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NORBERT ELlAS

¿ Ciencia o ciencias?

rencias entre las ciencias. En el libro se señala entre otras. por qué en el siglo xx ya no se puede hablar -como sí era en el siglo XVII y quizás todavía en el siglo XVIII y, según aún en la actualidad- de la ciencia en singular. Hacerlo es, ya se dijo, un anacronismo. Es más adecuado hablar de las cias en plural. En la actualidad ya no se puede eludir la P''"'5UlJ por las razones de la diversidad de las ciencias, incluso al parse de lo que ellas tienen en común. Resulta inevitable el también aquí algo al respecto. Solo así puede entenderse plena~· mente en qué medida la teoría de las ciencias de que aquí se par­ te se distingue de la doctrina popperiana de la ciencia. La contraposición es tanto más acentuada cuanto que para esclarecer las diferencias entre las ciencias resulta indispensable centrar la atención en las diferencias en la estructura de los obje­ tos del conocimiento. Esto se contrapone directamente con la metafísica nominalista del círculo popperiano. Sus representan­ tes no toman en cuenta que las diferencias entre la estructura de los átomos y la de las sociedades humanas, entre la de la familia y la del Estado, por ejemplo, no son solamente diferencias entre afirmaciones básicas sino diferencias de hecho que existen entre los objetos. Los hombres sólo pueden orientarse adecuadamen­ te en su mundo si logran desarrollar sus herramientas simbóli­ cas -en este caso, sus cÍencias- de acuerdo con esas diferencias reales del mundo de las objetos, es decir, en dirección a una ma­ yor concordancia con éste. Tal vez una cita de un trabajo ya pu­ blicado pueda servir aquí de ayuda:

do se asciende mentalmente por la escala evolutiva, desde el nivel de las partículas subatómicas, los átomos y las moléculas simples hacia las grandes moléculas, los organismos unicelu­ lares y multicelulares, no se aprecia únicamente un orden de niveles, sino también unos niveles de orden, transiciones de unidades cuyas partes no están ligadas funcionalmente unas a otras, o que lo están apenas, a unidades cuyas partes están liga­ das entre sí de forma cada vez más amplia, y, al mismo tiempo, cada vez más en niveles de integración. Así pues, la dinamÍ­ zaci6n del modelo teórico en el sentido de la gran evolución exige una renuncia a dicotomías estáticas como ~~orden" y "de­ sorden". En su lugar se hace necesario un aparato conceptual que permita a los investigadores representar simbólicamente los niveles de orden interrelacionados -tal como se dejan ob­ servar-, así como comunicarse inequívocamente con otros in­ vestig;adores sohre estos niveles. (Elías 1983, pág. 229 Y Por 10 pronto quiero señalar con eso que el conocimiento de determinadas peculiaridades distintivas de la estructura de los ámbitos de objetos de las ciencias es indispensable para la com­ prensión de las diferencias entre estas mismas ciencias y tam­ bién entre sus correspondientes métodos. Así queda dicho además que las diversas ciencias así como los ámbitos de sus objetos se yuxtaponen simplemente en un conjunto sin orden. El uso actual de conceptos como "ciencias naturales" y "cien­ cias sociales" frecuentemente hace parecer las cosas como si éste fuera el caso. Del mismo modo corno los ámbitos de los objetos de diversas ciencias representan niveles de un determinado or­

CINEOC

En realidad, el uso convencional del lengm~je s610 nos pennite un empleo estático del concepto de "orden'" al cual se opone el no menos estático concepto de "desorden". Pero ruan­

3. En la versión castellana págs. 188-189· N.d.T.


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