MARISA BONZÓN / BS. AS.
De miradas Marisa Bonzón
La fotografía tiene, como tema, infinidad de temas, pero hay uno especialmente desafiante para cualquier fotógrafo: el retrato. La cámara es un doble reto cuando lo que tiene delante es una persona: si el que dispara no se involucra con lo que ve, si no lo respeta y no se conmueve con el misterio de su ser, la cosificación, la banalización del sujeto es doblemente hiriente. Mirar al otro desde la lente implica enfrentarse a su individualidad, meterse en la desnudez de su alma, descubrirle el lugar de los secretos y animarse, sin pudores, a plasmarlos en la imagen. Marisa Bonzón lo hace con delicadeza y destreza de artista fina y, a la vez, con espontaneidad transparente. Cuando ella ve, su corazón está tan en juego como el de su modelo. Una y otro quedan guardados en esa gota de tiempo, ese ámbar de luz que contiene sus miradas preservadas para siempre. Pedro Aznar
De miradas
Mis fotos hablan de la mirada que tengo sobre la realidad que nos circunda y como influye sobre nuestras emociones, cada persona expresa a su manera el impacto que recibe de esa realidad, del espacio en que se mueve. Trato de retratar ese mensaje, la introspección de un ser humano sumergido en su propio mundo, ese instante divino en el que los pensamientos, la memoria y sus vericuetos, en fin, los sentimientos, salen a la superficie y muestran sus fantasmas en cada rostro, en cada gesto. Indudablemente busco eso cuando a hurtadillas robo con mi lente el rictus de algún desprevenido transeúnte. Quizá por eso alguien, al ver mis retratos callejeros dijo que eran fotografías del alma. No creo, sin embargo, que una simple fotógrafa pueda alcanzar a reflejar ese estadio tan profundo del misterio humano, pero me conformo con saber que algo de aquella tristeza, de la melancolía, de la alegría o la frustración del amor, de la vida y sus desventuras o sus logros quedan medianamente plasmadas en mis fotos. Soy retratista? Quien sabe? A veces me pierdo en paisajes donde el asombro de mi cámara toma soledades, horizontes, lejanías que extrañan la figura del hombre, pero basta con que apriete el disparador para percibir que ese territorio tiene la identidad de mi emoción, la que siento al ser testigo de nuestra finitud ante la naturaleza. Que otra cosa somos sino eso, pura emoción. MARISA BONZÓN
Marisa Bonzón
De miradas
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marisabonzon@gmail.com
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