Revista Compostela nº 63

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Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago

Número 63

ABRAZAR LA IMAGEN DEL APÓSTOL SANTIAGO QUE PRESIDE EL ALTAR MAYOR DE SU BASÍLICA COMPOSTELANA COMO FORMA TRADICIONAL DE CULTO ENTRE SUS PEREGRINOS Por José Carro Otero Miembro C. de las Academias Nacionales de la Historia y de las de Bellas Artes de España y Portugal así como de la de Historia de la República Dominicana

1. ANTECEDENTES NECESARIOS1

E

n los años ulteriores al fallecimiento de Cristo, entre el 33 y el 44, su Apóstol y primo carnal Santiago, el 2º en el orden apostológico, predicó en “Hispania” a donde viajó por mar, desde Jafa, en la costa palestina, hasta Cartagena. Sabemos de su tarea evangelizadora en diversos territorios: Zaragoza, donde recibió la visita, “en carne mortal”, de la Santísima Virgen, a la sazón residente en Jerusalén; Lérida; Iria Flavia, en Galicia; Rates, en la zona de Oporto, dónde consagró a un discípulo suyo aborigen de aquella zona, Pedro de Rates, como “primer Obispo de Hispania”, razón por la cual la diócesis de Braga ostenta el título de “Primada de las Españas”, etc. Santiago regresó a Jerusalén donde fue decapitado por orden del rey Herodes Agripa, convirtiéndose así en el “protomártir del Colegio Apostólico”. Sus discípulos trasladaron su cuerpo por mar, desde Jafa hasta Iria Flavia y desde allí, en un carro de bueyes, a un lugar próximo donde le dieron sepultura en un “edículo”, estructura arquitectónica construida en piedra (Fig. 1), con dos plantas, una inferior “funeral”, donde dispusieron la tumba de su maestro y otra superior como “oratorio” para realizar las ceremonias de culto que desde aquel momento le dedicaron las comunidades de fieles cristianizados, habitantes de los lugares próximos y enseñados por los dos discípulos que habían portado el cuerpo, Teodoro y Atanasio quienes, al morir, fueron sepultados flanqueando a su maestro. Esta tarea evangelizadora

Fig. 1 “Edículo” descubierto en Fabara (Zaragoza). Maqueta existente en el “Museo de las peregrinaciones”. Santiago de Compostela.

fue asumida y continuada, hasta el siglo IX por las generaciones que se sucedieron en la zona, de cuya existencia supo un ermitaño a principios del siglo IX, alertado por cánticos y luces que se producían en la noche como expresión litúrgica del culto efectuado en el referido “edículo”. Alertó de ello a Teodomiro, Obispo de la diócesis de Iria Flavia, a la que pertenecía dicho territorio, quien fue al lugar indica-

1 LÓPEZ FERREIRO: Historia de la Santa, Apostólica y Metropolitana Iglesias Catedral de Santiago, 11 volúmenes comenzadas a editar en 1891; VÁZQUEZ DE PARGA, LACARRA y URIA: Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, Vol. 1, 1992; AMBROSIO DE MORALES: Viaje Santo, 1765; CARRO GARCÍA, Jesús: A pelengrinaxe ao Xacobe de Galiza, editorial Galaxia, 1964; HERNANDO DE OXEA: Historia del Apóstol Santiago, Madrid 1615. CARRO GARCÍA: Arca marmórica, cripta, oratorio o confesión, sepulcro y cuerpo del Apóstol, tomo X de “Anexos de Estudios Gallegos”, Santiago, 1954; BARRAL IGLESIAS, A.: El sepulcro de Santiago, libro editado por la Catedral de Santiago año 2008.

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