En la serie de tallas un puesto sin igual merece la Virgen del Apocalipsis del maestro Bernardo Legarda. A juicio de Buci-Glucksmann (1997) “la Virgen alada es el símbolo, el síntoma y tal vez incluso la metáfora de todo el barroco de Popayán, de su elevación y de su vuelo”. Nos encontramos así ante una hermosa síntesis entre el solemne manierismo y el cargado barroco, entre la madera y la plata, entre la danza creatural y la sublimidad extática lo que ha hecho decir a esta especialista que se trata de la gran representación del “manierismo barroco”. Entre las imágenes de altar y procesionales de Popayán hay una larga lista de representaciones españolas y quiteñas de distintas épocas; pero sería el siglo XVIII, según Enríquez (2006), el que a justo título vendría a ser llamado la “edad de oro” de la imaginería religiosa en la ciudad. Nos encontramos entonces con nombres de escultores como Sebastián de Usiña, Alfonso María de los Reyes, ecuatoriano, que esculpió la Piedad del templo de Santo Domingo, Alcides Montesdeoca, que talló la del Cristo del Descendimiento, también del Templo de Santo Domingo y sobre todo los discípulos de las escuelas de Bernardo Legarda y Manuel Chili, apodado El Caspicara, de cuyo taller salieron hermosas tallas en madera policromada que hoy en día se pueden admirar no solo en el Museo de Arte Religioso sino en los templos de la ciudad.
Inmaculada del Apocalipsis. Talla en madera estofada y policromada con accesorios de plata. Círculo Quiteño de Bernardo Legarda. Siglo XVIII. Talla: 150 x 85 x 42 cms. Esfera y peana en plata: 170 x 100 x 102 cms. Alas: 160 cms. Rayo: 116 cms.
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