CAPÍTULO 5
El Leñador de Hojalata Cuando despertó Dorothy, el sol filtraba su luz por entre los árboles y Toto hacía rato que correteaba persiguiendo a los pajaritos del bosque. El Espantapájaros, por su parte, se hallaba de pie en el rincón, esperándola pacientemente. —Tenemos que ir a buscar agua —le dijo ella. —¿Para qué la quieres? —Para lavarme la cara y para beber, a fin de que este pan seco no se me atasque en la garganta. —Debe ser molesto estar hecho de carne —comentó él en tono meditativo—, pues tienes que dormir, comer y beber. Claro que, por otra parte, tienes cerebro, y eso compensa todos los otros inconvenientes.
48 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx