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Cómo los humanos manejan la energía sutil (o algo llamado Chi-Kung)
Las primeras preguntas se repiten constantemente en nuestra vida diaria para la adquisición y uso de innumerables productos y servicios. ¿Qué es esa cosa nueva? ¿Para qué sirve ese aparato o producto? (propósito) ¿Cómo lo utilizo? (procedimiento) Estas preguntas requieren de unas respuestas suficientemente claras y entendibles siendo dichas respuestas interdependientes y no pueden separarse. Si estoy sufriendo de diarrea y me dirijo al sitio donde tengo las medicinas, cuando tomo un frasco en mi mano leo lo que dice para saber ¿Para qué sirve? (propósito). De no saberlo, por error o falta de identificación, podría tomar otro medicamento que sirva para otra cosa, lo cual no resolvería el problema y además podría sufrir los efectos secundarios del medicamento equivocado. Además de saber exactamente ¿Para qué sirve? (propósito) lo cual me lo puede aclarar la etiqueta del producto o el conocimiento de su nombre, debo saber también ¿Cómo lo utilizo? (procedimiento) porque aunque el producto sea el indicado, la dosis tomada puede variar sus efectos; una dosis inferior no me cura, una dosis superior me genera otros problemas en el organismo. Por ello comentaba anteriormente que las dos respuestas son interdependientes, es decir, saber el propósito y el procedimiento van ligados. Otro ejemplo sería el tomar un vehículo para trasladarnos a un sitio distante, sabemos que el propósito del vehículo es el de servirnos de medio de transporte y por ello tomamos la decisión de utilizarlo, luego debemos saber conducirlo eficientemente para llegar a nuestro destino sanos y salvos. No importa que no sepamos de mecánica ni de cómo repararlo. Sin duda que una respuesta correcta al ¿Para qué sirve? (propósito) es la clave para avanzar al siguiente paso y para tener éxito en la utilización o aprovechamiento del producto o servicio. Pero es justamente en esa primera respuesta donde se pueden colar las «semillas del engaño» al asignarle, maliciosamente, propiedades y resultados que el producto no tiene, con el único objetivo de obtener un beneficio a costa de la ignorancia ajena. ¿Cuántas personas que sufren de calvicie han sido engañadas más de una vez con productos milagrosos que supuestamente le harán recuperar el cabello perdido? ¿Cuántas han sido engañadas con productos afrodisíacos o adelgazantes? ¿Cuántas han sido engañadas con «panaceas» cura-todo? ¿Cuántos han sido estafados con fantasiosas inversiones?