La conquista del pan - Kropotkin

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Por mucho que se predique la paciencia, el pueblo ya no aguantará; y si todos los víveres no se ponen en común, saqueará las panaderías. Si el empuje del pueblo no es bastante fuerte, se lo fusilará. Para que el colectivismo pueda establecerse, necesita, ante todo, orden, disciplina, obediencia. Y como los capitalistas advertirán muy pronto que hacer fusilar al pueblo por los que se llaman revolucionarios es el mejor medio de darle asco por la revolución, prestarán ciertamente su apoyo a los defensores del orden, aun a los mismos colectivistas. Ya verán más tarde el medio de aplastar a éstos a su vez. Si “se restablece el orden”de esta manera, las consecuencias son fáciles de prever. La represión no se limitará a fusilar a “los saqueadores”. Habrá que buscar a “los promotores del desorden”, restablecer los tribunales, la guillotina, y los revolucionarios más fervientes subirán al cadalso. Será una repetición de 1793. No olvidemos cómo triunfó la reacción en el siglo pasado. Primero se guillotinó a los hebertistas, a los “enragés”a quienes, con el recuerdo reciente de las luchas, llamaba Mignet “los anarquistas”. No tardaron en seguirlos los dantonianos. Y cuando los robespierristas hubieron guillotinado a estos revolucionarios, les tocó el turno de subir también al patíbulo. Con lo cual, disgustado el pueblo y viendo perdida la revolución, dejó hacer a los reaccionarios. Si “el orden queda restablecido”, los colectivistas guillotinarán a los anarquistas, los posibilistas guillotinarán a los colectivistas, que a su vez serán guillotinados por los reaccionarios. La revolución tendría que volver a empezar. Pero todo induce a creer que el empuje del pueblo será bastante fuerte, y que cuando se haga la revolución habrá ganado terreno la idea del comunismo anarquista. No es ésta una idea inventada, es el propio pueblo el que nos la enseña y el número de los comunistas aumentará a medida que se haga más evidente la imposibilidad de cualquier otra solución. Y si el empuje es bastante fuerte, los asuntos tomarán otro giro. En vez de saquear algunas panaderías, para ayunar mañana, el pueblo de las ciudades insurrectas tomará posesión de los graneros de trigo, de los mataderos, de los almacenes, en una palabra, de todos los víveres disponibles. 70 / PIOTR KROPOTKIN


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