3) La de la educación: para padres y educadores, y para quien hoy en día no puede tener una capacitación esmerada. Los maestros y profesores empoderados serían dueños de los institutos donde hoy son empleados mal pagados y peor tratados; y a los educandos pobres, sus bonos les permitirían una educación de calidad. 4) La de atención médica: para los profesionales de la salud, y para quien hoy no puede acceder a un cuidado médico adecuado. Los médicos y el personal serían los dueños de los hospitales donde hoy laboran por un sueldo muy bajo; y los enfermos, discapacitados y accidentados pobres podrían tener sus bonos para una medicina de calidad. 5) Y la Reforma de las jubilaciones y pensiones: para todos los trabajadores, activos y pasivos, que disfrutarían de mejores y más elevadas prestaciones; y para todos los profesionales que hoy laboran mal pagados en el IGSS. Más que una campaña electoral, sería una campaña por las reformas. Comenzando por las iglesias evangélicas –con la Biblia en la mano– donde se halla el “voto natural” de candidatos y partidos inspirados en principios cristianos. De cara a los medios, poniendo la agenda; y de cara al público, formando opinión, y en la calle, no sólo movilizando sino encuadrando a la clase media, en grupos y organizaciones. En su caso polarizando –siempre la mejor estrategia para el más débil– pero con el tema de las cinco reformas, no con los del aborto, la eutanasia y los homosexuales. Estos tres son los tópicos explosivos con los cuales siempre nos “queman” a los políticos cristianos, objetivo que logran en tanto permitimos que la agenda cristiana se reduzca a esos solos puntos. 288