EDUARDO CHILLIDA, arquitecto

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EDUARDO CHILLIDA, arquitecto

realizado en los alabastros. Procesualmente no. Aunque anteriormente me haya referido a la producción de obras como la construcción de las mismas, los alabastros son tallados y el hormigón construido. Ello implica que para que un hueco se dé como vacío en la obra final previamente se ha debido disponer como lleno en el negativo del encofrado, siendo necesarias, además, distintos tipos de destrucciones previas a la consecución de la obra. 28

La

conjugación

de

elementalidad

y

universalidad con que Chillida plantea el problema del espacio hace de su obra un crisol relacional que permite ver en ella la mencionada heterodoxia de Koolhass pero también actitudes de Palladio o Adolf Loos. Así, la rotundidad de forma cúbica de Arquitectura heterodoxa II puede recordar la de las villas paladianas: la centralidad de sus vaciados a la simetría 84 Arquitectura heterodoxa II, 1978. Hormigón. 95x87x86 cm.

de Villa Rotonda; la división en nueve partes de (lo que podría ser) su planta intermedia a la planta de Villa Foscari.

La ortodoxia disciplinar –contra la que un heterodoxo se levanta- evoluciona con el espíritu de los tiempos. Adolf Loos arremete contra la ortodoxia decorativa de la secesión vienesa en numerosos escritos, el más famoso de los cuales es Ornamento y delito.29 Denuncia el ornamento como modo propio de tiempos anteriores ajeno a la cultura moderna. Consecuente con su discurso propone, años antes que el estilo internacional, una arquitectura de cubos puros y blancos donde la ausencia de ornamento exterior es sustituida por la búsqueda de una singular espacialidad interior. En su actitud subyace, más que una determinación estilística, el intento de distanciar la arquitectura del carácter efímero de la 28

Los alabastros se construyen (labran) transformado un bloque cierto por eliminación de material (destruyendo la propia piedra) y los hormigones consisten en un conglomerado de elementos -que se agregan con el uso de otros medios auxiliares intermedios como encofrados, etc.-, cuya transformación material necesita de otras destrucciones diferentes. 29 Su denuncia no se basa solo en cuestiones estéticas sino sociales, políticas y económicas; explica que el nivel de ornamento de una sociedad está directamente relacionado con su desarrollo económico y con su nivel cultural. “…La evolución de la cultura es proporcional a la desaparición del ornamento en los objetos utilitarios”. Acusa al ornamento de delito contra la economía nacional por la malversación que supone del trabajo humano, por el daño que causa a la salud del hombre y al desarrollo cultural. Siendo tiempo, capital y material malgastado, la ausencia de ornamento es para Loos “signo de fuerza intelectual”. “La grandeza de nuestro tiempo”, afirma, es que no ofrezca un nuevo ornamento. Ornamento y delito es el título de una conferencia que da en 1908, publicado en 1913 en Cahiers d’aujourd’hui. Ver Adolf Loos escritos I 1897/1909. El croquis editorial. Pág. 346-355.

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