Pequeño cerdo capitalista sofia macias

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Solicita comprobantes escritos de cualquier negociación, incluso si es por vía telefónica. Determina de una manera realista cuánto puedes pagar mensualmente para no volver a caer en mora. La falta de pago te da registros negativos en el historial crediticio que afectarán tus posibilidades de financiamiento en el futuro. ¿Qué puedo obtener? Ya quedamos que es un sueño de opio pensar que al llegar al banco te van a ofrecer que pagues sólo la mitad. Las expectativas razonables al negociar son: • Un mayor plazo para pagar y con esto las mensualidades se vuelven más accesibles. • Que pasen tu deuda a un esquema de pago fijo dónde ya no se generan intereses y, por tanto, tienes la certeza de cuánto y cuándo vas a pagar. • Que te ofrezcan un nuevo crédito que englobe todos tus adeudos pero a una mejor tasa. • En casos de deudas extremas, la condición para el plan de pagos puede ser que la tarjeta quede congelada hasta que termines de pagar. Viéndolo objetivamente puede que no sea tan mala idea, porque puede frenar tu compritis aguditis. • Que apliquen “quitas”, es decir reducciones, del adeudo total (la masa enorme que se generó de lo que firmaste más los intereses). Ojo: las reestructuras simples no son una marca negativa en tu historial, si las quitas sí. Es una mala señal para otros otorgantes de crédito porque implica que además de que te atrasaste en tus pagos, lo que debías al final ya no lo pagaste completamente. Segunda advertencia: suena a necedad, pero es importante que veas esto como un último recurso y que no te ilusiones con que la quita será casi borrón y cuenta nueva. No es tan grande el descuento tampoco. Roxana, otra blogger, decía: “Yo sólo estoy esperando a que el banco me diga págame la mitad y ahí quedamos”. Lo más seguro es que tendrá que esperar sentada.

Los bienes de verdad son para los males En ocasiones el tamaño del problema amerita soluciones más drásticas. Si ya ajustaste todo lo que pudiste y aún así no hay forma de generar flujos de efectivo suficientes para darle un bajón significativo a tus deudas —sobre todo si están en tasa variable y siguen creciendo— como dicen las abuelas: los bienes son para los males. Nos aferramos mucho a las cosas que hemos ido acumulando a lo largo de la vida o incluso a esas que son el origen de que las deudas nos den insomnio. Al venderlos podríamos dormir tranquilos, pues nos generarían más recursos para pagar o incluso librarnos del problema de tajo. Puede que ahora debas prescindir de ese automóvil y cambiarlo por algo más chico o incluso hacerte a la idea de usar otros medios de transporte por unos meses, pero eso no implica que una vez que estés “a mano” no puedas buscar formas de financiamiento más equilibradas y realistas para tenerlos de nueva cuenta. Los automóviles y las casas son de las cosas a las que la gente más se aferra porque creen que es parte de quienes son o les dan estatus, pero la verdad es que todos podemos adaptarnos a prescindir de algo y esto a veces puede incluso mejorar nuestra calidad de vida.


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