El libro de san cipriano

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EL LIBRO DE SAN CIPRIANO

absolutamente llenan su misión con arreglo a las leyes que tuvieron en su creación. Así se comprende que los espíritus de tentación se dediquen a tentar; los de misericordia y protección a proteger, etc. Los llamados celestes residen en el cielo; los aéreos en el aire; los terrestres, en la tierra.; y los infernales,.en sus guaridas. Aparte de que cada uno llena una misión, como ya se ha dicho todos, sin embargo, deben respeto y obediencia al Espíritu Supremo, cuyo nombre es Jehován en hebreo, Alpha y Omega en Caldeo, Alá en los moros y Dios entre los cristianos. En los trabajos se pueden invocar a todos, pero deberán llamarse únicamente los de una u otra cualidad, según la clase de peticiones que se hayan de hacer. Es decir que cuando el conjuro sea de tentación, se llamará a los de tentar; cuando sea de agrado o amor, a los de agradar; si es de bien, a los buenos; si de mal, a los malos o de daño; Y así sucesivamente. Los espíritus buenos dominan siempre sobre los malos; no así éstos sobre aquéllos, por tenerlo así dispuesto el Soberano Hacedor, a quien todos rinden una obediencia absoluta. Téngase muy presente que el signo de la cruz llamado signo de redención, tiene tal virtud y fuerza sobre los malos espíritus, que no pueden resistir su vista, Y únicamente hallándose aposentados dentro de persona o animal impuro, o bien obligados por la fuerza de algún conjuro o in vocación, es como pueden permanecer a su lado. Para invocar a los espíritus de luz o celestes, tampoco deberá usarse, por ser para ellos un signo de gran veneración y respeto, dando por resultado que su contemplación les extasía y subyuga, sin dejarles prestar atención a ninguna otra clase. Por esto se ha indicado que la cruz deberá retirarse de todas las ceremonias mágicas y únicamente podrá usarse en los exorcismos o en las in vocaciones que se hagan a los principales espíritus celestes superiores. Hechas estas advertencias se indicarán las diferentes jerarquías y nombres de los espíritus a los cuales se habrá de invocar según las experiencias Que quiera ejecutarse.

CAPITULO II DE LA JERARQUJA DE lOS ESPIRITUS El Espíritu Supremo El Espíritu Supremo es el Hacedor de todo lo creado, sobre el cual nadie tiene mando, y a quien todos deben obediencia, sumisión y respeto, es tan inmenso y tan grande, que no hay un sólo átomo en toda la creación a donde no llegue su misterioso fluido. Todo lo vivifica con la esencia divina de Su ser, y aunque la materia puede morir aparentemente, sirve, sin embargo para desarrollar nuevas vidas y producir seres nuevos. Del Espíritu Supremo se derivan todos los demás espíritus, puesto que éstos no son en realidad sino partes del gran todo. Por esta razón según la ciencia mágica y una vez llenada la misión que el Supremo Creador les ha encomendado, vuelven de nuevo a identificarse con él. Todo en el universo constituye una vida única, animada por el Espíritu Divino y nada existe en 50


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