492
488
Odia de muerte al cristiano, Hace guerra sin cuartel; Para matar es sin yel, Es fiero de condición; No golpia la compasión En el pecho del infiel.
Se cruzan en el desierto Como un animal feroz; Dan cada alarido atroz Que hace erizar los cabellos; Parece que a todos ellos Los ha maldecido Dios.
489
Tiene la vista del águila, Del león la temeridá; En el desierto no habrá Animal que él no lo entienda, Ni fiera de que no aprienda Un istinto de crueldá.
493
Todo el peso del trabajo Lo dejan a las mujeres: El indio es indio y no quiere Apiar de su condición433; Ha nacido indio ladrón Y como indio ladrón muere.
490
Es tenaz en su barbarie: No esperen verlo cambiar; El deseo de mejorar En su rudeza no cabe; El bárbaro sólo sabe Emborracharse y peliar.
494
El que envenenen sus armas Les mandan sus hechiceras; Y como ni a Dios veneran, Nada a los pampas contiene: Hasta los nombres que tienen Son de animales y fieras.
491
El indio nunca ríe, Y el pretenderlo es en vano, Ni cuando festeja ufano El triunfo en sus correrías; La risa en sus alegrías Le pertenece al cristiano.
496
Naides puede imaginar Una miseria mayor; Su pobreza causa horror; No sabe aquel indio bruto Que la tiera no da fruto Si no la riega el sudor.
495
Y son, ¡por Cristo bendito!, Los más desasiaos del mundo: Esos indios vagabundos, Con repunancia me acuerdo, Viven lo mesmo que el cerdo En esos toldos inmundos.
V 497
Aquel desierto se agita Cuando la invasión regresa Llevan miles de cabezas De vacuno y yeguarizo; Pa no afligirse es preciso Tener bastante firmeza. 498
Aquello es un hervidero De pampas –un celemín434–. Cuando riunen el botín Juntando toda la hacienda, Es cantidá tan tremenda Que no alcanza a verse el fin. 499
Vuelven las chinas cargadas Con las prendas en montón; Aflige esa destrucción: Acomodaos en cargueros435 Llevan negocios436 enteros Que han saquiao en la invasión.
434 435 433
74
Apiar de su condición: rebajarse, desmerecer.
436
500
Su pretensión es robar, No quedar en el pantano; Viene a tierra de cristianos Como juria del infierno; No se llevan al Gobierno Porque no lo hallan a mano. 501
Vuelven locos de contento Cuando han venido a la fija; Antes que ninguno elija Empiezan con todo empeño, Como dijo un santiagueño, A hacerse la repartija. 502
Se reparten el botín Con igualdad, sin malicia; No muestra el indio codicia, Ninguna falta comete: Sólo en eso se somete A una regla de justicia. 503
Y cada cual con lo suyo A sus toldos enderieza; Luego la matanza empieza Tan sin razón ni motivo, Que no queda animal vivo De esos miles de cabezas.
Un celemín: múltitud, gran cantidad. Cargueros: caballos de carga. Negocios: tiendas, comercios.
JOSÉ HERNÁNDEZ