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Los problemas que pueden generar los polémicos “filtros de belleza” de la app Las “emociones” que los programas de inteligencia artificial aseguran haber desarrollado el ChatGPT

El lanzamiento del filtro Bold Glamour de TikTok -que tiene un efecto sorprendentemente impecable puede convertir a cualquiera en una top model. Como reza un titular: “’Esto es un problema’: un nuevo filtro de belleza hiperrealista de TikTok está asustando a la gente”.

Cuando me topé con mi primer “filtro de belleza” -tecnología diseñada para “mejorar” tu aspecto, ahora popular en Instagram, Snapchat y TikTok-, una de mis primeras reacciones fue que igualaba el terreno de juego, y no necesariamente en el mal sentido. Antes de la pandemia, solía maquillarme un poco antes de salir. Me hacía sentir más atractiva y la diferencia de trato de la gente cuando me ponía un poco de máscara de pestañas no hacía sino reforzar esa percepción. Pero entonces llegó el confinamiento, el trabajo desde casa y tener un bebé. Encontrar el tiempo y la motivación para pintarme los labios parecía cosa del pasado. Por eso, cuando vi por primera vez un filtro que hacía el trabajo por mí -o por mi presencia en internet, al menos- me quedé asombrada. Y tuve que preguntarme: ¿realmente hay tanta diferencia entre pasar 15 minutos maquillándome por la mañana o poner un filtro a mi imagen en internet? ¿O se trataba de una forma ingeniosa de ahorrar tiempo? A medida que los filtros de belleza se vuelven más sofisticados, surgen nuevos artículos que denuncian sus posibles efectos sobre todo tipo de cosas, desde nuestra autoestima hasta su poder para popularizar un determinado estándar de belleza. Esta semana, el lanzamiento del filtro Bold

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Glamour de TikTok -que tiene un efecto sorprendentemente impecable- ha llevado a muchos usuarios a preguntarse si la tecnología ha ido demasiado lejos. Puede convertir a cualquiera en una top model. Como reza un titular: “’Esto es un problema’: un nuevo filtro de belleza hiperrealista de TikTok está asustando a la gente”. Estas preocupaciones y críticas son válidas, pero a menudo pasan por alto un componente crucial. Como tantas otras cosas en la tecnología, los filtros de belleza no se crearon en una burbuja, separados de la sociedad, para luego infectarnos al resto. Reflejan -y a menudo empeoranlos prejuicios y problemas que ya tenemos. Ese es, por supuesto, el problema. Mucho antes de que apareciera el filtro Bold Glamour, nuestra sociedad tenía un fetiche con la belleza. Y no se trata solo de atractivo físico: a las personas convencionalmente guapas se las considera de todo, desde más inteligentes hasta con mayores ingresos. (Aunque para las mujeres, en algunas situaciones, la belleza puede ser contraproducente). Lo cierto es que, ya sea con nuestra elección de ropa o corte de pelo, gafas o maquillaje, todos nos representamos a nosotros mismos de una determinada manera -y, por lo general, de una forma acorde con los cánones de belleza vigentes. Aun cuando nos gusta pensar que tomamos estas decisiones basándonos en nuestras preferencias individuales, hace tiempo que sabemos que vienen determinadas por los estilos actuales.

La medida podría afectar radicalmente al agua potable de casi todos los habitantes de Estados Unidos. La nueva norma pretende establecer normas de agua potable para seis sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, también conocidas como PFAS o “sustancias químicas para siempre”. Los PFAS son una familia de sustancias químicas sintéticas omnipresentes que permanecen en el medio ambiente y en el cuerpo humano, donde pueden causar graves problemas de salud. Aunque existen miles de PFAS, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), bajo la nueva norma, los sistemas de abastecimiento de agua tendrían que controlar seis sustancias químicas específicas, notificar al público los niveles de PFAS y trabajar para reducirlos si los niveles superan la norma permitida. La EPA afirma que la propuesta evitaría miles de muertes por exposición a estas sustancias químicas, así como decenas de miles de enfermedades graves. La agencia eligió estas sustancias químicas porque dispone de los datos científicos más claros sobre su impacto en la salud humana y afirmó que también está evaluando otras sustancias químicas. Los límites propuestos por la EPA fijan los niveles permitidos para estas sustancias químicas tan bajos que no podrían detectarse fácilmente. La propuesta regularía dos sustancias químicas, el PFOA y el PFOS, en 4 partes por billón (ppt). En cuanto a las sustancias PFNA, PFHxS, PFBS y GenX, la EPA no propone una norma para cada una, sino un límite para una mezcla de ellas. Los sistemas de abastecimiento de agua tendrían que determinar si los niveles de estos PFAS suponen un riesgo potencial.

Según la agencia, es posible que tengan que instalar sistemas de tratamiento o tomar otras medidas para reducir los niveles de PFAS, e incluso puede que tengan que cambiar a otras fuentes de agua. Se encuentran en hogares de todo el país La propuesta sería uno de los primeros estándares químicos que actualiza la Ley de Agua Potable Segura desde 1996. Los estándares propuestos serían mucho más estrictos de lo que la EPA sugirió en 2016, cuando sus advertencias de salud recomendaron concentraciones de PFAS en el agua potable de no más de 70 ppt. En junio, basándose en los últimos datos científicos, la EPA emitió advertencias sanitarias en las que afirmaba que las sustancias químicas son mucho más peligrosas para la salud humana de lo que los científicos pensaban en un principio y que probablemente son más peligrosas incluso a niveles miles de veces inferiores a lo que se creía anteriormente.