Wirth Oswald - El Simbolismo Astrologico

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El simbolismo astrológico Las crisis vehementes, provocadas por el Escorpión, tienen como efecto liberar las energías vitales que el Toro une al organismo. Cuando los vínculos constitutivos se aflojan, se producen insurrecciones, pero el desorden que éstas engendran no puede llevar al restablecimiento de un nuevo orden, adelantado en relación con el antiguo, sino cuando el ciclo revolucionario ya se ha cumplido. El efecto de estas explosiones no es menos funesto, como nos advierte el Arcano XVI del Tarot, que tiene afinidades con el Escorpión. La mitología atribuye a la gran constelación otoñal la caída de Faeton, que espantado por el monstruo firmamento, suelta las riendas de los corceles del Sol. Para justificar el lugar que se reserva a Escorpión en el cielo estrellado, se cuenta que picó a Orion en el momento en que éste iba a alcanzar a Diana, que corría delante. La diosa, agradecida, consiguió que se pusiera a su salvador en la cohorte de los astros. La epopeya más antigua, la de Guilgamesh, describe una monstruosa pareja que guarda el pasaje tenebroso por el cual penetra el Sol a fin de atravesar la montaña de occidente. Estos seres son humanos hasta la cintura y escorpiones en la parte inferior del cuerpo. Tan terribles son, que su sola vista es mortal. Una divinidad de la misma familia se nos revela en la medalla fenicia que representa el Baal de Arab. Este dios acuático cuyo cuerpo termina no en cola de pez sino en pinza de escorpión, corresponde al Sol que se oculta tras las ondas marinas después de cada día, y también al fin del año, cuando entra en el signo del Agua del Escorpión Zodiacal. Durante la noche que representa el invierno, el astro vivificador continúa su acción, pero en lugar de estimular la expansión de la vida como en la mañana-primavera, condensa las energías vitales comprimiéndolas en interés de su renovación. ¿Es éste el sentido del cetro, cuya punta invierte el signo de Aries? En cuanto al anillo festoneado que el Baal de Arab levanta en la mano izquierda, puede ser una alusión a la multiplicidad de las manifestaciones vitales, que surgen de la Vida única, representada por el círculo, esquema de Uróboros, la serpiente que se come la cola. De todos los signos del Zodíaco ninguno parece más nefasto a los ojos de los astrólogos. Predispone a la irritabilidad, al descontento crónico consigo mismo y con los demás, a la impaciencia afiebrada y a todos los desequilibrios. Su influencia puede traducirse en histeria, desarreglos, desvergüenza, sobre todo en insubordinación y en individualismo furioso. Se le atribuye el temperamento revolucionario; suscita los reformadores, consagrados a demoler lo que los ofusca. Estos destructores despejan el terreno sobre el cual otros reconstruirán. Las costumbres y las tradiciones repugnan a los hijos de Escorpión, cuyo instinto de rebeldía se enfurece ante toda sumisión. Cuando su independencia se afirma en originalidad, pueden imponerse en arte y en literatura. Todo renovador genial se beneficia de un Escorpión que otras influencias planetarias han vuelto favorable.

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