proceso de regularización por medio de una visa humanitaria o de un salvoconducto que les permita seguir su ruta sin obstáculos. Pero Menores en el Camino no pretende ser solo un refugio para dormir. Su objetivo es canalizar a los jóvenes que albergan a actividades productivas, según sus intereses, rompiendo con la dependencia de un patrón para fomentar proyectos de pequeño emprendimiento. Ya cuentan con una panadería donde unos residentes hacen galletas que luego venden en la calle, ganando el doble de lo que percibirían trabajando en el cercano Mercado de Abastos, destino laboral para la mayoría de los migrantes de paso por Oaxaca. En el techo, se encuentra un incipiente taller de carpintería. Menores en el Camino cuenta con espacio para unas 20 personas; en menos de seis semanas de vida, está a una persona de llegar al cupo. Vamos caminando por las calles de terracería a la cancha de la colonia, un campo grande con dos porterías y unos bancos rudimentarios. A un lado, unas señoras en un puesto casero venden agua y dulces. Los chicos del albergue se han organizado para formar un equipo de fútbol y, lue-

go de varias gestiones, han logrado entrar en una liga Sub 17. En este momento están calentando para disputar su primer partido amistoso. Un vecino les ha donado un balón; una empresa local ha puesto los uniformes. Los mexicanos también son solidarios. Y es evidente, mientras tiran su misiles a puerta, que alguito saben del deporte. Carlos me informa, con el orgullo de un director técnico, que dos de los chicos ya jugaban de manera semiprofesional en su natal Honduras. Como suele ocurrir cuando surge el tema de la migración en México, la conversación se dirige al Plan Frontera Sur, un programa instaurado por el Gobierno federal en 2014 a fin de intentar reforzar sus fronteras con Guatemala y Belice. El plan ha recibido duras críticas de los que lo ven como un sencillo desplazamiento del problema hacia el sur, con México dispuesto a hacer el trabajo sucio para los Estados Unidos. «Y luego Estados Unidos castiga a México por violar los derechos humanos», dice Carlos, sarcástico. «Los migrantes seguirán viniendo. La única cosa que hace [el Plan] es desprotegerlos más, llevarlos al mercado negro. Salen de las rutas convencionales y se vuelven víctimas del delito. Luego, México tiene que tramitar los casos de refugio. Produce incoherencia».

En un mundo en donde los derechos más básicos han sido criminalizados, incluso el acto de caminar se ha vuelto un lujo

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Arranca el partido. Carlos asume su papel de entrenador mientras yo me retiro a los bancos. Allí me pongo a platicar con Margarita, una chica güera y sonriente de 17 años que es la única residente femenina en el albergue. Casualmente, ella también es del departamento de La Libertad en El Salvador. Cuando le pregunto por qué emigró, espero otra historia de las maras y el Barrio 18. Pero su caso es diferente: debido a sus disca-


Equipo de fútbol del centro Menores en el Camino, con Carlos Mariano Fernández

pacidades, sus padres ya no podían mantener a los hijos. Margarita decidió aventurarse entonces con dos hermanos y una sobrina, con la intención de alcanzar a otra hermana en San Francisco (California). En el camino, fueron asaltados a punta de machete en el pueblo de Chahuites, en los límites entre Oaxaca y Chiapas. Más adelante, ya en Oaxaca, serían atracados nuevamente, en esta ocasión por unos policías estatales. Al fin, los padres de la sobrina le enviaron 4,000 dólares para que un «coyote» la llevara directamente desde la costa oaxaqueña a los Estados Unidos. Desprovistos de este camino exprés al vecino del norte, Margarita y los hermanos tendrán que seguir avanzando gradualmente, por la libre. Observamos el partido. El cuadro de los migrantes se está defendiendo bien y en el medio tiempo ningún equipo ha metido un gol. Solo son unos muchachos jugando al balón, pienso. Y comparados con los niños secuestrados o desaparecidos, o con los miles que son recluidos en estaciones migratorias como el Siglo XXI –sin posibilidad de salir hasta que se «aclaren» sus casos–, estos son los que más suerte han tenido.

Pero también pienso en otra cosa que dijo Carlos: que entre los migrantes que llegan, hay tanto víctimas como victimarios, chicos que han infligido y recibido sufrimiento en igual medida; mártires y mercenarios y matones en miniatura. Jóvenes, en fin, que han visto demasiadas cosas en su tierna vida para seguir con la ilusión de un mundo benévolo. Y, sin embargo, juegan e interactúan con una candidez que parecería ser propia de mejores circunstancias. Si hay desencanto o hastío en esta cancha, lo he traído yo conmigo.

Pero ¿y Siria? El 10 de septiembre del año en curso, el Senado mexicano exhortó al Gobierno federal a que abra las puertas del país a los desplazados y refugiados sirios, una solicitud que fue respaldada por casi todas las agrupaciones políticas. «México no puede quedar indiferente ante el sufrimiento de tantos seres humanos, que enfrentan una guerra civil en su país, que exponen sus vidas y padecen condiciones infrahumanas en el intento de escapar a un futuro de muerte y desolación», afirmó el senador Ernesto Cordero, del Partido 13


meses. Mientras tanto, y a pesar de la acumulación de tragedias, estos migrantes seguirán su malhadado paso por México. Maribel, del comi, es clara al respecto: «Muchos dicen que es preferible morir en el intento a que los maten sin haber hecho el intento por sobrevivir».

Epílogo

Fragmento de mural de entrada del comi , referente al tren denominado «La bestia»

de Acción Nacional ( pan), evocando la tradición de asilo que México ha mantenido desde la Guerra Civil española hasta la época de las dictaduras del Cono Sur. Simultáneamente, una petición lanzada en la plataforma Change.org solicitó al presidente Enrique Peña Nieto recibir a 10,000 refugiados sirios. La petición, que ha recogido más de 187,000 firmantes, cuenta además con el apoyo de intelectuales prominentes, tales como el historiador Enrique Krauze. No existe una petición semejante para los migrantes centroamericanos. ¿Por qué? ¿Es un caso de rostros demasiado parecidos a los del mexicano, un espejo incómodo de todo lo que ya no quiere ser? ¿O, al contrario, esta misma semejanza hace que el flujo de personas se convierta en algo realmente «invisible»? Para el padre Alejandro Solalinde, la respuesta es clara: los migrantes centroamericanos constituyen un gran negocio, una «mina de oro». Solo en secuestros, afirmó, se generan unos 25 millones de dólares cada seis 14

Antes de entregar este artículo, logré rastrear a tres de las cuatro personas que había entrevistado en el comi. Gerson y Brandon han llegado a Ciudad de México, donde trabajan en la construcción y se hospedan en la Casa Tochan, fundada en 2009 por la Casa de los Amigos en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (acnur). Pero están preocupados, ya que a Gerson le han detectado una hernia y se va a tener que operar. Para mi sorpresa, Juan Carlos ha regresado a El Salvador. Sentía que el resto de su familia estaba en peligro, me dice, y quiere encontrar la manera de llevarlos consigo. Pero tiene miedo de exponerlos a los mismos riesgos que él experimentó en su camino. Me pregunta si hay alguna manera de lograrlo. Con mucha pena, tengo que admitir que no lo sé. Kurt Hackbarth es politólogo, narrador y dramaturgo norteamericano. Se tituló summa cum laude en la Universidad Fairfield en 1996. Se estableció en la ciudad de Oaxaca en 1999 y desde 2007 está naturalizado mexicano. Es autor de las obras de teatro La [medio] diezmada (2011) y El óstrakon (2012), así como del libro de cuentos Interrumpimos este programa (Editorial Ficticia, 2012). Su sitio web es: kurthackbarth.com.

Notas 1

Tras más de una década de monitoreo y documentación de las 35 estaciones migratorias de México, incluyendo Siglo XXI, la organización civil Sin Fronteras publicó este año el informe Derechos cautivos, donde se afirma: «Las condiciones de las personas detenidas [...] [son] preocupante[s]. Sus derechos siguen cautivos y el respeto a su dignidad humana está ausente. Las instalaciones de estos centros […] son equivalentes a prisiones […] Es una medida punitiva que castiga la inmigración irregular». Véase: <http://derechoscautivos.sinfronteras.org.mx>.


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Jaime Porras Ferreyra

Heat: cuando el calor se asoma a la vuelta de la esquina Se cumplen veinte años del estreno de Heat, la película de Michael Mann considerada una de las obras maestras del cine policiaco. Tiroteos del más alto realismo, códigos de los bajos fondos, una amistad imposible y una lírica forma de filmar las calles de Los Ángeles aparecen en esta cinta basada en buena parte en hechos verídicos.

Fotos: Fuente externa 16


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ocos cineastas conocen el mundo criminal como Michael Mann. No es que este oriundo de Chicago haya formado parte de una despiadada pandilla; tampoco tiene experiencia como patrullero. Lo suyo es el resultado de dedicadas horas de estudio, conversaciones, entrevistas y también de un talento natural para reflejar en la pantalla los caminos torcidos de la sociedad. Primero en televisión, Mann demostró en series que marcaron época (Crime Story y Miami Vice) que su prioridad ya apuntaba a contar historias con tintes realistas y donde las ciudades destacan también como protagonistas. Luego, en el celuloide, la mayoría de sus obras han tenido al hampa como tema central: Thief ( James Caan en el papel de un astuto ladrón), Manhunter (la primera aparición en el cine de Hannibal Lecter), The Insider (las firmas tabacaleras son otro tipo de criminales, ¿o no?), Collateral (la historia del taxista y el sicario), la versión cinematográfica de Miami Vice, Public Enemies (el asaltabancos en la Gran Depresión) y Blackhat (un hacker en el núcleo de la trama). Pero Heat juega en otras ligas: es belleza cinematográfica en estado puro. Se trata de la obra maestra de Michael Mann y una de las grandes cintas de las últimas décadas.

No es Scorsese, tampoco Guy Ritchie y mucho menos Tarantino En la mayoría de sus películas, Michael Mann no está interesado en mostrar a simpáticos ladrones ni a malhechores obsesionados por la pose. Lo suyo resulta más difícil: es una crónica de los mejores del bajo mundo. En gustos se rompen géneros, pero los criminales de Mann están alejados de los de otros directores más preocupados por la empatía, lo cool y la elegancia: no es Scorsese, tampoco Guy Ritchie y mucho menos Tarantino.

Mann ya había filmado el guión de Heat en los años ochenta. Se trató de una cinta para la televisión titulada L. A. Takedown (1989). El director no consiguió el financiamiento necesario para llevar la historia a la pantalla grande, así que optó por una obra televisiva que no decepciona a pesar de sus limitaciones en la producción. La trama es similar a Heat y también muchas de sus escenas aparecerían después en las salas cinematográficas. Con su cinta Last of the Mohicans (1992), Mann logró reconocimiento global y algunos productores escucharon con interés el proyecto de volver a filmar el guión de la banda de criminales, con algunas modificaciones técnicas y escénicas, luego del incesante trabajo del director para incorporar realismo a la obra. Así, en diciembre de 1995 Heat aterrizó con toda su fuerza en las salas del orbe. En las primeras escenas de El Aura, la destacable película argentina de Fabián Bielinsky –quien años antes de morir había reconocido la influencia de Mann en su forma de filmar–, se encuentra uno de los elementos más importantes para explicar el éxito del cine policiaco. Esteban, taxidermista aquejado por la epilepsia (interpretado por Ricardo Darín), no deja de fantasear con la idea de asaltar un banco. La historia después tomará otros derroteros, pero estoy seguro de que en la pasión por este género cinematográfico ocurre lo mismo: miles de ciudadanos incapaces de matar a una hormiga y pagadores puntuales de impuestos nos imaginamos durante dos horas cómo serían nuestras vidas si tuviésemos una carrera delictiva. Yo siempre escogería pertenecer al equipo que comanda Neil McCauley en Heat. La actuación de Robert de Niro encarnando a este jefe criminal está a la altura de sus grandes papeles (The Godfather, Raging Bull, Taxi Driver, Mission, Cape Fear) y tal vez sea la última en la que ha mostrado sobrada calidad. McCauley es un delincuente metódico y calculador; un profesional de los hurtos. Habría sido un triunfador en cualquier profesión si la seducción de la vida criminal no hubiese tocado primero a su puerta. 17


Sus cómplices jamás desentonan. Chris (Val Kilmer), Michael (Tom Sizemore) y Trejo (Danny «Machete» Trejo) son hombres bien entrenados, fieles a McCauley y respetuosos de los códigos que dicta la esfera delincuencial. Y a este grupo se agrega Nate ( Jon Voight, el vaquero de medianoche y padre de Angelina Jolie), quien a pesar de sus cortas apariciones muestra la importancia del «facilitador» en el crimen organizado: obtener documentos falsos, planos de algún banco, información sobre la policía. El equipo de criminales ejemplifica la obsesión de Michael Mann por los hampones con método y alejados de la improvisación. No es difícil deducir su profundo conocimiento de otros directores con el mismo ímpetu por el profesionalismo delincuencial, como Howard Hawks y Jean-Pierre Melville. Pero un experto como McCauley debe contar con un antagonista con la misma devoción labo18

ral. Vincent Hanna, interpretado por Al Pacino, es el detective encargado de perseguir a sol y sombra a esta banda de asaltantes. Justicia obliga: el personaje del representante de la ley está muy bien delineado en Heat y la actuación de Al Pacino no decepciona en lo general, aunque por momentos muestra su talón de Aquiles de las últimas décadas en la pantalla: una tendencia a la sobreactuación. Heat va más allá del juego del gato y el ratón. El líder criminal y el detective tienen demasiados puntos en común: un profesionalismo a toda prueba, una pasión por el trabajo que ha causado estragos en sus vidas privadas y, lo más importante de todo, una admiración y un respeto mutuos como pocas veces se ha visto en el cine. En otras circunstancias seguramente serían los mejores amigos, pero, en la distribución de roles que deciden los dioses, les ha tocado combatir desde bandos opuestos.


El germen de esta rivalidad con tintes fraternales se encuentra (una vez más) en la atracción que Michael Mann siente por los hechos históricos. Chuck Adamson fue policía durante varias décadas y después se convirtió en guionista y productor televisivo. Conoció al director en los años ochenta y le contó la curiosa relación que mantuvo con el verdadero Neil McCauley. Criminal de sólida reputación y con décadas de encierro en las más rudas prisiones (Alcatraz incluida), McCauley y su banda protagonizaron sonados golpes en Chicago a principios de los años sesenta. Chuck Adamson fue el policía encargado de perseguir a estos delincuentes. Una de las escenas más conocidas de Heat tiene lugar en una cafetería. El detective y el jefe del hampa comparten mesa y mantienen un poderoso diálogo que ya se ha convertido en clásico. Hay reconocimiento y admiración, confesiones sobre asuntos privados, complicidad incuestionable, pero queda claro que ninguno de los dos dudará en disparar si el otro se entromete en sus planes. Mann ha bebido también de las aguas del western (Hawks otra vez, Ford, Peckinpah): el sheriff y el forajido más buscado se enfrentan pero no en un pueblo polvoriento sino en el asfalto angelino. Las frases dan en el blanco en todo momento: «–Hago lo que sé hacer mejor: robar. Tú haces lo que conoces mejor: detener a tipos como yo. –¿Pero nunca quisiste una vida normal? –¿Qué coño es eso? ¿Asados y béisbol?» Después el criminal exhibe toda una declaración de principios; una tabla donde solo está escrito un único mandamiento que juró respetar al pie de la letra cuando optó por el lado oscuro: «Alguien me dijo una vez: no te ates a cualquier cosa que no puedas abandonar en 30 segundos si sientes que el calor se asoma a la vuelta de la esquina». En la encrucijada, el diablo te exige observancia de este principio sin flaquezas. Después se verá que incluso los tipos más calculadores sucumben ante el llamado de los sentimientos. Casi todas las palabras pronunciadas en la cafetería fueron tomadas de una conversación real entre McCauley y Chuck Adamson en 1963. Adamson contó a Mann los pormenores de este

encuentro. También le describió lo que ocurrió después: el 25 de marzo de 1964, McCauley y sus secuaces robaron un camión blindado. Minutos más adelante, en un enfrentamiento con las fuerzas del orden, McCauley fue ultimado a balazos. Adamson fue quien jaló del gatillo. Si de balas se trata, otra de las secuencias más famosas de Heat ocurre en pleno centro de Los Ángeles. Para muchos son algunos de los minutos de acción mejor logrados del cine. Los hampones deben escapar de las garras de la policía luego de obtener un jugoso botín en un banco. En su huida dejan regados miles de casquillos de fusiles de alto poder, además de varios oficiales muertos y heridos. Si el asalto estaba perfectamente cronometrado, también los ladrones muestran que frente a los imprevistos no recularán por nada del mundo. En diversas entrevistas, los actores de Heat han descrito las largas sesiones de entrenamiento con expertos militares, obligados por el director. También les impuso encuentros con excriminales y detectives para lograr el mayor realismo posible en estas escenas de acción. 19


Además de la veracidad en los movimientos y el accionar de las armas, esta secuencia de Heat es memorable gracias al trabajo de sonido. Las balas retumban, producen daño y pasan silbando sin parar. También la música del compositor Elliot Goldenthal se deja escuchar con toda su fuerza expresiva, y el montaje, a cargo de William Goldenberg y Tom Rolf, permite seguir lo sucedido con gran ritmo y toma en cuenta las acciones de cada uno de los personajes. Si la secuencia del principal tiroteo de Heat ha logrado aplausos por doquier, también ha sido vinculada con un tétrico incidente. El 28 de febrero de 1997, dos ladrones armados hasta los dientes se enfrentaron a la policía en North Hollywood luego de saquear un banco. Las escenas proyectadas en directo a través de la televisión provocaron que algunos periodistas citaran la película como una fuente de inspiración para el ataque. El criminal McCauley y el policía Hanna muestran a lo largo de la cinta devoción por sus responsabilidades, frialdad en sus objetivos y sentido estricto de la disciplina. Pero no pueden sucumbir ante los dictados del corazón. Hanna vive un tercer matrimonio que es un desastre, aunque proyecta evidente cariño por su hijastra, interpretada por una joven Natalie Portman. McCauley sabe que la vida que eligió requiere renunciar a las ataduras afectivas, pero se preocupa por los miembros de su equipo, en especial por Chris (Val Kilmer), a quien trata con cierto instinto paternal, y también hace planes para partir con la novia lejos de la ley. Sin embargo, la venganza es un sentimiento demasiado poderoso, así que ajustar cuentas con un traidor –Waingro– se convierte en su perdición, cuando todos pensábamos que se saldría con la suya. Minutos después, pierde la vida a manos de Hanna, su amigo imposible, entre las luces y las sombras de las pistas de aterrizaje. El calor se había asomado a la vuelta de la esquina, pero McCauley pensó que sería capaz de burlar con éxito su norma sagrada. En Heat existen tres protagonistas: McCauley, Hanna y la ciudad de Los Ángeles. Gracias a la fotografía de Dante Spinotti (frecuente colaborador

de Mann), la urbe angelina queda retratada con loable belleza de noche y de día, a través de sus avenidas, sus barrios contrastantes y su downtown, apareciendo por momentos con un elegante tono azul. No es la primera vez en los anales del cine que una ciudad aparece con tanto protagonismo (Nueva York, París, Londres y Ciudad de México cuentan con un currículum fílmico de gran solidez), pero pocas cintas habían reflejado antes de Heat la personalidad de esta metrópoli californiana.

Heat va más allá del juego del gato y el ratón

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Siempre resulta complicado evocar el impacto y la influencia de un director sobre otros colegas. Sin embargo, desde su estreno, Heat representó todo un fenómeno a la hora de hacer referencia al cine policiaco. Basta leer las entrevistas de algunos cineastas u observar sus obras para percatarse de la importancia de la película de Mann. Por citar algunos ejemplos, pensemos en el danés Nicolas Winding Refn (Pusher, Drive), el hongkonés Johnnie To (Running Out of Time, Drug War), el galo Jacques Audiard (Sur mes lèvres, Un prophète) y el californiano Ben Affleck (The Town). Veinte años después de su estreno, la obra maestra de Mann mantiene su fuerza intacta. Hay películas para todos los gustos y algunas se distinguen por su maestría en algún aspecto: sonido, fotografía, guión, trabajo actoral, montaje, investigación histórica, efectos especiales. Pocas sin embargo son las que brillan por todos estos elementos. Heat es una de ellas. Jaime Porras Ferreyra es periodista mexicano y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Montreal. Trabaja en temas vinculados con la internacionalización de la educación. Colabora en programas de radio y escribe crónicas y reportajes. Ha publicado textos en México, Canadá, Inglaterra, España, Venezuela, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Perú y la República Dominicana. Está radicado actualmente en Montreal.


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Orlando Inoa

El béisbol se pone faldas En 1948 cinco pueblos del interior del país: Moca, San Francisco de Macorís, Barahona, La Romana y Montecristi iniciaron prácticas de béisbol femenino siguiendo la tendencia de lo que sucedía en los Estados Unidos. Los cronistas deportivos de entonces no dejaron pasar desapercibido este hecho y se alinearon en dos posiciones antagónicas: los que defendían el derecho de la mujer a incursionar en ese deporte y los que temían que con él las mujeres perdieran sus cualidades femeninas. En la medida en que crecía el entusiasmo por esta práctica, se incrementaba la oposición en la prensa. Esta es la historia del denodado esfuerzo de un grupo de jóvenes dominicanas que lucharon por ganarse un espacio en la sociedad, que, a la postre, perdieron.

Fotos: Revista Presencia Mocana 22


C

uando el último domingo de octubre de 1947 el cine Roxy, en Moca, dio inicio a la matiné de la anunciada película de la Metro Goldwyn Mayer Gaslight (Luz que agoniza) con Charles Boyer e Ingrid Bergman, lo hizo con las noticias que Universal International Newsreel hacía pasar antes de cada proyección en miles de cines de todo el mundo. El público ya estaba acostumbrado a estos cortos de no más de tres minutos que, además de entretenidos, eran informativos. En una época en que no existía la televisión, era una manera amena de enterarse de las noticias que ocurrían alrededor del mundo. En esa ocasión el noticiero estaba dedicado a promover la aagpbl (All American Girls Professional Baseball Leage), la organización norteamericana que estaba involucrada en la promoción del béisbol femenino en los Estados Unidos. El documental en sí era una novedad, pues en este corto cinematográfico se presentaba cómo las mujeres de la noche a la mañana se convirtieron en las protagonistas del béisbol, el mayor pasatiempo de los norteamericanos.

En Moca el béisbol femenino se expandió aceleradamente Durante la Segunda Guerra Mundial, en los Estados Unidos al menos diez millones de hombres estaban enrolados, de una forma u otra, en el ejército y entre estos se contaban 500 peloteros profesionales, muchos de ellos estrellas de ese deporte que salieron a prestar servicios al frente de batalla (sobresalen Bob Feller, Hank Greenberg, Joe DiMaggio, Stan Musial, Yogi Berra, Pee Wee Reese, Jackie Robinson y Ted Williams, todos posteriormente miembros del Salón de la Fama del Béisbol). Esta ausencia trajo desinterés en la fanaticada del béisbol y, como consecuencia, una baja considerable en la asistencia a los juegos que amenazaba con hacer desaparecer la práctica de este deporte. El gobierno norteamericano, que venía desarrollando una campaña para incentivar a las mujeres a que

ocuparan los espacios que en las fábricas habían quedado vacantes con la salida de los hombres al frente de batalla (Do the job he left behind, rezaba un cartel propagandístico de la época), también tomó en cuenta el béisbol e influyó para la participación de las mujeres en este deporte. En 1943 Philip Wrigley, dueño del equipo de béisbol Chicago Cubs, fue el de la idea de que las mujeres jugaran béisbol profesional en ausencia de los hombres. Wrigley contrató a 64 mujeres con experiencia en softball y creó una liga de béisbol femenina con cuatro equipos. En la época de su mayor apogeo, que fue la temporada de 1948, unas 550 mujeres participaban como jugadoras profesionales en 10 equipos con salarios que iban de 55 a 100 dólares semanales. Poner a jugar béisbol a las mujeres fue un éxito instantáneo. Durante 12 años, hasta 1954, se jugó en esta liga un total de 144 partidos ante más de un millón de espectadores. Lamentablemente el experimento deportivo no permaneció por mucho tiempo, como se podía pronosticar, pues en la posguerra, con el regreso de las tropas y la reincorporación de las ausentes estrellas de béisbol, disminuyó el entusiasmo por ver las destrezas deportivas de las mujeres y esa actividad decayó. La proyección que se pasó en Moca fue novedosa e interesante para todos los que asistieron ese día al cine, pero en especial para el promotor deportivo y amante del béisbol Antonio Rosario, un joven abogado mocano de 28 años de edad (hacía cinco años que había retornado a su pueblo ya graduado), quien pensó que eso que se estaba haciendo en los Estados Unidos también se podía hacer en Moca. Antonio Rosario era el alma del Moca Béisbol Club (cuyo equipo, con el nombre de Cibao BBT ganó el campeonato nacional amateur a principios de marzo de 1948 y enfrentó, dos semanas después, en Santiago, a los Dodgers de Brooklyn, llegando al noveno inning con una anotación favorable de 5 x 3). Esta vez Antonio Rosario tenía un nuevo reto: que las mujeres de Moca jugaran béisbol. Para facilitar las cosas, ya las mujeres mocanas habían jugado softball, después de que 23


Ricardo Pérez Medina, un dependiente de farmacia y amante del deporte, lo introdujera, y se habían formado los equipos Las Buchúas y Las Bonitas, de memorable recordación. De esa cantera salieron las mujeres que en los primeros días de 1948 estaban dispuestas a jugar béisbol. La lista pronto creció: Venecia López, Ondina Martínez, María Estela Brache, Olga Almánzar, Olga de la Maza, Anatolia Pérez, Hilda Bencosme, Eunice Pichardo, Lesbia Castañeda, Thelma Martínez, Ada Guzmán y María Teresa Julia (Niní), esta última además de pitcher fue la capitana del equipo. Al estelar Zoilo Rosario, del equipo Cibao, se le asignó la responsabilidad del entrenamiento, que se efectuaba dos veces por semana en el estadio Benefactor del pueblo. El profesor Porfirio Guzmán Comprés, director de la escuela normal, fungió de orientador, según el periódico La Nación (14 de mayo de 1948, p. 12). En Moca el béisbol femenino se expandió aceleradamente. En pocas semanas solo en El Caimito, a dos kilómetros de la población, había más de 100 mujeres practicando el deporte «que antes era exclusivo de los feos» y en los primeros días de marzo de 1948 se organizó el equipo Angelita, con maestras y alumnas, compuesto por Violeta Martínez, su mánager y directora, las profesoras Aura Estela Núñez, Mercedes de Pérez, Olga Tejada, Nelsy Acosta y las alumnas Nervina Guzmán, Clara Dilia Tavárez, Indiana Pérez, Violeta Pichardo, Ana Grecia Ovalle, Mercedes Estrella, Colombina Vásquez, Octavia Estévez, Antonia Peralta, Claudelina Guzmán y Milde García Morillo. Este equipo contó con los entrenadores Guillermo Estrella y Enrique Reynoso, dos jugadores estelares del equipo de Moca, así como con el doctor Pedro Guzmán, en la asistencia médica. En su primer enfrentamiento, contra el equipo femenino de la Normal, salieron airosas. Actuó como chief umpire el legendario Pajarito Perdomo. A finales de ese mes de marzo las muchachas de Moca ya estaban haciendo historia. El equipo femenino que orientaba Miguel Pichardo ganó al equipo masculino juvenil 5 a 0 con las actuacio-

nes estelares de Clara Portalatín Cáceres, quien ponchó a diez jugadores; Yina Arceno, con un triple y un doble; Dinorah Arceno, con dos sencillos, y Lilian y Cucha Rodríguez, con sencillos. Sobresalió en el encuentro Clara Viñas Cáceres en la tercera base, por lo que recibió reiterados aplausos. La prensa nacional no dejó pasar por alto lo que acontecía con el béisbol femenino en la República Dominicana. A principios de marzo de 1948 el periódico La Nación informaba que «desde hace algunos días un grupo de distinguidas damas mocanas se están entrenando en la práctica de béisbol para enfrentar a otros equipos similares en el país». La nota periodística afirmaba que las mujeres entrenadas por Zoilo Rosario en el estadio Benefactor se destacaban por su fildeo y bateo, pero especialmente «por su extraordinaria ligereza». El comentarista deportivo Manuel Neftalí Martínez Tejeda (Tafneli) dio su beneplácito al béisbol femenino, «o de faldas», como le llamaba («béisbol con polleras», le llamó el cronista José D. Ducoudray), y aunque admitía que todavía no había tenido la oportunidad de presenciar un partido de pelota entre equipos femeninos, afirmaba conformarse viendo los noticieros del cinema y las gráficas que traían las revistas y periódicos de Cuba y México referentes al béisbol femenino en esos países.1

En Ciudad Trujillo el auge del béisbol femenino tomó otro matiz: el debate público

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Poco a poco se fue extendiendo en el país la práctica del béisbol femenino, llegando a San Francisco de Macorís, Barahona, La Romana y Montecristi.2 El primer partido celebrado en San Francisco de Macorís se efectuó el 12 de mayo de 1948 en el estadio Leónidas Radhamés entre los equipos locales La Nación y El Caribe, y ganó este último. En el juego actuaron las lanzadoras


Mireya Ventura y Tamy Rojas, esta última del equipo El Caribe, quien perdió el control en el segundo inning y fue sustituida por la zurda Luisa Francia, que se llenó de gloria «al amarrar a soga corta a sus rivales, permitiendo solo cuatro hits y ponchando de paso a nueve bateadoras». El line up del equipo El Caribe lo integraban Luisa Francia, Chea Tejada, Elbia Saladín, Tamy Rojas, Tatá Gatón, Nelly Saladín, Nurys Mena, R. Carrión y D. Almánzar; y el de La Nación, Mireya Ventura, Sisí Martín, Araceli Carrión, Fanfa Araújo, Mercedita Asilis, Aura Martínez, Ena Tejada, Teresita Acra y E. Estrada. En una entrevista, Mireya Ventura (La Nación, 27 de mayo de 1948, p. 11), la más destacada jugadora de San Francisco de Macorís, «pitcher estelar y recia toletera», como la llamó la prensa, contó que se inició en la pelota «jugando en novenas que organizábamos las muchachas de mi barrio, pues desde muy pequeña sentí gran admiración por ese deporte. Es el que más se adapta a mi temperamento. El que más me gusta –una pausa y prosigue–, no creo que el béisbol sea un

deporte exclusivamente masculino, las de mi sexo pueden practicarlo sin menoscabo de su condición física». En Barahona fueron las estudiantes del tercer curso de la escuela normal Benefactor las que se acercaron a los profesores Manolín Méndez y Carlos McKinney, el Americano, con el fin de formar un equipo de béisbol femenino. Fue este último quien asumió la responsabilidad de sacar adelante a las muchachas. El primer día de entrenamiento asistieron 30 estudiantes, a las que McKinney les dijo que «el béisbol era un deporte muy exigente, y que había que dejar en sus casas los aretes, anillos y relojes, además de recortarse las uñas y ponerse unos pantaloncitos debajo de las faldas». Para asombro mío –dice McKinney–, «en la próxima práctica algunas llegaron vistiendo uniformes, que tomaron prestados». Al tercer día de práctica se presentaron mujeres del barrio Villa Estela, interesadas en practicar béisbol, por lo que fue menester crear tres equipos: La Normal, Caonabo y el Partido Dominicano. Los guantes y equipos fueron facilitados por Lico 25


Hernández y su hijo Manolo, quienes entrenaron al equipo Partido Dominicano. Entre las muchachas entrenadas por Mckinney se destacaron: Gisela Tejano, Wanda Peláez, Dayanira Peláez, Nanín Robert, Hilda Mota, Efigenia Peláez, Carmen Álvarez, Ligia Garnes, Juana García, Lidia Báez, Alida Báez, Altagracia Báez, Juana de la Cruz, Yolanda Hayer, Celita García, Nanún Féliz, Francia Augusto, África Woel, Bethania Peláez y Mayina Saldaña. Estas dos últimas eran las jugadoras estelares. 3 Un mes después de iniciados los entrenamientos en Barahona, el periódico La Nación trajo una corta estampa de Bethania Peláez, Feller –quien con 17 años, 120 libras y 5.7 de tamaño era una gran robadora de bases, además de lanzadora–, la cual señalaba que en el partido del 14 de marzo realizó 14 ponches dejando al equipo contrario con solo dos hits. Por esta acción su mánager Carlos McKinney la bautizó con el nombre de «la Bob Feller dominicana». Bethania era la lanzadora estelar del equipo La Normal, que enfrentaba al equipo Partido Dominicano.4 Al igual que en Barahona, en La Romana el equipo de béisbol femenino se constituyó con alumnas de la escuela normal, en este caso la Arístides García Mella, al formarse los equipos Azul y Rojo.

La incomprensión se hace presente En Ciudad Trujillo el auge del béisbol femenino tomó otro matiz: el debate público. El comentarista deportivo Bebé Ripley se opuso a esta práctica, a la que llamó «un nuevo e inexplicable movimiento femenino», aduciendo que jugar béisbol no era muy femenino además de que «alteraba las curvas de las mujeres». De inmediato se dio paso a una discusión sobre las consideraciones positivas y negativas que acarreaba a las mujeres el jugar béisbol. Tomás Casals Pastoriza se incorporó a la discusión alineándose con Bebé Ripley, llegando a decir que no solo se debía segregar el deporte con respecto al sexo, sino también a la educación: «El béisbol practicado por las muchachas no es buen deporte, y no lo será nunca, porque constituye una amenaza para el sexo contrario, que no es débil ni fuerte, sino sencillamente diferente del masculino, y tan di26

ferente como la educación que le corresponde». El cronista deportivo Juan A. Stamers, siguiendo esta línea de pensamiento, escribió que «el béisbol es un deporte que por su técnica y práctica violenta está hecho exclusivamente para hombres», agregando que «el bate, por la forma de su manejo tiende a desarrollar bíceps», y concluyendo su artículo con esta joya de machismo: «La misma higiene de la mujer no va en apoyo de que practique el béisbol». Rafael David Henríquez propugnó que se abandone esa práctica, la que consideró extemporánea «porque su tiempo no ha llegado».5 No todos los cronistas deportivos se opusieron a esta práctica. Neftalí Martínez escribió un contundente artículo en el cual argumentaba los sobrados derechos de la mujer a jugar béisbol y comparaba esta lucha con las anteriores libradas por las mujeres en defensa de sus derechos sociales, afirmando que «se tenía que tener más sensibilidad que una seda china sintética para pensar que el béisbol es más fuerte que todas las montañas de inconvenientes que han enfrentado las mujeres en su lucha». También en defensa de las mujeres salió Augamap cuando escribió: «Señor Ripley, aquí las muchachas seguirán jugando béisbol y conservando las curvas que usted piensa él deforma». En defensa del béisbol femenino también escribió María Teresa Julia (Niní), mánager del equipo de Moca, saliéndole al frente tanto a Ripley como a Casals Pastoriza, a quienes acusó de anacrónicos: «¿Soñaban acaso nuestras abuelas con las faldaspantalón, las brevísimas trusas, tan en boga hoy en día, los shorts corrientes…?», pregunta con la que Niní justificaba que los nuevos tiempos permitían a las mujeres incursionar en el béisbol. De igual manera se expresó el cronista deportivo Johnny Abbes García. Dijo que no se podía contrariar «el propósito que tienen las mujeres de jugar pelota con los mismos útiles, las mismas reglas y las mismas medidas que los hombres […] ellas quieren y pueden». A seguidas agregaba: «Tenemos entendido que existen actualmente en la República más de diez equipos organizados de béisbol femenino que se dedican a la práctica de este deporte con toda regularidad y que organizan eventos entre


ellas que ocupan sitio de preferencia dentro de las actividades deportivas de la población donde actúan». Al finalizar su trabajo, Abbes García decía: «Una sola cosa nos preocupaba: queríamos saber si era verdad eso de que el béisbol restaba al carácter eminentemente femenino de las que lo practican. Cuando vimos a un metro de distancia a cada una de las niñas que desde hace algún tiempo se dedican en Barahona a jugar béisbol quedamos libres de toda duda y fue esta nuestra conclusión: Nada les hace jugar béisbol, porque más femeninas que estas, no las hay ni en el cielo». El comentarista deportivo de Santiago Bullo Stefani se sumó a los que apoyaban a las mujeres.6 El periódico La Nación llevó esta discusión hasta sus lectores en una encuesta que solo abarcó las opiniones de hombres, que en su mayoría apoyaron a las mujeres en su intento de jugar béisbol, aunque aparecieron voces disidentes: «Repudio enérgicamente toda actividad que dentro del elemento femenino tiende a desnaturalizar las funciones fundamentales para las cuales ha sido creada la mujer», dijo uno de los entrevistados.7

Mientras tanto la fiebre del béisbol femenino se había extendido por todo el país y era tiempo de que se enfrentaran unas a otras. Durante seis meses las jugadoras de Barahona estuvieron entrenándose, y jugando los domingos con gran público, hasta que se consideraron aptas para que una selección desafiara al equipo de Moca a enfrentarse en Ciudad Trujillo. Igual petición hicieron las jugadoras de San Francisco de Macorís, quienes aprovecharon este espíritu competitivo para desafiar a las jugadoras mocanas («Las beisboleras de S. Fco. de Macorís dispuestas a jugar con las de Moca», La Nación, 23 de mayo de 1948, p. 12). El equipo de Moca no se quedó atrás anhelando esta confrontación. Su deseo de enfrentar al equipo de Barahona lo manifestó a finales de abril, lo que fue reseñado por la prensa cuando refirió que ese encuentro debía efectuarse en el estadio de La Normal, en Ciudad Trujillo («Las beisboleras de Moca listas para batirse con las de Barahona», La Nación, 29 de abril de 1948, p. 11). Al primer equipo que se le presentó la oportunidad de salir de su terruño a jugar béisbol en 27


Béisbol femenino de la All American Girls Professional Baseball League de los Estados Unidos a finales de los años cuarenta

otra localidad fue al de Moca, pero no contra sus archirrivales competidoras de Barahona o San Francisco de Macorís, como era de esperarse, sino para un juego de exhibición. Esta presentación fue pautada para el domingo 23 de mayo de 1948, a instancias de Domingo Pichardo, empresario deportivo y administrador del estadio Trujillo de esa ciudad (hipódromo y play de béisbol donde en cada cartelera se daban partidas dobles que se alternaban: un inning de béisbol seguido de una carrera de caballos), para que realizaran un juego de exhibición como complemento a la cartelera hípica a celebrarse ese domingo. Los promotores de ese encuentro resaltaban que se realizaba «para que Santiago tenga la oportunidad de ver a las muchachas en acción». A los pocos días de este anuncio, el viernes 21 de mayo, el administrador del estadio Trujillo, sin mayores explicaciones, comunicó a la prensa que la presentación de las jugadoras mocanas quedaba suspendida.8 28

Lamentablemente no solo se tronchó esta presentación, sino que los esperados encuentros que involucraban a las muchachas de Moca, San Francisco de Macorís y Barahona nunca pudieron realizarse. La oposición de cronistas deportivos plasmada en la prensa de la época acabó con esa esperanza. La virulencia de los ataques contra el béisbol femenino fue tan extrema que sus efectos demoledores sobre el futuro de este deporte no se dejaron esperar. Según Gisela Tezanos, la estelar jugadora de Barahona, al conocerse las opiniones en contra de que las mujeres jueguen béisbol, de inmediato «los padres de nosotras se opusieron a que siguiéramos jugando» (La Nación, 18 de mayo de 1948). Las primeras en abandonar la práctica del béisbol femenino fueron las de La Romana, que lo hicieron en ese mismo mes de mayo aduciendo falta de instrumentos deportivos.9 Llama la atención que el oficialismo no se interesase por esta práctica y tampoco las dos ciudades más importantes del país, Santo Domingo


y Santiago. También es significativo el silencio que guardaron las feministas dominicanas sobre este caso. Carlos McKinney, el Americano, el promotor del béisbol femenino en Barahona, en entrevista con el autor, refirió que «los comentarios adversos del cronista Ripley y los que le secundaron, así como los matrimonios de las muchachas acabaron con el béisbol femenino en Barahona y en el país».10 Orlando Inoa es un historiador dominicano. Ha escrito ampliamente sobre historia social dominicana. Conferencista en el país y el extranjero, fue visiting scholar de la Universidad Hebrea de Jerusalén en un programa auspiciado por Funglode en el verano de 2014. Profesor de historia en la maestría impartida en la Cancillería dominicana (2015). Su producción abarca el texto Historia dominicana, y su acercamiento a la palabra lo llevó a escribir el Diccionario de dominicanismos. Es director de la editorial Letragráfica.

Notas 1

Sobre béisbol femenino en Moca, véase: «Inician las prácticas de béisbol femenino en la ciudad del Viaducto», La Nación, 7 de marzo de 1948, p. 9; «Iniciadas las prácticas de base-ball femenino en Moca», La Nación, 12 de marzo de 1948, p. 10; «El team de béisbol femenino Angelita ganó en Moca al combinado de la Escuela Normal», La Nación, 21 de marzo de 1948, p. 13; «Ganan las muchachas mocanas a un team de béisbol masculino juvenil», La Nación, 30 de marzo de 1948, p. 9; Tafneli, «El béisbol femenino está tomando incremento», La Nación, 7 de abril de 1948, p. 11; «Juegan béisbol femenino en El Caimito, Moca», La Nación, 17 de abril de 1948, p. 11; «Juegos de béisbol femenino», La Información, 14 de mayo de 1948, p. 3. 2 Véase: «Iniciado el primer partido de béisbol femenino en San Fco. de Macorís», La Nación, 16 de mayo de 1948, p. 11, y «Las féminas de la ciudad de San Francisco de Macorís», La Información, 26 de mayo de 1948, p. 3; «Iniciadas en Montecristi las prácticas de béisbol femenino», La Nación, 1 de junio de 1948, p. 11. 3 Sobre béisbol femenino en Barahona, véase: «Gisela Peláez, lanzando en gran forma, poncha catorce contrarias y solo permite dos singles», La Nación, 24 de marzo de 1948, p. 9; «Bethania Peláez poncha 13 rivales para aumentar su récord en este departamento en béisbol fe-

menino», La Nación, 1 de abril de 1948, p. 10; «Mayina Saldaña deja en dos hits a sus rivales tras un gran partido en Barahona», La Nación, 8 de abril de 1948, p. 11; «Estampas del béisbol femenino barahonero», La Nación, 15 de abril de 1948, p. 11; «Wanda Paláez poncha dieciséis rivales en el juego entre Normal y Caonabo», La Nación, 23 de abril de 1948, p. 12. 4 La prensa hizo reseñas de estos juegos: Félix Acosta Núñez, «Gisela Tezanos; una entusiasta deportista», La Nación, 18 de mayo de 1948. 5 La oposición al juego de béisbol femenino se encuentra en: Bebé Ripley, «Pensadlo mejor. Improcedente es la práctica del béisbol femenino», La Nación, 16 de abril de 1948, p. 12, y «¡Ya basta!», La Nación, 15 de junio de 1948, p. 11; Tomás Casals Pastoriza, «El béisbol femenino», La Nación, 28 de abril de 1948, p. 11, y «¡Triunfamos!», La Nación, 17 de junio de 1948, p. 12; Juan A. Stamers, «Béisbol a medias, ríanse si quieren», La Nación, 20 de mayo de 1948, p. 10, y Rafael David Henríquez, «No es favorable práctica béisbol por féminas», La Nación, 21 de mayo de 1948, p. 11. 6 En defensa del béisbol femenino escribieron: Neftalí Martínez, «La mujer en el béisbol, como en las demás manifestaciones de la vida», La Nación, 17 de mayo de 1948, p. 13; Augamap, «Por el béisbol femenino», La Nación, 26 de abril de 1948, p. 11; Héctor Sfefani, «Ellas pueden y deben jugar el béisbol», La Nación, 26 de junio de 1948, p. 12. El inocuo comentarista deportivo Johnny Abbes García se convirtió, pocos años después, en el director del sim de tan desagradables recuerdos. Véase al respecto: Johnny Abbes García, Trujillo y yo. Memorias de Johnny Abbes García. Presentación, notas y edición de Orlando Inoa (Santo Domingo, Letragráfica, 2013). El artículo de Johnny Abbes García sobre béisbol femenino se encuentra en: «Ellas quieren y pueden», La Nación, 23 de mayo de 1948, p. 11. 7 Otros detalles de esta encuesta pueden verse en La Nación, 20 y 25 mayo de 1948, p. 11. 8 «Las beisboleras de la ciudad de Moca hacia Santiago el 23» y «Béisbol femenino el domingo en Santiago», ambas noticias en La Nación, 14 de mayo de 1948, p. 12; «Pospuesta la gira de las féminas de Moca», El Caribe, 22 de mayo de 1948, p. 11. 9 «Suspendidas las prácticas de béisbol femenino en el Este», La Nación, 24 de mayo de 1948, p. 11. 10 Entrevista de Orlando Inoa a Carlos McKinney, el Americano, Baní, 3 de julio de 2004.

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Miguel D. Mena

Hilde Domin y Erwin Walter Palm o el exilio entre islas En 1940 Erwin Walter Palm y su esposa Hilde fueron acogidos en la República Dominicana debido a los estragos del antisemitismo en Europa. Durante los doce años de su estancia aquí, desarrollaron una intensa labor de estudio y documentación de nuestro pasado arquitectónico y urbanístico colonial. En este ensayo se destaca el papel de Hilde Domin, quien se convirtió en poeta entre nosotros, homenajeándonos al asumir como seudónimo el «Domin» de Santo Domingo y de Dominicana.

Fotos: Fuente externa, autor 30


E

stas líneas se orientan por vías no comunes. Primero sería el hombre, luego la mujer. Lo lógico sería comenzar por lo más conocido en nuestro ambiente, por Erwin Walter Palm (1910-1988), de profesión arqueólogo, en los hechos historiador del arte y estudioso del urbanismo colonial hispanoamericano. Luego vendría Hilde Palm, nacida Löwenstein, y cuyo nombre definitivo fue Hilde Domin (1909-2006), la esposa, la traductora, la asistente, la fotógrafa. Aquí acentuaremos la trayectoria de Hilde. No es simple reivindicación feminista, sino sobre todo la recuperación de una autora que, sin trabajar conscientemente por ello, logró situarnos en una serie de mapas de la cultura contemporánea: en el de la solidaridad internacional al acoger refugiados judíos en los tiempos previos al Holocausto; en el de la creatividad, por haber nacido aquí como poeta. La crudeza de la violencia que se expandía por Europa en los años 30, con el surgimiento del fascismo y el nazismo, justamente habría de convertir a la comunidad judía en una de sus primeras víctimas. Debido a ello, la joven pareja de intelectuales judío-alemanes había abandonado la Italia de sus estudios para trasladarse a Inglaterra, para prontamente buscar asilo en un país lejos de aquellos escenarios europeos. Emergió entonces la República Dominicana como uno de los poquísimos países que ofrecían refugio seguro.

Hilde Domin se convirtió en la gran dama de la literatura alemana de posguerra Ahora que llegamos a los diez años de su partida –se nos fue el martes 22 de febrero de 2006, en su Heildelberg adoptiva–, ya no podremos hablar por teléfono y advertir ese tratar las palabras como telegrafiando desde alguna estación de tren de finales del xix. Porque así era Hilde, precisa, conversando con las palabras más ajustadas,

como si fueran veredictos, tal como lo recordara el crítico Marcel Reich-Ranicki.1 Justo ahora se desenlían todos estos recuerdos que nos llevan y nos traen a un mundo gris de los años 40, a unos optimistas años de posguerra, a este primer lustro de un siglo xxi que ya no es lo que uno esperaba porque de repente lo blanquinegro del xx todavía sigue ajustándose a nuestro pies como para que no ascendamos lo suficiente. Hilde se fue, pero la poesía queda como puente, como testimonio. *** Nace en Colonia el 27 de julio de 1909, dentro de una familia bien posesionada, con el apellido Löwenstein. Con 20 años se traslada a Heidelberg para estudiar Derecho y al año siguiente a Berlín. En la capital alemana participa en las grandes movilizaciones como joven socialdemócrata. En aquellos últimos días de la República de Weimar experimenta de cerca el surgimiento y eclosión del movimiento nacionalsocialista, e incluso acude a una manifestación para oír personalmente a la nueva gran figura de la política: Adolf Hitler, de quien ya había leído su libro Mein Kampf (Mi lucha). Cuando regresa a Heidelberg en 1931, conoce a quien será su hombre de toda la vida: Erwin Walter Palm. Luego de estudiar bajo la tutela de Karl Jasper y Karl Mannheim, entre otros, de haber vivido en una atmósfera donde aún se sentía la presencia de otro profesor notable, Max Weber, esta pareja decide probar suerte en Italia. En 1932 ambos aprovechan una beca para trasladarse a Roma, y poco después a Florencia, donde obtendrán sus títulos de doctores en 1935. Dos años después regresan a Roma y se casan. Ante los avances del antisemitismo en Italia, deciden marcharse a Inglaterra en 1939. Previsora, visionaria, el temprano conocimiento y la vivencia bajo la cotidianidad del nacionalsocialismo impulsaron y aleccionaron lo suficiente a Hilde como para asumir esa particular ruta del exilio. Así se salvaron ella y sus padres. 31


*** Si el tránsito por sus tres nombres –Löwenstein, Palm, Domin– enlaza con el pasado judío, la historia del siglo xx y la experiencia del exilio, el de su relación con nuestra Isla dominicana, podría percibirse desde tres perspectivas: la casualidad, la obligación y el agradecimiento, que es una manera de quedarse emocionalmente. También los nombres –y sus cambios– pueden contener huellas de destinos, asunciones, visiones. En sus 96 años de existencia, Hilde asumió semejantes identidades múltiples. La última, con la que le rinde un homenaje al país dominicano –de ahí viene el «Domin»–, fue también la posibilidad de reinventarse, de surgir de y con la poesía, como veremos más adelante. Fue producto del azar el que los Palm arribaran a la República Dominicana el 6 de agosto de 1940, huyéndole a la expansión de un terror nazi que los atenazó desde un principio, desde 1933. Amarizaron en aquel verano de 1940 en las aguas de San Pedro de Macorís, luego de una agitada travesía que incluyó Jamaica, para llegar a la entonces Ciudad Trujillo. Antes de la subida de Hitler al poder en ese año, estos estudiantes de Sociología, Derecho y Arte en Heidelberg, ya habían reconocido el peligro que se acercaba. Aunque el antisemitismo no tenía fuertes huellas en la vida cotidiana de Italia, la convivencia del Duce con el Führer rompería esa tradición de tolerancia. La visita de Hitler a Roma en aquellos años y la dureza de la cotidianidad bajo el fascismo mussoliniano no les dejaron otra opción que marchar a Inglaterra en 1939. En Londres no cedieron al miedo colectivo. La búsqueda de una visa hacia el continente americano se convirtió en casi una obsesión. Ninguno de los países apetecidos les abría las puertas. En un consulado y otro les exigían grandes sumas de dólares que ellos no tenían. Ni los Estados Unidos ni México ni Argentina ni Brasil mostraron interés en acoger a esta pareja de jóvenes intelectuales judíos. Desalentados, fueron a parar al Consulado dominicano, y entonces sí se produjo el milagro.

La llegada de los Palm a la entonces Ciudad Trujillo tuvo lugar, por lo demás, en el contexto de la Conferencia de Évian-les-Bains, convocada en julio de 1938 por el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt para discutir el tema de las cuotas de los refugiados judíos. La República Dominicana sería uno de los poquísimos países en abrir completamente sus puertas a esta inmigración. *** Hay que imaginar la llegada de la joven pareja al trópico, el italiano como lenguaje inicial de comunicación entre ambos, para no despertar sospechas, porque el alemán sonaba demasiado a «algo raro»; el panorama de un país abierto a cientos de europeos, pero herméticamente cerrado para sus propios habitantes. Ciudad Trujillo vivía una gran animación en sus calles. Gracias al nuevo capital humano se modernizaban las artes, la cultura en general. Ambos cambiaron el rumbo de sus primeras aspiraciones. Los sueños de arqueólogo del marido se transformaron en los de historiador de arte y urbanista. Hilde olvidó durante su estadía los estudios de política y sociología, cargando la cámara fotográfica y la máquina de escribir.

En pocos años la labor de Erwin Walter y de Hilde sería monumental

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La candidez caribeña los acogió, salvándolos. Su asistencia a la tertulia que se realizaba en la casa de Francisco Prats Ramírez, en la calle Mercedes, fue un espacio mínimo para diluir ideas y aliviar las distancias.2 En el año 2000, cuando me encontré con Hilde Domin en su viejo apartamento de Heidelberg, le pregunté cómo hacía para compensar esa vida de un solo clima en Santo Domingo, y me contestó que era relativamente fácil. «Abríamos la nevera, nos posábamos


Hilde Domin y el autor de este artículo en 2005, durante una recepción en Berlín

un momento, tratábamos de sentir ese frío», fue su respuesta. En pocos años la labor de Erwin Walter y de Hilde sería monumental. Sin grandes recursos bibliográficos, con cinco años de práctica incomunicación con Europa a causa de la Segunda Guerra, sin poder salir de la Isla al menos hasta finales de ese decenio de los 40, con el dolor que significaba toda la familia del marido exterminada en los campos de concentración nazi y los padres de ella exiliados en los Estados Unidos y sin poder verlos más, las condiciones nunca fueron propicias para el pensamiento. Los Palm pusieron todo el empeño, la dedicación, las fuerzas, donde no había gran cosa. Sacaron de estas piedras coloniales un cuadro de sus verdaderas y antiguas glorias. Contando con el apoyo de fray Cipriano de Utrera, con los recursos que brindaba la Universidad de Santo Domingo, con el consejo de lejanos conocidos –como el historiador de arte Erwin Panofsky–, los Palm desarrollaron una labor titánica. Erwin Walter pudo presentar en aulas universitarias, en congresos internacionales y a través de la prensa un conjunto de textos que harían variar las líneas

de conocimiento del pasado colonial, refundando desde esta Isla los estudios de historia de la arquitectura del Nuevo Mundo. En 1950, la presentación de una exposición de arte colonial, que por primera vez reunió lo poco que nos quedó de aquellos siglos, fue uno de sus hitos. Catalogando los tesoros de la catedral Santa María la Menor, valorando las piezas de colecciones privadas, en aquella muestra se presentó en conjunto parte de una herencia que hasta entonces nos había resultado indiferente. El trabajo de los Palm se extendió más allá de los límites de la Ciudad Colonial. En Jacagua, en las ruinas de la Vega Vieja, en Palenque, en Boyá, en las ruinas del ingenio de Engombe, en todo lo que hubiese un rastro de colonia, ahí estaban los Palm, con sus apuntes y sus registros fotográficos. Hilde captó la imagen del Santo Domingo previo a las catastróficas intervenciones que comenzarían en 1955 con la del Alcázar de Colón. Junto a ella estaban dos artistas del lente: Ettinger, que estuvo brevemente en el país, y el austríaco Conrado (Kurt Schnitzer). Por primera vez nuestros monumentos coloniales se registraban en conjunto, 33


La residencia de la familia Palm, en la avenida Independencia 94 de la ciudad de Santo Domingo

pensándose para una publicación científica, con un concepto novedoso desde el punto de vista de la composición fotográfica. La serie de investigaciones de los Palm desembocaría en el texto fundamental para el conocimiento de la Ciudad Primada de Indias: Los monumentos arquitectónicos de la Española, con una introducción a América, impreso en Barcelona en 1955, al año siguiente de la partida de los Palm. Al fin se superaban los textos de Bernardo Pichardo, Luis Alemar y el mismo fray Cipriano, quienes habían destacado solo el aspecto histórico de la ciudad, sin vincularlo con su arte y arquitectura. Aunque auspiciado por la Universidad de Santo Domingo, en realidad este texto se editaría gracias a instituciones norteamericanas. *** Es sugerente la lucha de Hilde por grabar su nombre a partir de la nada. Ya lo explicaba también el crítico Reich-Ranicki al hablar de la manera en que la poesía alemana se dividía en dos grandes esferas, la una «festiva, sacerdotal, sacral, desde Hölderlin hasta Stefan Georg y Paul Celan, y [la otra] secular y racional, más vincu34

lada a la lógica que a los oscuros instintos, esa corriente en la que se sitúan Schiller y Heine y también Brecht»,3 preguntándose a seguidas dónde situar a Hilde Domin. Sus primeros libros, Herbstzeitlosen (1955) y Nur eine Rose als Stütze (Solo una rosa como apoyo, 1959), fueron toda una revelación. Su poética constituyó uno de los hitos de la literatura alemana de posguerra, por la sencillez de la exposición y la contundencia de las imágenes cotidianas. Es curioso que cuatro años antes, Erwin Walter Palm integrara en el título de su primera publicación en Europa el mismo elemento de la naturaleza: Rose aus Asche. Spanische und SpanischAmerikanische Lyrik seit 1900 (Rosa desde la ceniza. Poesía española e hispano-americana desde 1900), en Piper Verlag. Más curioso aún es que sumara entre los 12 poetas de nuestra América –entre los que se podrían mencionar a Gabriela Mistral, César Vallejo y José Lezama Lima– a dos dominicanos: Moreno Jimenes, con su Poema de la hija reintegrada, y Héctor Incháustegui Cabral, con Canto triste a la patria bienamada. Ahí estaban las rosas, rosas amarillas, sus preferidas, en la iglesia de San Pedro, en Heidel-


Hilde y Erwin Walter durante una de sus vacaciones en Jarabacoa, en los predios del Dr. Roca

berg, en un entierro donde también estaban Bach y Messian, junto a otras rosas blancas y rojas, sus poesías, esta vez no leídas por la autora, sino cantadas, recitadas, sentidas por todos. Sobre su féretro, aquella paloma de madera que durante tantos años había estado cerca de su escritorio. *** Vueltos a Europa en 1954, reinsertados en el medio académico y literario, los Palm nunca olvidaron esta Isla. Se reubicaron en Heidelberg, la ciudad de su juventud universitaria. Erwin Walter Palm ocupó una cátedra especialmente creada para él, de latinoamericanista. A Hilde la tocaría el rayo del éxito tras la publicación de Nur eine Rose als Stutze. Su estrella brillaría, además, como ensayista, como conciencia de un país donde todavía las tenazas del totalitarismo hacían a veces el aire irrespirable. Como bien había señalado el entonces embajador alemán en Dominicana, Karl Kohler, en el periódico Jüdische Allgemeine Zeitung en su edición del 6 de marzo de 2006, Hilde Domin –se podría decir lógicamente que también su esposo

Erwin Walter– era un «puente». Gracias a ellos no solo estaba fluyendo el conocimiento sobre Latinoamérica al país germano, sino también el de España. Mientras el señor Palm daba a conocer la poética de la Generación del 27, la señora se ocupaba de su narrativa. Lorca y Alberti fueron las traducciones más celebradas. A partir de los 60, a la gran cultura mexicana –la de la hermosa ciudad de Puebla– le tocaría el turno. *** Ligero de equipaje No te has de acostumbrar Una rosa es una rosa Pero un hogar no es un hogar. Desiste el perro faldero que te colea desde los escaparates. Él se equivoca. Tú no hueles a quedarte. Hilde Domin se convirtió en la gran dama de la literatura alemana de posguerra. En un ambiente donde aún se sentían los aires de Else 35


Lasker-Schüler, donde la bravura de Ingeborg Bachmann era insignia femenina, Hilde se convirtió en vaso comunicante, por su situación de mujer, de judía y de exiliada que retornaba. En los innumerables homenajes y premiaciones que se le concedieron en sus 96 años, siempre se destacó la simpleza de su poesía. Hay que pensar en el diálogo histórico que la poesía alemana había llevado con la filosofía y con los acontecimientos dramáticos de las guerras en el siglo xx: Rainer Maria-Rilke y Paul Celan podrían ser dos de sus paradigmas esenciales. Hilde Domin se filtró en el gusto y en la conciencia del público porque le devolvió al idioma alemán la ligereza de la cotidianidad y la gravedad de los sentimientos hacia el otro, hacia la naturaleza. Los alemanes, no aficionados a la poesía como los latinoamericanos, reconocieron, sin embargo, la fuerza de estos versos y desde los años 60 no hubo manual de literatura para la enseñanza donde no hubiese textos de Hilde Domin. *** Erwin Walter Palm falleció en 1988. Hilde en 2006. Sus textos autobiográficos, reunidos bajo el título Aber die Hoffnung (Pero la esperanza), y la hermosa traducción que Roberto Marte hiciera de ellos,4 quedan como testimonios de aquellos años de esfuerzos, sacrificios, esperanza, amor. A pesar de lo cruento de la dictadura trujillista, la imagen de la ciudad y su gente se les reveló a ellos en forma de un país acogedor, donde aún era posible la amistad, la sensación de comunidad. La relación de los Palm, al mismo tiempo, habría de sufrir los traumas esenciales de todo exilio, puntualmente revelados en el epistolario de ambos.5 Como muy bien lo describe Marion Tauschwitz en su biografía,6 en Hilde Domin se combinaron igualmente el amor, el sufrimiento, la pasión, con el «dramatismo político» de todos los años que les tocó vivir.7 A ese punto nos llevaron los días, al monumento que es la obra de Erwin Walter Palm y Hilde Domin: al sacar el lirismo de las piedras y la bondad de las manos que a pesar de todas las 36

oscuridades siempre podrán esconder un dejo de ternura. Así es la última imagen que tengo de Hilde Domin, en la mesa de aquel restaurante donde brindamos por la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, que el Gobierno dominicano le concediera en noviembre de 2005, tres meses antes de su sentido fallecimiento, la culminación de un vínculo que seguirá creciendo, gracias a ese eco de su poesía y a la estela de sus días en esta Isla por donde ellos, Hilde y Erwin Walter, seguirán caminando. Miguel D. Mena realizó estudios de Sociología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en la Universidad Libre de Berlín; es editor y urbanista.

Notas 1

«Laudatio von Marcel Reich-Ranicki anlässlich der Literaturpreisverleihung an Hilde Domin (1995)», <http://www.kas.de/wf/de/71.4219>. [Consulta: 3011-2015). 2 Erwin Walter Palm, «Erinnerungn geschrieben und erzählt», en Ibero-amerikanisches Archiv, Neue Folge, vol. 15, n.o 4; Erwin Walter Palm, Erinnerungan und Texte IberoAmerika nisches Archiv, Neue Folge, vol. 15 n.o 4. 3 «Wir haben in der Poesie zwei große Ströme - den feierlichen, priesterlichen, sakralen von Hölderlin bis zu Stefan George und Paul Celan und den weltlichen und rationalen, der der Logik mehr als den dunklen Trieben verbunden war, den Strom also, für den Schiller und Heine stehen und Brecht. Goethe übrigens gehört hierhin und dorthin, er vereint (wie kein anderer) beide Ströme. Und Hilde Domin?», <http://www.faz.net/aktuell/ feuilleton/buecher/marcel-reich-ranicki-hilde-dominausserhalb-jeder-regel-1304881.html>. [Consulta: 3011-2015]. 4 Hilde Domin, «Escritos autobiográficos sobre Santo Domingo», Santo Domingo: Librería La Trinitaria, 1999. 5 Hilde Domin, «Die Liebe im Exil. Briefe an Erwin Walter Palm aus dem Jahren 1931-1959», Frankfurt a. M.: S. Fischer Verlag, 2009. Editado por Jan Bürger y Frank Druffner. 6 «Hilde Domin: Dass ich sein kann, wie ich bin. Biografie», Mainz am Rhein: Verlag André Thiele, 2011. 7 Ibídem, p. 12.


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Frank Báez

Libros

Trastos, recuerdos. Una biografía de Wislawa Szymborska Anna Bikont y Joanna Szcesna Editorial Pre-Textos Valencia, 2015 663 páginas Octavio Paz decía que la verdadera biografía de los escritores se halla en su obra. Vladimir Nabokov iba un poquito más allá y planteaba que la mejor parte de la biografía de un escritor no es la crónica de sus aventuras, sino la historia de su estilo. Ambas posturas critican a aquellos que se interesan más por los escritores como personajes que por sus obras. Sin embargo, esto no impide que de tanto en tanto leamos sus biografías con la intención de conocer su infancia, sus romances y sus intimidades, ya que suponemos que fueron 38

estas experiencias las que inspiraron sus escritos. Las mejores biografías son las que nos llevan a releer las obras. Y mientras más buenas son, no solo nos incitan a releerlas, sino también a reinterpretarlas. Así de buena es Trastos, recuerdos. Una biografía de Wislawa Szymborska, editada este año por la editorial española Pre-Textos. Durante sus 86 años de vida, la poeta polaca apenas publicó unos cuantos libros, no solía dar entrevistas y consideraba que hablar de sí misma empobrece el espíritu. Solo por esas razones la edición de su biografía es un motivo de celebración para sus lectores. A diferencia de varios de sus colegas que se la pasaban opinando y filtrando su vida personal a través de los medios de comunicación, Szymborska consideraba que lo que un escritor debe decir está en la obra. Incluso llegó a comentarles a Anna Bikont y Joanna Szcesna, autoras de esta biografía: «Confesarse públicamente es como perder tu propia alma. Hay que guardar algo para uno. No puede derrocharse todo». A partir de este comentario es posible imaginarse la dificultosa empresa que significó recopilar toda esta información sobre la poeta polaca. Sin embargo, las biógrafas asumieron el reto y realizaron este exhaustivo trabajo que, además de documentación bibliográfica y análisis literario, reúne los testimonios de amigos, familiares y colegas, así como las anécdotas que lograron sacarle a la esquiva Szymborska. No hay que suponer que la poeta polaca estaba en contra del proyecto. Sencillamente le molestaba cierto exhibicionismo que abunda actualmente en el género de las memorias y las biografías. En alguna parte del libro, critica aquel famoso libro de Mia Farrow de finales de los noventa donde relata las intimidades y los conflictos de su relación con Woody Allen. Como muestra de su interés por el trabajo


biográfico, está el hecho de que Szymborska puso a disposición de las biógrafas uno de los aspectos más atractivos y fascinantes del libro: una gran cantidad de retratos que la capturan en distintas etapas. Acompañan estas fotos una serie de divertidos collages e hilarantes limericks que solía obsequiar a amigos y familiares. Wislawa Szymborska fue una de las voces fundamentales de la poesía contemporánea. Nacida en 1923 en Polonia, aparentemente no tuvo una vida azarosa a lo Anna Ajmátova ni neurótica a lo Silvia Plath. Sin embargo, como todo el mundo, Szymborska tuvo sus pequeñas tragedias. Al igual que gran parte de sus contemporáneos, en su juventud Szymborska fue seguidora del Partido Comunista y hasta llegó a escribirle una elegía a Stalin. Acerca de este episodio, el poeta Adam Zagajewski plantea: «el hecho de que hubiera fallado en su juventud se convirtió para ella no solo en una lección, como suele decirse sin atender a las verdaderas dimensiones del asunto, sino en una enseñanza enorme». En 1966, en un gesto de solidaridad con el filósofo Leszek Kolalowski, rompería con el Partido Comunista y perdería su empleo como periodista en Z ycie Literackie. Aunque posteriormente llevaría una columna en dicho suplemento con el título de «Lecturas no obligatorias», donde publicaba reseñas de libros que pasaban inadvertidos a la crítica oficial. Dividida en 22 capítulos, la biografía está organizada en gran medida de forma cronológica. En los primeros capítulos, las biógrafas indagan en los antepasados de la poeta, recrean su infancia, señalan el influjo de su padre en su vocación literaria, ambientan su vida en Cracovia durante la posguerra y abordan su breve matrimonio con el literato Adam Wlodek, con quien convivió en Dom Literatov, una especie de residencia para escritores. En el capítulo 14, retoman el tema amoroso, refiriéndose en esta oportunidad a la relación sentimental que nuestra poeta mantuvo con el narrador Kornel Filipowicz. A pesar de que tuvieron una relación de veintiún años, nunca estuvieron casados ni vivieron juntos ni tuvieron hijos. De acuerdo a sus amigos, fueron espíritus afines que, como muestran muchas de las fotos del libro, se la pasaban haciendo excursiones y bromeando con amigos. A

propósito de la muerte de Filipowicz, Szymborska escribe una serie de poemas nostálgicos, entre ellos Un gato en un piso vacío, que es uno de sus poemas más celebrados. La biografía también incluye capítulos donde se rompe la linealidad cronológica para detallar sus predilecciones. Así nos enteramos de que su escritor favorito es Michel Montaigne, su libro de cabecera es Los papeles póstumos del Club Pickwick de Dickens y que profesa un gran amor por los animales y especialmente por los chimpancés. De interés resultan los pasajes donde se describe el papel que desempeñaron los traductores de Szymborska en su difusión internacional y, sobre todo, para que le concedieran en 1996 el Premio Nobel de Literatura. A partir del galardón se cuenta cómo tuvo que contratar a un secretario luego que la avalancha mediática producida por el Nobel le cayese encima, y de la dupla que hacía en cócteles y lecturas con el otro nobel de literatura polaco, Czesław Miłosz. La biografía cierra con su muerte, acaecida el primero de febrero de 2012. «A mis lectores no les va demasiado bien. No creo que me lean en chalets con piscinas, fuentes y todo ese tipo de artilugios. En absoluto los imagino allí. Mi lector, si compra el libro, mira en el monedero cuánto dinero le queda». Este comentario de Szymborska a sus biógrafas, que aparece en la página 347, más que retratar a sus lectores, la retrata a ella. Su desdén por el cliché, lo pomposo y las palabras altisonantes, y su rescate de lo inusual, de lo cotidiano y de lo sencillo posicionan su obra en un lugar especial del parnaso. Tras leer esta biografía uno se percata de que esa candidez y gracia que rezuma su poesía conformaban su carácter. Hace unos años, su secretario declaró que había destinado gran parte del dinero del premio Nobel para ayudar a poetas, traductores, revistas literarias y editoriales en crisis. Como se pueden imaginar, la única condición que puso entonces fue que todo se hiciera en secreto. Y esto último es otro aspecto que los lectores de biografías debemos tomar en cuenta: de tanto en tanto es posible toparnos con grandes escritores que fueron al mismo tiempo grandes personas. Frank Báez es editor de la revista Global.

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El santo César Aira Random House Barcelona, 2015 141 páginas Con esta nueva novela la editorial Random House ha inaugurado la Biblioteca del Autor, donde se irán editando varias de las nuevas obras de César Aira y se recuperarán algunas de las ya publicadas. Dado que Aira ha editado casi cien títulos, esto constituirá un esfuerzo titánico. El santo es una novela ambientada en la Edad Media, caracterizada por ciertos pasajes eróticos poco comunes en la obra del autor argentino. La historia arranca de la siguiente manera. Un monje venerado por sus milagros decide abandonar el monasterio catalán en el que vive para ir a morir a su tierra. Asustados por la pérdida de ingresos que el monasterio sufriría si el monje se marcha, sus compañeros resuelven asesinarlo para conservar al menos el lugar de peregrinación. El monje consigue escapar milagrosamente del atentado, cae en una nave que surca los mares y se ve envuelto en una serie de aventuras que lo conducen al continente africano.

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La casa inundada Felisberto Hernández Ediciones Atalanta Girona (España), 2012 349 páginas Felisberto Hernández es uno de los grandes escritores del siglo pasado. Pese a que nunca llegó a tener la popularidad de un Julio Cortázar o de un Gabriel García Márquez, su obra siempre ha sido venerada, y una muestra de esto es que los autores mencionados lo consideraban un maestro. Fue influido por Bergson, Proust y Kafka. Estos dieciocho relatos que nos presenta la editorial Atalanta y que fueron compilados por Jacobo Siruela «muestran un retrato bastante preciso de las dimensiones, el espíritu y los logros de la evolución completa del autor». De igual modo, sirven para acercarse por vez primera al universo de este gran escritor. Según Eloy Tizón, autor del prólogo, «En el mapa de la literatura escrita en nuestro idioma, la figura del narrador uruguayo Felisberto Hernández ocupa un lugar ciertamente peculiar y único, pues es tan excéntrico (en su doble acepción: fuera del centro y extravagante) como esencial».


Fenómenos de circo Ana María Shua Páginas de Espuma Madrid, 2011 190 páginas El hecho de que Ana María Shua sea una de las grandes cuentistas argentinas implica de por sí que es una de las más importantes de la lengua española. La razón de esto es que su patria es la cuna de grandes maestros del género y tiene una rica tradición cuentística sin parangón. Publicado en Páginas de Espuma, editorial española especializada en narrativa breve, Fenómenos de circo es uno de los últimos libros de la escritora argentina. Aquí retoma sus famosos microrrelatos donde la magia termina envolviendo y apoderándose de lo cotidiano. En esta ocasión, se sirve del fascinante mundo del circo y a través de relatos de acróbatas, de malabaristas, de payasos, de freaks, etcétera, compila una especie de muestrario donde se mezcla la realidad con la ficción y la historia con lo fantástico. Dividido en cuatro secciones, este libro vuelve a atestiguar el talento y el ingenio de una de las grandes cuentistas vivas de nuestra lengua.

Que se abra esa puerta Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual Carlos Monsiváis Editorial Paidós Mexicana México, df, 2010 310 páginas Que se abra esa puerta es un libro póstumo de Carlos Monsiváis que reúne textos publicados en la revista Debate Feminista entre 1989 y 2009. La compilación y edición fue realizada por el autor mexicano antes de su muerte y por la editora Marta Lamas. El volumen ofrece un acercamiento a la historia de la cultura gay en México, o, para ser más preciso, a la expresión social y cultural de las minorías sexuales. Monsiváis documenta y recrea diversos momentos históricos: la gran redada de los 41 maricones acontecida en 1901, la gran creación artística y literaria en los años veinte y treinta del llamado grupo Contemporáneos («el primer estallido de los gais» en México), la irrupción del movimiento de liberación homosexual al final de los años setenta y las muertes provocadas por el sida. De prosa precisa, ágil y regocijada, Que se abra esa puerta es un libro valiente, honesto y digno de emular.

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Frank Báez

Getachew Engida:

«La Unesco estaba ahí en el nacimiento de Internet» Fotos: Apolinar Moreno


E

l subdirector general de la Unesco, Getachew Engida, vino a Funglode a presentar el último informe que su organización ha publicado sobre el ciberespacio y que lleva por título «Claves para la promoción de las sociedades del saber inclusivas: acceso a la información y al conocimiento, libertad de expresión, respeto a la privacidad y ética en un Internet global». Dicha presentación se realizó en el marco de la reunión «Los desafíos de Internet: gobernanza y dimensiones éticas de la sociedad de la información», donde se persigue avanzar y ampliar las temáticas discutidas durante el primer diálogo nacional sobre la gobernanza de Internet, llevado a cabo por el Capítulo de la Internet Society de la República Dominicana en el mes de julio de 2015. De esta manera, el evento buscaba definir procesos que permitan a los legisladores regionales desarrollar un enfoque compartido frente a los desafíos emergentes y las nuevas oportunidades ofrecidas por el ciberespacio. También pretendía promover el desarrollo de acciones de apoyo a la formulación de políticas prospectivas para mejorar y ampliar el acceso a los beneficios de las tic y de Internet, buscando a la vez reducir los efectos adversos. No resulta casual la invitación al subdirector general de la Unesco, ya que desde la década de los 90 esta organización ha estado involucrada con el ciberespacio y ha dado a conocer las inmensas posibilidades ofrecidas por las tecnologías de la información y de la comunicación (tic) para promover la paz mundial y el progreso de todos los

pueblos. En estos días en que el tema de la vigilancia, la falta de privacidad, la piratería y el terrorismo en Internet se encuentran en el tapete, es interesante conocer la opinión del subdirector de Unesco. De origen etíope y nacionalidad británica, Getachew Engida es un economista que ha gestionado y liderado organizaciones internacionales que buscan erradicar la pobreza y establecer la paz y el desarrollo sostenible. Tras una distinguida trayectoria internacional en el área de auditoría y gestión financiera para prestigiosas empresas, en el año 2004 se une a la Unesco. Desde 2010 es subdirector de la organización. La siguiente entrevista fue hecha en inglés en la Biblioteca Juan Bosch, a pocas horas de que presentara el informe de la Unesco sobre el ciberespacio. Este año se celebra el 70 aniversario de la Unesco. ¿Cuál considera que ha sido el gran logro de la organización desde su creación? Creo que el programa de educación para todos. También la Unesco se ha encargado de promover la protección de la herencia cultural, tanto tangible como intangible. Le ha servido de ayuda y vínculo a muchas naciones para que protejan el medio ambiente y para que desarrollen su potencial agrícola. Ha promovido temas de desigualdad y resaltado la importancia de la inclusión en el desarrollo social y económico. Finalmente, la Unesco ha luchado duramente en estos 70 años para que se respete y aplique el artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos, que consiste en el respeto a

la libertad de expresión y la libertad de flujo de la información por cualquier medio. Y hoy en día, ¿cuáles son sus metas? Como se acordó en la última reunión general, nuestras metas mediatas consisten en incentivar el desarrollo sostenible. Esto se incluye en el mandato principal de la Unesco y abarca las áreas de educación, ciencias naturales, diversidad, cambio climático, herencia cultural, comunicación…, áreas impulsoras del desarrollo. Las áreas de comunicación y tecnologías de la información son increíblemente importantes en ese sentido para fortalecer la democracia, la justicia, la paz y las libertades públicas en todas las sociedades del planeta. A mediano o corto plazo el objetivo de la Unesco será ayudar a cada país del mundo a alcanzar sus metas de desarrollo sostenible, utilizando esas importantes herramientas como son la educación y la ciencia, y las otras que ya mencioné. ¿Qué relación mantiene la Unesco con la República Dominicana? La relación entre la República Dominicana y la Unesco es de larga data. Si mal no recuerdo, se remonta a 1946. La República Dominicana es uno de los miembros más antiguos de la Unesco. Ha pasado por muchas dificultades desde entonces, pero hace tiempo que la democracia ha florecido y los conceptos de la Unesco son bien aceptados en el país. Tenemos una buena y firme relación tanto con el gobierno como con la sociedad civil. Trabajamos en muchas áreas 43


de conocimiento. Aquí están muy interesados en compartir sus experiencias, las buenas y las no tan buenas, con otros países, por lo que se trabaja con mucho ahínco en busca de la integración regional, lo que me hace pensar que la relación va de positivo a positivo, y por esa razón estoy aquí. Y también por eso estuvo mi jefa aquí hace unos meses. Y creo que era su segunda visita al país, esta es la primera para mí y espero que no sea la última.

la capacitación en el manejo de desastres naturales productos del cambio climático. Recientemente se celebrará en París la Cumbre Internacional sobre el Cambio Climático, a la que asistirá el presidente dominicano… Estos son algunos de los temas que se abordaran allí. La Unesco también trabaja aspectos como el desempleo juvenil y todo lo que tiene que ver con el desarrollo sostenible en el Caribe.

La República Dominicana es uno de los miembros más antiguos de la Unesco ¿Puede hablarnos de los principales proyectos que están trabajando en el Caribe en este momento? Educación, ciencias naturales, cultura, comunicación e información… son todas áreas importantes que trabajamos en el Caribe. Tenemos un programa llamado sidn, por sus siglas en inglés, que significa Small Islands Developing Nations (Pequeñas islas, naciones en desarrollo), del que forman parte casi todos los estados del Caribe y que es uno de los proyectos más importantes que trabajamos en el área. Este programa se enfoca en temas de cambio climático y su impacto adverso en estas naciones, como la acidificación de los océanos, que tiene consecuencias devastadoras para los países del área. Claro, sin dejar de lado proyectos para el desarrollo de políticas públicas y el apoyo estratégico para 44

¿Cuál es la relación de la Unesco con Internet? Para entender el interés de la Unesco en Internet hay que remontarse a la formación de la institución. Uno de los objetivos es ayudar en el libre tránsito de la información y crear cooperación entre personas y naciones, lo que se relaciona directamente con la libertad de expresión, la libertad de información, etcétera. Por esta razón, cualquier medio existente, sea papel, televisión, radio, o nuevas tecnologías como Internet, desempeñan un papel importante en este objetivo de la Unesco. Por otra parte, la institución fue parte fundamental de la creación del cern en Suiza, quienes fueron los primeros en crear lo que hoy conocemos como Internet. Así que la Unesco estaba ahí en el nacimiento de Internet. Creo que ayudamos a su consolidación, dentro de lo posible, en aras de la justicia y la libertad.

¿Puede referirse al informe que presentará esta noche? Tras finalizar la Conferencia General de la Unesco –a la que asistieron 195 miembros de diferentes estados–, se decidió adoptar las recomendaciones de esta investigación hecha por Unesco sobre Internet. Se trata de un documento publicado hace unos meses donde se incorpora el concepto de «la universalidad del Internet». Se desarrollan cuatro temáticas principales. Entre estas, una que propone que Internet debe ser usado sobre la base de los derechos humanos, que debe respetar por todos los medios los derechos humanos, y otra que propone que sea abierto, que no pueda ser manipulado por monopolios o compañías. Es decir, que se trata de un bien público. Y como tal debe ser accesible, y esto no tiene que ser solamente con la conexión, sino también con sus contenidos. Deben tenerse en cuenta grupos marginados, mujeres, indígenas, personas discapacitadas, etcétera. Y debe estar basado en el multilingüismo, para que todos puedan tener acceso a los contenidos que requieren en su propio idioma. Por obligación, Internet debe manejarse sobre una base de múltiples actores interesados, para que los gobiernos no puedan controlarlo según sus deseos. Para proteger la privacidad de los usuarios, necesitamos evitar en la medida de lo posible la vigilancia, pero por otro lado también queremos proteger a los niños de materiales no apropiados. ¿Puede abundar un poco en el concepto de universalidad de Internet? Los principios que hemos acordado entre los 195 países miembros,


la sociedad civil y el sector privado están incluidos en la investigación. Bajo el lema de la universalidad de Internet, están los cuatro temas, que surgen de la sigla en inglés roam. Así tenemos R por Rights (Derechos), O por Open (abierto), A por Access (acceso), M por Multi Stakeholder (múltiples actores interesados). El aspecto principal, claramente, es el de los derechos humanos. Debe basarse en eso, en la libertad de expresión, de circulación de la información, pero, claro, la necesidad de protección de la privacidad del usuario es vital, y es algo por lo que estamos trabajando, incluyendo la protección al menor dentro del marco de Internet. No queremos ver mensajes de odio propagándose por el mundo a través de los medios digitales, así que nuestro rol es el de propugnar y defender estos aspectos. Esto se logra con la implementación de materiales educativos y

fomentando organizaciones no gubernamentales que trabajen estas temáticas, por lo que la mejor defensa con que contamos a largo plazo no es la vigilancia, sino la educación. Puede que la vigilancia sea requerida en ciertos casos, para la lucha contra grupos como Al Qaeda o Daesh, etcétera. Hay quienes piensan que Internet no puede ser regulado, que debe ser totalmente libre y gratuito. En ese sentido, ¿cómo se podría abordar el tema de la seguridad, sin regulaciones? ¿Es más difícil desde el punto de vista de un «poder blando»? Claro, es mucho más difícil ejercer un poder blando a través de la diplomacia. Pero el «poder duro» es destructivo. Podemos influenciar y ser respetados como actores imparciales: trabajamos por un resultado positivo para ambas partes. Nuestro

rol es el de crear consenso sobre la base de nuestros principios fundamentales, sin arriesgar los derechos humanos y la importancia de trabajar para todos los seres humanos. Nuestro deseo es que Internet sea abierto, accesible, que respete los derechos humanos, y que esté regido por un sistema de múltiples actores. Estos son los principales puntos del estudio, que, por cierto, ya ha sido adoptado por todos los países miembros de la Unesco, lo que ha sido un gran logro para nosotros. No es sencillo lograr que 195 países estén de acuerdo en algo, que se sienten con otras organizaciones no gubernamentales y debatan durante 18 meses y estén de acuerdo en un documento. Me atrevería a afirmar que esto es un testimonio del «poder blando» de la Unesco. Frank Báez es editor de la revista Global 45


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Fotos: Efe, fuente externa 46

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La influencia del papa Francisco El papa Francisco es el líder mundial con mayor influencia en Twitter. A diferencia de sus antecesores, ha abierto la Iglesia al diálogo y se podría decir que bajo su influjo se han gestado algunos cambios. A continuación presentamos tres artículos que abordan su ascendencia en distintos ámbitos. En «La beatificación de monseñor Romero: una perspectiva histórica», Edward T. Brett analiza el papel crucial que desempeñó el papa Francisco en la beatificación del obispo salvadoreño. En «Mi reino, ¿es de este mundo?», Víctor Hugo Pérez Gallo comenta la visita que realizó a Cuba y que ha sido considerada como la más importante en lo que va de su pontificado. Y, finalmente, Delia Blanco, en «El papa Francisco aporta una geopolítica de la paz», habla de cómo la influencia geopolítica del actual papa se caracteriza por el diálogo y la tolerancia.

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Edward T. Brett

La beatificación de monseñor Romero: una perspectiva histórica Este artículo analiza las diversas percepciones que se han tenido de monseñor Romero. Desde las que lo veían como un prelado desmedido a las que lo juzgaban como un incauto comunista que le hacía un daño grave a la Iglesia, pasando por las que lo consideraban una encarnación de los genuinos valores del Evangelio. Aquí también se describe la lucha por su canonización y el papel crucial que desempeñó el papa Francisco en su beatificación. Por último, se ven las ramificaciones de su beatificación en la Iglesia latinoamericana y mundial.

Fotos: Fuente Externa 48


E

n marzo de 1985 fui invitado a comparecer en un programa católico de televisión para discutir la vida y la muerte de monseñor Oscar Romero Galdámez. Mientras aguardaba por la entrevista conocí un cura que con los años se convertiría en cardenal. Cuando le pregunté la razón de que su diócesis no hubiese preparado ninguna actividad para conmemorar el quinto aniversario del asesinato de Romero, me respondió que, al tratarse de una figura polémica y carente de «juicio prudente», lo mejor era que la Iglesia se mantuviera apartada de él. Esa misma semana, un compañero de facultad, que posteriormente se convertiría en el director de una organización ultracatólica radicada en Nueva York, me confesó que Romero era un defensor de la «teología de la liberación marxista» y no merecía ser recordado por la Iglesia. Unos años más tarde entrevisté a monseñor Ricardo Urioste en El Salvador, quien había sido uno de los más cercanos colaboradores de Romero y consideraba que no solo fue un mártir profético sino también la persona con mayor sentido de la espiritualidad que había conocido. Las diferencias entre estas tres opiniones resumen las intensas emociones que Romero infundió en los católicos durante su gestión de tres años como arzobispo de San Salvador, y durante los 35 años siguientes a su muerte. Algunos lo vieron como un polemista y un prelado desmedido; otros, como un incauto comunista que le hacía un daño grave a la Iglesia; y otros, como una encarnación de los genuinos valores del Evangelio.

¿Cómo es que tantos católicos, especialmente los líderes católicos, lo percibieron de maneras tan diversas? Una mirada hacia el pasado de América Latina puede arrojar algo de luz sobre esta cuestión.

La Iglesia en América Latina antes del Concilio Vaticano II Desde el siglo xvi, la Iglesia católica fue una fuerza de suma importancia en la política de América Latina y uno de los terratenientes más grandes de la región. En las últimas décadas del siglo xix los gobiernos liberales, que anhelaban modernizar el ineficiente sistema agrícola y hacerlo más productivo, llegaron al poder. Estos veían a la Iglesia como un obstáculo, por lo que aprobaron leyes destinadas a la confiscación de tierras eclesiásticas y que tenían baja productividad. Pese a la oposición de los obispos estos fueron finalmente derrotados y la Iglesia en América Latina perdió gran parte de su poder y riqueza. Con el tiempo la mayoría de los obispos rescataron lo que pudieron sin lograr alcanzar un acuerdo con las autoridades civiles. La Iglesia se quedó sola, aunque en algunos aspectos seguía estando apoyada por el Estado; sus líderes tácitamente aceptaron mantenerse alejados de la política y evitar referirse a las cuestiones socioeconómicas. Con el surgimiento de la Unión Soviética y la expansión del comunismo en Europa del Este tras la Segunda Guerra Mundial, las relaciones Iglesia-Estado en América Latina adquirieron una nueva dimensión. Los líderes religiosos estaban horrorizados ante el ateísmo y los abusos contra los derechos

humanos que ocurrían en los regímenes comunistas. Pero, sobre todo, fue la brutalidad comunista hacia los clérigos lo que llevó a pensar a los líderes católicos que los gobiernos no comunistas, incluso aquellos donde se violaban los derechos humanos, eran preferibles a los marxistas. Por lo tanto, el temor de cualquier avanzada comunista llevó a los obispos a sospechar de cualquier grupo o movimiento que solicitara un cambio radical en la situación. Tal razonamiento se intensificó con la llegada de los comunistas al poder en Cuba. Por eso, cuando en la década de 1960 las fuerzas militares derrocaban un gobierno civil tras otro, sustituyéndolos por dictaduras militares anticomunistas, casi ningún obispo o sacerdote, tanto en América Latina como en Estados Unidos, se opuso públicamente. Hay que recordar, sin embargo, que el modo de pensar de los clérigos católicos era bastante similar al de casi todos los políticos estadounidenses de la época. De hecho, a lo largo de la última mitad del siglo xx, los presidentes estadounidenses –tanto demócratas como republicanos– solían animar, y en ocasiones ayudaban a financiar, los golpes militares de derecha en toda América Latina. Los Estados Unidos también suministraron ayuda militar a las dictaduras y entrenaron a sus soldados en los métodos de contrainsurgencia en la Escuela de las Américas.

Un nueva mirada a la injusticia social La débil respuesta de la Iglesia católica latinoamericana a las opresivas dictaduras derechistas fue contrarrestada por una nueva forma de pensar que emanaba del 49


Concilio Vaticano II (1962-1965) y de la segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en 1968 en la ciudad de Medellín. Ambos acontecimientos recordaron a los católicos que no era suficiente su preocupación por los aspectos espirituales de la religión y por evitar los pecados personales; las necesidades de los pobres y de los oprimidos debían considerarse en igual medida. El llamado que hicieron los padres conciliares a los católicos a «leer los signos de los tiempos» y luego actuar activamente por la justicia llevó a algunos teólogos latinoamericanos a desarrollar un nuevo tipo de teología de la «liberación». Instó a los católicos a emplear la metodología utilizada por los científicos sociales con el fin de diseñar una estrategia teológica para superar la pobreza y la injusticia. Ya que parte de esta metodología había sido desarrollada por los marxistas, los grupos conservadores de la Iglesia y del dominio laico etiquetaron a los seguidores de la teología de la liberación como marxistas. Para cuando Oscar Romero fue consagrado obispo en 1970, la Iglesia católica en América Latina se hallaba dividida. La parte más conservadora se oponía a un cambio radical por varias razones. Los prelados y sacerdotes más reaccionarios, remontándose al papa Pío IX y su Syllabus de Errores de 1864, rechazaban todas las formas de modernidad, incluso la democracia y la separación de la Iglesia y del Estado, que ahora tenían las bendiciones del Concilio Vaticano II. Pese a ser minoría, estos obispos colaboraron activamente con los gobiernos autoritarios de derecha. Muchos de ellos estaban motivados prin50

cipalmente por el temor de que el cambio radical condujera al comunismo. Se sentían incómodos con las tácticas violentas de los regímenes militares, pero no los condenaban públicamente, temiendo que, al hacerlo, les proporcionaran forraje a los revolucionarios marxistas.

élites a costa de los cuadros de pobreza tanto rurales como urbanos. Con la imposibilidad de una reforma a través de elecciones legítimas y frente a la desesperante situación económica de las clases bajas, los grupos de la oposición se tornaron cada vez más radicales y la sociedad

Al funeral de Romero asistieron unas 250,000 personas En el otro extremo del espectro, los progresistas, impulsados por la «opción por los pobres» preconizada por la Iglesia, decidieron acompañar a las masas en su lucha por la justicia. Algunos favorecieron un enfoque desarrollista más moderado, mientras que otros, influidos por la teología de la liberación, optaron por un socialismo democrático más radical. Aunque un porcentaje significativo de sacerdotes cayó en el último grupo, nunca fueron mayoría, y pocos obispos se podían encontrar en él.

El Salvador en la era pos-Vaticano II Desde el golpe militar de 1948, El Salvador fue gobernado por generales autoritarios. A pesar de que los opositores civiles ganaron abiertamente las elecciones en 1972 y en 1977, los militares perpetraron grandes fraudes electorales con el fin de mantenerlos alejados del poder. Las tensiones también se fueron agravando debido al crecimiento económico que se inició en la década de 1960 y que dio lugar a un mayor enriquecimiento de las

se fue polarizando. Cada intento de organizar en sindicatos a los campesinos y los trabajadores urbanos, a menudo con la ayuda de sacerdotes progresistas, fue respondido con el incremento de la represión perpetrada por escuadrones de la muerte patrocinados por el gobierno. Grupos guerrilleros, algunos marxistas, se formaron en represalia. Así que cuando Romero fue nombrado arzobispo en 1977, el país estaba al borde de la guerra civil. Así como se polarizó la nación, también lo hicieron los obispos. Luis Chávez y González, predecesor de Romero como arzobispo, y Arturo Rivera y Damas, obispo auxiliar de San Salvador, comprendieron que para cumplir los llamados de justicia social del Concilio Vaticano II y de la Conferencia de Medellín era necesario un clero mucho más activo. Trabajando con los jesuitas en el Seminario Nacional de San José de la Montaña, intentaron reestructurar la formación sacerdotal tradicional de modo que hiciera mayor énfasis en las necesidades de los pobres. Sin embargo, los otros cuatro prelados de la na-


ción creían que dicha formación olía a marxismo y, por tanto, se opusieron. También consideraron que los sacerdotes que ayudaron a formar comunidades eclesiásticas de base (ceb) para elevar la conciencia social de la clase baja estaban entrometiéndose en áreas que estaban fuera de las prerrogativas de la Iglesia. Ante este tipo de cuestiones, Romero, un conservador moderado, generalmente estaba del lado de la mayoría conservadora. En 1977, mientras la violencia se intensificaba en El Salvador, el arzobispo Chávez decidió jubilarse por cuestiones de edad y recomendó que el Vaticano nombrara a Rivera como su sucesor, pero el nuncio papal, el arzobispo Emanuele Gerada, junto con los obispos conservadores y miembros influyentes de la clase alta, convencieron

a Roma para que nombrara a Romero en su lugar.

Monseñor Romero (1977-1980) La historia de monseñor Romero es bien conocida y no es necesario repetirla aquí en detalle. La idea generalizada de que el nuevo arzobispo se convirtió repentinamente de conservador en defensor de los pobres, como consecuencia del asesinato de su amigo, el padre Rutilio Grande, no es del todo exacta. Tres años antes de que lo consagraran como arzobispo, en los tiempos en que era obispo de Santiago de María, ya en su diócesis había comenzado a denunciar la opresión social. El asesinato del padre Rutilio, sin embargo, parece haber acelerado su transformación de tímido defensor de los pobres a su portavoz

más eficaz. De hecho, su pasión por esta causa pronto le valió el título de «La voz de los que no tienen voz». También parece que, mientras acompañaba a los pobres en su lucha por la dignidad, les resultó más amigable a los eclesiásticos que, inspirados por la teología de la liberación, arriesgaban sus vidas en aras de la justicia. Desde 1972 el padre Rutilio y su equipo de jesuitas habían laborado con los trabajadores de la caña de azúcar de Aguilares y los venían apoyando en sus huelgas y movilizaciones en contra del ingenio. Romero, sin embargo, sentía que los jesuitas eran demasiado políticos y que estaban avivando las llamas de la discordia. Esto lo informó cuando visitó Roma en 1975 como consultor de la Pontificia Comisión para América Latina. 51


Al enterarse, poco después de su instalación como arzobispo, de que el padre Rutilio había sido asesinado por un escuadrón de la muerte, junto con dos campesinos de la localidad, Romero se dirigió a Aguilares. Allí vio los cuerpos ensangrentados y el dolor de los campesinos. Desde ese momento hasta su muerte, no volvería a renunciar a su compromiso con los oprimidos. Pero la Iglesia tendría que pagar un alto precio por su liderazgo profético. Durante su gestión de tres años como arzobispo, cinco sacerdotes diocesanos, además del padre Rutilio, serían asesinados por escuadrones de la muerte cercanos al gobierno. Muchos clérigos serían secuestrados y torturados, y varios sacerdotes extranjeros, expulsados​​ del país. Con la excepción de Rive52

ra, que lo apoyó en todo momento, los demás obispos salvadoreños y el nuncio papal culparían a la sinceridad de Romero de las bajas padecidas por la Iglesia. Cuando alegaron que los sacerdotes fueron asesinados a causa de su «desmedida» participación en la política izquierdista, Romero respondió: «Sería triste que en una patria donde se está asesinando tan horrorosamente no contáramos entre las víctimas también a los sacerdotes. Son el testimonio de una Iglesia encarnada en los problemas del pueblo». A finales de 1979 las fuerzas de seguridad estaban matando a cientos de salvadoreños. Un pequeño número de negociantes y militares también murieron a manos de los grupos guerrilleros. En sus homilías dominicales, difundidas por todo el

país a través de la emisora de radio de la arquidiócesis, Romero solía leer los nombres de los que habían muerto durante la semana debido a la violencia y luego abogaba para que se pusiera fin a los asesinatos. Para entonces se había convertido en una personalidad internacional: había recibido varios premios de la paz y doctorados honoris causa en Europa y Estados Unidos, y se le había nominado para el Premio Nobel de la Paz. Romero había comunicado al mundo los horrores que estaban ocurriendo en su país, y por esa razón era despreciado por los grupos de poder salvadoreños. Una serie de cartas enviadas al Vaticano en que se execraba a Romero llamaron la atención del personal eclesiástico. En junio de 1978 se reunió en Roma con el cardenal Sebastiano Baggio, prefecto de la Congregación para los Obispos, quien lo reprendió severamente por su conducta supuestamente inmoderada y por su negativa a cooperar con sus colegas obispos. Su visita al papa Pablo VI, sin embargo, fue más positiva. El pontífice pareció entender su situación y lo animó a seguir trabajando en aras de la justicia. Sin embargo, en mayo de 1979 las circunstancias habían cambiado. Pablo VI había muerto y Juan Pablo II era ahora papa. El nuevo pontífice había encabezado con valentía la lucha de la Iglesia polaca contra el régimen comunista. Desconocedor del contexto político de Centroamérica, se turbó en gran medida por la correspondencia que recibió, alegando que Romero estaba siendo manipulado por los marxistas y que su participación en la «política de izquierda» crearía una brecha es-


candalosa entre los obispos salvadoreños. El papa llamó a Romero al Vaticano, donde le explicó los enfrentamientos que había tenido con los comunistas en su Polonia natal y como gracias a la unión de los obispos la Iglesia fue capaz de perseverar. Así que le advirtió al arzobispo que aprendiera de lo sucedido en Polonia y, por encima de todo, que velara por la unidad de los obispos. El pontífice sugirió que si las relaciones con sus colegas obispos y las autoridades salvadoreñas no mejoraban, Roma se vería obligada a enviar un administrador apostólico a la arquidiócesis de San Salvador. Esto significaría que Romero seguiría siendo arzobispo técnicamente, pero su influencia se reduciría y el obispo administrador manejaría realmente la arquidiócesis. Según monseñor Urioste, el arzobispo regresó de Roma profundamente deprimido, pero su vida de oración le permitió perseverar a pesar de todas las amenazas de

llevara a cabo el plan y señalaba que su ayuda solo se utilizaría para oprimir más al pueblo salvadoreño. Antes de enviar la carta, la leyó en su homilía dominical, enfureciendo de ese modo tanto a las autoridades militares como a los funcionarios del Vaticano, quienes vieron esa acción como una intervención política. El 9 de marzo se celebró una misa por un demócrata cristiano que había sido asesinado por las fuerzas de seguridad. A la mañana siguiente, un trabajador de la catedral encontró una maleta que contenía 72 cartuchos de dinamita que no habían logrado encenderse. Pero este intento fallido de asesinarlo solo hizo que su lucha por la justicia se hiciese más intensa. En su homilía del 23 de marzo hizo un llamamiento a los soldados a desobedecer las órdenes de sus oficiales de matar a sus compañeros campesinos. Al día siguiente, mientras decía misa en una capilla cerca de su residencia, fue asesinado.

Uno de los primeros actos de Francisco como papa fue poner en marcha el estancado proceso de canonización de monseñor Romero muerte que recibía. Pese a que habló con franqueza sobre esta posibilidad a su confesor, persistió en su denuncia contra la violencia. Cuando le informaron de que Estados Unidos había decidido enviar asistencia militar a El Salvador, redactó una carta donde le solicitaba al presidente Jimmy Carter que no

Unas dos semanas antes de su muerte, en una entrevista que le hizo un periodista mexicano, había dicho: «He sido frecuentemente amenazado de muerte. Debo decirles que, como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección. Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Se lo digo sin ninguna

jactancia, con la más grande humildad. Como pastor estoy obligado por mandato divino a dar la vida por quienes amo, que son todos los salvadoreños, aun por aquellos que vayan a asesinarme. Si llegaran a cumplirse las amenazas, desde ya ofrezco a Dios mi sangre por la redención y resurrección de El Salvador. El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea la semilla de la libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad».

El Salvador tras la muerte de Romero Al funeral de Romero asistieron unas 250,000 personas. Durante el sepelio una bomba estalló en la plaza contigua a la catedral y un grupo de francotiradores abrió fuego desde edificios gubernamentales, matando a alrededor de 50 asistentes. Antes de que concluyera el año 1980, fueron asesinados cuatro sacerdotes, un seminarista y cuatro religiosas estadounidenses, junto con un alto número de civiles. Tras su victoria presidencial en ese año, Ronald Reagan se encargó de que entre las prioridades de su política exterior estuviese la de mantener el régimen salvadoreño. En los siguientes 12 años, más de 70,000 salvadoreños serían asesinados, principalmente por las fuerzas de seguridad salvadoreñas, y medio millón más se vieron obligados a huir de su tierra natal. Pese a esta carnicería patrocinada por el gobierno, los Estados Unidos continuaron apoyando la estructura de poder salvadoreña con cuatro mil millones de dólares en ayuda militar y económica. 53


Entretanto, el asesinato de Romero presentó un dilema al Vaticano. No querían un prelado con la agresividad de Romero como nuevo arzobispo, pero si elegían un prelado del bando conservador –aquella mayoría episcopal salvadoreña que había sido tan crítica con Romero–, el mundo entero se indignaría. Del mismo modo, en un momento de tanta incertidumbre política en El Salvador, un sucesor extranjero no tendría sentido. Arturo Rivera y Damas, único partidario episcopal de Romero, sería una opción popular entre las masas, pero a los funcionarios del Vaticano les resultaba demasiado radical y lo veían como alguien que no contaba con la disposición conciliadora para unir a los obispos y al país. Roma intentó resolver el problema nombrándolo no arzobispo, sino administrador apostólico de San Salvador. Permanecería en esta situación provisional durante tres años en un período en que tanto sus partidarios como sus enemigos sabían que el Vaticano le estaba pisando los talones. Como administrador apostólico, la libertad de Rivera y Damas estaba limitada en gran medida y su poder se redujo aún más por la falta de apoyo de sus colegas obispos y del nuncio papal. Dadas las circunstancias, lo hizo lo mejor que pudo, dedicando tiempo y energía a sentar a dialogar a las autoridades gubernamentales, los guerrilleros y los grupos de la oposición, entre ellos el fmln (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional). Aquello pareció satisfacer a Roma, ya que el 28 de febrero de 1983, justo antes del viaje de marzo del papa Juan Pablo a Centroamérica, fue finalmente nombrado arzobispo. 54

La percepción de Juan Pablo sobre Romero finalmente dio un giro cuando visitó El Salvador por un día y se dirigió directamente a la catedral, donde rezó ante la tumba del arzobispo asesinado. Sin duda alguna, este fue un gesto cuidadosamente calculado que buscaba mostrar a todas las facciones salvadoreñas que Romero no era considerado una persona non grata en el Vaticano. Más tarde, como para enfatizar este aspecto, el pontífice elogió la labor pastoral del arzobispo mártir y su defensa de los derechos humanos durante una misa al aire libre a la que asistieron 30,000 civiles, así como funcionarios del gobierno, oficiales militares, miembros de la oligarquía, personal de la Embajada estadounidense y líderes de la Iglesia. ¿Por qué el Papa, que hasta ese momento había sido tan cauteloso en relación con Romero, repentinamente hablaba perlas de él? Uno apenas puede especular, aunque sin duda el inquebrantable amor y la fidelidad que el pueblo de El Salvador rendía a Romero fue un factor importante. Para ese pueblo indefenso, Romero había sido liquidado ya que él voluntariamente eligió convertirse en «la voz de los que no tienen voz». Nada más importaba; él era su santo a pesar de lo que pensara la jerarquía de la Iglesia. El 16 de noviembre de 1989, el Batallón Atlácatl del Ejército salvadoreño –creado y entrenado en los Estados Unidos– asesinó a seis jesuitas, a su cocinera y a la hija de esta en la Universidad Centroamericana. Dicho crimen conmocionó al mundo y generó una condena y un rechazo general. Fue tanta la presión que el Gobierno salvadoreño y sus patrocinadores estadouni-

denses decidieron tomar en serio las negociaciones de paz. El 1 de enero de 1992 se firmó un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (fmln) que puso fin a doce años de guerra civil. Casi dos años después, el 26 de noviembre de 1994, el arzobispo Rivera y Damas murió de un ataque al corazón. Hoy en día un exguerrillero del fmln es el presidente de El Salvador, pero el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que fue responsable del asesinato de Romero, continúa siendo una fuerza política importante y sigue viendo al arzobispo mártir de un modo negativo.

La causa por la canonización de monseñor Romero El proceso para la canonización de Romero se remonta a 1993, cuando Rivera seguía vivo, pero según el arzobispo Vincenzo Paglia –el postulador (promotor jefe) de la causa de canonización de Romero– se estancó rápidamente debido a «malentendidos» en relación con su vida. Durante su gestión como arzobispo y tras su muerte, se enviaron a Roma miles de quejas de miembros del personal eclesiástico y de las élites laicas. Muchos planteaban que Romero no fue asesinado por su adhesión a las enseñanzas de la Iglesia, sino por sus declaraciones políticas de izquierda y sus provocaciones al gobierno. Las fuertes acusaciones de parte de cardenales y obispos conservadores, que planteaban que Romero era un defensor de la teología de la liberación, llevaron a que durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI la


postulación se archivara. El poderoso cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, que fue presidente del Consejo Pontificio para la Familia en Roma y muy cercano a Juan Pablo II, se opuso abiertamente a la canonización de Romero. Según Paglia, en diversos años, tres embajadores salvadoreños en el Vaticano se ensañaron contra la causa de Romero, alegando que seguía siendo una figura divisora en El Salvador y que, de producirse la beatificación, los grupos marxistas la usarían para su provecho. Algunos teólogos conservadores señalaron que, de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia, no puede declararse mártir cristiano a alguien a menos que haya sido asesinado in odium fidei (por odio a la fe). Y puesto que los responsables de la muerte de Romero no tenían nada en contra de las verdades del cristianismo, más aún, se consideraban católicos, Romero no calificaba como mártir. De hecho, añadían, fue asesinado «por odio a sus intervenciones políticas». Pero también se recibieron miles de cartas pidiendo su beatificación y canonización. Algunos teólogos afirmaron que murió por el odio a sus palabras y acciones como pastor católico. En otras palabras, sus asesinos lo mataron porque odiaban la justicia de los Evangelios que él proclamó. Estos teólogos sostenían que justitiae odium (por odio a la justicia) no se puede separar de odium fidei. Se produjo un gran avance en el estancado proceso de canonización cuando, en mayo de 2007, el papa Benedicto XVI proclamó que el arzobispo Romero «fue un gran testimonio de la fe, un hombre de gran virtud cristiana», y en diciembre de 2012, cuando se reabrió el caso

y se ordenó enviarlo de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la Congregación para las Causas de los Santos. Luego tuvo lugar la elección del papa Francisco, el 13 de marzo de 2013.

El papa Francisco pone a monseñor Romero en la vía rápida El primer papa de América Latina había vivido el período de «guerra sucia» (1976-1983) en Argentina, una guerra en la que, al igual que en El Salvador, la Iglesia se dividió y las fuerzas de seguridad terminaron matando obispos, sacerdotes, seminaristas y monjas, así como decenas de civiles inocentes. Para esa época él era un con-

servador moderado, crítico de la teología de la liberación y del clero que se inspiraba en ella. Como provincial de la Compañía de Jesús en la Argentina, se vio obligado por las circunstancias a tomar medidas que resultaron muy controversiales y que fueron duramente criticadas por algunos de sus colegas jesuitas. Conforme pasó el tiempo, sin embargo, logró un contacto más personal con los pobres. Así llegó a comprender mejor su sufrimiento y a identificarse con ellos. De carácter pragmático, nunca se consideró un discípulo de la teología de la liberación. Sin embargo, llegó a respetar a esos clérigos que, inspirados por esta teología, arriesgaron su vida sirviendo a los pobres. Por 55


consiguiente, el nuevo papa, que misteriosamente tuvo experiencias personales similares a las de Romero, fue capaz de comprender la naturaleza de los retos que el arzobispo de San Salvador se había visto obligado a enfrentar y el testimonio profético que había mostrado de manera tan noble. A diferencia de muchos otros prelados de América Latina, de los Estados Unidos y del Vaticano, sabía que Romero no había actuado de manera destemplada y que no era una víctima de los marxistas. Se dio cuenta de que había seguido el ejemplo de Jesús que aparece en los Evangelios, aun en su propia muerte. Por eso, uno de los primeros actos de Francisco como papa fue poner en marcha el estancado proceso de canonización del Monseñor. Pidió al personal eclesiástico del Vaticano encargado de la definición de los criterios necesarios para la beatificación que aclarara si el martirio en odium fidei (muerte por adherirse al credo de la fe católica) debe incluir a los que mueren porque eligen trabajar por la justicia que Jesús pide en los Evangelios. En enero de 2015, los funcionarios declararon unánimemente que los dos eran lo mismo. Romero ahora podía ser llamado un mártir de la fe y Francisco firmó un documento declarándolo como tal. Treinta y cinco años después de su asesinato, fue beatificado finalmente el 23 de mayo de 2015. Y no hay duda de que la canonización se realizará pronto. Poco antes de la beatificación, su postulador, monseñor Paglia, sostuvo que los enemigos del monseñor de San Salvador habían «querido golpear a la Iglesia que surgía del Concilio Vaticano II». Francis56

co, sin embargo, fue más enfático cuando el 30 de octubre de 2015 se dirigió a un grupo de salvadoreños en peregrinación a Roma. Conversando de manera informal, fustigó a los que hicieron lo imposible –incluyendo obispos y clérigos– para empañar la reputación de monseñor Romero, tanto durante su vida como después de su muerte: «Yo era sacerdote joven y fui testigo de eso –una vez muerto fue difamado, calumniado, ensuciado–. Su martirio se continuó incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y en el episcopado. No hablo de oídas, he escuchado esas cosas, o sea, que es lindo verlo también así, un hombre que sigue siendo mártir, bueno ahora ya creo que casi ninguno se atreva, pero que después de haber dado su vida siguió dándola dejándose azotar por todas esas incomprensiones y calumnias. Esto me da fuerza. Solo Dios sabe las historias de aquellas personas que han dado su vida o han muerto, y se les sigue lapidando con la piedra más dura que existe en el mundo: la lengua». La beatificación de Romero echa por el suelo aquellas falsas percepciones de que era demasiado controversial o desmedido, o de que fue una víctima de los marxistas. Pero va incluso más allá. Se crea un modelo a seguir en la visión que tiene Francisco de la Iglesia. Romero fue un obispo que «olía como sus ovejas»; fue un defensor de una «Iglesia pobre para los pobres», el tipo de Iglesia que Francisco contempla. La beatificación del arzobispo mártir también es muy significativa ya que debe despejar el camino para la beatificación futura de muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que, tomando como modelo el Evange-

lio, exigieron justicia para los pobres y oprimidos de América Latina y de otras latitudes, y que al igual que Romero terminaron pagando con sus vidas. También es necesario que se resucite su historia para toda una nueva generación de latinoamericanos que la desconocen. La beatificación de Romero también tiene ramificaciones para los Estados Unidos. En el prólogo de 1988 de una colección de sermones y cartas del Monseñor, el renombrado escritor espiritual Henri Nouwen señaló que los Estados Unidos, les guste o no, «son los ricos, los poderosos, los opresores que pagan las cuentas y las armas con que se mata y se tortura en El Salvador». La beatificación de monseñor Romero no solo debe recordar a los estadounidenses el papel desagradable que desempeñaron en el pasado violento de ese pequeño país; también debe servir, al menos indirectamente, como una crítica a la política exterior de Estados Unidos, que con mucha frecuencia ha apoyado dictaduras opresivas no solo en El Salvador, sino también en muchas regiones del mundo. Nota: Traducido del inglés por Frank Báez y Emelio Betances Edward T. Brett es un escritor estadounidense con un doctorado de la Universidad de Rutgers. Profesor emérito de historia en la universidad La Roche College. Autor de los libros The U.S. Catholic Press on Central America: From Cold War Anticommunism to Social Justice y The New Orleans Sisters of the Holy Family: African American Missionaries to the Garifuna of Belize. También es coautor de la obra Murdered in Central America: The Stories of Eleven U.S. Missionaries.


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Víctor Hugo Pérez Gallo

Mi reino, ¿es de este mundo? El papa Francisco ha visitado Cuba llevando un mensaje de paz y tolerancia, y en los rituales católicos en los que participó primó la cercanía que mantuvo con el pueblo cubano. Además, ha sido el artífice del deshielo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, adonde viajó desde la isla caribeña –simbolizando claramente que es un puente entre ambos gobiernos– y donde prestó su apoyo al presidente Obama contra los radicales que no apoyan su política cubana.

Fotos: Efe 58


L

as noticias se han sucedido con una rapidez inusitada, como si todos quisieran recuperar el tiempo perdido: Cuba sacada de la lista de países terroristas; apertura de la Embajada de Estados Unidos en La Habana; el Congreso norteamericano arrinconado por los poderosos lobbys de las macrocorporaciones agrícolas y ganaderas, a las que se están sumando en los últimos tiempos empresas tecnológicas y petroleras que piden la derogación de las leyes del embargo económico; el presidente norteamericano Obama admitiendo en la onu que en estos tiempos no tiene justificación el embargo, y acto seguido teniendo una reunión amena con el general presidente Raúl Castro. En su Antología de lo fantástico (1951) Roger Caillois conceptualiza que lo fantástico es una aceptación por parte del lector de una narrativa sobrenatural insertada en nuestro mundo, una narrativa alucinante que va contaminando la realidad hasta el punto de no distinguirse dónde comienza lo ficticio y dónde lo racional. Y de repente a los cubanos les parece estar viviendo una de esas historias ucrónicas (o distópicas, ¿por qué no?) donde ocurre una gramática de lo imposible, donde se desarrollan hechos que deconstruyen discursos cimentados durante muchos años sobre la desviación ideológica y el miedo al enemigo. Pero ese oponente ha abierto una embajada en La Habana y oprime la mano del presidente cubano con alegría. Todo parece muy fantástico, o surrealista. Pero es cierto, los titulares del orbe lo repiten una y otra vez hasta el cansancio: Cuba y Estados Unidos retoman relaciones. Lo que

no repiten es que la poderosa mano de la Iglesia católica ha estado detrás de todo el proceso, y con ella su cabeza infalible: el papa Francisco, el primer papa latinoamericano en la historia de la Iglesia.

Francisco, Cuba y el becerro de oro He tenido la oportunidad de estar presente en las visitas anteriores de los papas a Cuba. Pude ver a Juan Pablo II en Santiago de Cuba, a Benedicto XVI en La Habana y a Francisco en Holguín. Tres papas diferentes. Tres visitas polisémicas. Juan Pablo II, un hombre conservador y de derechas, cómplice de la caída del llamado socialismo real e incondicional del sindicato polaco Solidaridad y de Lech Wałęsa. Benedicto XVI, un teólogo brillante, ambivalente muchas veces en su dirección de la política exterior del Vaticano y crítico del ingreso de Turquía en la Unión Europea, defendiendo los orígenes cristianos de la vieja Europa. Y ahora Francisco. Debo decir que existe una relación entre esas tres visitas a una pequeña isla del Caribe donde abunda el sincretismo de las religiones afrocubanas y el catolicismo, donde la población se autodenomina «mayormente católica» y existe un gobierno socialista. Ahora bien, el papa Francisco ha venido a Cuba con la aureola de ser uno de los artífices del acercamiento de Cuba a los Estados Unidos, por eso las expectativas del pueblo cubano han sido inmensas, y su mensaje de amor y de confraternidad ha llegado a todos los cubanos. Sus discursos han tenido un trasfondo de convivencia pacífica, tolerancia, religiosidad y política.

Su palabra viene precedida por los profundos enjuiciamientos holísticos hechos en Bolivia al sistema capitalista, declarando que «se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema, se está castigando a la tierra, a los pueblos y las personas de un modo casi salvaje […] Y detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo que Basilio de Cesárea llamaba “el estiércol del diablo”. La ambición desenfrenada de dinero, ese es el estiércol del diablo». Este discurso apocalíptico viene de un hombre sencillo, un hombre que está más cercano a las masas, pese a que esto molesta a la curia más conservadora y a cierta rama del catolicismo a la que le importuna un papa «demasiado progresista» al que incomodan los casos de corrupción y de pedofilia en la Iglesia. No se precisa ser un doctor en teología o haberse leído De Spiritu Sancto para percatarnos de que la mención a Basilio de Cesárea no es fortuita. Basilio, uno de los cuatro padres de la Iglesia ortodoxa y doctor y santo de la Iglesia católica, ayudó a los pobres y combatió las tendencias internas de la Iglesia que a mediano plazo podrían llevar a su destrucción. Y precisamente esta es una de las actitudes asumidas por el papa Francisco y que incomoda a tantos. Este es el hombre que llegó a Cuba con un discurso de paz y de amor, el hombre que tuve la oportunidad de escuchar durante la homilía desarrollada en Holguín. Y debo decir que mi emoción, aunque soy panteísta, no debe de haber sido menor que la del emperador Antonino Pío escuchando el sermón de San Justino en el año 155. El pueblo 59


cubano es un pueblo profundamente religioso; incluso durante los primeros años del triunfo de la Revolución, cuando hubo profundas discordancias entre la Iglesia católica y la dirección revolucionaria, los fieles no dejaron de ir a la iglesia, o de tener en sus casas una Virgen de la Caridad del Cobre o un San Lázaro, el Omolú, el Babalu Ayé de los santeros (o de practicar palo monte, vodú o espiritismo de cordón). Y es que evidentemente 500 años de tradición católica no se borran por decreto. Y esto, unido a la corriente de humildad que precede al papa Francisco, ha hecho de esta visita uno de los acontecimientos más grandes de los últimos tiempos (y me atrevería a afirmar que de los últimos cien años) y ya inscrito en el imaginario cotidiano de los cubanos. El pueblo cubano espera una mejoría económica y social con la reanudación de las relaciones con el vecino del norte. 60

Es curioso que, en las representaciones colectivas simbólicas de muchos cubanos, la década del cincuenta en Cuba se recuerde como una época de alegría y de desarrollo, incluyendo a muchos cubanos que no la vivieron, y que a su vez la relacionan con una nueva época por venir, de la que consideran portavoz al papa. Un portavoz de las buenas nuevas, de la tolerancia, de la concordia, de un Jesús acaso más humano, acaso más cercano al Jesús original. El papa Francisco ha dejado su pompa y se ha parado a conversar con los desposeídos, los enfermos, los necesitados de pan y de tranquilidad. Sus imágenes con los niños cubanos son elocuentes, y sus conversaciones con las madres, igual. Recordemos que en la misa en la Plaza de la Revolución abogó por la paz en el mundo y particularmente por el fin del conflicto colombiano, que lleva años desangrando a Co-

lombia. En estos días hemos visto que ha dado resultados positivos la reunión del presidente Santos y de Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, el máximo líder de las farc. De Cuba ha ido a Estados Unidos, y el mensaje está claro: su viaje es un puente entre dos sistemas diferentes pero que pueden hacer muchas cosas juntos, lo importante es el empeño común, tal como lo ha demostrado la presencia de médicos cubanos luchando contra el ébola junto a soldados norteamericanos; o la lucha en conjunto contra el tráfico de drogas, que tiene una de sus principales vías en el mar Caribe. Pero, además, está el apoyo implícito del papa a Obama, en contra de los elementos más conservadores de su Administración, que se oponen a muchas de las medidas que toma en cuanto a migración y al mismo caso de Cuba. El papa ha dicho en


Holguín que no hay que temer a ser considerado políticamente incorrecto. ¿Será que invita a Obama y a Raúl a saltarse las normas por el bien de sus pueblos? No obstante, es evidente que fue cauto para hablar de libertades democráticas o sobre el cierre de la base naval de Guantánamo. Francisco ha sido muy cuidadoso con estos temas para no irritar a las partes, prefiriendo el cambio paulatino ya que cuando se «supere la resistencia al cambio, todo lo que debe de ser cambiado lo será». Los cubanoamericanos de Miami que están en contra del gobierno socialista cubano se han quedado con deseos de escuchar las condenas del papa a la Revolución, y muchos lo han catalogado de «marxista», lo que es una estupidez soberana, ya que Francisco es todo lo contrario de un «marxista» convencido, aunque condene el sistema actual del capitalismo (entiéndase que condena un tipo de capitalismo) como devorador de los recursos naturales y destructor de la Madre Tierra. Al leer su discurso en la onu, se diría que se está escuchando a un chamán o a un antiguo sacerdote inca, más cercanos a la Tierra que a nuestras mentalidades occidentales de consumo. Francisco dijo: «Las nefastas consecuencias de un irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y del poder, deben ser un llamado a una severa reflexión sobre el hombre». Lo que nos llama la atención en sus discursos es el olvido de Dios por parte del Hombre, siguiendo a un becerro de oro, y a una racionalidad que toma fuerzas en la modernidad; un hombre que a su

vez consume insostenible y desastrosamente los recursos naturales. Este papa es, digamos, «original». Critica el consumo de los recursos naturales y se viste con una sencillez que resulta sobrecogedora si se compara con los papas anteriores. Vive en la sala de huéspedes del Vaticano y no en la residencia papal. Lo que resulta contradictorio, dado que la Iglesia es una de las mayores propietarias de inmuebles del mundo y el Banco Vaticano es llamado eufemísticamente «Instituto para las Obras de Religión». ¿Se estará ya desarrollando dentro de la curia romana una lucha sin precedentes entre papistas y conservadores? Lo cierto es que en su visita a Estados Unidos no conde-

nó a los curas que habían abusado de infantes, no habló del aborto, ni siquiera mencionó la posibilidad de aceptar mujeres en el sacerdocio romano, y sí habló de los matrimonios homosexuales como «extraños a la identidad de los pueblos, y en último término irresponsables». Pero la explicación de esta postura está en tradiciones y rituales que han permanecido incólumes dentro de la Iglesia católica por varias centurias y que no se pueden cambiar de un día a otro, y es algo que el Papa comprende muy bien, pues aunque muchos cambios y gestiones están en sus manos, otros escapan a ella, y aunque quisiera efectuarlos no podría. Tal vez eso entraña una familiaridad con Obama, que está 61


en una situación similar al comprender que el bloqueo es contraproducente, un rezago de la guerra fría, pero tiene las manos atadas por un Congreso que cada día lo va dejando más solo. La narrativa de las acciones del papa Francisco es la del cambio, pero sobre todo del cambio de mentalidades. Él sabe que el cambio es el elemento humano más difícil de transformar, y que las personas somos reacias a este. Sus discursos están llenos de fe en la espera de una vida mejor, aunque no en el reino de los cielos, sino aquí en la tierra donde el orín y la herrumbre corrompen nuestros cuerpos y nuestras ambiciones materiales, pero también donde desarrollamos nuestras vidas, llenas de alegrías y de tristezas. Precisamente es por ello que tuvo y tiene una conexión directa con el pueblo cubano, donde cristianos y no cristianos oramos por él, por sus ideas progresistas y por el bien que aún puede hacer en el mundo. Han pasado varias semanas desde que se marchó de Cuba, pero cada gesto suyo es tema de conversación en los humildes hogares cubanos, llenos de carencias y de esperanzas.

Conclusión San Francisco de Asís en Egipto quiso convertir a los mahometanos al cristianismo. ¿Se habrá propuesto el papa Francisco convertir a los capitalistas en dóciles ovejas que compartan su capital?, ¿logrará cambios en la curia?, ¿tratará de provocar cambios en los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos? Aunque esta última interrogante ya es un hecho: el deshielo de las relaciones entre ambos países está 62

ocurriendo, y es, como el agua primaveral de los ríos rusos, indetenible. Existe la posibilidad de que el próximo presidente estadounidense quiera detenerlo, aunque sea un craso error político, pero este hecho es prácticamente imposible, y no por un sentimiento súbitamente humanitario de dicho gobierno, sino gracias a los poderosos intereses mercantilistas de las trasnacionales norteamericanas, que ven con ojos codiciosos un mercado virgen de prácticamente 11 millones de consumidores ansiosos de productos nuevos, compañías para las que el embargo económico es una traba. Y el papa Francisco, aun con sus diatribas anticapitalistas y proambientales, está logrando el cambio y, contradictoriamente, abriendo el mercado cubano al mundo capitalista. Nada ha cambiado en Cuba. El papa se ha marchado y las carencias económicas, la inflación, las migraciones con destino a Estados Unidos a través de Centroamérica se mantienen. Los cubanos han reaccionado de forma favorable a la visita de su santidad, es innegable, pero el regreso al mundo real, a la vida cotidiana, ha sido desagradable para la mayoría de los que fueron a las homilías, porque solo con la fe, desgraciadamente, no se compran alimentos, que se encarecen más cada día; con ritos alegóricos a un pobre hombre crucificado en Judea no se adquieren zapatos ni productos de primera necesidad (aunque debo decir que las actividades de corte asistencialista de las Iglesias en Cuba en muchas ocasiones han ayudado a mejorar la calidad de vida de los cubanos); con el consumo de la

hostia y el vino no han bajado los precios de la telefonía móvil ni ha mejorado el acceso a Internet (aunque se han abierto zonas públicas wifi a un precio excesivo para el bolsillo del cubano de a pie); ni el rito bautismal ha sido capaz de llenar las expectativas de vida del cubano común. En fin, que la mejora anhelada por muchos que veían la visita del papa como el primer paso, no se ha dado. Solo han escuchado promesas de futuro, y las promesas, promesas son. La Tragedia cuando se repite se convierte en Comedia, habría que ver si la realidad ha cambiado cuando retorne el próximo papa al archipiélago antillano. Siempre recuerdo cuando, citado en el Evangelio de San Juan, Poncio Pilatos le pregunta a Jesús si es el rey de los judíos, y el Mesías responde: «Ese nombre me das». Y acto seguido le dice: «Mi reino no es de este mundo». Han pasado más de dos mil años, ¿habrá evolucionado el heredero de san Pedro para considerar que este también es su reino y sobre esta base hay que ir transformándolo? Si es así, esperemos que sea para bien. Víctor Hugo Pérez Gallo es un escritor cubano. Doctor en Sociología por la Universidad de Oriente y catedrático de Sociología de la Cultura. También trabaja temas relacionados con el poder, el género y el conocimiento. Ha publicado varios libros y monografías en Cuba, España, Francia e Italia, entre los que se encuentran Algunas contradicciones epistemológicas de los estudios de las masculinidades en Cuba, La etnometodología aplicada a los estudios de género y Los endemoniados de Yaguaramas.


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Delia Blanco

El papa Francisco aporta una geopolítica de la paz Jorge Mario Bergoglio fue elegido papa el 13 de marzo de 2013. Desde entonces, adoptó el nombre de Francisco en honor al santo de Asís y se convirtió en una de las figuras más mediáticas e influyentes de la actualidad. Aquí se analiza su trayectoria y su influencia en los aspectos geopolíticos, destacando su papel como mediador en el largo conflicto entre los Estados Unidos y Cuba. Su trascendencia va más allá del mundo católico, ya que utiliza un mensaje que toca el corazón de todo lo humano. El papa Francisco es un instrumento que busca involucrarse y contribuir a paliar las tragedias y las amenazas del siglo xxi.

Fotos: Efe 64


E

l papa Francisco llegó al espacio espiritual y geopolítico como un relámpago que sacudió tanto al mundo religioso en toda su diversidad como al político y a los sectores progresistas. En todos los ámbitos económicos de los países industrializados y de los países en vías de desarrollo y emergentes, Francisco introduce una invitación a la reflexión y a la mejor distribución de los bienes. Su capacidad para exponer con claridad sus ideas teológicas como si fuesen laicas lo convierte en una de las personalidades más mediáticas y más influyentes del planeta tanto en los sectores políticos como diplomáticos. Tan solo hay que referirse al torbellino que suscitó su viaje a Cuba y a Estados Unidos, donde logró reunirse con los jefes de Estado de ambos países y con los sectores de la juventud y de la emigración, para comprender que estamos frente a un pontífice que convierte el presente en historia. Él va más allá, interviene en lo profundo de las problemáticas humanas sin frenar sus acciones por diferencias de credo. Es un papa para todos, un conductor espiritual y temporal, un líder en su dimensión moderna, centrado en abrir la reflexión acerca de todos los temas. El día de su nombramiento entregó una carta al rabino de Roma, Riccardo Di Segni, en la que expresaba su deseo de contribuir en el diálogo entre las dos religiones, comunicando también a los representantes de las otras iglesias su firme voluntad de proseguir el diálogo ecuménico. Mientras asumía su arzobispado en su natal Buenos Aires, desarrolló relaciones de cercanía con la comunidad judía, entablan-

do conversaciones con el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano. Dichas conversaciones se pueden consultar en su libro Sobre el cielo y la tierra. Es obvio que su voluntad de diálogo, su incesante acción internacional, son indicios de que ha llegado a Roma para promover la paz en el plano internacional. «Para dialogar hay que bajar las defensas, abrir las puertas de casa y ofrecer calidez humana». Esta es una frase que aparece en casi todos sus discursos y que repite con una voluntad de intensificar el intercambio, especialmente con los musulmanes y los no creyentes, para que nunca, según sus palabras, «prevalezcan las diferencias que separan y laceran». Pensábamos que no surgiría en este principio de siglo xxi una voz que desde algún púlpito o escenario hablara a la humanidad con un lenguaje entendible por todos. Llegó desde el Evangelio, buscando nuevos retos, nuevos caminos hacia la paz, enriquecido por las acciones de su pasado sacerdotal, así como por su larga experiencia intelectual y por sus propios orígenes modestos y humildes.

esperanza. Su fuerza consiste en tener muy clara la razón de sus acciones y en entregarse de lleno desde el Vaticano a la reconciliación del mundo y a la búsqueda de soluciones compartidas por todos los organismos internacionales. Se puso a la orden del secretario general de la onu para diseñar una estrategia en común. Lo mismo hizo con el presidente de los Estados Unidos Barack Obama y con el presidente de Cuba Raúl Castro. Logró el desbloqueo de las relaciones entre ambas naciones, que tenía varias décadas, y cuya apertura dará muchos beneficios, sobre todo a esos millares de cubanos exiliados que ya pueden regresar a su patria. En pocos días, inauguró un lenguaje y un discurso de optimismo y conciencia, con una fuerza interior extraordinaria, llamando al planeta entero a volver a creer en el ser humano, a atreverse a cambiar el mundo sin temer todas las amenazas que nos rodean. En este aspecto, impuso poco a poco el volver a mirar el mundo con ojos de fe y optimismo, utilizando un verbo y un léxico entendible por todos con recursos semánticos sencillos y con imágenes llanas. Su fuerza está

«Para dialogar hay que bajar las defensas, abrir las puertas de casa y ofrecer calidez humana» Hace mucho que no se había sentido en el escenario universal una voz tan confiada y reconciliadora. Encontramos en Francisco, cuando no una motivación, una

en ser como la gente, en expresarse como un amigo, en romper las fronteras de la jerarquía y penetrar las mayorías, diversas y plurales. Él mismo construye su imagen porque 65


todo indica que aceptó el mando determinado a hacer lo que está haciendo: penetrar con el Evangelio la hostilidad del campo político y económico para servir a los necesitados y romper la soberbia de lo político con el recurso de lo humano. En pocos meses, le dio la vuelta al mundo, recibió sin cesar a diferentes jefes de Estado, puso en marcha una agenda donde el Vaticano se convierte en un actor diplomático y político activo.

Un papa mediático La prensa internacional destaca siempre su sentido de lo inmediato y de lo concreto cuando llama a soluciones éticas, culturales y solidarias. Para terminar con la pobreza, se mete de lleno en las situaciones políticas y sociales; va a la raíz de estos flagelos. Así lo hizo en Argentina, cuando denunció antes que muchos políticos la fuga de capitales, declarando que «Ciento cincuenta mil millones de dólares de argentinos se fugan, y 2000 millones al mes se van al exterior». Ante esta situación señala la necesidad de que estos recursos sean puestos al servicio del país, saldando la deuda social y generando las condiciones para el desarrollo integral. Durante una huelga de 48 horas, opinó abiertamente sobre los pobres perseguidos por solicitar empleo y sobre los ricos buscados por huir de la justicia. Siempre manifestó abiertamente sus ideas políticas y las aclaró explícitamente, por lo que a nadie le puede asombrar hoy sus exigencias en lo político y lo diplomático, pues desde las crisis sociales más agudas de Argentina nunca dejó de advertir que los derechos humanos no solo se violan 66

por el terrorismo, la represión y los asesinatos, sino también por estructuras económicas injustas que generan grandes desigualdades. Resulta interesante comparar a Francisco con Gandhi. En efecto, este último se expresaba con mucha determinación acerca de los derechos de las personas, la lucha contra la exclusión y el racismo, y defendía a los sectores sociales olvidados y marginados. Hay indiscutiblemente en la determinación de Francisco algo que nos recuerda a Gandhi y que en muchos escenarios también recuerda un poco al Dalai Lama.

Stones. Esta revolución mediática surgió en su primer viaje apostólico fuera de Roma, cuando visitó Lampedusa el 8 de julio de 2013. Tenemos todavía en nuestra memoria visual un papa embarcado en un vaporetto para alcanzar el mar y derramar coronas de flores por los desaparecidos, ahogados en su calvario migratorio. Estas imágenes eran anunciadoras de un papa que no iba a ceder su compromiso evangélico ante los giros geopolíticos del mundo. Quedó claro que estamos ante una acción papal que se mueve dentro de los dramas y las tragedias migratorias que van

Resulta interesante comparar a Francisco con Gandhi Sin embargo, Francisco tiene una visión del mundo muy concreta y precisa; sabe que muchas soluciones están en manos de los altos dirigentes, y plantea las soluciones posibles con un alto conocimiento de todos los informes económicos, que estudia a fondo; no rechaza la ciencia y anuncia que la teoría de la evolución y el Big Bang son completamente posibles siempre que vayan de la mano de Dios. En sus audiencias generales ofrece muchas catequesis, y ha afirmado que la ciencia ayuda a percibir la grandeza de Dios. En el año 2013, a pocos meses de su elección papal, ya estaba considerado como una de las cien personas más influyentes del planeta, y salió ese mismo año en la portada de la famosa revista Rolling

dibujando un Nuevo Mundo, una nueva geografía trazada por el exilio político y el hambre, puesto que Francisco no le teme a este desafío y se mete en cuerpo y alma sin que le moleste la sotana. Llegó a Lampedusa como un apóstol para llevar la palabra que cure las cicatrices del dolor, y lo hizo con la fuerza, la determinación, de muchos voluntarios laicos que intervienen noche y día en los sectores amenazados. En esta acción apretó manos, besó niños y saludó adultos con gestos y sonrisas de luz y fe. Por cierto, así llamó a su primera encíclica «Lumen Fidei» (La luz de la fe), del 29 de junio de 2013. Tiene, como pocos dirigentes modernos, una estrategia diáfana que apuesta por el futuro, sobre todo por la juventud, y lo


está demostrando con el proyecto Scholas Occurrentes que ha presentado ante la onu, y que incluye el deporte y una línea colaborativa multirreligiosa. Esta entidad educativa pública, con una apertura hacia las artes, la música y la tecnología, pretende fomentar la integración social de las nuevas generaciones con miras a la educación integral, recoge los valores humanos antropológicos y les devuelve a las nuevas generaciones el respeto y el amor a la vida. Los sectores populares y las clases medias de América Latina se sienten orgullosos de su «latinidad», pues ya era hora de que surgiera en la larga y controversial historia del Vaticano un papa miembro de su comunidad. Jorge Mario Bergoglio pertenece a la cultura ítalo-argentina, tanto del lado paterno como materno, lo que legitima el conocimiento latinista

patente en sus discursos, añadiendo a su latinidad el temperamento y el verbo porteño, herencias culturales que forjan en él una chispa que seduce y que también irrita a los conservadores de una Iglesia arropada y cerrada en sus tradiciones, estancada en discursos de pesadilla. Un papa que baila tango y sabe cantar milonga provoca situaciones incómodas a estos sectores. Pero lo que más perturba es que estamos frente a un jefe de la Iglesia católica que es erudito y que está al día de las problemáticas del mundo. Congregado en la Compañía de Jesús, tiene todo el arte y la manera, así como la picardía, de los jesuitas, es decir, la sabiduría de llevar las ideas más innovadoras con una exquisita naturalidad y simpatía que invitan a entregar las armas antes de desenvainarlas. Sabe lo que quiere y apunta antes, con muchas ventajas, pues es el primer

papa latinoamericano y el primer jesuita en ser papa. Su trascendencia va más allá del mundo católico, ya que utiliza un mensaje que toca el corazón de todo lo humano. La opción por su nombre pontifical, en honor a san Francisco de Asís, refleja su entrega a los excluidos y la extrema humildad que manifiesta. Así como la prensa internacional señaló la estrategia del nombre, él también declaró con su característica naturalidad su compromiso con una Iglesia pobre para los pobres, añadiendo que san Francisco de Asís fue el santo que amaba y custodiaba la Creación. La estrategia de alcanzar a todos en la diversidad de pensamiento y de las creencias confesionales no fue difícil de concebir, ya que Francisco, por su misma personalidad de «ser humano del diálogo y de la apertura», tiene el encanto y 67


la sencillez verbal, gestual, para llegar a la gran diversidad de los seres humanos, sin importar sus orígenes sociales ni sus referentes étnicos o culturales. El sentido de la fe es para él sinónimo de esperanza, compasión, curación y tolerancia. Francisco ejerció como sacerdote y profesor de teología, recibiendo una sólida formación superior bajo las enseñanzas del teólogo jesuita Juan Carlos Scannone, fundador de la Teología del Pueblo, rama argentina de la teología de la liberación. Este dato es fundamental en el compromiso y en el entendimiento de sus acciones evangelizadoras, pues a muchos a los que irrita parece que les falta conocer y asumir este referente. Los que se asombran o se dan por sorprendidos no entienden que la Compañía de Jesús se implicó desde sus orígenes con la fe y la 68

razón, es decir, con el conocimiento objetivo de la condición humana. En su trabajo de campo, promovió el diálogo con los colectivos sociales, independientemente de que fueran católicos o no, desplegando una presencia activa de los sacerdotes en los barrios y en los sectores marginados, denunciando la prostitución y la trata de personas. No teme utilizar abiertamente los recursos diplomáticos y políticos para detener la guerra. No dudó un instante en enviar una carta a la Cumbre del G-20 para oponerse a la intervención militar prevista por Estados Unidos y Francia en Siria. Francisco ha declarado abiertamente que es «deber de los cristianos involucrarse en política». Este es un llamado al diálogo a la militancia a través de los principios de amparo, de protección y defen-

sa de los excluidos por las crisis sucesivas de los países industriales, pero también de los perseguidos y amenazados por la persecución religiosa y política. El papa surge como un apóstol del diálogo y de la negociación. Los políticos también reconocen en él sus cualidades diplomáticas y no es una casualidad que Cristina Kirchner, en su encuentro en el Vaticano, le pidiera su intermediación para dialogar con el Reino Unido a propósito de las islas Malvinas. Su primer compromiso es un llamado a la integración de la juventud en los espacios del siglo xxi, en los que se decida, se piense y se construyan las dinámicas de nuevas generaciones para que trabajen y estudien en el aprendizaje ético de la tolerancia, la justicia, la convivencia y la paz, priorizando el res-


peto a la vida. La vida, herencia de la creación de Dios, que debemos defender bajo ese paradigma cristiano del respeto al medioambiente, y ese llamado lo hizo con alusiones claras a la preservación del agua de los ríos y de los mares. Es ahí, abordando un tema compartido por los sectores laicos ecológicos, por los sectores medioambientalistas y políticos, donde Francisco logra asociar el campo espiritual con el campo material a través de una idea que siempre unifica: ¡Salvar el Planeta!

Geopolítica de la paz El papa es también un gran conocedor de la geopolítica, de los informes socioeconómicos y de los abusos financieros. Estudia y analiza todas las problemáticas como un dirigente moderno y, fortalecido

con los análisis, interviene, propone soluciones posibles para frenar los desajustes del desarrollo global. Francisco ha puesto en el escenario del mundo global la función papal como instrumento para resolver los dramas y las amenazas del siglo xxi. Es por esta razón que viaja sin temor por el planeta, reuniéndose con todos y llamando al diálogo. En muchos artículos de temática internacional se ha afirmado que Francisco penetra con su carácter e inteligencia no solamente en los sectores marginales, sino también, y esta es la innovación, en las nuevas generaciones, pues ellas encuentran en el papa una personalidad integradora que reconoce los aportes de la razón y de la investigación, rompiendo el esquema de la tecnología y de la ciencia como materias sospechosas y condenables por la

religión. Esta visión integradora de un papa que se manifiesta a través de las redes sociales, especialmente Twitter, y que está al día con las ciencias punteras de este siglo, acerca la Iglesia al mundo global y al futuro. Él sabe que la humanidad se desenvuelve cada vez más en estas direcciones, y ante la juventud italiana tuvo una expresión muy mediática: «no tienen que comprar la Biblia», aludiendo a que la pueden leer en Internet y desde sus tabletas. El acercamiento que promovió entre Cuba y Estados Unidos viene a significar una construcción de un mundo nuevo que supere las divisiones de las ideologías y de las religiones. La importante visita a La Habana evidencia la capacidad de las autoridades cubanas de protagonizar este momento histórico, confirmando una vez más que 69


Cuba sabe proteger sus fundamentos revolucionarios y participar en los cambios y las evoluciones del mundo, colaborando generosa y firmemente en la integración de las exigencias del mundo global, sin perder sus principios socialistas ni su identidad.

Obama, ni Francisco, son magos. Este lanzamiento de propuestas y buenas intenciones no puede esconder la dramática situación migratoria que se impone en estas dos primeras décadas del siglo xxi. Estamos atrapados en un contexto en el que nadie tiene la solución ideal,

Su trascendencia va más allá del mundo católico, ya que utiliza un mensaje que toca el corazón de todo lo humano Estos acercamientos no hubiesen podido lograrse sin la colaboración inteligente y entendida de dos mandatarios que ayer eran todavía los símbolos de la guerra fría. Raúl Castro y Barack Obama quedan ante la historia para siempre como los forjadores de las nuevas direcciones del mundo occidental, a partir del reencuentro y del diálogo diplomático, y del levantamiento de un embargo que ya no tiene razón de ser. El papa Francisco lleva su mensaje espiritual, abierto y humano, porque esos dos jefes de Estado han dado la señal política para que esas dos naciones, hasta hace pocos días antagónicas, se comprometan en el presente a garantizar una nueva era de paz e ir, poco a poco, saliendo de las huellas y los obstáculos dejados por la guerra fría. Todo esto es una plataforma ideal que no se puede desperdiciar, pero tampoco podemos pecar de exceso de sueños y de ilusionismo, ya que ni Raúl Castro, ni Barack 70

ni tampoco los recursos necesarios. Ahora mismo, Europa está enfrentada a una velocidad insostenible en la llegada de refugiados que provoca soluciones inmediatas de acogida, sin los recursos estructurales para asimilar con dignidad este gesto tan generoso. Pero qué puede hacer un alcalde de una ciudad de 30,000 o 50,000 habitantes a la que llegan de repente 10,000 refugiados. Cómo enfrentar el contexto de urgencia con soluciones humanas para que podamos ir más allá de la emoción. El problema migratorio abarca todo, y refleja lo mucho que hemos tardado en responder a una tragedia galopante que viene creciendo desde hace más de 20 años. Hoy día, Francisco abrió conciencia y esperanza frente a este drama. El mundo político y económico debe ponerse al servicio de este llamado humano. ¿Cómo hacerlo? Nadie tiene la solución, Europa solo tiene una parte de ella, el mundo político tiene que plantearse elementos concretos,

y de manera pragmática Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y las fuerzas económicas del mundo deben empezar a construir propuestas de acogida migratoria y de lucha contra el flagelo de este siglo. El contexto internacional demuestra que no hay un país que, por ser más desarrollado que su vecino, no tenga la problemática y las consecuencias de la acogida migratoria. Pero, debemos matizar, no todos los países fronterizos, especialmente los que carecen de posibilidades estructurales y económicas, deben asumir los flujos migratorios ilegales y descontrolados. Creemos profundamente que hay que ponerse a trabajar en el plano internacional con disciplina científica y diplomática, y crear un consejo medidor y mediador de los aspectos migratorios, sin ideologías que condenen antes de conocer y analizar los contextos. El papa Francisco retomó todos los expedientes delicados y complejos que enfrenta la humanidad. Sus consejos, sus declaraciones y participaciones colocan gotas de dignidad y compromiso frente al drama de la guerra, del éxodo y de la miseria. En el Evangelio podemos encontrar la fuerza para buscar las acciones correctas que nos faciliten el camino hacia la paz, la convivencia pacífica y la unidad humana. Delia Blanco es doctora en Letras y Antropología de la Universidad París IV, La Sorbona. Especialista en literatura y artes plásticas y visuales del Caribe. Embajadora de la Francofonía y por la Integración Regional del Caribe, adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex).


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Karim López

John Lennon y el mundo que dejó atrás Treinta y cinco años han pasado desde que John Lennon fue abatido a tiros en la entrada de su casa en Nueva York. En su trayectoria dejó atrás toda una producción, tanto de solista como de miembro de la llamada «mejor banda del mundo», The Beatles, con la cual entretuvo e inspiró a más de una generación. La muerte no hizo más que profundizar y ramificar su influencia en aspectos culturales y cotidianos, siendo la música solo una arista de la figura completa.

Fotos: Efe 72


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ark David Chapman esperó con paciencia en las penumbras que rodeaban las afueras del edificio Dakota –ícono urbano neoyorquino mejor conocido por ser locación principal de la película Rosemary’s Baby, de Roman Polanski, allá por el turbulento 1969– hasta que llegara su inquilino más distinguido. Horas antes, lo había interceptado en el mismo lugar cuando Lenon salía con su esposa y había conseguido su autógrafo sobre un disco de vinilo. Ahora, aguardaba sin prisa en una de las entradas del Central Park, justo frente al edificio, a que llegara el objeto de su espera. Cuando por fin lo hizo, Chapman se acercó sigiloso por detrás y disparó cinco veces su revólver calibre 38. El asesino fue detenido en la misma escena del crimen –se quedó leyendo hasta que llegó la policía, incluso se disculpó con ellos por «hacerles pasar todo este trabajo»–, y la víctima fue declarada muerta en el hospital a las once de la noche. A partir de ese momento –8 de diciembre de 1980– nacía la otra leyenda. La vida para todos los involucrados no volvería a ser la misma. John Lennon había muerto.

co le había dado a la transmisión boca-a-boca un sentido tan urgente. Los desconocidos rompían la barrera de la familiaridad para hablar unos con otros, amigos de antaño salvaban la distancia telefónica con una nueva excusa para conversar. Frente al Dakota, los millares ahí reunidos cantaban She loves you entre lágrimas, como tantas otras veces en las que la música de Lennon y los Beatles les habían ofrecido una válvula de escape en alguna circunstancia de su vida y simbolizado su pasada juventud; otros tantos mostraban pancartas con mensajes pacifistas; pero la mayoría aún seguía confundida y desorientada ante el episodio. La viuda de Lennon, Yoko Ono, controversial artista plástica de origen japonés, anunciaba que no habría funeral para el difunto y pidió que así como su esposo amó y rezó por la humanidad ellos hicieran lo mismo por él. El mundo entero se unió al pésame. Pero sobre todo, en lo más profundo, el duelo no era solamente por John Lennon. Con su muerte, morían oficialmente los Beatles y la aún latente esperanza de una reunificación. Tal como escribía el novelista Philip Norman, «en 1980, aún más que en 1963, el mundo parecía que esperaba a los Beatles». También moría toda una era; la inocencia cultural terminaba de sepultarse, en un proceso que venía acumulándose desde la década anterior con el suceso del concierto de Altamont y, en especial, los asesinatos de Charles Manson. El mensaje era devastadoramente claro: la fama ya nunca más era segura. Y Mark David Chapman, un chico de 25 años en diciembre de 1980, se convertía en el perfecto heredero del modelo Manson. «No pude resistirme a la fama que vendría con el crimen», confesó en una ocasión tras ser encarcelado, «esa luz brillante de la fama, o mejor dicho la infamia». Para él, el crimen de John Lennon era una catártica manera de canalizar un sentimiento diametralmente contrario al de los miles de personas que cantaban y lloraban en Central Park. Al principio veía al difunto como un ídolo, pero luego pasó a considerarlo un completo hipócrita; en la cabeza de Chapman

Lennon escribió temas que reflejaban, inspiraban y moldeaban vidas, cuestionando y retando las posibilidades de una canción Apenas se supo el suceso, poco después de medianoche, miles de personas, horrorizadas, empezaron a congregarse en las inmediaciones del edificio, en señal de duelo. Del otro lado del océano, y con cinco horas de adelanto respecto a Nueva York, la mayoría de Inglaterra aún dormía, ignorante de la noticia, y para cuando el hecho fue de dominio público en todo el país a la mañana siguiente, la revelación tomó un matiz de carácter surreal. Nunca desde la muerte de Kennedy la conmoción ante un acontecimiento trági-

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nadie más veía la contradicción, salvo él. En su mente perturbada, debía dar el ejemplo, poner fin a la hipocresía y cargar con el pesado reconocimiento. Y lo hizo.

Héroe de clase trabajadora Viéndose en retrospectiva, y analizando los hechos a la distancia como un complejo caleidoscopio, la mayor ironía es que, a su manera, todos tenían razón: desde quienes se hundían en el duelo llorando por la muerte de su ídolo, hasta Mark David Chapman, que veía a la horda entristecida como una manada de ciegos estúpidos. El significado del legado que la figura de Lennon dejó era contradictorio. Y es por eso que su muerte tiene un efecto radial en la manera en que su herencia artística y personal se percibe hoy en día. John Lennon fue el primero en muchas cosas. Su trabajo, en solitario y como miembro de su anterior banda –¿es necesario nombrarla a esta altura?– cambió el panorama cultural de la segunda mitad del siglo xx y la forma en que el arte debía consumirse y, sobre todo, vivirse. El llamado «arte popular», a partir de ese momento, sería tomado tan en serio como el «clásico» o «académico». «Él le mostró al mundo que el rock ’n ’roll podía referirse a temas serios y ser mucho más que solamente canciones de tres acordes», dijo una vez Jim Henke, el director «curatorial» del Museo del Salón de la Fama del Rock and Roll en Cleveland. Lennon escribió temas que reflejaban, inspiraban y moldeaban vidas, cuestionando y retando las posibilidades de una canción. En ese sentido, despertó la admiración de millones de almas a lo largo y ancho del globo, que querían ser o cantar o escribir como él, y a las que en momentos clave de su vida les llegaba alguna melodía suya a la cabeza. Pero no fue solamente la primera y más grande estrella pop –por encima de Elvis Presley, incluso–, también fue al mismo tiempo la más vulnerable y desastrosa. Hablaba de amor y paz a la vez que admitía haber golpeado a sus mujeres (como hizo en una entrevista concedida a Playboy en el año de su muerte), con

una vida familiar bastante menos que ejemplar, al menos en lo relacionado con su primer matrimonio, y una sardónica personalidad que en más de una ocasión dejó un amargo sabor de boca a los que lo conocieron. Hablaba de humildad mientras se rendía a una existencia de excesos en Nueva York, donde residió los últimos diez años de su vida (siendo la mejor muestra el célebre «fin de semana perdido», que duró 18 meses). Y esto último fue lo que más llamó la atención de Chapman, lo que provocó su delirante ira y le hizo tacharlo de «hipócrita», aunque ese juicio no le dejara ver un detalle que tanto anulaba su percepción como le sumaba al espectro contradictorio del artista: siempre fue sincero y con toda honestidad admitía sus fallas. Esto terminaba de completar la trilogía de primicias en torno a Lennon. No solamente era, como ya se dijo, la

El aeropuerto de Liverpool, que contiene murales y frases del artista, fue rebautizado con su nombre

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estrella más grande, sino también cronológicamente la primera en filtrar su vida privada a la prensa de forma transparente. La proliferación de los tabloides y su evolución en la actual era digital convirtieron la práctica en norma: todos quieren hurgar en los rincones más profundos de la vida de sus artistas preferidos. A mediados de los 70, John Lennon creaba el precedente hablando públicamente sobre la suya, pero en un nivel operacionalmente distinto. Mostraba una imagen provocadora que reivindicaba a la clase obrera, y no solo se cuestionaba a sí mismo, sino que también instaba a que la gente hiciera lo propio. «Cuestionaba también la religión en un nivel mainstream como nunca se había visto antes, lo que fue muy valiente», expresa Simon Neil, cantante y guitarrista de Biffy Clyro, que también afirma: «Él dio a luz a lo que nosotros llamamos entrete-


nimiento. Siempre quiso que la música le diera voz a cosas y situaciones que no la tenían». La honestidad es un tema que siempre traen a colación los artistas de generaciones posteriores que siguieron sus pasos. «Lennon es un cantante que admiro no tanto por su habilidad técnica, sino por la honestidad y poder de su voz», dice Paul Weller, y añade: «Uno escucha canciones como Twist and Shout y Dizzy Miss Lizzy, y parece como si hiciera gárgaras con navajas antes de grabarlas; eso lo coloca entre los principales aulladores del rock». Liam Gallagher, cantante de Oasis, también se expresa de igual forma sobre la capacidad de Lennon de reflejar su personalidad a través de la voz: «Me gusta más la voz de Lennon que la de McCartney porque a mi juicio es más hermosa y más alocada. Tenía una personalidad retorcida y su voz lo transmitía». Nos tomamos la libertad de extender la trilogía y agregar una entrada más a la colección de primicias del personaje: también fue la primera estrella pop en morir a manos de un fanático. Una personalidad con tantos vértices, marcada además por un final trágico, tenía que convertirse en el boleto de viaje para que, más de treinta años después de su muerte, aún se hable y escriba sobre su persona. «Todo el mundo te ama –bro-

meó Lennon cierta vez– cuando estás dos metros bajo tierra». Hasta el año 2008, el sitio Internet Movie Database (imdb) registraba no menos de una treintena de películas y programas de televisión en los que figuraba Lennon como personaje, sin contar aquellos en lo que aparecía él mismo, como los filmes realizados durante la cúspide de la «beatlemanía», Help y A Hard Day’s Night. La bibliografía y los tributos musicales a manera de álbumes o canciones individuales son incontables. En 2013, la Unión Astronómica Internacional (iau, por sus siglas en inglés) bautizó con su nombre un recién descubierto cráter en el planeta Mercurio, uniéndolo a otras figuras que también tienen sus nombres en cráteres, tales como Truman Capote, Enrico Caruso y Hector Berlioz. Este honor, según explica la misma iau, se otorga a «artistas fallecidos, músicos, pintores o autores que hayan hecho contribuciones sobresalientes y fundamentales en su campo y que hayan sido reconocidos como figuras artísticas de importancia histórica durante más de 50 años». Su residencia materna en la ciudad de Liverpool (Inglaterra) ha sido convertida en museo. También el aeropuerto de Liverpool, que contiene murales y frases del artista, fue rebautizado con su nombre. Casi lo mismo sucede en 75


el Dakota, en Nueva York. El lugar de Central Park situado frente al edificio donde los dolientes se aglomeraron al día siguiente de su asesinato alberga ahora un monumento llamado Imagine, punto de peregrinación obligada para sus admiradores y escenario para poses fotográficas y arreglos florales.

Y no solo el consumo de su figura se limita a productos artísticos: la maquinaria comercial también llegó a la vida cotidiana de los consumidores en todas sus manifestaciones. La empresa Montblanc promovió una pluma de escribir de edición limitada en honor a Lennon, con el clip de agarre en forma de guitarra; la publicidad en los medios impresos llevaba una dedicatoria fiel a su filosofía: «Para John, con amor». Y para la campaña promocional del psa Peugeot Citroen, se usó con autorización unas filmaciones de una entrevista del cantautor otorgada en 1968. Las declaraciones utilizadas para dicha campaña fueron sacadas completamente del contexto de la entrevista, pero el mensaje que debía llegar a las masas era inequívocamente Lennon: «Haz lo tuyo, empieza algo nuevo, vive tu vida… Compra el Citroen DS3...». La memoria activa sobre la figura de Lennon, ahora convertido en un ícono de consumo (tal vez de manera irónica, justo como pasa con el Che Guevara), no aparenta disminuir en el futuro mediato.

Ese John Lennon avant-garde, revolucionario, iconoclasta, raro y por momentos detestable siempre estuvo ahí En lo que a música se refiere, la moribunda industria discográfica aún obtiene grandiosos beneficios de los productos de Lennon y los Beatles. La reciente edición remasterizada de todos sus álbumes tanto en solitario como con la banda lo catapultó a los primeros lugares en las listas de ventas. Cuando el catálogo del grupo se subió a iTunes por primera vez en octubre de 2010, se vendieron dos millones de canciones en los primeros siete días. Diez años antes, en 2000, y conmemorando los treinta años de su separación, el álbum recopilatorio de grandes éxitos 1 despachó 31 millones de unidades, marcando un récord como el disco de venta más rápida en la historia. Del mismo modo, el lanzamiento del videojuego para consolas The Beatles: RockBand, que permitía a los jugadores tocar temas de la banda así como componer canciones con el sonido de los instrumentos originales, superó el medio millón de copias adquiridas. Dentro de su celda en una cárcel de Nueva York, Mark David Chapman fue testigo de las consecuencias indirectas de su asesinato, entre ellas el desborde comercial. Ni siquiera sus propias pertenencias quedaron a salvo de la vorágine: el álbum de vinilo que Lennon le autografió horas antes de ser asesinado fue comprado en una subasta en 2003 por la módica suma de 525,000 dólares. 76

Mujer Detrás de la perpetuación de dicha memoria, juega un papel fundamental su viuda, Yoko Ono. Criticada con saña desde los inicios de su relación con el cantautor en 1968, se la acusó de usar su más reciente conquista para lucro y brillo personal, situación que no disminuyó al estrenar su viudez. Aunque bien es cierto que los mismos que la despreciaban la vieron con ojos de compasión tras la tragedia, su mismo motto de «preservar la memoria y el legado» de Lennon, casi inmediatamente después de su muerte, incentivó las viejas críticas. En 1981, a menos de seis meses de la muerte de Lennon, Ono lanzó el álbum musical Seasons of Glass, cuyo arte de portada era nada menos que una imagen de las gafas ensangrentadas que usaba su esposo el día que lo asesinaron, con el Central Park de fondo. Para muchos, fue una movida de


excelso mal gusto, aunque tal vez por las mismas razones de morbo el disco alcanzó el puesto 49 en las listas de Billboard, la posición más alta lograda por un álbum suyo. Años más tarde, en 2013, Ono publicó la misma fotografía en un post de Twitter, esta vez como parte de una campaña mediática a favor del control de las armas de fuego. En esta ocasión el clamor fue mucho más discreto. Tampoco nadie pareció notar mucho el astuto posicionamiento de la viuda como heredera y supervisora directa del legado de su esposo cuando, en las últimas reediciones de los álbumes solistas de Lennon, aparecía en los créditos: «Producción supervisada personalmente por Yoko Ono». Con el perdón de Phil Spector y demás productores, por supuesto. Más adelante en los mismos créditos puede leerse: «El copyright de estas grabaciones pertenece a Yoko Ono Lennon / emi Records ltd ». Como escribe Richard Williams, antiguo amigo del cantante: «Si el deseo de retribución económica siempre estará por medio, entonces mejor que esos cheques de regalías vayan a una cuenta de banco con un propietario apellido Len-

non». Situarse en ese pedestal como supervisora absoluta no le hizo perder la calma, incluso cuando la anterior esposa de John y madre de su primer hijo, Cynthia, publicó libros de su relación con el artista que incluían el episodio de la infidelidad con Ono. A pesar de ser etiquetada como la robamaridos-oportunista por excelencia, no por eso perdía la compostura al retratarse, abrazada y sonriente, junto a Cynthia cuando los eventos públicos lo ameritaban. A fin de cuentas, saberse la dueña legal del imperio le permite ser flexible. El tiempo le ha dado a Yoko Ono la ventaja de ser apreciada en su justa dimensión en lo que respecta a su relación con Lennon. Al contrario de lo que puedan pensar sus más acérrimos críticos, Ono no «cambió al cantante», como afirma la teoría más popular. Lo único que hizo fue ayudarle a quitarse la máscara forzada que «el acto Beatles» lo obligaba a asumir. Por decirlo en otras palabras, lo tomó de la mano y lo forzó a ser él mismo de nuevo. Ese John Lennon avant-garde, revolucionario, iconoclasta, raro y por momentos detestable siempre estuvo ahí, incluso 77


asomado entre letras de canciones, dos estrofas después de los «Yeah Yeah Yeahs» que rellenaban sus primeros hits. La maquinaria de los Beatles y el férreo control sobre la imagen de la banda que llevaba el manager Brian Epstein hicieron que la verdadera esencia de John se fuera enterrando bajo capas de cosas previamente aprobadas por el establishment. Cuando por fin pudo encontrar a alguien que lo empujara a ser él mismo sin tapujos, como lo hizo Ono, el colapso de esas capas fue inevitable y violento, no podía ser de otra forma. Quienes lo observaban desde fuera quedaron atónitos y desconcertados. La banda canadiense Barenaked Ladies, en su canción Be my Yoko Ono, retrata este mismo hecho, a medio camino entre la broma y lo certero, con una línea que, traducida al español, diría: «Si yo fuera John y tú fueras Yoko / con gusto daría a cambio un poco de genio musical / solo para tenerte como mi Venus personal». Aparentemente John Lennon lo entendió. El resto del mundo, no tanto.

Porque El mejor legado que Lennon pudo haberle dado al mundo siempre va a estar, para las grandes masas al menos, asociado a su pertenencia a los Beatles, por brillante –aunque poco equili78

brado– que haya podido ser su trabajo en solitario. Pero él mismo nunca pudo imaginar que sus pequeñas acciones echarían raíces culturales tan profundas que se convertirían en catalizadoras de cambios que no se verían hasta algunas décadas después, y no únicamente en el campo musical. Y ahí es donde radica el verdadero caleidoscopio del legado de John Lennon. Su inocente comentario de que «los Beatles eran más populares que Jesús», que causó tantas protestas en 1966, se convertiría en el primer reconocimiento importante del poder de la cultura pop, hasta ese instante considerada como «cosas de niños y adolescentes». Hoy día somos todos testigos de la inmensa influencia de esa cultura. Su misma sinceridad en la forma de mostrar su vida privada cambiaría la manera en que los artistas manejan sus perfiles públicos y como el público logra identificarse con ellos. El mensaje de las canciones y textos que escribía sobre el lado más vergonzoso de su personalidad –alcoholismo, drogas y violencia marital– se volvería una confesión emocional de un ser humano tratando de buscar su camino y mostrar quién era, independientemente de que la audiencia quisiera asumirlo. Su activismo político al llegar a Nueva York y su apoyo a causas humanitarias prepararon el terreno para que la


opinión popular se volcara hacia reclamos tan disímiles como el término de la guerra de Vietnam y la legalización de la marihuana. Está bien documentada la pretensión del entonces presidente Nixon de deportarlo a Inglaterra, de no ser por una campaña escrita iniciada por miembros de la crema y nata cultural estadounidense, entre los que destacaban Bob Dylan, John Cage, Leonard Bernstein, que logró derribar el pulso del propio presidente. Y, por supuesto, como carta de presentación de toda su filosofía pacifista, Imagine, su canción más famosa, convertida en todo un himno mundial en pro de la paz y el entendimiento, que hasta logró romper la barrera del lenguaje. El mejor ejemplo de esto lo narra el expresidente estadounidense Jimmy Carter en una entrevista para npr: «Mi esposa y yo hemos visitado alrededor de 125 países, y casi siempre escuchamos Imagine de John Lennon usada tanto como sus propios himnos nacionales. De manera que es obvio que Lennon ha tenido un impacto significativo en muchos países del mundo».

Observando las ruedas ¿Qué hubiese pensado John Lennon de todo ese culto a su persona que aún se mantiene? En este momento tendría 75 años y aunque es cier-

to que la muerte temprana le otorgó una divinización solo reservada a aquellos elegidos por el destino que parten antes de tiempo, lo realmente interesante sería imaginar, más que la impresión sobre el legado lennoniano, su opinión acerca del mundo actual. Qué hubiese pensado del pop de los 80, de Michael Jackson y los Boy Bands, de mtv y el grunge noventero, especialmente Nirvana. O de Radiohead. ¿Qué opinaría del cincuenta aniversario de los Rolling Stones, y de Jagger y Richards pretendiendo que el tiempo nunca les pasó de largo, saltando en los escenarios y moviendo el trasero? ¿Qué tendría que decir sobre la caída del Muro de Berlín, o sobre las Torres Gemelas y toda la guerra del Medio Oriente? ¿Hubiese retornado a los Beatles? ¿Acompañaría a Bono en las reuniones con líderes mundiales para terminar con el hambre en África? ¿Perdonaría a Mark David Chapman de haber sobrevivido a los disparos? ¿Seguiría con Yoko? ¿Se burlaría de Donald Trump? ¿O simplemente observaría el mundo desde su tranquilidad hogareña, esa que encontró pocos años antes de morir, y se destornillaría de la risa? Su amigo Richard Williams, en un artículo que recordaba la memoria del fallecido publicado en el año 2010, tiene sus propias teorías 79


sobre el posible Lennon de tiempos modernos. Asegura que le hubiera encantado Twitter, al ser fanático de las antiguas postales cortas y concisas. Con su inteligencia y veneno en dosis iguales, no habría quien lo despegara de un monitor de computadora para expresar sus opiniones en Twitter. Siempre innovador, preferiría la originalidad de un Blur al revisionismo de los Oasis. Aunque para alguien que ya miraba su pasado con un poco más de calidez hacia el final de su vida, en contraste con la seca indiferencia que le producía en la primera mitad de los 70, las abundantes referencias Beatles que Oasis hacía obligatorias en sus grabaciones le habrían sacado más de una sonrisa. Y a pesar de haber resuelto sus diferencias personales y de negocios con los antiguos miembros de su banda, la reunificación sería algo que para Williams no habría ocurrido nunca. La presencia de mujeres poderosas en la vida de las dos cabezas de la banda (el otro, Paul McCartney) habría llevado a estos hombres a un nuevo nivel tanto mental como personal en donde la antigua química y sinergia de los Beatles sencillamente no habría funcionado como antaño. Puntos válidos, pero especulativos. Si algo tenía Lennon era su carácter impredecible y hacer las cosas como las sentía, sin importar si era eso lo que se esperaba de él. Quién sabe qué le hubiera deparado el futuro o qué tipo de arte haría. Las posibilidades son excitantes. 80

Todo se resume en las frases sacadas de contexto para el comercial del Citroen DS3, de la vieja entrevista de 1968. Al final, nadie era más apto que él para teorizar sobre su influencia. «Una vez algo está hecho, está hecho», decía Lennon con su melena sobre los hombros y las gafas redondas que desde el año anterior ya formaban parte íntegra de su atuendo. «Entonces, ¿por qué toda esta nostalgia? Por los 60 y 70, mirando hacia atrás en busca de inspiración, copiando el pasado. ¿Qué tan rock ’n ’roll es eso? Haz algo por ti mismo. Empieza una cosa nueva. Vive tu propia vida». Solo que en esa ocasión nos mandó a comprar un auto. Eso lo dijeron quienes asumieron el legado como suyo, reempacándolo. Ese es el verdadero quid de los productos culturales: una vez que la gente los recibe, ya no pertenecen a su autor. Con toda seguridad Lennon se hubiera reído, expresado algún comentario ingenioso, y se voltearía para hacer otra cosa, sin prestar mucha atención a lo que viniera después. Y las ruedas seguirían su curso. Tal vez se cantarían canciones sobre eso después. Karim López es un arquitecto y diseñador dominicano. Miembro de la banda de rock Pranam y colaborador frecuente de Coturno Teatro y el Circuito Cultural Cara-Maná en labores de diseño y musicalización. Reside en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Parte de sus escritos pueden apreciarse en www.pop69. blogspot.com.


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