Cuerpos Sonoro/Sororos

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Cuerpos r oros Sonoros Sor Performance poético cargo de A tresa voces A tres voces

16 de marzo 20:00 horas

A tres Espai Àgora voces

Sol i Padrís, 93, 08023 Sabadell



Cuerpos Sonoros r

A tres voces


A Tres Voces lo integran Mónica Gómez Vesga Christián Gómez Esther Pardo Herrero Edición A Tres Voces Diseño y maquetación Luis Villén Jaldón Contacto hola.atresvoces@gmail.com


Yo tengo un cuerpo‌ y estoy atrapada en su red milagrosa y formidable de músculos, huesos y nervios. Sylvia Plath Diarios completos


Mis piernas son mis puertas por estas dos vidas separadas y fuertes por estos dos deseos planos de irme por estos dos odios incomprensibles por estas dos enfermedades por estas dos muertes abiertas saldré María Auxiliadora Álvarez Las nadas y las noches

Posgrado Los hombres las mujeres nacen crecen ven cómo los demás nacen cómo desaparecen de ese misterio brota un cementerio entierran cadáveres después olvidan los hombres las mujeres nacen crecen ven cómo los demás nacen cómo desaparecen registran con el móvil


llenan planillas después olvidan esperan que no les llegue pronto su hora los hombres las mujeres no saben qué sigue después entonces hacen un posgrado los hombres las mujeres nacen crecen saben que un día nacen otros desaparecen pero no por eso olvidan apagar el gas y la luz. Angélica Freitas Un útero es del tamaño de un puño

Ser el bicho i Fuimos niñas que no sabían ser niñas. Tal vez por eso luego. ii Fuimos niñas que no sabían no podían no querían. Jugábamos a deformarnos. A ser el bicho. Arrastrábamos el uniforme por las paredes recién encaladas,


las palmas, las mejillas por las paredes recién encaladas, como lagartos para volver a la fila ropas blancas manos blancas caras blancas, para escucharlas escupir mira, es el bicho, mira. Las niñas nos miraban de reojo. Que no te roce, que no te toque. Que no te contagie. iii Las niñas eran hermosas. Aunque no lo fueran. Nosotras nos mordíamos la boca para provocar la llaga, nos abríamos las rodillas y después arrancábamos la costra, mostrábamos el hueso a las niñas. Las obligamos a mirar. Nunca quisimos la cura. iv Las niñas eran niña pudor mujer


silencio. Nosotras olfateábamos el proceso de descomposición de las sangres nuevas, limpias. Por qué el cambio, por qué los labios cerrados. Nos frotábamos la adolescencia contra los dedos, buscando. Incluso entonces olíamos distinto. v Las niñas crecieron ordenadamente. Nosotras desarrollamos extremidades invisibles, alcanzábamos con ellas el fondo de cuevas oscuras. La oruga decía quién eres tú y nosotras nos mirábamos las uñas pintadas con carboncillo. No sabíamos. Poco importaba. No éramos eso.


vi A las niñas hermosas se les abulta el vientre. Paren niñas hermosas. Otra vez. De nuestro centro nacen criaturas grises, viscosas. Mil anfibios de golpe que se resbalan sobre el asfalto del patio, que se arrastrarán por las paredes y enfrentarán a la oruga yo no soy eso y darán a luz a más niñas que no sabrán ser niñas. Lucirán sus uniformes blancos de cal. Seguirán jugando a ser el bicho. Carmen Juan Amar la herida Un útero es del tamaño de un puño Un útero es del tamaño de un puño en un útero caben sillas todos los médicos cupieron en un útero lo cual no es poca cosa una persona cupo alguna vez en un útero


(...) In itiri is dil timiñi di in piñi Quién puede decir tengo un útero (el médico) quien puede decir que funciona (el médico) il midici Miedo de que no funcione para qué sirve un útero cuando no se hacen hijos para qué piri qui (...) Un útero es del tamaño de un puño en un útero caben capillas caben bancos hostias crucifijos caben padres de pitos marchitos caben monjas de senos quietos caben las señoras católicas que no usan anticonceptivos caben las señoras católicas militando frente a las clínicas a las 6:00 a.m. en la ciudad de México y caben sus maridos en casa durmiendo caben caben sí caben


y después van a comprar pan repite conmigo: yo tengo un útero está aquí es del tamaño de un puño nunca le ha dado el sol (...) un útero es del tamaño de un puño. Angélica Freitas Un útero es del tamaño de un puño Génesis 3:16 Con dolor darás a luz los hijos, y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Con dolor cortarás mayonesa, marchitarás la flor y el pan; flotarás, nenúfar nigromántico, por los pozos de Salem. Con dolor. El dolor de las hembras manatíes y de las salamandras negras de Los Alpes, que tardan tres


años en parir. Con dolor agriarás la leche, el vino, la miel de las colmenas; mancharás cuando ames y arderás sin ver el mar, descuartizada por caballos, mutilada, violada en soportales y en tu lecho violada, momificada en hiyabs, hábitos o bikinis; desfigurada con aceite hirviendo, apuñalada en últimas páginas del diario. Con dolor. Dolor del pulpo de hembra, que protege los huevos de sus crías durante un mes, sin salir de su gruta ni probar alimento: muere de inanición cuando eclosionan. Con el mismo dolor darán a luz tus hijas, y su deseo será para sus maridos. El dolor. Santidad de los reptiles. El dolor del dolor, hasta que un viejo cuerpo nos aprenda a erguirse y escribir. Martha Asunción Alonso Wendy


Nunca anhelé la fertilidad y sin embargo fui madre antes de tiempo. Demasiado pronto, animal obsceno. Niña con una niña dentro. Presiono suavemente la piel de mi vientre, la piel de mi pecho. Cuánto ha sucedido aquí. Cuánto ha sido entregado. Crear una vida. Apagar una vida. Ambos son gestos de amor hacia el hijo, con la diferencia de que, en uno de ellos, la mujer se detiene y piensa en sí misma. No así. No ahora. Egoísta o temeraria. Estúpida. Estúpida. En cualquiera de los casos el sentimiento de culpa se elevará con sus ecos. Reconozco que arrojé el test de embarazo contra la pared. Reconozco el desgarro. Reconozco que mi voz cambió para siempre. Hasta qué punto mi cuerpo existe como realidad y no como un objeto dirigido por otros. Hasta qué punto mi cuerpo es un espacio propio. Nunca anhelé la fertilidad y sin embargo permití que creciese un panal entre mis huesos. Desde entonces mis manos conocen la suciedad del mundo, mis manos conocen el asco. Permitiremos que el hombre no se identifique con el hijo. Permitiremos que la mujer ingrese en las sombras. Permitiremos que la vida la arrastre hacia sus límites. Desde entonces he aprendido a existir en dos cuerpos. He cerrado mis heridas. Se han irisado mis bordes. Me detengo


en el dolor sólo si voy a transformarlo. Joven, aún eres joven, me dicen. Aún podrás trenzarte en una familia. Aún podrás eternizar el círculo. Pero no deseo más hijos. No deseo reducirme a mi función reproductiva. Mi familia está completa, mi familia ya es real y respira entre mis brazos. Asumo nuestra belleza y asumo las pérdidas. Con frecuencia me pregunto qué siente una madre cuando un padre la acompaña, como extensión del cariño, como existencia simultánea. Con frecuencia me pregunto qué siente una madre cuando su sociedad la acompaña. María Ramos Siamesa

Tu hija es fea Tu hija es fea. Conoce la pérdida íntimamente, lleva ciudades enteras en su tripa. Cuando era niña, la familia no quería cogerla. Era madera astillada y agua de mar. Le recordaba a la guerra. En su quince cumpleaños le enseñaste a recogerse el pelo como una cuerda


y a ahumarlo con ardiente incienso. Le hiciste hacer gárgaras con agua de rosas y mientras tosía, dijiste las chicas macaanto como tú no deberían oler a soledad o vacío. Tú eres su madre. Por qué no la avisaste, la abrazaste como a un barco podrido, y le dijiste que los hombres no la amarían si está cubierta de continentes si sus dientes son pequeñas colonias, si su estómago es una isla si sus muslos son fronteras. ¿Qué hombre querría tumbarse y ver el mundo arder en su dormitorio? La cara de tu hija es una pequeña revuelta, sus manos son una guerra civil, un campo de refugiados detrás de cada oreja, un cuerpo contaminado por cosas feas. Pero Dios, ¿acaso el mundo no le queda bien? Warsan Shire Teaching my mother how to get birth


Una mujer limpia Porque una mujer buena es una mujer limpia y si es una mujer limpia es una mujer buena hace millones, millones de aĂąos se puso sobre dos patas la mujer era fiera y sucia fiera y sucia y ladraba Porque una mujer fiera no es una mujer buena y una mujer buena es una mujer limpia hace millones, millones de aĂąos se puso sobre dos patas ya no ladra, es mansa es mansa y buena y limpia (...) Una mujer sobria es una mujer limpia una mujer ebria es una mujer sucia


(...) Una mujer gorda incomoda a mucha gente una mujer gorda y borracha incomoda mucho más. (...) Angélica Freitas Un útero es del tamaño de un puño


aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa


[...] destruyan mi ep despedacen mis s aniquĂ­l mas no pretenda porque un dĂ­a apar y tuve vo


pidermis resentida sueños, mi alegría, ílenme an sancionarme recí sobre la tierra oz y grité Lydda Franco Farías Poemas circunstanciales


¿por qué grita esa mujer? ¿por qué grita? ¿por qué grita esa mujer? ¿por qué grita? mirá las margaritas la mujer espejitos pajaritas que no cantan ¿por qué grita? que no vuelan ¿por qué grita? que no estorban la mujer y esa mujer ¿y estaba loca mujer? Ya no grita (¿te acordás de esa mujer?)

Susana Thénon Ova completa


¿Qué dirán de mí si un día aparezco muerta? Abrirán mis gavetas sacarán mis calzones al sol revisarán minuciosamente mi pasado y dirán quizás que lo merezco. Cada periódico hará un despliegue de mis defectos mis vicios mis fallas y dirán quizás que lo merezco. Se desnudaba con demasiada facilidad dirán algunos fumaba mariguana dirán los otros. Saber en que estaba metida dirá fulanito saber que debía dirá menganito. Se acostó con el que ahora es mi esposo dirá la zutana era una puta


dirá la fulana. Una loca pensará merengana. Una comunista que afirmaba el genocidio escribirá perengano una vergüenza para el país apuntará perencejo. Una cualquiera denunciará el policía tenía las uñas mal pintadas de rojo y la marca de un arete en el ombligo. Una marera concluirá el fiscal tenía la pierna tatuada con zopilotes y una horrible telaraña en la parte de atrás. Alguien localizará mis antecedentes penales en la comisaría de Santa Catalina Pinula y esa será mi perdición. Dirán entonces que era una paria una delincuente una mala semilla una drogadicta. Las señoras en sus casas dirán que fue lo mejor para Guatemala


el envidioso se alegrará en secreto con la noticia y unos cuantos que me quisieron no dirán nada. En mi entierro mis cuatro hermanas limpiarán sus lágrimas y limpiarán mi nombre. Dirán que es mentira que Regina nunca estuvo vinculada al PRI que no fue una puta ni una loca ni una vaga ni una maleante ni una bandida ni una terrorista ni una delincuente ni una paria ni una asesina ni una ladrona ni una extorsionista ni una drogadicta ni una vendida ni una comunista ni una criminal ni una marera. Dirán que Regina fue su hermana y que era buena.


Y de ti ¿Qué dirán de ti si un día apareces muerto? Regina José Galindo Mujeres con guitarra Hay muchas mujeres lapidadas a lo largo de la historia. Su vida fue de jaurías y de toros rabiosos de sangre alzada de mordeduras largas. Mujeres que le devolvieron al mundo la embestida, que se inmolaron o tuvieron que matar para seguir viviendo, esas que en las horas más oscuras roturaron el campo con sus uñas para que vos y yo pasemos. Hondas mujeres que quizás una lenta madrugada marcharon al fuego o a la horca por cosas tales como desordenar el orden público por inventar una nueva manera de descifrar la vida por tener voz


o ser infieles o ateas. Ellas ya no están. Sus cabezas reposan sobre un siglo o dos. Sus ojos ya no existen. Pero de ellas perdura una hebra sutil un hilo ciego que sin saberlo nos hace crecer y despertarnos en la noche con unas ganas inmensas de vivir de derribar todos los muros de desafiar todas las hogueras así como de amar y de pulsar todas toditas las guitarras de la tierra. Ana Ilce Gómez Poesía reunida


Vierge moderne No soy una mujer. Soy un neutro. Soy un niño, un paje y una decisión valiente, soy un rayo risueño de un sol escarlata… Soy una red para todos los peces voraces, soy un brindis en honor de todas las mujeres, soy un paso hacia el azar y la ruina, soy un salto hacia la libertad y el yo… Soy el susurro de la sangre al oído del hombre, soy la fiebre del alma, el deseo y la negación de la carne, soy una señal de entrada a nuevos paraísos. soy una llama, buscadora e insolente, soy agua profunda pero atrevida hasta las rodillas, soy fuego y agua en comunión libre y leal… Edith Södergran Poemas Atardeceres violeta Llevo en mí atardeceres violeta desde mis orígenes doncellas desnudas jugando con centauros galopantes. (...)


Bellas hermanas, venid hasta las rocas más abruptas, somos todas guerreras, heroínas, amazonas, ojos inocentes, frentes celestiales, larvas de rosas, fuertes marejadas y pájaros revoloteantes, somos el rojo más inesperado y más profundo, rayas de tigre, tensas sogas, estrellas sin vértigo. Edith Södergran Poemas Meditación en el umbral No, no es la solución tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoi ni apurar el arsénico de Madame Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita del ángel con venablo antes de liarse el manto a la cabeza y comenzar a actuar. Ni concluir las leyes geométricas, contando las vigas de la celda de castigo como lo hizo sor Juana. No es la solución escribir, mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna residencia de Nueva Inglaterra


y soñar, con la Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada de soltera. Debe haber otro modo que no se llame Safo ni Messalina ni María Egipciaca ni Magdalena ni Clemencia Isaura. Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser. Rosario Castellanos Meditación en el umbral: Antología poética


Cuerpos sonoros es el resultado de una reflexión sobre el cuerpo femenino, construida en base a una selección de poemas escritos por autoras que, a lo largo de la historia, han explorado la corporeidad dentro su obra. Fue presentada como perfomance poético en Sabadell en el marco del Día de la Mujer.


CUERPOS SONOROS A TRES VOCES


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