Revista Veritas

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COLUMNA EN 300 SEGUNDOS

Por C.P. Avelino Preza Casco Exvicepresidente del IMCP

avelinopreza@prodigy.net.mx

El drama del Tercer Milenio La especie humana avanza en el tercer milenio de la Era Cristiana, enfrentada a problemas que impiden adecuar las metas de convivencia y bienestar de la especie, dando en ocasiones la impresión de que se hunde en la impotencia si se acepta la generalizada creencia de que, salvo los cambios geológicos y algunos ambientales, los problemas han sido creados por la propia humanidad incluyendo muchos ambientales. Al correr de los milenios la especie salió de las cavernas para agregar a su nutrición los productos animales y agrícolas y construir templos y viviendas, fundió los metales para fortalecer sus herramientas y artefactos defensivos –cobre para transformarlo en bronce, hierro– aplicó su sentido artístico a edificios y figuras y procuró vestirse. Empezó su comunicación por sonidos onomatopéyicos que interpretó con signos jeroglíficos, hasta que hace unos tres mil años inició la escritura por palabras basada en lenguas del Oriente Medio y las revisiones teocráticas del mismo origen que concluyeron generalizando religiones monoteístas. Al desarrollarse la especie formó grandes ciudades que fueron centro de extensos imperios, en los que se vino definiendo la naturaleza del ser humano, que apoyó su poder cívico con ejércitos y sometió a otros pueblos al vasallaje tributario o servil por medio de las armas. Definir la naturaleza humana es un decir, porque el peso de los conceptos de lo óptimo, lo bueno, lo malo y lo pésimo llega a tener grandes discrepancias entre las personas, que las llevaron a crear en siglos más recientes la ética, las reglas de la moral y las normas del derecho para procurar la convivencia. En el transcurso de más de un millón de años, la humanidad desarrolló capacidad creativa para constituir un complejo tejido social con un gran dominio teórico del mundo físico, transformando los materiales en forma manual para obtener una escasa producción y manteniendo regulada en algunas sociedades la esclavitud de sus semejantes menos dotados, como un recurso económico. Sobre la superficie de la tierra las personas se trasladaban por sí mismas o en carruajes de tracción animal y el acarreo de materiales y productos en carretas o

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VERITAS • JUNIO 2011

a lomo de bestia; el movimiento en el mar se hacía en embarcaciones impulsadas por remeros o por el viento, que también se aplicó en las torres aspadas para moler granos. Desde el principio los grupos humanos fueron contendientes, las diferencias físicas y mentales entre un grupo y otro según el clima y mayores volúmenes proteínicos alimentarios de la zona territorial en los distintos asentamientos, dieron individuos emprendedores con diversa imaginación. Aun cuando esa supremacía no provenga de mayor imaginación, sino del aprovechamiento de las mayores debilidades de los demás, no hubo forma de evitar que se formaran clases y surgiera la discriminación, debiendo considerarse que las clases aupadas, inventoras de las estrategias sociales y de desarrollo a su entender, no rebasan 1% de la población. Actualmente se menciona mucho la igualdad, pero en un medio así se comprende por qué sólo existe azarosamente en oportunidades. Unos imperios fueron sustituidos por otros que se irían extinguiendo al paso del tiempo y el sistema primitivo de coloniaje desaparecería. Todo eso que ni en apariencia era un tranquilo devenir empezó a alterarse en forma imponderable en el siglo XVIII, cuando el motor a vapor de agua se hizo una realidad que multiplicaría la capacidad productiva de la mano de obra en gran proporción. Sectores intermedios de la sociedad llevaron a cabo en ella las primeras revisiones del trato a la población desposeída, que culminaron en la Guerra de Independencia de los EU al declinar la economía de Albión y la evolución política coloniales. Casi simultáneamente la Revolución Francesa sometería el trato opresivo de su aristocracia que sólo disfrutaba el ocio y daría comienzo al breve pero transformador sociopolítico imperio militar napoleónico. Estas ideas libertarias se extendieron como fuego en pastizal a principios del siglo XIX. Las clases populares de todas las colonias españolas de América, guiadas por múltiples caudillos lucharon con las armas en la mano para obtener su independencia lográndola para las oligarquías, rezagándose la del Imperio de Brasil que en 1822 pasó a ser


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