EL PLACER DE LA REVOLUCION

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“El placer de la revolución” de Ken Kenabb

culpable de estos defectos, pero el estereotipo sirve como un enfoque a partir del cual organizar una crítica sistemática de las tendencias generales. Subrayando las cualidades que la mayoría de los estudiantes tienen en común, el panfleto también desafía a aquellos que afirman ser excepciones a probarlo. Lo mismo se aplica a la crítica del “pro-situ” en La verdadera escisión en la Internacional de Debord y Sanguinetti – un desaire desafiante a los seguidores quizás único en la historia de los movimientos radicales. “Se pide a todos su opinión acerca de cada detalle para prevenirles de formarse una sobre la totalidad.” (Vaneigem). Muchos temas están tan cargados emocionalmente que cualquiera que reaccione a ellos llega a enredarse en falsas opciones. El hecho de que dos lados estén en conflicto, por ejemplo, no significa que debas apoyar a uno u otro. Si no puedes hacer algo acerca de un problema en particular, es mejor confesar claramente este hecho y pasar a otro asunto que tenga posibilidades prácticas presentes.7 Si tomas partido al elegir un mal menor, admítelo; no añadas confusión blanqueando tu elección o demonizando al enemigo. Si hay que hacer algo, es mejor lo contrario: jugar a ser abogado del diablo y neutralizar el delirio polémico compulsivo examinando con calma los puntos fuertes de la posición opuesta y los débiles de la tuya. “Un error muy común: tener el coraje de defender las posiciones propias; ¡la cuestión es tener el coraje para atacar las propias convicciones!” (Nietzsche). Combina la modestia con la audacia. Recuerda que si logras realizar algo es sobre la base de los esfuerzos de muchos otros, bastantes de los cuales han enfrentado horrores que nos harían a ti y a mí desplomarnos en la sumisión. Pero no olvides que lo que dices puede tener algún efecto: dentro de un mundo de espectadores pacificados incluso la más pequeña expresión autónoma sobresale. Puesto que ya no hay ningún obstáculo material para inaugurar una sociedad sin clases, el problema se ha reducido esencialmente a una cuestión de conciencia: el único obstáculo real es que la gente ignora su propio poder colectivo. (La represión física es efectiva contra las minorías radicales sólo en la medida en que el acondicionamiento social mantiene dócil al resto de la población.) Por consiguiente un elemento amplio de la práctica radical es negativo: atacar las formas diversas de falsa conciencia que impiden a la gente darse cuenta de sus potencialidades positivas.

EL ESTILO INSURRECIONAL 7

“La ausencia de un movimiento revolucionario en Europa ha reducido a la izquierda a su mínima expresión: una masa de espectadores que se desmaya de arrobamiento cada vez que los explotados de las colonias se alzan en armas contra sus dueños, y que no pueden evitar ver estos alzamientos como el epítome de la revolución… Allí donde hay un conflicto ellos ven siempre al Bien luchando contra el Mal, ‘revolución total’ versus ‘reacción total.’…. La crítica revolucionaria comienza más allá del bien y del mal; está enraizada en la historia y opera sobre la totalidad del mundo existente. En ningún caso puede aplaudir a un estado beligerante o apoyar la burocracia de un estado explotador en proceso de formación…. Es obviamente imposible por ahora buscar una solución revolucionaria a la guerra de Vietnam. Es necesario en primer lugar poner fin a la agresión americana para permitir que la lucha social real en Vietnam se desarrolle de un modo natural, i.e. para capacitar a los trabajadores y campesinos vietnamitas para redescubrir a sus enemigos dentro su propio país: la burocracia del norte y los estratos dominantes y propietarios del sur. Una vez que los americanos se retiren, la burocracia estalinista tomará el control del país entero – esta conclusión es inevitable.... La cuestión es no dar apoyo incondicional (o ni siquiera condicional) al Vietcong, pero luchar consistente e intransigentemente contra el imperialismo americano.” (“Dos guerras locales” I. S. #11, pp. 195-196, 203.) 19


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