Desafios da educação artística em contextos ibero-americanos
mediante un proceso contínuo de hacer arte y escribir, no por separado, sino de modo interconectado y entrelazado para crear significados adicionales y/o intensificados. “ - IRWIN -
O SERÁ CON LA SOCIEDAD O EL MUSEO NO SERÁ
¿Y el museo? ¿Qué viaje puede emprender partiendo de una educación que toma la ciudad y el entorno como referencia para desarrollar procesos artísticos? El concepto contemporáneo de museo también ha de ser revisado para dibujar el mapa de lo deseable en esta relación e intentar convertirse en el mejor aliado que la escuela puede tener en la educación artística. Pero cada museo tiene características diferentes y pertenece a contextos distintos que son determinantes a la hora realizar programas expositivos y educativos. Esta complejidad hace que, a menudo, los espacios de encuentro entre museo y escuela se limiten a visitas puntuales, cuando en realidad ambas instituciones deben ir más allá. Así, Mark O’Neill hace hincapié en la necesidad de involucrar a la comunidad en la toma de las decisiones claves del museo. No se trata sólo de conocer a los grupos de la comunidad para ofrecerles programas específicos que les puedan atraer sino que deben participar de diferentes maneras en todo el proceso museístico pero especialmente deben ser tenidos en cuenta en el diseño de exposiciones. El museo puede convertirse en espacio de experimentación y laboratorio de la educación artística que educadores, alumnado y demás colectivos construyan a su medida. También aquí habrá que cambiar planteamientos y entender los museos como ámbitos de conocimiento-aprendizaje al servicio de los ciudadanos para que desde la escuela y la sociedad sean entendidos como curriculum y parte fundamental de una formación integral del individuo basada en la diversidad. La experiencia vivida, la memoria, el proceso... son cada vez más los artistas que hacen de su obra una construcción abierta e inacabada en la que el espectador se convierte en viajero dentro del artista. Una obra abierta y un museo al servicio de la comunidad, son las características esenciales del museo del mañana (cuando miramos hacia atrás el mañana ya es hoy). En función de ellas, debemos orientar los caminos de la tarea educativa. O será con la sociedad, o simplemente, el museo no será, estará pero no formará parte de ella, y la fuerza para este cambio está en la imaginación, la creatividad y la capacidad que este tenga de conectar con la sociedad a la que pertenece. En este sentido, en el museo no es viable seguir trabajando con dos planteamientos separados: el de las direcciones museísticas y departamentos de exposiciones por un lado y el de los departamentos educativos entendidos como ámbitos subalternos porque de este modo los proyectos de acercamiento a la comunidad que vayan más allá de los programas “clásicos” seguirán siendo entendidos como experiencias puntuales. La institución museística tendrá también que cambiar su perspectiva y trabajar desde el punto de vista educativo igual que la educación puede hacerlo desde el punto de vista artístico. El museo necesita desarrollarse con creatividad y convertir la imaginación en su fuerte para construirse con (no para) la sociedad y los departamentos educativos tendrán que jugar un papel protagonista en ese nuevo enfoque del museo pero para ello los y las profesionales de la educación en los museos debemos apoyar nuestro trabajo en bases sólidas de reflexión que nos ayuden a mejorar y renovar para crear redes de conocimiento y aprendizaje. La vida como curriculum y como práctica artística. El museo como un espacio de investigación e interlocución artística basada en acciones y experiencias procesuales y colaborativas (herramientas y lenguajes indispensables en la transformación de la educación y en el arte contemporáneo). 124