Dandys Extrafinos por Gloria G. Durán

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Campys y dandys

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performativo y teatral de la puesta en escena, un aspecto que Judith Butler9 se encargará de teorizar más adelante. La vida al día como una puesta en escena medida y meditada, como una teatralización de ti, como si todos estuviéramos representando un papel diferente al previsto, cortés y chillón a un tiempo, papel este que variará dependiendo de la circunstancias pero que siempre querrá, epatar o reivindicar. Cuando los artistas más dandyficados tomaban un objeto y le conferían la excepcionalidad que lo sacaba de la corriente general, andaban ampliando la posibilidad en la relación con los objetos y consigo mismos. Cuando se comportaban de modo diverso a lo esperado, también. Cuando exaltaban la belleza de un timbre eran todavía subversivos. Romper con la clara dicotomía expuesta por el bueno de Clement era rompedor. Pero, poquito después de hacerse el término familiar y ubicuo, el camp empezó a acartonarse y a petrificar muchos discursos. De la primera vanguardia heroica a la segunda institucionalizada quien critica a la institución mientras sucumbe a ella. Al cabo, y ahí sí llevaba razón Greenberg, los artistas siempre han estado unidos a aquello que critican por un invisible cordón umbilical de oro. Lo que no se pudo, en su BUTLER, Judith, Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity, Routledge, London and New York, 1990. 9


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