La Ciudad Siguiente

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La academia está llamada entonces, a proponer estrategias para que esta situación no se quede en el debate. Las definiciones anteriores ubican la gobernabilidad como categoría claramente delimitada en el ámbito del gobierno, en cuanto expresa lo que hace o deja de hacer este último*. Sin embargo, otras corrientes trasladan la fuente de gobernabilidad del gobierno como tal hacia la interacción de éste con la sociedad civil. En esta perspectiva la gobernabilidad se refiere a la interacción entre gobernantes y gobernados y surge una corresponsabilidad de la gobernabilidad, compartida entre el Estado y la Sociedad, donde la planeación entendida como el ejercicio de pactos colectivos se convierte en una estrategia privilegiada para lograr tal propósito. Según Gómez Buendía (1994:42), “La solidez o precariedad del pacto colectivo –y de su correlato de gobernabilidad o ingobernabilidad– está en la base de toda política y toda gestión urbana”. La gobernabilidad aparece como articulación entre las capacidades de gobierno y las demandas políticas de gobierno. “La gobernabilidad hace referencia a la tensión que existe entre las dos partes y pone en cuestión el sistema de gobierno, como productor de decisiones políticas y encargado de su ejecución, capacidad para estar a la altura de los problemas a resolver” (Leca, 1985, citado en Alcántara Sáez, 1995)32.

La gobernabilidad se convierte en razón de ser de la planeación, inherente a ella misma, y en tal sentido tiene que garantizar las condiciones sociales necesarias para que la racionalidad del poder central pueda desempeñarse con eficacia, legitimidad y muy especialmente con respaldo ciudadano. Por ello tal como plantea Tomassini (citado en Camou 1996), la gobernabilidad se refiere a la “capacidad” de la autoridad para canalizar los intereses de la sociedad civil, a la interacción que se da entre ambos, para alcanzar el desarrollo económico”. *

Así el término governance es traducido al español como gobernabilidad, término redundante que pretende denotar la “acción de gobernar” o “gobernación” al cual se añade una obligada expectativa positiva que culmina con el “buen gobierno”.

RINCÓN. Análida. La fijación política de nuevos sentidos de la planeación. Op. Cit., p.106.

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Desde esta perspectiva es válido traer a colación la definición de competitividad sistémica presentada por Néstor Sanabria en un reciente estudio desarrollado por la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia. La competitividad sistémica se entiende como el resultado de un esfuerzo social constante, de un consenso entre los actores económicos, políticos y sociales para dotar de rumbo el desarrollo de la región. El Estado, en un papel distinto al del supremo conductor de la economía, se desempeña como un actor que junto al resto de • 37


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