2

Page 3

Por los huesos de Russ ¡cómo odiaba ese olor hediondo! Nunca podría acostumbrarse a él, por más que hubiera penetrado en sus fosas nasales en incontables ocasiones a lo largo de todo un siglo. Percibía algo profundamente ofensivo en el olor de los que habían entregado sus almas al Caos, algo que le erizaba los pelos de la nuca e inundaba su corazón con un vivo deseo de matar y descuartizar. Ni siquiera la sospecha de que se trataba de un efecto deliberado del proceso de alteración que lo había convertido en un Marine Espacial, podía modificar la naturaleza primigenia de su odio. La furia desatada que lo invadía era tan instintiva como la urgencia que impulsaba a un lobo a buscar a su presa. Una analogía muy apropiada, a su parecer, porque él era un lobo humano y su verdadera presa era la escoria entregada al Caos, objetivos incontestables de la venganza del Emperador llevada a cabo por Ragnar y sus compañeros, protectores sobrehumanos de la humanidad. Los herejes habían dado la espalda a la humanidad y se habían entregado a los dioses de la oscuridad a cambio de poder o, lo que era más probable, de la promesa de poder. Ragnar sabía que era una falsa promesa. Las únicas recompensas que esperaban a aquellos locos ilusos serían los estigmas de la mutación y la degeneración de la mente y del espíritu hasta que sus almas se emparejaran con sus retorcidos cuerpos. Les harían un favor matándolos antes de que eso ocurriese, si bien la mayoría de ellos nunca apreciaría la justicia natural de esa clase de fin. Allí, entre esas malditas minas, el mal olor parecía aún más intenso que antes ya que a la corrupción del Caos se sumaba el hedor de la enfermedad, de algún tipo de pestilencia que había infectado a los herejes y también a la gente de Hespérida. Era un tufo acre y repugnante que se agarraba a su garganta. Le trajo también antiguos recuerdos, algunos de los cuales estaban enterrados desde hacía mucho tiempo. Los empujó a la trastienda de su mente porque no era ése el momento para librarse a la ensoñación. Todas estas reflexiones apenas le habían supuesto unos instantes. En el fragor de la batalla, la mente de Ragnar trabajaba a una velocidad muy superior a la de un humano normal. Comprobó que sólo había estado atareado hasta que sus tropas tomaron posiciones para el ataque final. Centró de nuevo su mente en el problema presente, repasando selectivamente el recuerdo de la escena que acababa de ocurrir ante sus ojos, usando sus poderes sobrehumanos con una capacidad que era producto de largas décadas de práctica. Usando antiguas técnicas de meditación que había aprendido en la fortaleza monasterio de su orden, se centró en la parte del campo de batalla que ahora era importante para él: la posición rebelde que tenía enfrente. Conscientemente seleccionó los detalles más importantes. Las protecciones de sacos terreros colocados con precipitación para tapar los agujeros de las paredes del edificio. El pesado equipo bolter bien instalado entre la chatarra retorcida de un tanque situado justo frente al edificio. El borde de un casco puntiagudo que señalaba la presencia de un oficial rebelde observando a través de las ventanas tapiadas de lo que quedaba del segundo piso. Todo estaba más o menos como había esperado que estuviera cuando había examinado las defensas del enemigo. No se habían producido cambios importantes en la distribución de los herejes. Su plan básico seguía siendo válido. Sería sólo cuestión de golpeados en su punto más débil, despejar el lugar de sacos terreros y luego limpiar el edificio de los últimos pobres diablos entregados al Caos. «Nada que resultase difícil», pensó, por más que sus propias fuerzas fuesen al menos cinco veces inferiores en número. Esta proporción de cinco a uno carecía de importancia en realidad, y Ragnar lo sabía. En batallas como la presente, la calidad de las tropas contaba mucho más que la cantidad. Sus hombres eran Marines Espaciales, Adeptus Astartes, guerreros curtidos llegados de un mundo de fieros luchadores, supervivientes de las condiciones de


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.