nostal g ia de alcanzar la dádiva que atenuara su empobrecimiento, aunque fuera por unas horas. Para conocimiento de todos, describo a continuación lo poco que sé de esa humanitaria institución, que tanto bien hizo por los trianeros y sevillanos, aliviando sus miserias, también promoviendo con su ayuda moral la asistencia de los niños al colegio y colaborando con los padres en su integración a la vida laboral. Yo diría que la mencionada asociación dignificaba a los más pobres humanizando la caridad. El proyecto de esta asociación fue presentado por el concejal Carlos Cañal y Migolla, con el objetivo de extinguir la mendicidad que había en Sevilla y mejorar las condiciones de vida de los pobres e indigentes, siendo aprobado por el Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, el 9 de febrero de 1900, como obra social y benéfica. Se sostenía con las cuotas mensuales aportadas por los socios y simpatizantes, de donativos en metálico y en especie de empresas y particulares, de las limosnas recaudadas en los cepillos instalados en sitios estratégicos de la vía pública y también, cómo no, de subvenciones del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla. En principio se ubicó en el mismo Ayuntamiento, que cedió un espacio para ejercer sus funciones, hasta que en 1914 se construyó el edificio para su sede, que fue encargado al arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez-Ossorio. Situado a la salida del Puente de Triana, entre las calles Arjona y Reyes Católicos, en este edificio de una sola planta, la asociación continuó ejerciendo su labor benéfica en favor de los sevillanos. Es un edificio muy singular, por su bella estampa arquitectónica, por su emplazamiento en solitario (no tiene adosada ninguna edificación) que recoge la luz de Sevilla por sus cuatro costados y su situación en la ciudad no puede ser mejor. Por delante, la vista hacia la Real Maestranza y la Torre del Oro; por la izquierda, hacia San Pablo y la Magdalena; por la derecha, a Triana por su puente sobre el Guadalquivir y, por detrás, el edificio del Almacén de Maderas del Rey, declarado Bien de Interés Cultural. Siguiendo la línea regionalista del arquitecto, está totalmente construido con ladrillos cara-vista y austeros adornos de cerámica de Triana, canceles y rejas de hierro forjado y, en la parte inferior, tiene embutidos en el ladrillo, bancos con respaldos de azulejos del mismo color y diseño que los adornos. En el año 1937 y, siguiendo la línea de su maestro, un arquitecto discípulo suyo, amplió la construcción dotándolo de una planta superior. Algo más tarde se equipó con una marquesina de tejas alrededor
de todo el edificio, soportada por columnatas de hierro, pero fue desmantelada en los primeros años de 1960. En la actualidad, el mencionado edificio se mantiene en perfecto estado de conservación. Aunque ya no exista esta benefactora institución sevillana, los que la conocieron siempre la tendrán en el recuerdo, por todo lo que hizo por los vecinos de Triana en aquellos años, en que todo era poco para ayudar a los más desfavorecidos. Espero que los trianeros de generaciones presentes y futuras reflexionen sobre este relato y aporten “su granito de arena” para la posible solución del problema que hoy nos afecta, de forma que todos los ciudadanos tengan aseguradas sus necesidades básicas y puedan disfrutar de una vida digna. Triana es un barrio universal muy solidario, generoso y hospitalario, su idiosincrasia hace que todos los vecinos hagan una piña cuando la adversidad aparece. Que así sea siempre.
R E V I S T A
T R I A N A
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