Él oraba por ellos. Él les daba reconocimiento en público y en privado. Él hacía que se comprometieran. Él siempre los alentaba. Él los servía. Él los amaba. Él los perdonaba. Él los defendía. Él les daba autoridad. Él convivía con todos. Él los veía como su mayor logro. Él los consideraba como un regalo que Dios le había hecho.