Voz de la Esfinge - numero 19

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miradas, intercambian sonrisas. El resto es soltar el cuerpo, el verbo y, con un poco de suerte, ya se tiene novia. Ellas: la mayoría es muy sexy. Llevan pequeños bolsos de mano o mochilas ridículamente diminutas que les cubren el centro de la descubierta espalda. Las más atrevidas lucen escotes profundos, enseñan hombros, ombligo y piernas. Hay minifaldas, pantalones entallados y tacones. Otras, las menos, prefieren el conservadurismo de sus pueblos y visten enaguas hasta el tobillo y largas cabelleras que se detienen donde la espalda pierde su nombre, como adornos de obsidiana recortados sobre el trasero. Ellos: bien peinados, camisa a cuadros y fajo de hebilla ancha. Algunos llevan botas sin parecer norteños. Si te quieres deschongar, hazlo en inglés. Una chica y su blusa, de mensaje socarrón: 50% single. Otra lleva en la playerita, que cubre unos pechos generosos, una invitación impúdica que atraviesa todas las lenguas: All you can eat… Algunas llevan copetes o flecos engomados que desafían la ley de la gravedad y se proyectan 10 centímetros al frente, formando una visera. Me hacen pensar en unas codornices sobrealimentadas. Todos hablan náhuatl. Ocasionalmente escucho palabras y hasta frases en español. Nadie va solo. Caminan en grupos de dos, tres, cuatro y cinco. En el césped hay verdaderas familias

extensas que se dedican a devorar la comida, jugar una cascarita de futbol o simplemente platicar. Hasta el cortejo me parece un asunto comunitario. Para destrozar mi estereotipo del indígena pobre, veo descender de un flamante Dodge Intrepid a una familia. Él se queda escuchando a Los Tigres del Norte con la puerta abierta, mientras la mujer y la hija se aburren en la banqueta, a un costado del vehículo. La música parece ser para todos. Hasta el último rincón del parque se escuchan las canciones de los felinos del septentrión; diferentes versiones del mismo y sobado tema: contrabando, traición y muerte. Voy hacia el área de juegos. Ahí están los baños (2 pesos) y un puesto de dulces. Varios hombres toman cerveza y sospecho que el tendero vende algo más que mazapanes y paletas. Hay mucho movimiento. Decido sentarme en una jardinera que hace las veces de banca. Enfrente, el ¿amenazante? y caduco reglamento del parque: Prohibido estrictamente: 1. Consumir bebidas alcohólicas 2. Tirar basura 3. Traer perros 4. Realizar actos inmorales 5. Pisar y jugar pelota en el pasto 6. Consumir alimentos en áreas verdes 65


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