Edicion 1349

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la perla del sur - del 7 al 13 de octubre de 2009

24.

a fondo

Ponce es Ponce...

y también Toño Martorell

Su taller hogar es uno con toque urbano y rural, situado en lo que fue un viejo almacén en La Playa de Ponce.

Martorell, quien se ha desempeñado como escenógrafo teatral, diseñador e ilustrador de libros, periodista, caricaturista y escritor, se siente muy a gusto en estas calles playeras.

Por Reinaldo Millán Especial para La Perla del Sur Antonio Martorell Cardona nació en Santurce en 1939. Ha vivido en Madrid, México, Argentina y Colombia, así como visitado innumerables lugares, pero faltaba algo en su biografía, algo que sólo el fuego puede explicar y es que gracias a las chispas rojas y negras se materializó: mudarse a Ponce. “Yo siempre había ambicionado mudarme para acá eventualmente, pero todo se precipitó por el fuego”, nos expresó cuando visitamos su taller hogar con toque urbano y rural, situado en lo que fue un viejo almacén de la calle Salmón -antes Comercio- en La Playa de Ponce. Un espacio que alquiló hace 15 años, pero que ocupa desde 2007, aunque con cinco décadas de relación con la Ciudad Señorial. “Más que ponceño me siento playero de nuevo cuño, disfrutando la hospitalidad de una comunidad que me nutre de sol y mar, saludos y sonrisas. Mi Norte en el

arte es ahora el Sur y sus amplios horizontes”, expone mientras saborea las palabras con una amplia sonrisa que compagina con su barba blanca, como si fuera otra obra de arte creada por él mismo. Su nuevo recinto compensa por mucho el limitado espacio que tuvo en el Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico, objeto de un incendio perpetrado por unos jóvenes en su afán por descubrir de qué eran capaces sus instintos. Sin saberlo, estaban destruyendo unas obras de arte para dar paso a otras, precisamente con el fuego que crearon, ya que el maestro se encargó de visualizar los trazados artísticos que dejaron las llamas en lo que fue su hogar de artista residente y que desembocó en su mudanza definitiva a una tierra de agua como lo es la calurosa playa de la ciudad señorial. Martorell, quien se ha desempeñado como escenógrafo teatral, diseñador e ilustrador de libros, diseñador de vestuarios para teatro, cartelista, periodista, caricaturista y escritor, se siente muy a gusto en las calles de La Playa de Ponce, epicentro del terremoto del ponceñismo de la clase trabajadora, que ha sabido degustar con singular aprecio del mismo modo en que ha podido compenetrarse con la ponceñidad de la alta sociedad de bandera rojinegra. Su taller hogar de la calle Salmón le ha brindado el espacio para realizar creaciones con su toque singular y, casi como heredero del Rey Midas, todo lo que toca lo convierte en arte. Incluyendo hasta la más singular conversación, porque Martorell es un conversador de gran inteligencia, alto registro y enorme sensibilidad, desde que abre las puertas de su residencia hasta que se marcha el último visitante, dando muestras de gran vitalidad y enorme resistencia en su séptima década de vida. Su taller cuenta con una galería, habitaciones para visitantes, enormes salas, un jardín, una nutrida biblioteca y un patio con estanque que le brindan lo mejor

“Más “Más que que ponceño ponceño me me siento siento playero playero de de nuevo nuevo cuño, cuño, disfrudisfrutando tando la la hospitalidad hospitalidad de de una una comunidad comunidad que que me me nutre nutre de de sol sol yy mar, mar, saludos saludos yy sonrisas”. sonrisas”.


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