Banca 61

Page 67

Primera Mención Honorífica Certamen “Dr. Noriega Morales” 2010-2011

en tres de los cuatro subperíodos analizados, exista un consistente y muy significativo coeficiente de tendencia positivo en las reservas internacionales, independientemente del movimiento en el tipo de cambio. Por su parte, las estimaciones del TPI tienen el signo correcto, cuando el tipo de cambio se aprecia, en únicamente uno de los cuatro subperíodos. Esto sugiere que la acumulación de reservas fue el principal objetivo, no el manejo de la tendencia del tipo de cambio, incluso cuando ha existido una fuerte tendencia a la depreciación del quetzal desde que se abandonó la paridad. Las estimaciones del SPI para todo el período coinciden muy de cerca con el promedio de los cálculos de los subperíodos 3 y 4. Los SPI para estos subperíodos, los cuales son los más largos, están muy cerca de las estimaciones para el período completo, con resultados entre 0.70 y 0.75. Se registra más intervención para suavizar la tendencia en el primer subperíodo, con un SPI de aproximadamente 0.90, mientras que la mayoría de las estimaciones para el subperíodo 2, son considerablemente más bajas, con un resultado promedio de 0.40. Guatemala pareciera evidenciar “miedo a flotar”, sin embargo, dicho miedo pareciera no ser el suficiente para suponer un regreso a un tipo de cambio fijo convencional. Es interesante que la mayoría de los movimientos del quetzal ocurrieran durante cortos períodos en los que se registró una sustancial apreciación o depreciación y con pequeñas variaciones porcentuales de la tendencia dentro de los períodos. El resultado sugiere una tendencia hacia la intervención asimétrica. En el subperíodo 2, cuando el quetzal estuvo relativamente débil, el coeficiente estimado de intervención alrededor de la tendencia es sustancialmente menor que el observado en todos los demás períodos. Los resultados no muestran evidencia contundente sobre un objetivo de reservas alcanzado en algún subperíodo. Mientras que, tanto los coeficientes de tendencia y de intervención en el subperíodo cuatro son menores que en el subperíodo uno, estos son sustancialmente mayores que en el subperíodo tres. Sin embargo, la acumulación de reservas internacionales no necesariamente implica que la tenencia de reservas se haya vuelto excesiva. En ese sentido, es importante tener la idea de cuál debiera ser el nivel óptimo de las mismas para poder juzgar si el nivel actual excede o no ese óptimo. La teoría detrás del concepto del nivel óptimo de reservas está bastante bien establecida y señala que las reservas confieren beneficios en términos

de permitir a los países adoptar velocidades más lentas de ajuste cuando se confrontan con crisis de balanza de pagos. También señala que éstas podrían contribuir a la percepción del riesgo crediticio de un país y, por lo tanto, hacer o no una crisis más probable. Además, un nivel de reservas más alto señala que las futuras pérdidas podrían ser evitadas ya que los déficit en cuenta corriente futuros pudieran ser mejor financiados. Finalmente, los efectos de la fuga de capitales podrían ser neutralizados utilizando reservas (Bird y Mandilaras, 2005, 2010). No obstante, si se implementan estos conceptos y se utiliza un óptimo de reservas para Guatemala, todo parece sugerir que, de acuerdo a las ideas convencionales, el nivel de reservas de Guatemala se volvió excesivo a finales de los años noventa y principios de los años dos mil. En las gráficas 3 y 4 es posible observar la tendencia positiva en las reservas después de 1990 (subperíodo 3). Además, un indicador utilizado en la región para medir el nivel óptimo de reservas, los meses de importaciones cubiertos por reservas, indica que durante la última década se ha mantenido por arriba de 3.5 meses, lo cual ha sido el nivel mínimo de referencia sugerido por el FMI a los bancos centrales de la región.6 En 2004 algunos analistas indicaban que el Banco de Guatemala había alcanzado un nivel de reservas excesivo para las condiciones del país. Aunque levemente, se puede observar una pequeña reducción en este indicador entre los años 2005 y 2006, este indicador vuelve a estabilizarse entre 2007 y 2008. Las teorías estándar de la elección pública (public choice) sobre la política cambiaria sugieren que los gobiernos están usualmente interesados en mantener los tipos de cambio subvaluados con el objetivo de promover el crecimiento y empleo de corto plazo. Por su parte, los banqueros centrales tienden a tener horizontes de tiempo más largos y dan más peso a evitar futuras crisis y presiones inflacionarias. En resumen, la política cambiaria de Guatemala después de la paridad frente al dólar, si bien no ha sido una de tipo de cambio de flexibilidad absoluta tampoco indica una reversión a las rigideces e intervenciones de los años setenta, más bien ha sido una flotación administrada caracterizada por un manejo considerablemente alto.

6

Es posible que los criterios acerca del nivel óptimo de reservas hayan cambiado, particularmente, en el contexto de la reciente crisis financiera.

Banca Central No. 61 - 63


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.