Williams Brandy - Extasis Ritual

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una serpiente. Puede poner una pequeña mesa en su espacio del hetaira y colocar sobre ella la imagen. La meditación sobre la imagen concentra nuestra comprensión de lo sagrado y el lugar que éste ocupa en nuestras vidas. Cuatro: Hacer el amor con la divinidad. Con independencia de cómo entendamos, nombremos o conozcamos a la divinidad, la sexualidad es la forma más íntima de veneración. Al hacer el amor consigo mismo, dedique el placer al espíritu. En el clímax, coloque la imagen de la deidad en el centro de la corona, y ábrase a la sensación de su presencia. La imagen puede simplemente formarse y desaparecer. Puede descubrir que la imagen se mueve; el espíritu puede tocarle, o hablarle, una sensación puede recorrer sus sentidos. Acepte lo que ocurra con el corazón tan abierto como pueda, y permítase expresar -con palabras, en voz alta o en silencio, o simplemente con la emoción- su respuesta al espíritu. Al trabajar con un compañero, ambos deben aceptar que dedicarán esta sección particular a la veneración de lo divino. No tienen que utilizar la misma imagen, y quizá no tengan la misma experiencia de respuesta. Pasen unos minutos tumbados cada uno en brazos del otro, y compartan lo que han visto y sentido. Recuerde que cada uno recibe el mismo amor de lo divino, aumentando su capacidad de amarse mutuamente. Cinco: Usted es divino. Recuerde que cada uno es una expresión única de esa fuerza divina, y puede encarnar para el otro una imagen y experiencia de lo sagrado. Exprésense mutuamente y en voz alta afirmaciones al principio de la sesión amorosa y mientras dure ésta: «Eres sagrado. Tu cuerpo es un templo de la fuerza divina. La luz del espíritu brilla en tí.» Al tocar a su compañero, recuerde que está tocando a la divinidad, que esos genitales que pueden crear otro ser humano representan la fuerza que crea toda la vida. Después del clímax, permanezcan abrazados y concédanse tiempo para hablar y compartir la experiencia. Recuerde que está escuchando las palabras de la fuerza divina; especialmente aquí, la voz del espíritu puede hablar a través de la garganta del amante. No toda sesión amorosa, ya sea a solas o con un compañero, debe dedicarse a lograr un fin particular. Incluso cuando decida contener y canalizar la energía sexual, puede simplemente almacenarla en el centro de la corona para utilizarla posteriormente. Cuando decida empezar a conseguir uno de esos fines, lo más prudente es ejecutar finalmente todos los actos con el fin de mantener el equilibrio del cuerpo, el corazón, la mente y la aspiración espiritual. El amor es ilimitado. ¿Por qué limitar los objetivos que puede conseguir con el poder del amor?


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