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CAMPBELL’S SOUP

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ANDY WARHOL

ANDY WARHOL

CANS (1962)

En Europa quisieron ver esta obra como una sátira subversiva y marxista al capitalismo estadounidense (cosa que de algún modo era), pero en realidad, Warhol se inspiraba simplemente en lo que le gustaba: consumía casi a diario sopa campbell y bebía coca-colas como un poseso. Así que probablemente su inspiración vino de ver las latas y las botellas vacías acumuladas en su escritorio.

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Fue una de las obras de la serie de latas de sopa Campbell ‘s de Warhol, una representación de la cultura americana, y una comida que el artista dijo haber comido en su almuerzo toda su vida. La obra fue vendida en 2007 por 7.4 millones de dólares a un coleccionista privado de Latinoamérica.

“...Hemos llegado a la conclusión de que los más banales e incluso vulgares elementos de la civilización moderna pueden, al transportarse al lienzo, convertirse en Arte...”

32 lienzos con cada una de las variedades y sabores de Sopa Campbell de 1962.

Warhol era un ilustrador comercial hasta los testículos de la seriedad y elitismo del expresionismo abstracto. Para él el arte era un juego, no un ente místico, y debería estar al alcance de todos, no sólo de unos cuantos eruditos.

La propia cultura supura arte. La cultura popular fabrica sus propios iconos estéticos y Andy fue de los primeros no sólo en verlos como Arte con mayúsculas, sino en fabricarlos en masa, comercializarlos, como si de un producto más de consumo se tratara. Por otro lado, le gustaban los films caseros, las fotos analogicas y el registro de los momentos para él memorables en “The Factory”. Todo era un juego.

Para realizar estos bodegones modernos, pasó de la armoniosa colocación tridimensional de los objetos, y prefirió mostrarlas como derivaciones mecánicas de la ilustración comercial. Al mostrar la repetición de 32 latas las convirtió casi en una abstracción cuyos detalles quizás eran menos importantes que el conjunto.

Con el tiempo, el artista siguió pintando más productos de consumo, que incluía también a personajes célebres como Marilyn, Elvis, Mao, Jackie Kennedy… y finalmente, él mismo.

Andy Warhol falleció en Nueva York a los 58 años, el 22 de febrero de 1987, a causa de una arritmia cardíaca posterior a una cirugía de vesícula en días previos a su muerte. El cuerpo del artista fue llevado de vuelta a Pittsburgh, donde se realizó una ceremonia en la que artistas como Yoko Ono y John Richardson dieron discursos. La tumba de Andy Warhol está en el cementerio St. John the Baptist Byzantine en Bethel Park, un suburbio de Pittsburgh.

Un extranjero en todo sentido, Basquiat encontró su llamado artístico en las subculturas underground, punk, y graffiti de los años 70 en el Lower East Side, en Manhattan. Abandonando su casa a los 17, rápidamente se hizo conocido por sus mensajes iconoclastas como SAMO y luego, su estilo individual, admirado por críticos. En menos de siete años, Basquiat pasó de dormir en los sillones de sus amigos y vendiendo playeras impresas hasta vender trabajos en más de $25,000 dólares. Fue un niño prodigio en el arte neoyorquino durante el principio de los 80.

Nueva York, finales de los años 70. El barrio del Soho aparece pintado a menudo con mensajes firmados por SAMO («SAMO salva idiotas», «SAMO fue el resultado de la sobreexposición»…). Un artista de origen Haitiano-portorriqueño vende postales y camisetas diseñadas por él mismo. Se trata de Jean-Michel Basquiat, un joven que ya cuida su fama de artista maldito viviendo en las calles, drogándose y pintando. De pronto, comienza a usar lienzos como soporte y mata a su alter ego SAMO («SAMO is dead»). Influenciado sobre todo por el expresionismo abstracto, y Cy Twombly, además del arte primitivo y según él su mayor influencia: el libro de Anatomía de Grey, Basquiat es catalogado como neo-expresionista. Pero pronto esas etiquetas se quedan cortas para definirlo. En 1980 Basquiat empieza a ser muy reconocido en el mundillo artístico neoyorquino. Warhol se hace su amigo y protector, y comienza a vender muchos cuadros a muy buen precio. De hecho, su éxito en los siguientes años fue algo rutilante («The Radian Child», «El niño radiante», empezó a llamarle la crítica).

Basquiat usó las paredes y muros de Nueva York como primer lienzo en el que expresar su inconformismo.

Se hicieron llamar SAMO, acrónimo de same old o same old shit (lo mismo de siempre o la misma mierda de siempre), y llenaron las paredes del Soho con sus mensajes anticapitalistas y antisistema a través de mensajes poéticos y crípticos. Frases como «SAMO © salva idiotas», «SAMO © pone fin al lavado de cerebro religioso, la política de la nada y la falsa filosofía», «SAMO © por la llamada vanguardia»

Vemos aquí claramente el peso que tenía el arte primitivo en su obra. Sus máscaras, entre garabatos y símbolos, son puro expresionismo

Espontáneo e inmediato como un graffitti, el estilo del primer Basquiat ya incluye su característico vocabulario y simbolismo, que pretende mezclar un ecléctico y eléctrico crisol

Cabezas como esta, fantasmagórica, casi una calavera, al parecer se basan en un incidente que tuvo Jean-Michel cuando era un niño. A la edad de 8 años fue atropellado por un coche, que le rompió el brazo. Para pasar el tiempo mientras se recuperaba, su madre le trajo una copia del Gray’s Anatomy, un famoso manual anatómico ilustrado. Al artista le voló la cabeza.

Basquiat con 22 años era ya una estrella del arte. Poco antes pintaba graffitis en los muros del Soho y mendigaba en el Low Manhattan, pero ahora las galerías de medio mundo se lo rifaban. Era el «niño radiante» que todos comparaban con Rimbaud.

Cuando empezó a ganar pasta de verdad, Basquiat comenzó a pintar vestido de Armani y salía a la calle con las salpicaduras de pintura. Fue en esa época cuando realizó esta pintura dividida en tres paneles que está llena de todo tipo de elementos simbólicos trabajando en varios niveles de significado: simbolismo popular de los Estados Unidos, argot de la calle, referencias a la historia y la mitología, juegos de palabras… Un pastiche de su cultura, que el artista veía como un lavado de cerebro hecho por instituciones.

Basquiat plasmaba la vida tal y como la veía. Lo que le hacía sufrir y lo que le generaba felicidad, sus ambiciones, sus tormentos (la mayoría de las veces producidos por excesos) y sus momentos de gloria.

Le añadimos además mucho colorido, y algún que otro signo caligráfico y ahí tenemos un arte totalmente nuevo inspirado en lo más primitivo y primigéneo, la anatomía humana y las religiones animistas tropicales.

Como suele suceder con Basquiat, el texto y los elementos figurativos se mezclan y conviven complementándose. Vemos también su característico símbolo del copyright, que no sabemos muy bien si usa como crítica, autocrítica o coherencia. Con su inconfundible estilo, el «niño radiante» crea una obra con perfecto sentido del ritmo con frenéticos patrones, en principio aleatorios e intuitivos.

Se percibe en este tipo de obras de su etapa de mayor éxito, un palpable sentimiento de rebelión, casi agresión pictórica. Esto se amplifica con las expresivas pinceladas que llegan a ser arañazos, frotamientos, borrones, tachaduras… Parece una obra fruto de una furia espontánea, pero al mismo tiempo algo perfectamente calculado y sereno.

El 12 de agosto de 1988, luego de haber intentado varias veces rehabilitarse de su adicción, Basquiat fue encontrado muerto en el 54 de Great Jones Street de Nueva York. Tenía solo 27 años y así empezaba su leyenda.

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