Curso de biblia

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SEGUNDO ISAIAS O DEUTEROISAIAS A este continuador de Isaías corresponden los c. 40-55. Nada sabemos de él, sino que tuvo que vivir en el s. VI, ya que sus oráculos hay que situarlos durante el destierro en Babilonia, concretamente entre los años 550-538, desde las primeras victorias de Ciro sobre Babilonia hasta el edicto que anuncia la liberación. Todo este conjunto de capítulos recibe el nombre de `Libro de la consolación', apoyándose en las palabras con que se inicia: "Consolad, consolad a mi pueblo" (40, 1). Posee una mayor unidad que el bloque de los c. 1-39. Podríamos dividirlo en dos grandes partes: Salida de Babilonia (c. 40-48) y vuelta a Jerusalén (c. 49-55). El mensaje es el anuncio de una renovación completa, algo así como una nueva creación. Al Segundo Isaías corresponden los 4 Cantos del Siervo de Yahvé (42, 1-9; 49, 1-6; 50, 411; 52, 13-53, 12). Estos pasajes han sido muy estudiados, pero son de difícil interpretación: ¿quién es ese siervo? ¿es el pueblo de Israel? ¿es el mismo profeta? ¿es un individuo como prototipo de todo el pueblo? Lo que sí es cierto es que, desde la perspectiva del NT, han sido considerados estos Cantos del Siervo de Yahvé como un preanuncio del Mesías, con plena realización en Jesús (Mt 12, 17-21), particularmente en su pasión (Hch 8, 32-35). El Segundo Isaías es también un gran profeta y un gran poeta; su lirismo se pone de manifiesto en su "tono encendido y ritmo corto". En lugar de anunciar como los profetas, con el habitual `así dice Yahvé', canta y celebra lo que anuncia tratando de infundir a sus destinatarios su actitud de celebración.

TERCER ISAIAS O TRITOISAIAS A él le corresponden los c. 56-66. Hoy día esta tercera parte es considerada como obra, no de uno, sino de varios autores de momentos distintos: algunos oráculos parecen anteriores al final del destierro, otros corresponderán al tiempo de la reconstrucción del Templo, y otros serán posteriores. Los oráculos van dirigidos a cimentar la nueva comunidad judía tras el destierro. En él se entremezclan denuncias contra los desórdenes que, a pesar de las expectativas, siguen produciéndose, y, sobre todo, brillantes visiones del futuro glorioso de la nueva Jerusalén. Fuera de los Salmos, el libro de Isaías (los tres) es con mucho, de entre los libros del AT, el más usado en nuestra liturgia.

2. JEREMIAS a) El autor Descendiente de familia sacerdotal, nació hacia el 650 a. C. en Anatot, a unos 5 km al NE de Jerusalén. A través de su libro encontramos muchos datos biográficos que nos permiten descubrir, sobre todo, sus crisis interiores en la dura tarea de su quehacer profético. Llamado muy joven al profetismo (1, 4-7), hubo de renunciar a formar un hogar (16,2). Su actuación de profeta abarca también, como la de Isaías, un espacio de unos 40 años (626-586 a. C.), pero con períodos de actividad más intensa: antes de la reforma religiosa de Josías (626-621) y a partir de 605, ya en el trono Yoyaquín, hasta la caída de Jerusalén. En todo momento aconsejó el sometimiento a Babilonia, como único recurso para evitar la catástrofe; pero no fue escuchado, aunque los acontecimientos le dieron la razón. Fue arrastrado hacia Egipto por los que dieron muerte al gobernador Godolías, impuesto por Babilonia, y allí hubo de morir. Según una tradición de carácter legendario fue apedreado por sus compatriotas. Jeremías era de un temperamento tierno y manso; sin embargo, su misión fue la de anunciar desgracias: "para extirpar y destruir, para perder y derrocar..." (1, 10), lo que le acarreó la enemistad y persecución de pueblo y gobernantes: encarcelado, torturado, amenazado de muerte. Todo ello provoca sus repetidas quejas o `Confesiones' ante Yahvé: "Me has seducido, Yahvé; me has agarrado y me has podido" (20, 7), o más violentamente, como Job: "Maldito el día en que nací" (20, 14).

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