Azul profundo, Noche oscura

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AZUL PROFUNDO NOCHE OSCURA BEATRIZ DÍAZ LUCIDO

Abril - Mayo de 2022

Sala de Arte El Brocense Cáceres


Sala de Arte El Brocense Área de Cultura y Deporte Diputación de Cáceres www.brocense-dip.caceres.es Fechas: Abril - Mayo 2022 Obras y autoría del proyecto: Beatriz Díaz Lucido Maquetación e impresión: Tecnigraf, S.A. www.tecnigraf.com Tel. 924 28 60 06 Depósito Legal: CC-78-2022


Ten una dieta equilibrada, no hables demasiado alto, no cantes, no bailes, no hagas el ridículo, sé neutral, no seas fanático, encaja, no lo intentes, no destaques, pasa desapercibido, no te equivoques, no rías a carcajadas, no tengas sueños, se realista, busca comodidad.

Azul profundo, noche oscura trae al plano consciente los ecos de la escapada nocturna de nuestra mente al reino de los sueños, que laten sumergidos y ahogados por una imposición social que busca la optimización a cualquier precio, que reniega de la individualidad y de lo que no comprende, que ofrece una vida sin vivir. La exposición invita a adentrarse en ese viaje a lo desconocido, a despojarnos del miedo a la incertidumbre, asimilar lo extraño como propio para así despertar del letargo y devolvernos la forma humana. Azul profundo, noche oscura, toma su nombre del color azul propio de la técnica de la cianotipia protagonista en la muestra, y, como referencia a la figura simbólica del mar: ritmo, caos, misterio, vida. La exposición se plantea como un recorrido a través de los distintos estados del sueño, la planta baja combina elementos fotográficos con una instalación presente en toda la muestra, esta instalación a modo de intervención sólo es visible con luz ultravioleta, distintas linternas se encuentran distribuidas en la sala para invitar al espectador a que descubra la pieza. La luz ultravioleta desvela frases y textos escritos por diferentes personas que participaron en la anterior exposición ”Vigilia” y a los cuales se les preguntaba sobre la sensación de desvanecerse, de querer desaparecer, para crear un conjunto de relatos con diferentes voces, recuerdos y pensamientos. En esta ocasión, el cuaderno que se halla en la mesa plantea una nueva cuestión enfocada directamente a la experiencia del sueño e invita al espectador a responderla. Tras este escenario se encuentra la fotografía Tránsito, que escenifica la frontera entre la realidad y el sueño a través de la imagen de una cama que nos invita a adentrarnos en el mundo del imaginario subconsciente. Esa tensión permanente entre lo visible, lo oculto, la huella y el vestigio, es uno de los ejes principales de la investigación llevada a cabo por la artista.


“Rito” da comienzo al recorrido, estas dos fotografías se presentan como la dualidad noche-día, lejos de la habitual representación del día, en esta ocasión aparece inmóvil como una ceremonia dedicada a la muerte del instinto, la noche , por su parte, llega entre sombras y movimiento como una invitación a adentrarnos en lo desconocido. Junto con esta obra, la serie “Reliquias” acompañada de distintos elementos como huesos, plumas, o, tierra, hacen referencia a nuestra condición material vinculada a la propia naturaleza temporal de nuestro ser. “Paisajes de la memoria” es una serie de cianotipias realizadas en cristal sobre pan de oro, donde las imágenes crean un recorrido de acercamiento. Esta serie comienza con un paisaje natural que mientras nos acercamos va cambiando y nos muestra el camino de vuelta a casa, que se convierte en la representación simbólica de nuestro entorno, al igual que en los sueños tomamos escenarios y elementos cotidianos para crear los paisajes e imágenes que nos acompañan. Mediante esta técnica el aspecto de la realidad cambia, se vuelve frágil como el cristal que la sustenta, comenzando así a adentrarnos en las imágenes del sueño, en el territorio del subconsciente. El pensamiento abstracto, la bruma que llega con la vigilia, aparece reflejado en la pieza “Rescoldos. La obra conformada por 8 espejos intervenidos sitúa al espectador frente a un espejo que no le devuelve el reflejo, en su lugar, le muestra las huellas y marcas dejadas por la acción pasada de la intervención del fuego sobre la superficie, como una metáfora que propone reflexionar sobre la construcción de la identidad individual en base a las vivencias, y los recuerdos, en lugar de lo superficial y lo pasajero, mientras que la superficie especular devuelve la imagen, estos espejos muestran la huella imborrable de una acción concreta, la marca del fuego, la marca de la devastación. Esta transición al plano subconsciente, se materializa con la subida a la segunda planta. “Luz” nos da la bienvenida al territorio del sueño. Esta fotografía intervenida reacciona a la luz ultravioleta, mostrando dibujos propios del terreno de la fantasía, en concreto, de pesadillas: monstruos que se esconden en la oscuridad, invisibles al ojo humano. El dibujo sirve como recurso en esta muestra para dar forma a lo invisible, lo encontramos también en la serie “Pesadillas” imágenes que aparecen aisladas ya que sólo se encuentran en el plano mental que recogen recuerdos de sueños y pesadillas pasados, mientras que, en la serie “La memoria de las piedras” , donde se combina fotografía y dibujo a través de la técnica de la cianotipia, el paisaje hace visible el pasado como memoria y el futuro como presagio, es, además una reflexión sobre la Historia y los vestigios del pasado que conforman el presente, supone la representación de los sueños de la ciudad entendiéndola como un ser vivo, capaz de sentir y recordar, como un amigo invisible que acompaña a la humanidad, cuyos susurros atemporales son el eco de otro tiempo.


Recuerdos, pesadillas y revelaciones que se hacen visibles en las cuatro obras que conforman esta serie. “La puerta del Perdón” nombre de la puerta de la Catedral de Toledo donde quienes buscaban redención pasaban de rodillas suplicando perdón a Dios, esa misma puerta sería testigo años después de males y enfrentamientos, la muerte y la sombra aparecen acechando las inmediaciones de este símbolo de amor, perdón y fe. En “La noche se lleva a los muertos” nos encontramos en uno de los paisajes del río Tajo, a la orilla un cuerpo yacente, a su alrededor distintos animales que aparecen para acompañarle a cruzar al otro lado mientras que el reloj indica que ha llegado su hora. “La tarasca guía al apocalipsis” toma la tradición del Corpus Christi sacando a las calles esta figura mítica, tras ella se vislumbra la llegada de 3 jinetes, el primero en lugar de guerra trae enfrentamiento, el segundo la injusticia y la ruina, y, el tercero el miedo, todos ellos presentes en la actualidad, el cuarto permanece oculto en la imagen pero presente en la mente del espectador, el último jinete que está por llegar, la muerte. “Purgatorio” hace referencia a ese territorio intermedio semejante a la vigilia, el tiempo de espera, el bucle y el ciclo Junto a estas obras, una serie fotográfica “Crónica de una desaparición” nos muestra figuras y siluetas que se pierden entre la niebla y la sombra, como un estado de vigilia que no es más que un estado transitorio, es el paso de un lugar a otro, el tiempo de espera a otra cosa, a la transformación que se da durante el sueño. Reforzando la idea de experimentar el sueño como una invitación a lo desconocido. Finalmente, la sala negra nos invita mediante una instalación de espejos, voces, y vídeo a experimentar esa sensación onírica. Por un lado, “Ocaso” nos muestra de nuevo el sueño asociado a esa idea de juego, de invitación a adentrarse en lo desconocido con tan sólo el sonido de huesos siguiendo los latidos del corazón, mientras que en “Acto I Develación” nos encontramos un cuerpo aparentemente inmóvil casi desvaneciéndose con el ritmo y movimiento del mar, de fondo aparecen distintas voces preguntándose por el sentido del sueño, estableciendo así una conexión con los relatos que conforman la instalación sólo visible por medio de la luz ultravioleta. Un conjunto de voces, experiencias, recuerdos o ensoñaciones que hacen partícipe al espectador y presentan el territorio del sueño como un refugio propio, una vuelta a casa.



Tránsito Fotografía en metacrilato 100 x 75 cm



Rito Fotografía sobre papel Hahnemüle Photo Rag Ultrasmooth de 305 g. sobre KapaFix 70 x 40 cm



Rito Fotografía sobre papel Hahnemüle Photo Rag Ultrasmooth de 305 g. sobre KapaFix 70 x 40 cm


El salto de la vigilia al sueño llega con un choque, soñar la caída, sentirse caer, es tan sólo una metáfora. La mentira que inventa nuestro cerebro en forma de gravedad como una atracción incontestable hacia la profundidad, es la traducción consciente del proceso de transformación que ocurre durante el sueño. Un viaje a lo desconocido que realizamos cada noche de la mano de la oscuridad por aquel territorio tantas veces explorado como incierto. La noche nos acompaña en este ciclo, respirar y exhalar, ritmo y repetición, como un movimiento pendular que mece al durmiente mientras la marea sube.


Serie Pesadillas Lápiz sobre papel Canson Montval 200 gr. 24 x 18 cm




En un mundo que ha perdido el ritmo, no hay noche, y por este motivo, la humanidad se vuelve sonámbula, entre el letargo y la vigilia, deambulantes sin razón ni destino, consumidores de pequeñas dosis de emoción contenida y debidamente bien empaquetada. El sueño emerge como territorio de resistencia frente al adormecimiento diurno. Sumirnos en el ritmo impuesto sofoca la inquietud y anestesia los sentidos, que, amenazados se rebelan y nos perturban. El remedio que se nos ofrece es acallarlos mediante pastillas para dormir y bebidas energéticas para mantenerse despierto, productos que disfrazan sin esconder su finalidad de regular los procesos vitales en busca de la optimización del tiempo improductivo, en busca del sujeto imperturbable. Como una enfermedad latente, el sueño se convierte en síntoma, nos llama y alerta cada noche buscando despertar nuestra curiosidad, invitándonos a adentrarnos en lo desconocido para despertarnos del letargo, recordándonos que existe un lugar para lo incomprensible, dormir para soñar, soñar para despertar.


Serie Paisajes de la memoria Cianotipia en cristal sobre lámina de oro con marco de madera 30 x 40 y 9 x 12 cm




Soñar es un modo de perder la forma humana, librarnos de arquetipos e imposiciones sociales que influyen en la construcción de la identidad individual, es una manera de invitar a la sombra a guíar nuestros pasos, de ceder terreno al instinto. El sueño es el territorio donde habitan nuestros miedos, pesadillas e ilusiones. Se presenta ante nosotros como el único lugar donde somos libres, pues ni nuestra propia conciencia está presente para imponerse. Pero, como en cualquier cuento clásico, siempre hay un precio que pagar o una maldición por cada don recibido, porque al cruzar el umbral del sueño dejamos el cuerpo atrás, y, al regresar, el recuerdo de aquello que nos acompaña y conforma el reino de lo invisible se disipa, se vuelve cada vez más borroso mientras la claridad del día y la nitidez del entorno se hacen dueñas de la realidad para imponer su propio ritmo.


Luz Fotografia sobre papel de algodón intervenida con tinta invisible 60 x 55 cm


Luz Texto sobre papel con tinta invisible


Serie Reliquias Fotografías en caja de madera intervenida 20 x 15 x 3,5 cm




Serie La memoria de las piedras La puerta del perdón Cianotipia sobre papel Fabriano 250 g. 100 x 70 cm


Serie La memoria de las piedras La noche se lleva a los muertos Cianotipia sobre papel Fabriano 250 g. 100 x 70 cm


Serie La memoria de las piedras La tarasca guia al apocalipsis Cianotipia sobre papel Fabriano 250 g. 60 x 80 cm


Serie La memoria de las piedras Purgatorio Cianotipia sobre espejo 110 x 65 cm



Serie Crónica de una desaparición Fotografias sobre papel Hahnemühle montadas en dibond 55 x 40 cm






Serie Rescoldos Espejos intervenidos Medidas variables


Beatriz Díaz Lucido (1990) nacida en Toledo graduada en Bellas Artes por la Universidad Francisco de Vitoria, desarrolló su especialización en fotografía creativa en la Universidad Saint Martins de Londres para finalizar su formación como parte de la quinta edición del Programa de Estudios Independientes del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). Durante los últimos años, combina iniciativas de gestión cultural, como el proyecto curatorial para el Consorcio de Toledo “Nada-desmontando la realidad”, así como desarrolla propuestas expositivas a nivel nacional e internacional. Ganadora del premio Impulsarte en 2018 seleccionado por la Concejalía de Juventud en Toledo, Premio de Arte Emergente por la Fundación Cristóbal Gabarrón en 2016 con el proyecto Habitar el límite, y ganadora en 2013 del festival Encuentros Fotográficos de Gijón, cuya exposición individual tuvo lugar en el Museo Barjola comisariada por Alejandro Castellote presentada con la intervención en el festival de Chema Madoz, Luis Baylón, y, Vari Caramés. Recientemente ha sido finalista en la convocatoria de artistas Amalia Avia 2021 cuya obra Rincones Velados ha itinerado por las provincias de Castilla La Mancha. Entre sus exposiciones colectivas destaca su participación en el programa de videoarte de la Casa Encendida comisariado por Susana Blas, su participación en la Bienal de Fotografía de Tenerife Fotonoviembre, así como su presencia en diferentes exposiciones: Emerge en la Galería Rafael Pérez Hernando, en la galería The Redoom, el Premio de Artes Plásticas Sala El Brocense en Cáceres, o durante el Festival Miradas de Mujeres.


La obra artística de Beatriz Díaz Lucido, supone una aproximación consciente al territorio de lo desconocido. Una puesta en valor de todos aquellos procesos mentales que influyen en la construcción de la identidad individual donde el mundo de la imaginación, la fantasía, los miedos, y, los recuerdos, actúan como puntos de reflexión en la construcción de la identidad, interesándose por lo que queda fuera, el exceso, la ceguera, el inconsciente, que, juntos, suponen el desbordamiento de la mirada. El lenguaje de estos elementos es inaccesible a la razón y a nuestra forma de entendimiento, es por ello, que su representación y percepción, supone un reto que incita a la experimentación con materiales y nuevas formas de interacción. La aparición de estos elementos representa una sensibilidad que hoy no tiene cabida, la cual se enfrenta a un mundo que ha perdido el ritmo, que reniega de los tiempos y procesos propios de la naturaleza y el ser humano en pos de un sujeto colectivizado, productor y consumidor a tiempo completo, sin lugar para la imaginación y la espontaneidad. Encontramos en estas obras un acercamiento a la experiencia de lo desconocido donde presencia y evanescencia se unen en un alegato a favor del tiempo y la persistencia. Siendo la tensión entre cuerpo, mirada y memoria, el eje clave de su investigación donde, como en un gran banco de niebla, nuestra percepción se abre paso a tientas, dejando como única posibilidad un gran salto al vacío, la creación como respuesta.


Ríe, canta, baila, grita, besa, llora, emocionate, encuentra tu pasión, ten ilusiones, equivócate, descubre, sueña, aprende, inténtalo, crea, despierta, vive.



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