2 minute read

SUPERAR CÓMO HICE PARA… EL TERREMOTO DE ARMENIA

Tras el desastre, queda uno desconsolado. Afortunadamente no tuvimos víctimas entre los familiares y los empleados, pues ocurrió a la hora del almuerzo. Cuando sucedió, lo primero que hicimos fue atender a la familia, y poner los carros de la ferretería al servicio de la comunidad. Los primeros cinco días fue como decir: “sacudámonos el polvo, removamos escombros, recojamos lo que quedó bueno y ayudemos a la gente”.

Al sexto día abrimos el almacén en condiciones muy precarias porque las instalaciones quedaron destruidas, no teníamos teléfono, ni computadores. En medio de la necesidad de las personas, fuimos con los empleados acomodando lo que quedó, y desplazándonos a una zona de patio donde pudimos hacer un alojamiento temporal.

Los proveedores fueron más flexibles con el pago de las facturas, nos otorgaron precios especiales y algunos hasta nos regalaron productos para que pudiéramos reconstruir el almacén.

Lo más difícil fue recuperar la ciudad, afrontar la inseguridad y el vandalismo. Para esa época, teníamos todo preparado para celebrar los 15 años y nos tocó guardarlo. También llegó mucha empresa nueva a instalarse en Armenia, una competencia que hizo que los precios se congelaran por cuatro o cinco años.

Hasta el 2006 vinimos a reconstruir el almacén. Con la alta demanda que hubo durante cinco años. A los que primero había que atender era a los clientes, quienes con gratitud volvieron a buscarnos, a pesar de que llegaron otras ferreterías a la ciudad.

Este año cumplimos 31 años. Miramos el pasado dándonos cuenta de que nuestra vida es muy frágil, que no hay nada seguro. Ese terremoto nos enseñó a todos a amar más, a valorar más, a estar más conectados con el presente, porque fue increí- ble ver la ciudad destruida, todo hecho un caos. Así haya terremotos en la vida, todos los días hay que levantarse a trabajar. ¿Se cayó la ciudad?, ¡pues vuelva y arranque!

El primer mes fue muy duro. Era como verse en una película postapocalíptica. Hubo mucha demanda de materiales, lo que estuvo a favor y en contra porque el negocio se nos desbordó. Decidimos abrir una nueva sede, que hasta la fecha permanece. Esta fue una experiencia en la que aprendimos que:

1. Los seguros lo protegen a uno y lo amparan, cuando uno menos piensa y más necesita.

2. Las buenas relaciones con los proveedores hacen la diferencia. Esa confianza, construida con los años, vale más que tener toda la plata del mundo.

3. Toca reinventarse y ser competitivos, estableciendo formas de trabajo que nos permitan rendir más, para que los costos no impacten tanto la utilidad.

4. Hacer alianzas estratégicas. En nuestro caso, estamos afiliados a Construrama, y eso ha sido importante ante la llegada de otros competidores.

5. Debemos ser previsivos, pensar que hoy tenemos y mañana no sabemos.

El bajonazo en el precio del acero, a final de 2008 y principios de 2009, se convirtió en el principio de una pesadilla, de la que apenas empezamos a despertar. Para esa época, importábamos mercancía a 1.300 dólares (promedio), pero esta cayó a 420 dólares, situación que hizo que se nos dificultara pagarle a los bancos.