Yoga, La ciencia del Alma, Vol II

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un trozo de tela de alguien muy famoso y hacer con él un medallón, te daba buena suerte. De modo que dondequiera que fuera, volvía desnudo porque la gente destrozaba sus vestidos, y a veces herían también su cuerpo. La policía tenía que llevar le a su casa cuando regresaba a París desde alguna otra ciudad. Por eso solía rezar, "Estaba equivocado. Haz que sea de nuevo un desconocido, porque no puedo pasear y contemplar el río, no puedo ir y ver la salida del sol, no puedo ir a las montañas, no puedo moverme. Soy un prisionero". Los que son famosos son siempre prisioneros. El cuerpo no necesita ser famoso. El cuerpo está perfectamente bien, no necesita esas cosas sin sentido. Necesita cosas simples como comida, agua para beber, un cobijo cuando hace demasiado calor para estar a la intemperie. Sus necesidades son muy, muy simples. El mundo está loco debido a los deseos, no debido a las necesidades. ¡Y la gente se vuelve loca! Continúan reduciendo sus necesidades e incrementando y creciendo en sus deseos. Hay gente a la que le gustaría comer sólo una vez al día, pero no puede dejar de leer sus periódicos, no puede dejar de ir al cine, no puede dejar de fumar. No obstante, dejan de comer. Pueden abandonar sus necesidades; no pueden abandonar sus deseos. La mente se ha convertido en un déspota. El cuerpo siempre es hermoso; recuérdalo. Esta es una de las reglas fundamentales que te doy, una regla incondicionalmente cierta, absolutamente cierta, categóricamente cierta: el cuerpo siempre es hermoso; la mente es repugnante. No es el cuerpo el que ha de ser cambiado. No hay nada que cambiar en él. ¡Es la mente! Y "mente" significa "desear". El cuerpo tiene necesidades, pero las necesidades del cuerpo son necesidades auténticas. Si quieres vivir, necesitas comida. No necesitas la fama para vivir, no necesitas la admiración para vivir. No necesitas ser un hombre importante o un pintor muy famoso, conocido en el mundo entero. No necesitas ser un ganador del Premio Nobel para vivir, porque un Premio Nobel no satisface ninguna necesidad corporal. Si quieres reducir tus necesidades, tendrás que reprimirlas, ¡porque son reales! Si ayunas, tendrás que reprimir el hambre. Entonces aparece la represión y toda represión está mal porque reprimir supone una lucha interior. Deseas matar el cuerpo y el cuerpo es tu ancla, el barco que te conducirá a la otra orilla. El cuerpo guarda el tesoro, las semillas de lo Divino en tu interior, protegiéndolas. La comida es necesaria para esa protección, el agua es necesaria, un cobijo es necesario, la comodidad es necesaria para el cuerpo. La mente no ama la comodidad. Observa los muebles modernos. No son en absoluto cómodos, pero la mente dice, "Esto es moderno, y ¿qué haces sentado en una vieja silla? El mundo ha cambiado y han llegado los muebles modernos". Los muebles modernos son realmente absurdos. Estás incómodo en ellos, no puedes sentarte en ellos durante mucho tiempo. ¡Pero son modernos! La mente dice que debemos tener lo moderno porque, ¿cómo vas a quedarte anticuado? ¡Actualízate! Los vestidos modernos son incómodos, pero son modernos, y la mente dice que has de ir a la moda. Y un hombre ha de hacer muchas


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