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un accidente fatal. Continué mi camino hacia mi hogar en oración. Y luego pensé en muchas cosas. ¿Qué hubiera pasado si ese hubiera sido mi último día de vida? ¿Estaba feliz con lo que había logrado en mi vida? ¿Había cumplido mi misión en esta tierra? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera podido decirles a mis padres, hermanos, sobrinas y amigos cuánto los amo? La respuesta era NO, no estaba feliz. Aún me faltaba mucho por dar, mucho por hacer, mucho por vivir y mucho por amar. Bromeaba con Dios y le decía: “Señor sé que tengo que morir a mí, rendir y soltar todo en Tus manos (como decía la enseñanza) para que Tú puedas hacer lo que siempre has deseado conmigo. Pero, por favor, no quiero morir físicamente aún.” Estoy segura que se sonrió. Y cómo no hacerlo, si este sentido del humor me lo regaló Él. Mientras pasaron los días, hablando con mi mentora y mi mejor amigo, Dios seguía ayudándome a entender muchas cosas. Aprendí que a veces pensamos que tenemos todo bajo control, pero, como dijo 12
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mi mentora las distracciones de la vida nos sacan de la dirección que debemos llevar. Mi distracción me hizo perder el control total, me sacó del camino seguro que me llevaba rumbo a mi destino final. Sólo Dios sabe que me hubiera sucedido si Él no hubiera intervenido. La vida es muy valiosa y las distracciones de este mundo nos pueden hacer perder nuestro fin y nuestra razón de ser. Enfócate en lo que vale la pena, ríe más, atrévete a mostrarle al mundo quién eres, da lo mejor de ti en todo lo que hagas, demuéstrale a tus seres queridos cuán valiosos son para ti y cuánto les amas. Como me decía mi mejor amigo: “Los milagros tienen dos vertientes, lo que es en sí mismo el milagro y lo que tú decides hacer con el mismo. ¿Cómo utilizarás esta experiencia para transformarte?” A lo que respondí a sus palabras y comparto hoy con ustedes: HAZ QUE CUENTE. Que todo lo que hagas de ahora en adelante valga la pena, que te haga sentir que viviste al máximo y disfrutaste el tiempo regalado y cumpliste con tu llamado. Y nunca olvides que siempre que clames a Dios Él responderá. ¡Feliz Navidad y Próspero Año 2016!