691 Atletismo Español Noviembre 2016

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guel Calvo

opinión y 2016 y entrenador fundamental para entender el boom de la velocidad en Galicia. No en vano, de sus manos ha salido una de las sensaciones de la temporada, el velocista Mauro Triana, que ha terminado un año magnífico como doble plusmarquista gallego (10.46 y 21.07), doble campeón de España en 100 y 200 metros en categoría promesa, doble medallista de bronce en el campeonato de España absoluto y miembro del equipo de relevos 4x100 español que participó en el pasado campeonato de Europa. No en vano, reflejo del gran momento que vive la velocidad gallega, como apunta el propio José Carlos Tuñas, “este año hemos tenido a 43 atletas gallegos de velocidad entre todos los campeonatos de España al aire libre de todas las categorías y, con un total de seis, Galicia fue la comunidad que más atletas presentó a los 100 metros del campeonato de España absoluto que se disputó en Gijón”. Hasta llegar aquí, la filosofía del entrenamiento de Tuñas es toda una mezcla de regreso a los orígenes y de continuo estudio e innovación, marcada fundamentalmente por la pasión, el grupo humano, la adaptación muy personalizada a las necesidades de cada atleta y por la supervivencia, siempre obligado a suplir con mucha imaginación las enormes carencias de su ciudad, tras muchos años con una pista de atletismo cada vez más impracticable. “En nuestra ciudad, primero tuvimos que salir de una pista cubierta de sólo 160 metros de cuerda y cuatro calles con un peralte y unas características que lo hacían prácticamente impracticable. Buscamos refugio en la pista al aire libre, ya hiciese frío o lluvia, pero el enorme deterioro de la pista nos acabó mandando a la playa y a los parques”, nos cuenta el entrenador gallego. “Hace cinco o seis años, el primer punto de inflexión llegó con nuestro atleta Rodrigo Avellaneda, que, casi por casualidad, nos comenzó a hacer ver que no podíamos estar en la pista. Por aquel

entonces, él tenía clases en la facultad de Derecho por las tardes y las pistas de la Universidad sólo abrían por la tarde, a partir de las 17:00h. Disponiendo sólo de las mañanas, comenzamos a entrenar a diario en un parque y, sin tocar la pista más que a lo mejor una vez cada quince días, Rodri se clasificó para un campeonato de Europa en categoría junior y, desde ahí, comprendimos que se podían hacer muchas cosas diferentes y empezamos a analizar los medios y las posibilidades que teníamos y a estudiar la mejor forma de explotarlas”. “Además, poco a poco, el enorme deterioro de las pistas de atletismo de la ciudad (campus universitario de Elviña) lo ha convertido en un lugar donde es imposible entrenar: por ejemplo, estos días que anochece antes, cuando das la salida puedes ver las chispas que se producen al golpear los clavos en el cemento que hay debajo del tartán. De momento, tras muchos años de denunciar la situación, hemos conseguido que haya una partida presupuestaria para arreglarlo, pero todavía continua sin licitarse”. “Con todo, no nos quedó más remedio que buscar sitios alternativos de entrenamiento y desde entonces no hemos dejado de investigar, estudiar y probar maneras diferentes de hacer las cosas, hasta que nos metimos de lleno con esta metodología que es un poco más compleja, pero que nos está funcionando muy bien. Tenemos la suerte de que La Coruña está rodeada de agua y de playas, así que, sin una pista en condiciones, era el momento de aprovechar las posibilidades que teníamos a nuestro alcance”. “Evidentemente, mucha gente trabaja en la playa, pero tal vez nosotros lo hagamos de forma más reglada y asidua, hasta el punto que sólo dos días a la semana trabajamos en la pista y el grueso lo hacemos fuera, encontrándonos muy a gusto en la playa y en los parques”. Llegados a este punto y, tras muchos años de pruebas y estudios, todo

cabe en las playas diseñadas por el entrenador gallego y su equipo, invariables al paso de las estaciones: series sobre la arena, series dentro del agua (tanto con el agua por el tobillo como por encima de la cintura), dunas, salidas en cuesta, trabajo con gomas, multisaltos y arrastres. Siempre con la idea de aunar ejercicios de velocidad y fuerza, con mucha incidencia en la pliometría por encima de la musculación tradicional con pesas, en una filosofía que recuerda mucho a los entrenamientos naturales de Olander y Cerrutty, cuyos estudios José Carlos Tuñas devora. “Comenzamos con los ejercicios habituales sobre la arena – continúa relatándonos el entrenador gallego -, y desde ahí fuimos metiendo otros elementos como series regladas dentro del agua, con sus metros y sus tiempos, tanto sobre el borde del agua, con la intención de fortalecer mucho los estabilizadores de los tobillos, como cada vez más dentro, hasta que los atletas llegan a estar cubiertos prácticamente hasta el ombligo y teniendo que correr mecánicamente bien, con mucha incidencia en el braceo. E incluso llegamos a hacer trabajo de gomas con el agua por el tobillo y trabajamos también con recuperaciones incompletas. En definitiva, les cuesta una barbaridad, pero el trabajo que hacen es bestial, hasta el punto que atletas como Mauro, Aquilino o Miguel Santiago, que miden alrededor de 1,90 metros, sólo me pueden hacer 50 o 60 metros con el agua por la cintura, sin poder moverse más”. “Desde el primer momento comenzamos a ver que la gente aceptaba muy bien estos entrenamientos y, aunque les cuesta mucho porque es durísimo, los resultados los comenzaron a percibir desde el primer momento, con un gran aumento de la fuerza, una mayor sensación de ligereza cuando después tocamos la pista y, sobre todo, una enorme ausencia de lesiones, sin ningún tipo de inflamación, que es algo que durante estas temporadas nos está llamando muchísimo la atención”. “Poco a poco fuimos incorporando cosas

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