Revista Lectiva No. 23

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DISCOGRAFÍA NAVIDEÑA

Al gozar esta Navidad también hay que gozar el Año Nuevo Arbolito de navidad si no me das tu cariño me muero.

Otras dos canciones se ocupan del evento (semántico) pedir-dar el aguinaldo. La una, compuesta por el Mono González, Mándeme aguinaldo; una precisión innecesaria antes de ver la letra: Mandame aguinaldo es considerada como la pionera de las canciones de doble sentido, marca indeleble de la música parrandera, lo que dota de picardía al texto de 1946: Llegaron los aguinaldos Con el mes de Navidad Y con ellos la parranda En el campo y la ciudad. Todos los hombres están Ansiosos y con anhelo De sorprender a sus novias Y pedírselo primero. Mándeme aguinaldo Hágame el favor Que en el año entrante Se lo pago yo. Toda la noche pasé Chupándome un aguacero Para esperar a mi novia Y pedírselo primero. Cuando yo se lo pedí Mi novia se disgustó Si ella me lo pide a mí No me le disgusto yo. Cuando yo se lo pedí A mi suegra no le dio susto En cambio me contestó Ya mismo, con mucho gusto.

La otra canción lúdica es Regalito de Navidad, de Guillermo Buitrago. En tanto canción parrandera es continuadora del doble sentido, con la alusión a Maracaibo como soporte:

Medellín • No. 23 • Diciembre de 2013

Yo necesito un regalito para el Día de Navidad Pero yo quiero un nenito que diga papá y mamá Que abra los ojos y pestañe y que los vuelva a cerrar. Si me das el aguinaldo yo quiero un nené no más De los que hay en Maracaibo que dicen papá y mamá. Tanto que te he suplicado y tú no me quieres dar Un nenito bien rosado que diga papá y mamá.

Momento nostálgico Jairo Paternina ya lo había dicho en la canción tropical Plegaria vallenata: Óyeme Diosito Santo tú de aritmética nada sabías Dime por qué la platica tú la repartiste tan mal repartida. Óyeme Diosito Santo en cuál colegio era que tú estudiabas Por qué a unos les diste tanto en cambio a otros no nos diste nada. Mira tanta gente pobre que vende su sangre para poder vivir No te das cuenta que el rico es feliz mirando al pobre sufrir.

Y es precisamente en las Navidades cuando más se siente la pobreza. Que no se haga el árbol, vaya; que no se haga el pesebre, vaya; que no se haga la nochebuena, vaya… Pero que el Niño Jesús no les traiga nada a los pelaos, eso sí es catastrófico. Los pelaos pobres son víctimas de la confrontación de clases en todos los frentes de la vida: la maleta de útiles, la lonchera, el vestido de la Primera Comunión. La Navidad no es la excepción.

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