Mayo 2015
ivo en una antigua casa“chorizo” en una cortada de Las Cañitas, que hace bastante dejó de ser el típico barrio de vecinos para convertirse en referente de “la movida” porteña. A pesar de todo, la casa aún conserva algunas de las ventajas que buscaba cuando me mudé aquí, hace más de treinta años. Una de ellas es que linda con el Campo Argentino de Polo, que a su vez se continúa con el gran pulmón de los bosques de Palermo. Estas circunstancias, y cierta dedicación para ofrecer refugio y comida, crearon condiciones para diversificar la vida del pequeño jardín trasero al cual llegan aves todo el año, especialmente en verano. Tal es el caso de los celestinos comunes, que vienen a visitarme justo cuando maduran los frutos de una retorcida higuera, plantada por alguno de los anteriores propietarios de la casa; quién sabe si esa persona hubiera sospechado que los higos de su árbol eran también el alimento preferido de estas bellas aves.
V
MARCELO CANEVARI
La casa en el ajetreado barrio de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, recibe desde la visita esperable del conocido zorzal colorado (derecha) hasta una mucho más sorprendente: un gavilán mixto (foto de fondo).
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Aves Argentinas N&C •
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En la variedad está… La característica de mi jardín es que si bien posee muchas especies nativas, también es bastante ecléctico ya que a lo largo de los años fue recibiendo plantas de otras regiones (como las selvas del noroeste y de Misiones) y especies “convencionales” para jardín. Las medianeras están cubiertas de enredaderas y con los años fui incorporando algunos árboles pequeños o medianos como pata de vaca, anacahuita, sauco, ceibo, palmera pindó y también un palo amarillo que crece en la vereda. Hay plantas de mburucuyá y salvias que atraen mariposas y picaflores, y también un sector de césped que frecuentan los zorzales. Con los años he reunido algunos datos de las diferentes aves que se observan en casa, tanto las que bajan al jardín como aquellas que llegan a los terrenos vecinos o que sobrevuelan a mediana o gran altura. Las que aparecen casi a diario (y que hasta llegan a anidar) son las típicas especies citadinas como zorzales colorados, calandrias, benteveos, chingolos, ratonas y las diferentes palomas. Cuando el sauco o el anacahuita ofrecen sus frutos, algunas como el benteveo y la calandria grande -que rara vez bajan a los estratos inferiores- se arriman con mayor confianza. MARCELO CANEVARI