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Los pasteles fálicos de San Gonzalo están emparentados con antiguos rituales de fertilidad europeos. Tales cultos reelaboran simbólicamente (y a menudo activamente) los actos sexuales y los procesos reproductivos. No alcanzaban la ferocidad de los de otros pueblos de la antigüedad, que practicaban sacrificios de seres humanos a fin de invocar la buena suerte, tanto en las cosechas, las cacerías, las guerras y otros emprendimientos, y que hasta incluían prácticas mágicas para influenciar a las fuerzas de la naturaleza mediante acciones simbólicas encarnadas durante los ritos. Hubo en la antigüedad más de treinta culturas enfocadas en estas latitudes reverenciales, con diosas mitológicas de la fertilidad asociadas a la fecundación, el embarazo y el nacimiento. En Asia y África, algunas de ellas tenían índole específicamente sexual, mientras que en las Américas encontramos a la diosa azteca Coatlicue, patrona de la fertilidad, la vida, la muerte y el renacimiento. Entre las deidades menores de la mitología griega, Priapus o Priapos fue un rústico dios de la fertilidad, protector del ganado, las plantas, las frutas, los jardines y los genitales masculinos. Las efigies que lo evocan, lo exponen en estado de erección permanente, lo cual ha dado pie al término médico “priapismo”. En la antiguedad cristiana hay diversos santos fálicos que a veces no pasaban de ser deidades locales ligadas siem-
Edición original de El Culto a Príapo, del escritor y político británico Richard Payne Knight.
pre al tema de la fertilidad. No constituían representaciones vulgares del falo, sino que se tomaban como símbolos de lo prolífico y la abundancia reproductiva, y como objetos de reverencia por parte de mujeres estériles y muchachas anhelantes. No obstante, los historiadores han localizado a figuras como San Cosmas y San Damián (en Isernia, cerca de Nápoles), que portaban como ofrendas falos hechos con cera, o sea, facultades netamente priápicas. En su libro Account of the Remains of the Worship of Priapus, el estudioso Richard Payne Knight reprodujo ejemplos de estas efigies. Entre otros santos fálicos catalogados por este autor, hallamos a San Ters de Antwerp, también apodado Semini o Dios Jumenas; y a San Foutin, primer obispo de Lyon, de cuyo nombre surgió el verbo foutre (en inglés, “to fuck”). La gente veneraba su imagen fálica vertiendo vino sobre ella. En general, los practicantes de los cultos de fertilidad se consideran a sí mismos como partes integrales del sistema natural, y responsables por el estímulo constante de los procesos de la naturaleza. Dado que sus ritos sexuales se practican para asegurar cosechas abundantes y para garantizar la puntual ronda de las estaciones del año, la omisión de las ceremonias arrojan consecuencias terribles, como el hambre o calamidades ecológicas. Aquellos antiguos rituales enfatizaban las conexiones entre la sexualidad humana y la fertilidad natural de la tierra.
PARA TODOS El acto sexual es un saludo que intercambian dos almas. (Macedonio Fernández)
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