Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago
Número 61
DECIDLO Y CANTADLO CON BELLEZA MINIATURAS DEL ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO COMO CELEBRACIÓN DE LA HISTORIA (I-MEDIEVAL) Francisco J. Buide del Real Director del Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago
L
os Archivos son los custodios de la documentación con la que se elabora la historia. Estos son los testigos de los hechos del pasado que testificaban como documentos, consignando y dando fe de los hechos jurídicos, económicos, de la actividad de personas e instituciones. Los documentos, en sus diversas tipologías, en ocasiones se recopilaban, tales son los “Tumbos”, cartularios, recopilaciones y transcripciones de documentos de una institución, la Catedral de Santiago como Santuario y su Cabildo en nuestro caso, para su perpetuación y evitar su pérdida física y el olvido de aquello que esos documentos establecían. Los documentos dan fe y a la vez “realizan” en cuanto la propiedad o concesión se realiza desde el momento de la firma del documento, y con éste físicamente en manos del beneficiado y en la copia de quien lo concede. Pero más allá de los documentos, sueltos o en sus recopilaciones, la historia también se narra, en relatos y crónicas, incorporando la propia visión del redactor o quien encarga la redacción. En el caso específico de la Iglesia, de las personas e instituciones que viven la fe cristiana, la historia además se celebra, en cuanto el tiempo también está sacralizado, espiritualizado, o por así decirlo, el decorrer de los días es también ocasión de celebración, de mirar hacia adelante escatológicamente, y de recordar un pasado donde se ha ido encontrando la presencia de Dios. La liturgia es también memoria actualizada. Esto es buena parte de la propia Biblia y la Tradición, donde la Iglesia como comunidad, comunidad de comunidades realmente, encuentra su identidad y canoniza el encuentro con Dios en la historia. Esto es, en otra forma, el calendario cristiano y la estructuración de la liturgia en los ciclos anuales, y esto es el culto cristiano que, en un lugar como el Santuario compostelano y su Cabildo o Capítulo, en cuanto “coro”, es fundamental. La experiencia cristiana de
cada peregrino se inserta así en una vivencia religiosa encarnada físicamente, y por tanto, que acontece en el tiempo, en la historia, y en ella se inserta, y a su vez se convierte en celebración futura, en anticipo o “Pórtico de la Gloria” litúrgico. El arte que acompaña y rodea la celebración, el arte y arquitectura de los templos y la liturgia, se enriquece así con el arte sobre pergamino y papel. Nos encontramos así con los libros litúrgicos en su gran variedad, y contamos ya como libro litúrgico, de historia, de peregrinación y de celebración el gran libro de la Catedral, su manuscrito más emblemático, el Códice Calixtino. Y junto a él otros libros litúrgicos, como el Breviario de Miranda, tal vez el más hermoso después del Calixtino, más decorado realmente, y los libros de Coro o Cantorales, menos conocidos hasta el momento entre el gran público pero incluso entre los investigadores. Así es como la memoria de la historia se convierte en celebración. Su registro formal y material, testificado y validado para su seguridad, pasa a ser decorado y celebrado con la solemnidad y belleza proporcionales a la importancia del evento y acontecimiento que dicho documento testifica. No solo se recoge formalmente: se celebra y solemniza. Así sucede con el Tumbo A, monumental en los hechos y documentos que recoge, en todos sus sentidos, y las solemnes miniaturas de los reyes e infantas que en nombre de su cargo, tierras y gentes firman a favor de la Catedral, el Santuario, las reliquias y el culto de Santiago Apóstol. Celebración es la que acompaña a los peregrinos en su llegada a Santiago, con la predicación, la palabra y los cantos. El Códice Calixtino es libro litúrgico, es miniatura medieval, es libro de música y canto, es guía de peregrinos, es historia convertida en leyenda y celebrada en liturgia. Y así hasta llegar a la Edad Moderna donde los grandes cantorales también recogen, de forma pragmática, 45