serranía, pues pretendía expulsar a los espańoles no solo de la amazonía, sino de toda la Real Audiencia de Quito. Este solo hecho lo convierte en uno de los héroes más importante del Ecuador y América.
Pero desgraciadamente no pudo realizar lo que había planificado, debido a que los habitantes de Baeza oportunamente alertados, habían traído de quito tropas de refuerzo. A Jumandy le traicionaron los Caciques de la Sierra, que avisaron a los espańoles de las intenciones de los Quijos.
Cuando Jumandy al frente de sus guerreros llegó a Baeza, fue recibido por el fuego nutrido de los arcabuces y aunque lucho con denuedo junto a sus hombres, tuvo que emprender la retirada hacia la selva, y es que solo el valor, las pucunas (cerbatanas) y las lanzas de chonta, no eran suficientes contra las armas de fuego del enemigo Los soldados espańoles lo persiguieron día y noche, en su retirada Jumandy les preparaba emboscadas y atacaba de sorpresa a sus encarnizados perseguidores; pero al fin fue capturado y enviado a Quito, en donde fue juzgado por la Real Audiencia que lo condenó a muerte. Murió ahorcado junto con Beto, Guami e Imbate, en el sitio donde actualmente se encuentra la plaza de San Blas. Jumandy es uno de