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La defensa de la Educación Pública

Índice Unas breves líneas introductorias.................................................................3 ¿Qué implica la defensa de la Educación Pública?........................................5 - La gratuidad de la educación ..................................................................6 - Acceso y permanencia en establecimientos de educación superior y terciaria..................................................................7 Recuperemos lo que es nuestro - Que la Universidad y el Estado se hagan cargo..........................................11 - Comedores, kioscos, librerías y fotocopiadoras........................................13 - Problemáticas derivadas del sostenimiento de los servicios por los centros de estudiantes.................................................15 - Gestión de los espacios............................................................................17 Otras problemáticas que complejizan el acceso El transporte: boleto Educativo....................................................................20 Becas..........................................................................................................20 Oferta horaria de dictados de materias........................................................21 Cómo encarar las luchas, el Financiamiento................................................23 A modo de conclusión: Unas breves palabras sobre la unidad obrero-estudiantil.............................25

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Unas breves líneas introductorias Desde Bandera Negra – Tendencia Estudiantil Libertaria, entendemos que desde el pensamiento libertario es necesario profundizar, agudizar y pulir las reflexiones que nutren nuestra práctica militante. No es poca la literatura libertaria que ha abundado en las problemáticas que atraviesan a la educación estatal, y lo que como militantes libertarios nos gustaría que fuera una educación para el pueblo. Sin embargo es difícil rastrear experiencias que hayan sistematizado la dialéctica entre las luchas que se dan desde una práctica militante concreta y situada históricamente, y el modo en que apuntamos a que las luchas sean victoriosas y dejen saldos acumulativos para aspirar en mejores condiciones a la educación que queremos. La lucha contra la opresión del estado y el capital implica largos procesos mediante los cuales el pueblo transforma su subjetividad, saliendo del individualismo propuesto agitado y defendido por la burguesía y transforma la consciencia de sí mismo y el deseo que tiene para las futuras generaciones. La existencia hoy en Argentina de una educación pública-estatal no es más que el fruto (victorioso, en buena medida y comparado con las realidades de otras latitudes) de años y años de lucha de la clase trabajadora, en su disputa por hacerse de competencias culturales que le permitan reflexionar mejor sobre su realidad. No es casual que el proyecto la burguesía nacional industrial haya estado siempre disconforme con el grado de formación alcanzado por la clase trabajadora argentina, ni que el proyecto del neoliberalismo hoy sea el de convertir en un negocio a las instituciones educativas desplazando mediante la lógica mercantil a bastos sectores de la población. Gracias a estos largos procesos es que resulte imposible o simplemente aberrante el pensamiento de una educación privatizada para la mayoría de los sectores trabajadores y populares. Y allí se ve la transformación de una subjetividad que hubiera sido imposible sin el alcance de las victorias parciales que constituyen el mencionado proceso. Por esto mismo creemos necesario tomarnos un momento nutrir de acervo crítico nuestra práctica militante. Para nutrirnos como militantes del ámbito educativo de lo que implica la defensa de la educación pública- estatal que hoy tenemos, frente a los embates privatizadores y/o mercantilzadores, en el camino por lograr que esta educación pública estatal se vaya pareciendo cada vez más a esa educación pública que todos los que luchamos por el socialismo queremos. Este humilde aporte no es más que un grano de arena que sería inseparable de la cal necesaria que da la lucha en las calles y la construcción de organismos democráticos de los oprimidos. El que reflexiona sobre sus luchas, lucha mejor. Salud y Revolución Social.

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¿Qué implica la defensa de la Educación Pública? La educación es una construcción social que no debiera pertenecerle a nada ni a nadie en términos privados, como así las tierras, las fábricas y todo aquello que la humanidad ha construido. Sólo es la administración colectiva de la riqueza social (materializada en los servicios de salud, educación, cultura, bienestar social, etc) es lo que puede garantizar la socialización de esa riqueza. Así es que la educación forma parte de una construcción social que hace a la cultura de las diversas civilizaciones, e implica un elemento de su riqueza. A esta administración colectiva de la educación (como parte integral de la cultura de una sociedad) es lo que en tanto libertarios definimos como educación pública. Claro está que en el marco del actual sistema de dominación, no podemos pretender (ni entender) que una herramienta de dominación como el Estado sea capaz de contribuir positivamente al tipo de administración colectiva y socializante que pretendemos. Por estas razones es importante que en principio diferenciemos las pretenciones de socialización a las que apostaríamos dentro de un proyecto revolucionario, respecto de la forma histórica que hoy se nos plantea como “educación pública” que bien podría ser definida más precisamente como “educación estatal”. Sin embargo, (tal y como expresamos en nuestro documento “Lo privado, lo estatal, y lo público”), los trabajadores han dado sus luchas a través de la historia y han conseguido acceder (con sus particularidades y grados) a una educación provista por el Estado, dentro de la cual se expresan tensiones propias de la dominación de clase, y la dominación cultural, de género, y más. Y es allí, en lo que hoy se entiende por “público-estatal” donde se dan las luchas por lograr que la educación sea realmente pública. Es por ello que

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debemos defender lo que hoy es público-estatal respecto de lo privado, avanzar en hacer que lo “estatal” sea público, y luchar para que lo privado pase a ser “público” (en alguna de las dos acepciones antes mencionadas). Hoy la educación como parte de dicha construcción socio cultural, no es un derecho para todos y todas lxs que quieran acceder a ella. O si lo hacen, dependiendo de su posición social será más o menos precaria, accediendo a menores herramientas de la cultura que otras personas cuanto menor calidad educativa se alcance. Por otro lado, fundamentalmente, es una trinchera de lucha más para disputar la formación crítica de los futuros trabajadores. La defensa de la educación pública también implica avanzar en mejorar su calidad educativa, y que esta pueda ser herramienta para repensar todo aquello que nos rodea. Nuestro norte debe estar en que esa educación no esté orientada a generar trabajadores dóciles, o simples receptores de órdenes, ni mucho menos el conocimiento al servicio del capital para dominar mejor. El pensamiento crítico es, en definitiva, una de los factores más importantes que puede se desarrollar para lograr una verdadera educación para el pueblo.

La gratuidad de la educación como defensa de la Educación Pública Que la educación no implique el pago de un arancel no significa que se esté garantizando la gratuidad de la educación. El arancelamiento es simplemente uno de los tantos elementos que pueden atentar contra la constitución de una educación realmente pública. Es cierto también, que nos estamos cuestionando únicamente, en este apartado, el carácter material /económico que hace al acceso y permanencia de los estudiantes en los establecimientos educativos, dado que también hace a lo público la capacidad de organización y gestión de tales espacios de sus docentes, trabajadores no docentes, estudiantes y graduados, y su capacidad de relacionamiento con la

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sociedad, pero tal tema es tratado en otros apartados (lease Privado, público, estatal y social). Partimos de la base que en la UBA, IUNA, UNQ, terciarios y secundarios públicos no se cobran aranceles para matricularse o inscribirse en la cursada, o en materias en las carreras de grado(1). De esta forma es que el discurso que desde las cúpulas se baja es el encuentro con una universidad pública, dado que es gratuita la inscripción, no hay arancel. Ahora bien esto no es lo que garantiza en su totalidad el carácter de público, dado que no contempla todas las limitaciones materiales/económicas que atraviesan a los estudiantes (como la necesidad de viajar a centros urbanos para poder estudiar, la residencia en esos centros urbanos, las imposibilidades de costear el cuidado de niños, el acceso a materiales de estudio, etc). De esta manera es que la premisa “garantizar el acceso y permanencia a la educación” será nuestra guía para abordar uno de los problemas que hacen a la educación pública.

Acceso y permanencia en establecimientos de educación superior y terciaria El Acceso implica no sólo la capacidad de poder inscribirse sin pagar una matrícula sino disponer de los medios por los cuales uno será capaz de “insertarse” dentro de la educación superior, terciaria o secundaria. Este insertarse podemos dividirlo en dos asuntos: materiales y piso de conocimientos previos. En los términos materiales encontramos todo lo referido a poder disponer de los elementos necesarios para poder comenzar y permanecer estudiando (materiales de estudio: libros, apuntes; comida; capacidad de traslado; falta de disponibilidad horaria; etc). Por otro lado encontramos los

1 Carreras de postgrado son otra realidad, que también han de tener un análisis respecto a cómo se posicionan frente a lo Público que dice ser las universidades nacionales o provinciales (UADER). Además existe a veces cuestiones de pagos anuales o semestrales a la “cooperativa”, pero no constituyen por lo general un pago obligatorio.

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conocimientos previos de los que uno dispone. “El punto de base de conocimientos en el que” uno se encuentra a la hora de afrontar el curso de ingreso universitario (como ser el CBC para la UBA) por ejemplo, varía de estudiante en estudiante, y esto está condicionado, en gran parte, por condiciones materiales caracterizadas por el entorno socio cultural en el que se desarrolló tal o cual individuo, como también por la calidad educacional impartida en el colegio al que asistió. En este sentido no es la misma realidad para un estudiante ingresante proveniente de una familia de bajos recursos, donde sus posibilidades son la escuela pública precarizada, o en lo posible un colegio privado, subsidiado por el Estado, a las condiciones en que llega un estudiante de clase media o alta, donde el entorno sociocultural, la educación y la economía juegan un factor más positivo respecto a “su calidad educacional”(2). Es de esta forma que muy a grandes rasgos, las clases sociales de bajos recursos se ve marginada al acceso de la educación superior, o muchas veces siquiera concluyen sus estudios secundarios debido a que la necesidad de ayudar con mayores ingresos a la familia es lo que manda; y cuando se ve posibilitada a poder ingresar su permanencia es muy diferente a estudiantes donde la situación familiar económicamente hablando está resuelta, y únicamente debe dedicarse a hacer la carrera. De esta manera podemos ver que el problema no acaba en “la universidad” sino que es parte de un entramado social mucho más amplio que va desde situacion educativa primaria y secundaria a las condiciones sociales en que se encuentren los diferentes actores de la sociedad. Desde Bandera Negra, como organización social estudiantil, nuestra vocación de cambio estará enfocada hacia el ámbito educativo específicamente, lo cual no significa resignar el acompañamiento y colaboración de las luchas sociales que se den en otros frentes, sino justamente aportar a la gran lucha social (que mantiene múltiples frentes) desde esta trinchera.

2 Sobre la descentralización del presupuesto educativo, donde es puesto el enfoque en el financiamiento municipal, lo cual conlleva a escuelas públicas de diversas “calidades” dependiendo de la riqueza económica de la zona en que se encuentre. Esto estrá mayormente desarrollado en “políticas educativas”.

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La cuestión de la permanencia se pone sobre el tapete cuando los estudiantes logran conseguir ingresar a la universidad. Si ya constituye para grandes capas de la sociedad un reto poder ingresar, un reto aún mayor es permanecer. En este sentido es que deben trazarse un lineado estratégico como organización para que el movimiento estudiantil, junto con otros sectores de la educación, puedan avanzar en pos de hacer cada vez más asequible la permanencia de más y más estudiantes, es decir tender hacia la gratuidad en todo sentido de la educación pública. En este sentido cabe hacer un análisis sobre los espacios que hacen a la permanencia de los estudiantes, al menos materialmente. En este sentido debemos hablar sobre la existencia real de aquellos espacios que brindan alimentos, apuntes, materiales de estudio, la situación del transporte, cantidad de cursos disponibles y oferta horaria, etc que es donde encontramos la traba económica/material para permanecer como estudiante/trabajador. Como organización sostenemos que el estudiantado es policlasista. En este sentido no hay una tendencia de clase homogénea, sino que coexisten estudiantes provenientes de la clase burguesa y trabajadora, alineadas o bien ideológicamente, o bien materialmente o ambas. Ahora bien los estudiantes pueden constituirse como sujetos de la clase trabajadora, en tanto que luchen por la apertura a la universidad para las clases hoy marginadas. Adquirirán una subjetividad de clase contribuyendo a la lucha por un mayor acceso de quienes antes podrían haberse visto marginados, o bien aportando a la construcción de conocimiento popular, por ejemplo. Y en tanto que se entiendan o bien como trabajadores por origen, (porque lo son mientras estudian) o como futuros trabajadores, (entendiendo que el pasaje por la universidad no es más que un proceso de formación en una profesión que luego socialmente cumplirá el rol de trabajador calificado, subsumido también a la explotación capitalista). Se entiende que no es el mismo lugar el de un obrero, del de un desocupado, del de un licenciado universitario, pero aplican las mismas relaciones de explotación del hombre por el hombre del

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sistema capitalista. El rol que ocupe el estudiante una vez que ha egresado, dependerá de la conciencia adquirida, pudiendo poner su conocimiento en pos de los intereses del pueblo o bien en a favor de reproducir las relaciones de dominación capitalistas. Con el norte estratégico puesto en “la gratuidad de la educación para garantizar el caracter realmente público de tal” es que podemos comenzar a discutir las diferentes aristas que hacen a tal construcción.

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Recuperemos lo que es nuestro Que la Universidad y el Estado se hagan cargo Entendemos que no es una contradicción en tanto libertarios y antiestatistas la necesidad de que el Estado asigne mayor presupuesto a la Educación. No es una contradicción en tanto uno disputa la orientación de los fondos estatales, que bien sin la presión de las clases populares, pueden ir a parar en mayor medida en sectores que en nada benefician a la clase trabajadora, como puede ser una mayor asignación a cuestiones referidas a las Fuerzas Armadas, “seguridad”, o a un determinado tipo de modelo económico que beneficia a ciertas elites. Por otro lado no hay que olvidar que obligar al Estado a orientar los recursos a determinadas cuestiones que repercuten en una mejoría de la clase trabajadora es devolverle lo que previamente el Capital y el Estado se han apropiado de ésta, como así también recupera parcialmente su capacidad de gestión, en tanto decide a dónde asignar el producto social. Sin ir muy lejos todos los impuestos que pagan las empresas capitalistas no son más que una parte de la plusvalía previamente usurpada de sus trabajadores, como así también el trabajador sigue siendo robado cuando el Estado le extrae impuestos, como ser con el IVA, donde en cada pan, en cada leche, y en cada producto de consumo básico le es expropiado un 21 %. Es por ello que la lucha por la reorientación de los fondos estatales lejos de ser una contradicción, es una reapropiación por parte de la clase trabajadora. La universidad en tanto espacio social dependiente del Estado, económica y políticamente(3), es desde donde deben

3 Si bien existe relativa autonomía por parte de los establecimientos universitarios, encontramos que esta se ve violada por leyes como la LES, que genera un financiamiento deficitario de la educación por parte del Estado que genera la necesidad del financiamiento por la vía de los recursos propios de las universidades, donde intervienen intereses privados, donde se terminan recortando carreras de grado cuando se acrediten a la CoNEAU, donde se

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darse las disputas. Es donde debemos presionar a las gestiones, usualmente alineadas con los gobiernos de turno, para poder recuperar lo que previamente a la clase le fue usurpada. Desde que fuera aprobada y puesta en vigencia la Ley de Educación Superior, durante la gestión menemista, las universidad “públicas” no se financian pura y exclusivamente por parte del estado, sino que también son instadas a recurrir a la generación de recursos propios. Esto fue una avanzada parcial de parte del Estado y el Capital para deshacerse de la financiación de la educación impulsada por políticas de corte netamente neoliberal. El Estado decide qué recursos asignar a la universidad, y ésta si quiere “dar mayores servicios a la sociedad” debe obtenerlos mediante el financiamiento privado: concesión de espacios (comedores, kioskos, fotocopiadoras, librerías,etc), como también del financiamiento de proyectos de investigación mediante la entrada de dinero por parte de sectores privados. De esta forma se desvirtúan los fines que persigue una supuesta educación al servicio del pueblo, para ponerse al servicio, mayormente, de intereses privados: se hace primar la lógica de la ganancia al vender productos en las instituciones, favoreciendo así la acumulación de los privados concesionados (a través de las relaciones capitalistas que sostienen como empresas), por sobre la lógica del servicio publico. Un centro meramente de servicios lo llamaremos a aquel que no le interesa mejorar las condiciones de sus trabajadores ni del estudiantado, y no tiene la perspectiva de luchar por mejoras. Es decir no tiene en los hechos, un horizonte en el que mediante la lucha se busque “el comedor universitario”, los apuntes gratuitos o el subsidio al papel, etc.

pasan materias a cursos de postgrado pagos,etc. De esta forma la supuesta “independencia política”, es decir la “autonomía universitaria”, encarnada los órganos de cogobierno, lease Consejo Superior a nivel Universidad, Consejo Directivo a nivel facultad, se ven vulnerados y a la dependencia de las políticas de los gobiernos de turno. Podremos discutir luego si la autonomía actual es la ideal o no, pero la defensa de la aunque sea mínima existente es imprescindible para luego no tener que estar avanzando varios pasos atrás.

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Comedores, kioscos, librerías y fotocopiadoras Cuando una universidad niega la necesidad de hacerse responsable por el acceso y permanencia, sobre todo, de los estudiantes es que se niega a: la necesidad de brindar un comedor universitario (financiado por la facultad, garantizando precios o bien bajos o bien nulos); dar apuntes gratis, o si lo hace es deficitario, o siquiera a subsidiar el papel de las fotocopiadoras; hacerse cargo de la obtención de boletos educativos para lxs estudiantes; garantizar cursadas en todos los horarios,etc, es que encontramos un vacío en el cual o bien es rellenado por privados o bien por la organización de los estudiantes. En este sentido los espacios que debieran ser tutela de la universidad, con financiamiento, son concesionados a privados. De esta forma el Bar, la fotocopiadora, la librería y el kiosco caen bajo la lógica empresarial de lucrar. Por lo tanto, la facultad cobra un dinero por concesionar espacio público a un privado, se desliga de la responsabilidad de garantizar precios bajos o nulos a los estudiantes, y la empresa lucra, y mientras mayor sea el monopolio mayores los precios que los estudiantes tienen que pagar. Para que estos servicios sean parte del acceso a una universidad pública, tiene que haber una transferencia del producto social desde el Estado a los sectores que buscan acceder a la educación superior y que sin esa transferencia no podrían acceder. De modo tal que, al hacer primar la lógica de la ganancia en esos servicios, no se produce ninguna transferencia, sino que muy por el contrario, el Estado utiliza esos servicios como medio para absorber recursos de una población que ya de por sí tiene más costos para lograr el acceso que otros sectores sociales.

Por otro lado, puede surgir la resistencia de lxs estudiantes, docentes, graduadxs, etc, para poder revertir tal situación, al menos parcialmente. En este sentido pueden ser los estudiantes, usualmente, quienes o bien toman un espacio mediante la lucha para gestionar ellos mismos los locales o si fueran iniciativas de agrupaciones alineadas con las gestiones, obtenerlas mediante el consentimiento de tales y bajo el amparo de la “legalidad”. Podemos hablar ahora de dos tipos de lógicas. La que responde a las burocracias estudiantiles (como podría ser por ejemplo Franja morada) quienes utilizarán dichos espacios en mayor o menor medida

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para lucrar al igual que un privado. Generalmente dichos espacios formarán parte del centro de estudiantes, una parte más que pertenecerá al gremio y formará parte de sus espacios. La otra lógica responde a brindar un servicio a lxs estudiantes, intentando garantizar los precios más bajos posibles, y de esta forma cumpliendo un parche de lo que la universidad y el Estado no se hacen cargo. Ahora bien, consideramos que esta última posición es progresiva frente a las otras opciones, dado que por lo menos no se plantea la acumulación privada directa. Así mismo es necesario aclarar que esta lógica se encarga de administrar los márgenes de desfinanciamiento a los que el Estado somete a estudiantes y docentes. En el mejor de los casos, lo que se puede encontrar entre los bajos precios, las condiciones en los que el centro de estudiantes puede emplear a otros estudiantes, y las becas de apuntes, es una redistribución entre los mismos afectados por el desfinanciamiento, antes que una victoria que le arranque recursos al Estado que de otro modo no tendríamos.

Recorriendo facultad por facultad, mas allá de las administraciones de servicios al estilo Franja Morada, los agrupamientos de izquierda que manejan espacios no difieren mucho entre sí en las formas de administración, sobretodo en tres puntos centrales: a) relación con los trabajadores de los locales (estudiantes asalariados, llamados “becarios”). b) la relación de la administración del excedente producido con el movimiento estudiantil (a través de las conducciones de los centros). c) y la relación entre el sostenimiento de estos espacios como parche y un reclamo sostenido por lograr el financiamiento estatal. La única excepción a estos tres que puede encontrarse entre las conducciones consideradas “de izquierda”, es en Centro de estudiantes de ciencias Exactas y Naturales (CECEN), fundamentalmente en lo referente al punto a). Allí los mismos trabajadores forman parte de la administración de los locales como en

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Exactas y Naturales (4 becarios de 15 miembros del CAS, el resto son vocales de la CD).

Problemáticas derivadas del sostenimiento de los servicios por los centros de estudiantes. En esta situación, si adscribimos que la única realidad posible es el desfinanciamiento al que el Estado somete a la educación pública, se nos puede correr el eje y empezar a aceptar una serie de problemáticas derivadas de una situación injusta contra la que hay que luchar. En principio, este marco que se nos impone, nos puede hacer pensar que hay una especie de “contradicción” entre la posibilidad de que los servicios dentro del ámbito educativo sean a precio accesible o gratis. Pensando en estos acotados márgenes surge que precios más bajos redundan en peores condiciones laborales, lease: salarios bajos, no ART, no derechos laborales como aporte jubilatorio, no-vacaciones pagas, no-aguinaldo, etc. De esta forma quienes garantizan los precios accesibles a los estudiantes son los mismos trabajadores con su precarización laboral. Por otro lado, si por el contrario los trabajadores pudieran tener un mayor salario, obra social, ART, aporte jubilatorio, vacaciones pagas y aguinaldo, es decir los derechos básicos de un trabajador, encontraríamos que los “servicios” prestados por los locales serían más caros, dado que todo esto es una carga más al costo de los productos, y por ende sube el precio, el cual se equipararía al de cualquier local privado, o aún mayor. De esta forma surge tal contradicción que únicamente puede ser salvada si apuntamos con la lucha siempre a que la facultad y el Estado se hagan cargo del financiamiento de tales locales. Además no debemos olvidar que el hecho de que se tomen estudiantes con necesidad económica a trabajar en los locales, implica también cubrir un bache que el Estado no está cubriendo, a costillas precisamente de los más necesitados. Bajo el eufemismo de

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considerar una “fuente de trabajo” a un tipo de trabajo en el que no es posible acceder a derechos básicos es que se terminan reproduciendo las condiciones de desigualdad preexistentes al ingreso en la universidad, aunque los ojos con los que vemos esta cuestión si aceptamos la situación que se nos plantea, es que “por lo menos” es un modo de costearse los estudios. Por otra parte, también encontramos casos donde la composición de la planta que trabaja en un espacio del centro está formada por trabajadores/becarios y militantes de la conducción, o totalmente por parte de la conducción, o una pequeña fracción de esta. Incluso, esta situación puede combinarse (y de hecho así es) que parte del excedente de los espacios queda para la organización que es conducción, y el mismo surge tanto de los trabajadores/becarios como de los estudiantes de la conducción que se autoexplotan. Por lo tanto, las agrupaciones que gestionan el espacio, pasarían así a cumplir un rol patronal, de explotación de los estudiantes para sostener su propio financiamiento, dándose una situación paradójica donde la agrupación de la conducción del centro de estudiantes explota a los mismos estudiantes a los que debería defender de la opresión. Es normal entonces que aceptando este marco nos encontremos con conflictos “gremiales” donde los estudiantes/becarios luchan contra las conducciones de los centros de estudiantes por mejoras laborales, o por defender simplemente las condiciones precarias en las que han accedido a ese trabajo. Todas estas cuestiones terminan debilitando nuestras herramientas gremiales, al mismo tiempo que no solucionan la condición general preexistente donde el desfinanciamiento de la educación pública nos impide acceder a servicios necesarios para que esa educación sea realmente un poco más pública. Peor aún, vemos cómo el sostenimiento de esta situación en el tiempo genera otros problemas derivados, como la lucha encarnizada entre agrupaciones por acceder a la caja que deja el excedente devenido de la explotación de los estudiantes/trabajadores, o la desconfianza tanto del masivo de los estudiantes como de parte del activismo hacia las conducciones

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olfateando que muchas veces hay por detrás de las discusiones, cuestiones más vinculadas a la apropiación de plusvalor que propuestas políticas para la lucha contra el capital. Se desprende así que las actuales conducciones que se identifican con algún sector del pensamiento y práctica de la izquierda, heredan problemáticas propias de la gestión burocrática, privada y autoritaria propia de la Franja Morada, aunque la intención y violencia con la que se da esa gestión no sea la misma. Por esto mismo es que mientras aceptemos que el mantenimiento de estos servicios deben darse por parte de las conducciones de los centros de estudiantes, entonces vamos a poder plantearnos la lucha para arrancarle al estado los derechos que son de los estudiantes. Desde ya, aún durante el proceso en el que se pelea contra el Estado para arrancarle los derechos que mencionamos, es posible sostener esos servicios a fin de lograr un paliativo contra la situación de desfinanciamiento a la que estamos sometidos. Sin duda alguna, dentro de ese marco, el sostenimiento de las mejores condiciones que los trabajadores/becarios puedan tener, será una línea indispensable para no entrar en las contradicciones antes mencionadas. En resumidas cuentas, debemos pelear para que se garantice por parte del Estado y la universidad el carácter realmente público de ésta mediante la premisa “acceso y permanencia” de todxs los estudiantes. La defensa de las condiciones de trabajo de los compañerxs como la defensa de todas aquellas cuestiones materiales mencionadas es una posición clasista.

Gestión de los espacios Como dijimos anteriormente, si bien entendemos que mientras se da la situación de que la administración pasa por el centro de estudiantes, es imposible conciliar las condiciones económicas de los trabajadores y los precios accesibles, también volvemos a resaltar que esta

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situación puede ser progresiva respecto de la simple privatización. Aún así, debemos entender que esta situación no es deseable a largo plazo, sino que debe ser entendida como una situación momentánea en el camino de solucionar el problema de fondo (el desfinanciamiento, es decir, que el Estado se haga cardo de brindar el servicio). Por eso mismo es importante que elaboremos modos de gestión pensados desde su inicio como momentáneos, tratando de morigerar las problemáticas antes mencionadas, y al mismo tiempo ( y mas importante) puesta en función de dar la pelea para arrancarle al Estado la provisión del servicio. Un primero punto en el que es importante recalcar es la importancia de una gestión democrática de estos espacios. Con esto nos referimos a que deben ser sus propios trabajadorxs y usuarios (lease docentes, no docentes, estudiantes, graduados, etc) quienes cumplan el rol de administrar y gestionar, elegidos éstos por sus claustros y con cargos pagos. Esto implica apuntar a lograr una igualdad por parte de los trabajadores y estudiantes para decidir sobre el producto o excedente que producen. En esta línea se hace imprescindible reforzar el vínculo entre estos espacios con la asamblea. La transparencia en cuanto a los balances de cuentas de cara a la comunidad educativa es otro punto importante para evitar que una burocracia administrativa desvíe los reales objetivos buscados. El rol de obturación en cuanto a las posibilidades de decidir por parte de la Asamblea que en estas cuestiones suelen imponer las comisiones tensan aún mas la cuerda entre ambas instancias volviendo una vez mas sobre el debilitamiento de la herramienta gremial que este tipo de gestiones con lleva en sí mismo. La elección de los estudiantes que van a acceder a esta precaria “fuente de trabajo”, muchas veces también puede ser un punto mediante el cual las conducciones buscan rentar la militancia que sostienen regularmente dentro de los establecimientos. Así también se vuelve de importancia los mecanismos de elección. Un sorteo, puede ser una forma imperfecta pero igualitaria. Una elección a dedo

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según la necesidad puede ser más eficiente, aunque se presta a manejos poco transparentes. En todo caso, se trata de dos métodos que pueden ser más efectivos para alcanzar una gestión mas democrática según de la correlación de fuerzas dentro de un determinado centro de estudiantes. Sin duda alguna, cuanto mayor sea la cuota de puestos destinada a los militantes de la conducción más se lesionará la búsqueda de un tipo de gestión que no reproduzca las problemáticas derivadas del modelo privativo de gestión. Vale recordar también, que en muchos establecimientos donde no existe un centro de estudiantes, la inauguración de un comedor o una fotocopiadora puede ser uno de los actos fundacionales de la herramienta gremial. En esos casos, los puntos antes mencionados cobran mayor relevancia aún dado que resulta imprescindible para fortalecer desde el primer día centro de estudiantes que está dando sus primeros pasos, que no nos topemos con las problemáticas antes mencionadas. Por la positiva, un centro de estudiantes que tenga una mejor predisposición y apertura para incorporar estudiantes a la participación en sus espacios, y mantenga una línea firme en cuanto al reclamo por los derechos que el Estado no otorga, sin duda incorporará estudiantes a la vida gremial a través un proceso político que mejora las condiciones para la lucha y la toma de decisiones desde las bases, desde el primer día. De esta forma, nuestra posición será siempre la de buscar la democratización de la administración de tales espacios, haciéndolos lo más plurales y participativos posibles. En cada espacio particular, dependiendo de cuál sea su situación, la táctica a utilizar variará respecto a otros lugares, pero siempre siendo coherente con la estrategia antes mencionada.

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Otras problemáticas que complejizan el acceso El transporte: boleto Educativo Uno de los más históricos reclamos del movimiento estudiantil, es el del boleto educativo. Por él desaparecieron los compañeros de la Noche de los Lápices, y se convirtió en emblema de las luchas estudiantiles. El derecho al transporte es uno de los más básicos, teniendo en cuenta las distancias que existen hoy en día con el crecimiento de los asentamientos urbanos, y el deterioro de un importante número de escuelas públicas zonales, sobre todo en provincia. De esta manera, muchos compañeros se ven obligados, a tomar uno o varios medios de transporte para llegar a sus lugares de estudio (sin contar si tienen que movilizarse al trabajo antes o después de estudiar). De esta manera, al ser un gasto diario e irremplazable, se siente en el bolsillo a fin de mes, sobre todo en familias con varios hijos. Se ve así que la necesidad de medios de transporte no es un capricho, sino que resulta indispensable para poder llegar a estudiar y/o laburar, sin comprarse un auto. Es imposible estudiar sin siquiera poder acceder físicamente al lugar de estudios. Por eso, así como comer o los apuntes, es imposible estudiar sin tener acceso garantizado a medios de transporte. Por ello, es el Estado quien debe ponerle el hombro esa carga. Hablar de acceso gratuito a la educación sin tener en cuenta el tema del transporte, es una hipocresía.

Becas En la misma tónica estratégica troncal (acceso y permanencia en la educación) es que se debe luchar para que se otorguen la mayor cantidad de becas posibles al estudiantado. Esta sería la otra vía que si no es por la de hacerse cargo de los bienes materiales, antes

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descritos, por la que se le posibilita a los estudiantes poder proseguir con sus estudios sin tener que abandonarlos por imposibilidades económicas. Debe pedirse que tales becas cubran la totalidad de los gastos requeridos por las necesidades propias de la carrera en cuestión. De esta forma manteniendo este horizonte es que mediante una caracterización de cuál es el carácter de las becas, a quienes beneficia, cuánto, etc, es que se podrá delinear un posible camino hacia el norte propuesto.

Becas de “necesidad económica” Encontramos también que el discurso hegemónico tiende a que se justifique cuán pobre es uno, para poder recibir la beca. De esta forma la burocracia administrativa tiende a ser poco transparente con los métodos que le hace determinar quién es capaz de recibirla o no. Por otro lado también debe justificarse, muchas veces, cuán buen alumno es para la institución. De este modo, el Estado entiende que repara una anomalía (la imposibilidad de acceder) en vez de entender que debe garantizar un derecho indiscriminado. Con este mecanismo, el Estado busca aminorar al mínimo margen posible los costos de sostener a quienes no pueden acceder. Así, quienes a la institución considere no aptos por no cumplir tales requisitos no recibirán tales ayudas. Por lo tanto encontramos que en el supuesto de “necesidad” en realidad lo que se busca es un recorte en la cantidad de becas a gestionar, desligandose de la responsabilidad de garantizar los estudios a la mayor cantidad de estudiantes posibles. Muchas veces esta lógica juega un factor de disciplinamiento, implícito, donde ya de antemano los estudiantes se autoevalúan en si necesitan o no la beca siendo solidarios con aquellos que disponen de menos recursos que ellos. De esta forma es una cuestión de quién es más pobre, y no de garantizar a todos los trabajadores la posibilidad de estudiar. Cabe resaltar, que la cantidad o monto de las becas siempre es insuficiente con lo que los criterios pasan a ser el cómo repartir la cantidad de becas con las que se cuentan, más que por una necesidad

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económica de los estudiantes.

Becas de los centros de estudiantes Así como se becan estudiantes para trabajar en los locales de los centros de estudiantes, también se otorgan becas de apuntes, o de ayuda económica a los estudiantes. Cabe preguntarse de dónde viene este dinero para poder ayudar a los estudiantes más vulnerados. Puede suceder que provengan o bien de la gestión de la facultad, o por parte del excedente generado por los trabajadores en los locales, o bien ambas al mismo tiempo. De esta forma quien gestiona y administra las becas es el centro de estudiantes. Si se lograra obtener presupuesto por parte de la facultad con gestión estudiantil es algo mucho más progresivo que tener que bancar becas mediante la extracción de plusvalor de los trabajadores de los locales, que además por lo mencionado en puntos anteriores significa la precarización laboral de los mismos.

Oferta horaria de dictados de materias Otra lucha que es netamente de clase responde a la búsqueda de la mayor cantidad de oferta horaria para las materias de cursada. Con esto se quiere decir que cualquier estudiante / trabajador pueda optar por cursar tal o cual materia en los horarios que le es posible dado que no se ve imposibilitado por responsabilidades laborales. Muchas veces encontramos que la mayor cantidad de oferta horaria es en una sola franja, por ejemplo turno mañana (7:30 hs a 12 hs), donde usualmente es mayor la oferta laboral. Por lo tanto quienes se ven en condiciones de tener que trabajar para poder mantenerse se ven excluidos de la educación. Entonces o bien se ven obligados a desistir de continuar los estudios o a retrasarse hasta que el cuatrimestre que le sigue pueda cursar la materia. Además esto afecta directamente a quienes de por si laburan y tienen perspectiva de estudiar. Esta incompatibilidad niega a la libertad de optar por ambas cosas, debiendo desistir de una u otra dependiendo de las necesidades de tal o cual persona.

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En resumidas cuentas la lucha por mayor oferta horaria es una política estratégica conforme al norte establecido de “acceso y permanencia a una educación realmente pública”.

Cómo encarar las luchas, el Financiamiento A la hora de pelear por cuestiones que hagan al acceso y permanencia de los estudiantes en la universidad, un punto que se debe tener en cuenta es de dónde debe provenir el financiamiento para obtener la reivindicación por la que se está luchando. (Ej: boleto universitario, comedor estudiantil, etc). Dependiendo así de la reivindicación es que puede ser estratégico tener una propuesta para el financiamiento del bien material. Así como los compañeros chilenos han propuesto la nacionalización del cobre para que se garantice el derecho a la educación gratuita, es que han intentado golpear por parte doble al estado y al capital. Por un lado, luchando por que el Estado se haga cargo de bancar la educación gratuita y por el otro lado quitando beneficios a los capitalistas que lucran con la exportación del mineral. De esta manera también han intentado vincular la lucha estudiantil con sectores de trabajadores en el mismo reclamo. Tenemos que pensar en ese sentido y tener propuestas para direccionar los conflictos que puedan presentarse. Por ejemplo, si se está dando una lucha por el boleto estudiantil, podría proponerse mayor impuestos a las empresas mineras. De esta manera estaríamos logrando un beneficio para el pueblo trabajador, al mismo tiempo que achicamos el margen de ganancia de los grandes capitalistas mineros. También es necesario analizar el presupuesto nacional y cuestionar allí dónde es que está yendo el dinero, y cuáles debieran ser las prioridades.

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A modo de conclusión: unas breves palabras sobre la unidad obreroestudiantil. Es fundamental que empecemos a tener en mente propuestas para vincular las luchas de ambos sectores. Este vínculo, no se dará únicamente por la solidaridad que puedan prestar los estudiantes en las demandas de los trabajadores, sino que se logrará cuando ambos sectores peleen por lo mismo. En este punto es importante tener en cuenta que muchos el “sujeto estudiantil” (por llamar de algún modo al sector de los estudiantes), es un sujeto policlasista: hay tanto estudiantes plenamente identificados con las perspectivas individualistas, cientificistas y profesionalistas que plantea la educación burguesa, así como hay compañeros que son trabajadores y han podido acceder con muchos esfuerzos a sus actuales estudios, e incluso también hay compañeros que si bien hoy no son trabajadores ni tienen un extracto social asociable a las clases oprimidas son disputables para que se identifiquen con los reclamos y la lucha contra el Estado y el capital. Así vemos cómo la unidad obrero estudiantil cobra una dimensión cualitativa desde esta perspectiva, además de la solidaridad que siempre será necesaria aportar a las luchas que estén llevando adelante los trabajadores y oprimidos en general. Por esto mismo es que a través de las reivindicaciones que como gremial estudiantil adoptemos es imprescindible que estén orientadas al acceso y permanencia de los trabajadores y demás sectores oprimidos al sistema educativo. Es parte fundamental de una batalla cultural contra el capital el luchar contra el embrutecimiento al que día a día quieren forzar a los trabajadores a fin de quitarles competencias culturales e intelectuales que les permitan luchar en mejores condiciones. Así, las cuestiones materiales para el acceso y permanencia en la universidad (y en la educación pública en general) es una lucha que puede involucrar a ambos sectores, por ejemplo el reclamo por el boleto estudiantil, que de conseguirlo repercutirá en un beneficio directo para

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toda la clase trabajadora. El norte debe estar puesto en que la mayor cantidad de compañerxs, antes excluidos por el sistema, pueda hacerse de un espacio como la universidad, colegio o instituto terciario al que asistamos. Sólo así con las organizaciones de masas de los estudiantes puestos al servicio de la unidad de lxs de abajo (y desde abajo), estaremos en condiciones reales de disputarle a las estructuras burocratizadas y opresivas que el sistema educativo estatal hace pesar sobre el conjunto de estudiantes, trabajadores de la docencia, e incluso trabajadores “no-docentes” de cada establecimiento educativo (donde por ejemplo, en la Universidad de Buenos Aires, no está contemplada su participación como claustro en el cogobierno). Es deber de todxs los compañerxs que luchamos dentro del movimiento estudiantil intentar generar conciencia de clase y contribuir no sólo a la mejora de la materialidad inmediata, sino a la acumulación política del movimiento estudiantil, para poder empezar de un piso cada vez más alto las luchas que se presenten. Sólo así podremos disputar lo fundamental de la cuestión educativa y no quedarnos cuestiones reivindicativas.

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BANDERA NEGRA es el fruto de un camino de construcción colectivo. Hemos pasado, en distintos momentos, por muchos niveles de militancia: independientes de base, agrupaciones de colegio, de carrera, de facultad, e incluso experiencias más amplias como frentes o federaciones. Pero hoy, finalmente, podemos decir que estamos donde queremos estar, en la construcción de un espacio militante libertario de grandes perspectivas y posibilidades, que sea capaz de darle al movimiento estudiantil (secundario, terciario y universitario) las herramientas necesarias para luchar por la educación pública y avanzar junto a la clase obrera y el pueblo en el camino de su liberación.Es por eso que al momento de formar BANDERA NEGRA, uno de los desafíos principales que atravesamos fue evaluar, discutir y finalmente acordar qué tipo de organización debíamos impulsar para avanzar en los objetivos propuestos. Así es que hoy somos una TENDENCIA ESTUDIANTIL LIBERTARIA, una definición que no es simplemente una elección de palabras, sino una opción de construcción determinada en el movimiento estudiantil. TENDENCIA: Al elegir ser una tendencia, nos afirmamos en varios sentidos. Las bases teóricas para nuestra definición como Tendencia se encuentran en los escritos (y fundamentalmente la práctica) que impulsó en los 60 y 70 la Federación Anarquista Uruguaya. Esta fue la experiencia libertaria que mayor grado de desarrollo alcanzó en aquellas décadas revolucionarias y que sienta un precedente importantísimo para todxs lxs compañerxs que, desde esta parte del continente, buscamos avanzar en la lucha por el Socialismo y la Libertad. Una Tendencia es un espacio de organización inserto en un movimiento de masas (en nuestro caso, el estudiantil, pero aplicable también al barrial, obrero, cultural, etc) que adopta una serie de definiciones que la diferencian del movimiento en general, pero que a la vez son lo bastante amplios como para permitir que compañerxs de diversas experiencias e incluso ideologías puedan trabajar de conjunto. Buscamos crecer construyendo en todos los niveles, pero no como un fin en sí mismo, sino como un medio, para que la propuesta libertaria se expanda a todos los rincones de Argentina donde la lucha por la educación del pueblo esté

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presente. A su vez, en ese camino nos vamos encontrando con muchxs compañerxs, colectivos, agrupaciones y organizaciones que buscan avanzar en nuestro mismo sentido, el de construir un cambio revolucionario y libertario para nuestra sociedad. Como Tendencia Estudiantil es que podemos contribuir con nuestras particularidades y experiencias a un proyecto de conjunto que está resurgiendo, desde la base misma de un pueblo que se subleva y busca un cambio de raíz. Por eso mismo, llamamos a todxs lxs estudiantes que sientan esta necesidad y se vean interpelados por nuestros acuerdos y accionar cotidiano, a que se sumen a construir. Todos los esfuerzos son necesarios, y para todxs hay un puesto en la lucha. ESTUDIANTIL: Esta definición que podría parecer obvia (ya que somos estudiantes) es también una elección. Entendemos que el alcance que la educación pública ha logrado en nuestro país, constituye al movimiento estudiantil en un espacio atravesado por distintas clases sociales. A diferencia de otros países, donde existen mayores restricciones, el ingreso al colegio, el instituto o la universidad sin necesidad de arancel crea un sistema educativo donde asisten grandes franjas de sectores populares, dentro de los que nos reconocemos a nosotrxs mismxs, por lo que es un ambiente propicio para interpelar al resto de nuestra clase. A su vez, si bien hay también (sobre todo en los niveles superiores) estudiantes provenientes de la burguesía o la pequeña burguesía profesional, buscamos que estxs compañerxs se identifiquen con los reclamos, necesidades y proyectos de la clase obrera y el pueblo en su conjunto. En los momentos de cambios revolucionarios, el movimiento estudiantil fue un aliado indispensable de la clase obrera, como ocurrió en Cuba, o en nuestro Cordobazo. E incluso tiene la capacidad degenerar reclamos propios que cuestionen el fondo de la dominación capitalista, como sucede actualmente en Chile. Existe una contradicción insalvable entre el capitalismo como modo de producción y dominación, y el acceso a una educación pública, gratuita y de calidad para todxs. Para superarla, se hace necesario un cambio radical, y en esa batalla es que cumple un rol primordial el conocimiento que como estudiantes generamos cotidianamente. Este puede servir para que el capital se reproduzca, o puede servir para que el pueblo se emancipe. De nosotrxs, lxs estudiantes, depende. LIBERTARIA: creemos que nuestra mejor definición ideológica es la que proviene de nuestros acuerdos: Anticapitalismo, Antiestatismo, Clasismo, Antiautoritarismo, Anarcofeminismo, Acción Directa, Democracia Directa y Federalismo. Si bien estas provienen de la experiencia histórica y las realizaciones positivas del anarquismo, como así también el origen de nuestro desarrollo militante, consideramos que los hechos valen más que las palabras. No es lo importante denominarse anarquistas, sino actuar de acuerdo a los principios libertarios, impulsarlos en nuestros espacios de militancia y que sean aceptados por el conjunto del movimiento estudiantil.

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Tras la Rebelión de 2001, por ejemplo, grandes sectores del pueblo impulsaron espontáneamente reclamos y modos de organización de marcado perfil libertario, aún sin tomar definiciones ni banderas. Es algo que está presente en la memoria de los pueblos desde que tomaron conciencia de sí mismos y comenzaron a rebelarse. Se trata, para nosotrxs, de hacer crecer eso que subyace, un mundo nuevo para todxs. Por eso mismo, como ya dijimos, llamamos a todxs a luchar por el Socialismo y la Libertad. La experiencia del tiempo de militancia como BANDERA NEGRA, que es el fruto de años anteriores y nuevas trayectorias que se suman a nuestro proyecto, es altamente satisfactoria. Hemos logrado avanzar como nunca antes pudimos hacerlo, creando genuinos espacios de militancia en todos los niveles, que pueden verse en nuestras luchas de todos los días. Aumentamos nuestra presencia en colegios secundarios de la Ciudad y hemos avanzado en una deuda pendiente, que es expandir la construcción hacia el Conurbano bonaerense. Así es como hoy estamos en el Oeste y en el Sur, luchando a diario donde el neoliberalismo ha dejado su huella más profunda. Logramos asentar nuestra presencia también en el nivel terciario, enfocados en aquellas instituciones que son directamente formadoras de trabajadores docentes, como los Normales y los Profesorados. Y en el nivel universitario hemos crecido no solo dentro de la UBA (hacia facultades donde anteriormente no existía militancia libertaria agrupada, como Ciencias Médicas o Psicología, lo que nos da presencia en 6 de las 13 facultades de la Universidad), sino también en el IUNA. Al igual que en Secundarios, avanzamos hacia el Sur del Conurbano y comenzamos a construir en la Universidad Nacional de Quilmes. Esto hemos logrado en estos meses de trabajo constante, decidido y real, lo que confirma que nuestras discusiones iniciales llegaron a buen puerto. Por lo tanto, solo nos queda seguir avanzando, seguir construyendo, en el camino de la lucha por la educación pública y con el objetivo siempre presente, de la Revolución Social. Web: bandera-negra.org Mail: bandera.negra.estudiantil@gmail.com Facebook: Bandera Negra Estudiantil

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Desde Bandera Negra – Tendencia Estudiantil Libertaria, entendemos que desde el pensamiento libertario es necesario profundizar, agudizar y pulir las reflexiones que nutren nuestra práctica militante. No es poca la literatura libertaria que ha abundado en las problemáticas que atraviesan a la educación estatal, y lo que como militantes libertarios nos gustaría que fuera una educación para el pueblo. Sin embargo es difícil rastrear experiencias que hayan sistematizado la dialéctica entre las luchas que se dan desde una práctica militante concreta y situada históricamente, y el modo en que apuntamos a que las luchas sean victoriosas y dejen saldos acumulativos para aspirar en mejores condiciones a la educación que queremos.

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