Estado. Ese es el postulado liberal. No debe existir una religión oficial, como tampoco una empresa petrolera (o de otra clase) oficial, bancos estatales, partidos estatales, institutos educativos oficiales y cosas así. A los liberales nos complace la coherencia. No obstante lo anterior, ahora en EEUU la “política correcta” no quiere entender bien: – Ese postulado no prohibe que las iglesias privadamente y con sus propios fondos tengan propiedades o empresas, mantengan obras sociales y servicios médicos, o sostengan escuelas, liceos, universidades, editoriales y librerías, etc. – Mucho menos prohibe a las iglesias expresar sus opiniones en público sobre asuntos relativos a la vida nacional, u otra clase de temas de su interés o de pública relevancia. En EEUU lo están entendiendo mal ahora; pero en América latina las entendimos mal desde el principio –tanto católicos como liberales– desde la Independencia; y por esos malentendidos hicimos mal las cosas, como siempre. Y hasta corrió sangre, mucha, como en México. – Los católicos no entendieron ni aceptaron el principio de separación. Para ellos –al igual que para los protestantes del norte de Europa– el Estado tenía la obligación de sostener a su iglesia y a su culto, con exclusión de los demás. Y defendieron por todos los medios su posición. – Los “liberales” separaron al Estado de la Iglesia, pero no de la educación, la economía, la prensa, la política, etc. Y siendo decididamente anticristianos, 312