3

Page 19

gusanos y hasta corteza de árbol como tuvimos que hacer en Galt. —La flota se dispone a partir —le respondió Ragnar mientras se metían de un salto en un túnel de bajada y descendían mil metros en la oscuridad—. Estoy seguro de que estaremos bien. —¿Y qué sabes acerca de Garm? Y no me refiero a toda eso que nos enseñaron esas malditas máquinas didácticas sobre los santuarios y demás. Siempre estás estudiando los archivos sobre las viejas batallas. ¿Sabes algo o no? Ragnar se quedó pensando unos instantes. Garm había sido el escenario de más enfrentamientos con los Mil Hijos que ningún otro mundo de aquel sector planetario. Se había tomado un interés muy personal en todo lo relativo a aquel tema desde que había luchado contra Madok, el Marine Espacial del Caos. Había leído todo lo posible sobre ello, ya que estaba seguro de que se tendría que enfrentar contra los heréticos Marines Traidores de nuevo. Dobló las rodillas para absorber el impacto y salió disparado de nuevo por el siguiente pasillo, con la mochila colgando por encima del hombro. Sven corría a su lado, manteniendo con facilidad el paso a pesar de las zancadas más largas que daba Ragnar. —Es un mundo industrial —dijo por fin—. Es en parte un mundo forja y en parte un mundo colmena. Los cielos están repletos de espesas nubes de gases contaminantes, y la superficie del planeta está cubierta por ciudadelas metálicas. Cada una de ellas está regida por una orden industrial, que jura servir a su dirigente. A su vez, cada uno de los dirigentes jura servir al gobernador, y por fin, el gobernador jura servir al Imperio. »Los miembros de la orden representan tan sólo una pequeña parte de la población. Cada una de las órdenes posee sus propias fábricas y fundiciones, además de los servicios de los clanes que trabajan en esos lugares, prácticamente como esclavos. Todo hombre, mujer o niño tiene un señor. —Suena muy parecido al puñetero Fenris. —En Garm, las distinciones entre las diferentes clases y castas son mucho más estrictas. Se exige y se espera una obediencia absoluta. La desobediencia se castiga con la muerte. —Pues no parece que el sistema esté funcionando demasiado bien ahora mismo. —Quizá lo está haciendo. —¿Qué quieres decir? —Si uno de los señores se convierte en un hereje, todos sus seguidores lo harán también. Si un señor se rebela, todos los suyos lo harán. —¿Por qué iban a obedecer a un hereje o a un rebelde? —El hecho de que el señor haya roto su juramento no significa que ellos hagan lo mismo hacia él. Además, puede que ni siquiera sepan lo que ocurre. —Pues tienen que ser realmente imbéciles si no se dan cuenta por sí mismos. —Espera hasta verlo tú mismo antes de juzgar a nadie. —Sí, oh gran sabio. Cada día suenas más como un maldito sacerdote. —Has sido tú el que me ha preguntado sobre Garn. —Ya estoy arrepentido de haberlo hecho, su santidad. Llegaron a la amplia zona del hangar. Algunas compañías ya se estaban formando en filas para entrar en los transportes, uno por cada compañía presente, uno para cada nave. Todas y cada una de las grandes compañías tenía asignada su propia nave de combate durante el tiempo que durara la campaña. Cada una transportaría sus propios víveres, suministros, equipo y servidores, todo lo necesario para mantenerla con capacidad de


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.