Intuiciones y Delirios
Intuiciones y Delirios David Roas
©Ilustración de portada: Fátima Nozano Diseño y formación: Vodevil Ediciones
©2015, David Roas Todos los derechos reservados 1ra Edición con editorial Micrópolis: Noviembre, 2015 1ra Edición con las editoriales Por la Borda - Vodevil Julio, 2018 ISBN: 978-607-97873-2-5 Impreso y hecho en México Contacto con las editoriales: porlaborda@hotmail.com vodevilediciones@hotmail.com
Para Ana
Nunca dejes que la verdad se entrometa en una buena historia. Steve Buscemi, Boardwalk Empire (cap. 1)
Índice
Sobre este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Prólogo Un mundo lleno de delirantes intuiciones Sergio Hernández Roura . . . . . . . . . . . 108 Caza mayor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 ¡Madre, yo quiero ser sublime!, o sobre la retórica . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Epistemología radical . . . . . . . . . . . . . 27 Vidas ejemplares . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Arte y realidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Realismo mágico . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Maravillas bíblicas (¿Una parábola?) . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Revolucionario del siglo XX (Epitafio) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Las hermanas panaderas (El cuento folklórico en la Era del Vacío) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Vidas ejemplares 2 . . . . . . . . . . . . . . . . Mitología doméstica . . . . . . . . . . . . . . . Silogismo del cristiano (De las obras apócrifas del Pseudo Longino) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿El terror no tiene forma? (Pequeña alteración de un cuento de Thomas Bailey Aldrich) . . . . . . . . . . . . Dos principios sin final... . . . . . . . . . . . ...Dos finales sin principio... . . . . . . . . . ...y un chiste malo . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Cuánto cuesta un kilo de carne? (Aritmética aplicada) . . . . . . . . . . . . . . El cuento que me hubiera gustado escribir (y encima no es más que un fragmento) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Malos tiempos para la lírica (Viñeta costumbrista) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Futuro imperfecto (Principio para una novela distópica) . . . . . . . . . . . . . . . . . Un pensamiento despeinado . . . . . . . . . Fait divers (Nouvelle en trois lignes) . . Génesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Los buenos tiempos de antaño (Hubo un mundo antes de la corrección política) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
41 43 45 47 49 51 53 55 57 59 61 63 65 67 69
(La inevitable sección sobre) El dinosaurio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Di no... a las drogas (versión Bukowski) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Idiosincrasia limeña (Microrrelato en 10 planos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¡Córtame el nudo, Gordiano! . . . . . . . . La vida (Una definición) . . . . . . . . . . . . Argumento para un cuento fantástico . . Cuestión de fe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Epitafio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mitos omitiéndose (a partir de un chiste gráfico de Scott Hillburn) . . . . . . Sampling Fairy Tales . . . . . . . . . . . . . . Perfeccionismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Testigos mudos . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
71 73 75 77 79 81 83 85 87 89 91 93
MONSTRUARIO El Condicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 La Tómbola Vil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 El Sabeloquetequierodesí . . . . . . . . . . . 103 ACERCA DEL AUTOR . . . . . . . . . . . 109
entre los que destacan Fernando Iwazaki, Felix J. Palma, Patricia Esteban Erlés, Juan Jacinto Muñoz Rengel y Angel Olgoso, por mencionar algunos, que se ha dedicado a reivindicar el cuento, en su avatar largo e incluso en el ultrabreve, y que se caracteriza por poner en entredicho los principios de la literatura mimética. La obra de este autor puede ubicarse dentro de un fenómeno de normalización de la literatura fantástica y sus fronteras; es decir, que forma parte de un cambio de perspectiva; no se trata ya de un producto dedicado meramente a la evasión sino de obras de una destacada calidad literaria, que en no pocos casos resulta superior a la de muchas obras infladas por intereses comerciales pero en las que la calidad literaria brilla por su ausencia. Todas estas ideas acuden a mi mente mientras las cervezas tratan de enfriar una tarde de junio. Gota a gota nos bebemos la realidad para transformarla en un delirio. El delirio se presenta como una intuición ominosa, la de que quizá seamos parte de un texto destinado a un libro de cuentos de David Roas.
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Caza mayor
Los expertos aconsejan, en caso de encuentro fortuito con un oso, no mostrar exceso ni de confianza ni de pánico. Lo que se debe hacer es mantener la calma. No es recomendable gritar ni echar a correr. Muy fácil decirlo. Pero ¿cómo reaccionar cuando, agachado ante la rueda pinchada de tu coche, notas un aliento caliente y apestoso en tu nuca, te giras y ves un armario peludo de dos metros de alto que te mira con el mismo gesto que tu pondrías ante un plato de deliciosos percebes? Mientras tu vida pasa rápido ante tus ojos (demasiado rápido, demasiado poco que contar, te dices, en un inesperado arranque de lucidez ante el abismo), reprimes tu confianza, controlas tu pánico, no gritas ni sales corriendo, que es lo que tu cerebro y tus piernas te están pidiendo. Entonces, te agachas lentamente, coges la llave de tubo y, sorprendido de tu arrojo, le 23
destrozas el cráneo al úrsido inoportuno de un rápido y certero golpe. O eso es lo único que tu cerebro puede imaginar antes de que el oso, asustado por tus gritos de pánico y tu inútil intento de echar a correr (tu carrera sólo ha durado un paso, el que has podido dar antes de tropezar con la maldita llave de tubo), te devore.
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¡Madre, yo quiero ser sublime!, o sobre la retórica
El crepúsculo baña la calle principal del pueblo, dándole una apariencia mágica, de ensueño. La tranquilidad del momento tan sólo es rota por pequeños arbustos que la atraviesan rodando, como si buscasen un lugar donde esconderse. Y los caballos, magníficos, atados fuera del viejo saloon, relinchan, saboreando con placer las últimas horas de la tarde, mientras Jim “Ojo de Pez” McCrowley, impresionado por el magnífico espectáculo que se desarrolla ante su vista, vomita como un poseso.
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