guida breve paestum

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gu铆a de orientaci贸n

paestum velia


director de arte enrica d’aguanno asesoramiento científico laura del verme maquetación francesca aletto traducción roberta nizzola referencias fotográficas superintendencia para los bienes arqueológicos de las provincias de salerno, avellino, benevento y caserta – taller fotográfico del museo arqueológico nacional de paestum: giovanni grippo francesco valletta © de las imágenes ministerio para los bienes y las actividades culturales

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en cubierta paestum, el templo de neptuno y la basílica en contraportada velia, la puerta rosa

acabado de imprimir en abril de 2012 impresión y montaje born to print, nápoles


sumario

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paestum el museo arqueológico nacional de paestum el ‘museo narrador’ del santuario de hera argiva velia


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plano arqueol贸gico de paestum

leyenda del plano arqueol贸gico de paestum a entrada puerta ceres b entrada/salida puerta principal

porta giustizia

c entrada puerta neptuno d entrada museo, taquilla, librer铆a

c

9

8

1 el templo de atenea, llamado de ceres 2 el ekklesiasterion 3 el heroon 4 el comitium 5 el templo de mens bona llamado de la paz 6 el anfiteatro 7 el foro romano 8 el templo llamado de neptuno 9 el templo de hera, llamado la bas铆lica

b


5

porta marina

3

porta aurea

5 7

1

4 2 6

porta sirena

a d


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paestum

Célebre en el mundo por los templos griegos que todavía capturan la vista y la imaginación, íntegros como pocos monumentos de la antigüedad después de más de dos mil quinientos años de traumas naturales y sociales, Paestum reconquista el espacio que se merece en la cultura europea y mediterránea de la mitad del siglo XVIII, como meta de elección de aquel Grand Tour de exploración y formación que pone las bases, y las premisas elitistas, del turismo cultural de la modernidad. En época prehistórica, el territorio fue identificado con el nombre de la localidad, el Gaudo, del lugar que ha devuelto las huellas de una necrópolis imponente, objeto de una reciente instalación en el Museo Arqueológico. Según cuenta Estrabón – el padre de la geografía de Occidente – la fundación de la ciudad griega fue obra de colonos aqueos huidos de Sibari. El área sagrada sobre la cual se encuentra el castillo medieval de Agropoli correspondería al santuario de Poseidón [Neptuno] Enipeo, la divinidad fluvial de la Tesalia cantada por


7 El templo de Atenea, llamado de Ceres


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paestum


9 el poeta Licofrón. El asentamiento de Posidonia está delimitado, al sur, por Capodifiume, y jalonado por espacios sagrados y privados en línea con el sistema urbanístico consolidado de la civilización grieca. En la frontera con el mundo etrusco-campano, esta guarnición de la Magna Graecia en la llanura del Sele generada de una costilla de la minoría aquea de Sibari alrededor del 600 a.C. – como documentan los cimientos de un templete, al sur del templo de Atenea (llamado de Ceres), todavía impresas en el techo de terracota pintada – ocupa la plataforma calcárea en el centro de una amplia llanura comprendida entre las colinas de Capaccio, a oriente y el mar Tirreno a occidente. En los mismos años, al norte y a lo largo del curso del Sele, los colonos dedican a Hera el gran santuario, el Heraion de Foce Sele [ver pág. 26], que la tradición mitológica asigna a las gestas de Jasón, el héroe del vellocino de oro – la piel del carnero dorado que tenía el poder de curar por arte de magia. Redescubierto en los años treinta por Umberto Zanotti Bianco y Paola Zancani Montuoro, estaba decorado por metopas esculpidas (ahora expuestas en el Museo Arqueológico de Paestum) y es uno de los más importantes ciclos lapídeos culturales del mundo griego arcaico. Un desarrollo urbanístico significativo toma forma entre la mitad del siglo VI a.C., calles pavimentadas, casas nuevas, alcantarillas y sistemas de drenaje trazan el espacio urbano.

En las extremidades del área habitada se encuentran las zonas consagradas al norte a Atenea, al sur a Hera, dominadas por los grandes templos. El redescubrimiento en el siglo XVIII de los edificios de culto impone un intento de interpretación: es del análisis de los eruditos de aquel tiempo que nacen las primeras denominaciones ‘sugestivas’. El templo de atenea (de finales del siglo VI a.C., reestructurado entorno al 520-510 a.C.) es llamado entonces templo de Ceres, quizás por una sugerencia de Vitrubio, que relataba en su de Architectura (siglo I a.C.) la costumbre de los colonos griegos de construir un templo propiciatorio a las puertas de la ciudad dedicado a la diosa de las cosechas y de la agricultura. Las excavaciones arqueológicas modernas han restablecido finalmente la ‘verdad’ histórica, gracias al descubrimiento de objetos votivos y estatuillas de la diosa Atenea. El templo de Hera (530 a.C.), el más antiguo, asume en el siglo XVII el nombre de Basílica: de nuevo los ex votos y las inscripciones votivas permiten devolver el templo a la esposa de Zeus, reina del panteón griego. En la llanura entre los dos santuarios, el Vista aérea de los templos en las páginas siguientes El templo de Neptuno y la Basílica




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ágora (luego foro romano) es el centro de la vida ciudadana y asume en estos años una disposición monumental con el heroon, un sagrario subterráneo que los griegos dedicaban al fundador de las ciudades, adorado después de la muerte como un héroe divino. Del edificio proceden los vasos de bronce (hoy en el Museo Arqueológico de Paestum), todavía llenos de miel en el momento de la excavación, obras maestras de la artesanía en metal de la Magna Graecia. Alrededor había viviendas particulares, con zonas amplias deshabitadas y, siguiendo el curso del Sele, se encontraba otro edificio de culto consagrado a Hera, del que se conservan metopas con doncellas danzantes. La fase expansiva se concluye alrededor del 480-470 a.C. con dos monumentos capitales: el templo llamado en el siglo XVIII de neptuno (mitad del V siglo a.C.) , emblema de la arquitectura dórica en Occidente, consagrado en realidad al culto de Hera o – más probablemente – de Zeus, como atestiguaría la estatuilla de terracota pintada con barba y corona de bronce; y, en el ágora, la sede destinada a las asambleas, el ekklesiasterion (480-470 a.C.), de forma circular con gradas, síntesis afortunada de gusto de la escena arquitectónica y urbanística (luego cubierto de tierra y piedras por los Romanos que, en edad republicana, construyeron en el área un santuario con pórtico, fuente y almacén). La morfología de las necrópolis confirma la conquista de Posidonia, contada por Es-

trabón, en las últimas dos décadas del siglo V, tomada por las armas de los Lucanos, población itálica de ascendencia samnita. Los ajuares sepulcrales revelan con gran riqueza de detalles el nuevo modelo social: armas y joyas refinadas, retazos de vida cotidiana que rememoran costumbres y rituales decididamente distantes de la huella sobria de la estación griega de Posidonia, festines, animales fantásticos, demonios, naturaleza en pose. La civilización aristocrática, en síntesis, hecha inmortal por las tumbas pintadas que representan hoy, junto a los templos mo-


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numentales, el icono y el destino de la llanura mágica de Paestum. La actividad urbanística de amplio aliento vuelve sólo a partir de la mitad del siglo IV, con imponentes murallas (en su origen de más de siete metros de altura) que todavía hoy impresionan, tres quilómetros de perímetro para marcar el recinto ambiental e histórico de la ciudad antigua. Cuatro eran las puertas de acceso: la porta aurea [puerta Áurea] al norte, la porta sirena [puerta de la Sirena] al oeste, la porta giustizia [puerta de la Justicia] al sur y la porta marina [puerta Marina] al este.

El foro romano

La comparación y los contrastes entre las dos identidades fundacionales, el alma griega y el trasplante de ascendencia itálica, se traduce, como en todas las experiencias más características de la historia, en ósmosis cultural inextricable: a pesar de toda variación política e institucional, la lápida encontrada en la sala de las asambleas, encajada entre dos escalones, con la dedicatoria en lengua osca, “por la gracia recibida”, del magis-


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trado lucano Statis a Iuppiter [Júpiter], documenta la continuidad de los cultos y tradiciones civiles que todavía permanecía alrededor del 300 a.C. Roma acecha. Posidonia está llamada a tomar partido en las guerras samnitas, primero, al lado de Pirro y sucesivamente de las milicias de Tarento, hasta que la ciudad y los Lucanos, derrotados, han de aceptar la condición de colonia (273 a.C.). Paestum se confirmará desde entonces, aliada fiel de Roma incluso en el curso de las guerras púnicas, afectada por transformaciones radicales en la estructura urbana. En el curso del siglo II, en el lado norte del Foro, se encuentra el templo dórico corintio, llamado de la paz, (siglos II-I a.C.) dedicado a Mens Bona (la divinidad romana del raciocinio que vigila

sobre la capacidad de discernimiento de la clase política, transformada a continuación en símbolo del reconocimiento de los esclavos liberados hacia la bona mens de los ex amos), que corta literalmente la sede de las asambleas, el comitium. A mediados del siglo I, en el lado nordeste del Foro, se construye el anfiteatro (siglo I d.C., ampliado entre el final del siglo I y el principio del II d.C.), amputado desgraciadamente en 1829, por la carretera moderna que cruza la ciudad. Con la era cristiana, Paestum conserva y renueva su prestigio. Sede del obispado, transfiere el fulcro de la vida social a la colina de Capaccio Vecchio, hasta que ésta fue destruida en 1246 por Federico II y precipitó durante siglos en el archivo de la memoria y de las ruinas ‘románticas’, y se su-


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mergió progresivamente en las nieblas de la ciénaga malsana que será saneada sólo en los años del régimen de Mussolini, durante la resurrección del clasicismo que preludia la segunda guerra mundial.

El ekklesiasterion [sede de las asambleas] El anfiteatro


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piso primero la ciudad romana entresuelo prehistoria y protohistoria planta baja la ciudad greco lucana sótano laboratorio didáctico y servicios

3

4 2

1 b

a

a entrada museo, taquilla, librería

1 vaso de asteas con el rapto de europa

b espacio de las exsposiciónes

2 sala de las metopas

c área didáctica

3 tumba del zambullidor 4 tumbas pintadas lucanas

c


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el museo arqueológico nacional de paestum

El Museo expone y reconstruye la identidad y las largas metamorfosis del área arqueológica, a través de los restos encontrados en el curso de los siglos de la trama extraordinaria de templos, viviendas y lugares públicos, sagrarios, tumbas, teatros y ambientes naturales ‘humanizados’. Inaugurado en 1952 sobre las premisas del proyecto ambicioso de Maurizio De Vita (1938), en el corazón del antiguo recinto amurallado, introduce de forma lineal los cuatro períodos cruciales de la vida de Paestum y de su territorio, de la prehistoria, a las osmosis, las discontinuidades de las civilizaciones griega, lucana y romana: desde los restos más antiguos, la sala de las metopas del santuario de Hera cerca de la hoz del Sele, a las tumbas pintadas instaladas a partir de los años sesenta del siglo pasado. En el centro el icono de la eternidad, el viaje entre banquetes musicales y juegos, el misterio del tránsito, impreso en las lastras del zambullidor, rodeadas refinadas de objetos de uso común (vasos de bronce, cerámicas, símbolos de estatus aristocrático) de los ambientes que

completan las hallazgos sobre la civilización lucana. Las exposiciones más recientes como la sección dedicada a la prehistoria, en el entresuelo, y las salas que condensan la paestum romana, en el primer piso, completan el itinerario entre memoria e identidades estratificadas. Obra maestra absoluta de la cerámica itálica con barniz negro es el cráter con el ratón de europa, del ceramista Asteas (activo en Paestum alrededor de la mitad del siglo IV a.C.), devuelto a Paestum en 2009, después de un azaroso viaje con destino a Malibú. Cuenta la leyenda de Europa, hija del rey de los Fenicios, y Zeus que, para ganar su recato, se transforma en un toro blanco y manso para llevársela consigo por mar hasta la isla de Creta donde se celebra la boda en la presencia de deidades cómplices.


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el museo arqueol贸gico nacional de paestum

Heracles mata al gigante Alcioneo metopa del santuario de Hera en Foce del Sele

Caronte, l谩pida de tumba de Andriuolo



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el museo arqueol贸gico nacional de paestum

La tumba del Zambullidor de Tempa del Prete


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en las pรกginas siguientes La tumba del Zambullidor: el simposio de Tempa del Prete




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el museo arqueol贸gico nacional de paestum

Vaso de bronce [hydria] de el Heroon [sagrario subterr谩neo de Poseidonia]


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Vaso de cerรกmica [crรกtera] con figuras rojas con el rapto de Europa, firmado por Asteas


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el ‘museo narrador’ del santuario de hera argiva

El santuario de Hera Argiva, además de piedra miliar de la búsqueda arqueológica (1934), es uno de los testimonios más intensos de la cultura de la Magna Grecia en Italia. Entre historia y leyenda, el relato cuenta que desde Argos se hace a la mar el barco homónimo de los cincuenta compañeros seguidores de Jasón. En el camino de vuelta, el héroe del vellocino de oro funda, cuenta Estrabón, el santuario dedicado a Hera, hermana y esposa celosa

de Zeus, protectora del matrimonio: un culto pagano próspero hasta el III siglo a.C. El cristianismo reinterpreta la devoción, transferida incluso físicamente a la colina de Capaccio, en la Virgen de la Granada: la divinidad griega cambia registro espiritual, pero mantiene el parecido maLa fachada del Museo La hoz del Sele


27 jestoso de la matrona con el fruto, símbolo de prosperidad. El ‘museo narrador’ que se encuentra desde 2001, en la masía Procuiali reconstruye la edificación perdida del templo y los rituales originales con montajes novedosos

y soluciones multimedia, 3D, filmaciones, efectos sonoros y paneles didácticos, en la calma de la naturaleza animada por los rebaños de búfalas, como hace dos mil años.


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plano arqueológico de elea-velia

5 6 4 7

3 a

b

2 2 1

a entrada museo, taquilla, librería

3 masía cobellis

b área didáctica

4 asklepeion [sede de la escuela médica]

1 necrópolis romana 2 termas romanas

5 puerta rosa 6 teatro 7 acrópolis


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velia

elea – llamada sucesivamente Velia en la toponimia romana – hoy en la cercanía del litoral de Ascea Marina, entre Agropoli y Palinuro, debe su fortuna en el Mediterráneo antiguo a la posición estratégica en las rutas entre Grecia y Etruria. Extendida por noventa hectáreas generosas más allá de los tráficos comerciales, conquista fama y prestigio en el mundo griego por la superioridad de su pensamiento: la escuela eleática, Parménides, Zenón, Meliso de Samos, elige con buenos argumentos este pedazo de paraíso, en el Cilento más meridional, para meditar y reunir prosélitos; los filósofos Jenófanes y Leucipo, en la Velia romana, viven entre sus murallas acogedoras al menos hasta al 62 d.C., como los protagonistas precursores de una escuela médica renombrada, y los ‘gramáticos’ Estacio (padre del poeta) y Palamedes. Son los habitantes de Focea, en Asia Menor, exiliados por los Persas y en búsqueda de nuevas patrias, los que conquistan la ciudad de Enotria (“tierra de viñedos”, según la definición griega del Sur de Italia). Según Herodoto nace Hyele [Elea], nú-

Busto del filosofo Parménide, del colegio de los Augustales cleo original (540-480 a.C.) sobre la acrópolis, con calles y canales para hacer fluir las aguas y espacios libres entre las casas, que fue recuperada por las campañas de excavación, de 1921, de Amedeo Maiuri. Entre los siglos V y II a.C. habría albergado cultos dedicados a Atenea, mientras el


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velia

La acrópolis con las construcciones medievales perímetro urbano se extendía a los barrios sobre las faldas de la colina, en armonía entre belleza y explotación agrícola con las terrazas naturales. A los núcleos habitados meridional y septentrional corresponden los dos puertos, probablemente con funciones diferenciadas: al sur, el ‘dique foráneo’, un muelle equipado, se encontraba a solo cincuenta metros de la playa. El perímetro de las murallas y las obras públicas que han sobrevivido evidencian todavía un centro urbano moderno, con la calle pavimentada a lo largo de la colina para conectar los dos barrios, la acrópolis y las terrazas de la falda donde surgen los edificios sagrados. A la culminación del recorrido se encuentra la puerta rosa (siglo IV a.C.), que toma su nombre de la esposa del arqueólogo salernitano Mario Na-

poli que le dedica el “descubrimiento” en 1964 (nada que ver, excepto a la luz del crepúsculo, con el tono de las piedras del arco), una vista inesperada y encantadora, que une las áreas especulares, las marinas, la costa, que la colina separa. El teatro y el pequeño edificio termal al lado de la fuente Hyele, sobre la acrópolis, la canalización que lleva el agua al valle, junto con los pequeños santuarios, los lugares de culto, los altares y los cipos votivos (pequeños monumentos en forma de tronco de columna o pilar, normalmente con una inscripción), atestiguan una vida civil y religiosa viva y ‘devota’, a todo el sistema de los dioses del Olimpo. Los dos puertos y fortificaciones defensivas particularmente eficaces, ayudados por una naturaleza vigorosa e impenetrable, y unidos a las virtudes diplomáticas en la naturaleza de los colonos-filósofos, permiten a Elea resistir la expansión lucana que había englobado Posidonia. Más adelante, la equidistancia en la situación de conflicto permanente entre las ciudades-estado de la Magna Grecia, culminada finalmente con la opción de la alianza con Roma, garantiza a Velia la total autonomía y el control de las rutas sobre el Tirreno, al menos hasta el 88 a.C. Pertenecen a la época romana dos complejos termales, el criptopórtico (siglos I y II d.C.), probablemente sede de la escuela médica (Asklepieion) o, según otras interpretaciones, gimnasio o palestra, y el colegio de los augustales (los sacerdotes dedicados al culto del emperador), que ha


31 devuelto la cabeza rodeada de torres, personificación de la ciudad, y las esculturas con el retrato de parménides y de médicos beneméritos. La decadencia empieza cuando los nuevos ejes viarios del Imperio, con el potenciamiento de los trazados de conexión directa entre Roma y Oriente a través del Adriático, y el enterramiento progresivo de los puertos apartan a Velia de las rutas principales, hasta reducirla al tamaño de una aldea de pescadores, abandonada finalmente en el IX siglo por las agresiones ulteriores de la malaria y por las incursiones sarracenas. En época medieval y sobre la antigua acrópolis, pasadas las ruinas del teatro (re-

estructurado en el siglo II d.C. sobre el edificio de época helenística), se construye en 1100 una capilla palatina, dedicada a san Quirino. El castillo se remonta al siglo siguiente y es obra de los Normandos de Guaimario, ideal para los avistamientos, en cuyos alrededores nace el centro habitado de Castellammare della Bruca, activo hasta la mitad del siglo XVII.


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788856 902594

ISBN 978-88-569-0259-4


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