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SEMBLANZA DEL FUNDADOR: SAN JOSEP MANYANET I VIVES VIDA Y OBRA Josep Manyanet i Vives nació el 7 de enero de 1833 en Tremp (Lleida, España). Es el último de nueve hermanos nacidos todos en una familia de profundas creencias religiosas. El recién nacido fue bautizado el mismo día de su nacimiento recibiendo los nombres de José Joaquín. Poco tiempo después, cuando el pequeño Josep cuenta apenas veinte meses, fallece su padre, Antoni Manyanet i Pons; su madre Bonaventura Vives i Farré deberá sacar adelante la familia aunque ya los hijos mayores se han independizado; de hecho, en 1836, cuando Josep cuenta tres años, en la casa viven tan sólo sus hermanos Antonio, Bonifacio, María y Antonia. De los nueve hijos del matrimonio Manyanet-Vives, cuatro hijos fallecieron antes del nacimiento del pequeño y otro lo hará en 1841. Se trata del hermano mayor, Antonio, que muere con veinticinco años cuando Josep tiene tan sólo ocho. Educado en una profunda piedad, su madre lo consagra a la Virgen de Valldeflors, patrona de la ciudad, a la edad de cinco años. A los siete años recibe la primera comunión. Es una edad extremadamente temprana para la época pero Josep se prepara con toda seriedad y fervor para recibir el sacramento. Arde en deseos de ser mártir, de dormir en el suelo, de ayunar... Mamá Buenaventura, mujer sensata, se lo quita de la cabeza: “Ya llegará el tiempo en que puedas sufrir por Dios”. Resultará profética. Cursó estudios primarios en la escuela pública de Tremp y tanto su maestro, D. Josep Espessier, como el párroco, D. Valentí Lledós, consiguieron que obtuviera una plaza de fámulo en la Escuela Pía de Barbastro (Huesca) para que continuara sus estudios. En otoño de 1845 Josep Manyanet deja por primera vez su pueblo natal y se traslada a Barbastro. De esta época conocemos su plan de vida, extremadamente exigente, y sus incipientes deseos de consagrarse a Dios. En Barbastro permanece de los 12 a los 17 años. En su cuarto año en Barbastro, el 30 de mayo de 1849, recibe la confirmación. Josep va creciendo en sabiduría y gracia… Debió pesar en su ánimo la figura de D. Valentí Lledós, con quien se cartea y a quien muestra su corazón y sus ansias de entregarse a Dios, pues aunque considera la posibilidad de ser religioso escolapio, se decanta, finalmente, por entrar en el seminario diocesano. Cursa sus estudios de Filosofía y Teología en los seminarios de Lleida primero y Urgell después. En 1850 se matricula en el seminario de Lleida como externo; para pagarse el curso imparte clases particulares. En 1853 el seminario de La Seu reabre sus puertas y Josep Manyanet se matricula en él con tan buenas cartas de recomendación que el obispo Caixal decide quedárselo a su lado. Vivirá pues en el palacio episcopal. Cursa sus estudios con gran aprovechamiento y es fiel a su obispo hasta en lo más mínimo. Dirá de él Caixal que ha sido el mejor servidor que ha tenido…Y mientras estudia y reza se va acercando al sacerdocio: recibe la tonsura clerical (22 de diciembre de 1854), las cuatro órdenes menores (20 de diciembre de 1856), el subdiaconado (19 de diciembre de 1857) y el diaconado (18 de septiembre de 1858). Fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859. Y tras varios años de intenso trabajo en la diócesis de Urgell, en calidad de mayordomo o administrador de los bienes, bibliotecario del seminario, vicesecretario de cámara y secretario de visita pastoral, se sintió llamado por Dios para una nueva misión, a favor de la familia, que le llevará a fundar dos congregaciones religiosas. Fundador y apóstol de la Sagrada Familia Las visitas pastorales en las que Manyanet acompaña al obispo, su contacto con otros sacerdotes y personas de toda índole y una lectura profética de las dificultades por las que atraviesa la sociedad así como largas noches de oración que le hacen vislumbrar una nueva llamada de Dios, 1


deciden a Manyanet a solicitar permiso al obispo para fundar una Congregación dedicada a formar niños cristianos que, en un futuro, formen hogares cristianos. Un niño es, para él, una familia en potencia, y la recristianización de la sociedad pasa por la familia. Por eso piensa en una familia religiosa -le gusta llamarla así-, en un grupo de compañeros -nace primero el Instituto masculinoque profesen los consejos evangélicos y se consagren a la formación de familias cristianas principalmente por medio de la educación de los niños y jóvenes. Es, por tanto, una familia para las familias. Una familia que nace y vive “in medio ecclesiae”. Y para esta familia religiosa tiene un punto de partida y una meta: el ejemplo y las virtudes de la Sagrada Familia de Nazaret. Nazaret será para Manyanet y sus seguidores el santo y seña, el lema de una existencia y el compendio de un programa que debe renovar el mundo. La familia y la escuela de Nazaret serán la fuente inspiradora de toda su obra. Contando con la aprobación del obispo, en 1864 fundó los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, y en 1874, las Hijas de la Sagrada Familia Jesús, María y José, con la misión de imitar, honrar y propagar el culto a la Sagrada Familia de Nazaret y procurar la formación cristiana de las familias, principalmente por medio de la educación e instrucción católica de la niñez y juventud y el ministerio sacerdotal. El 2 de febrero de 1870 hizo la profesión religiosa y recibió la de los primeros compañeros. Hijos e Hijas de la Sagrada Familia, Jesús, María y José La obra masculina se inició en Tremp (colegio San José, 1864); la femenina en la población vecina de Talarn (1874). Muy pronto se dará cuenta de que es preciso tener una presencia en Barcelona y así, sucesivamente, tras asumir algunas obras benéficas iniciadas por otras instituciones, funda el colegio Jesús, María y José (1877), reabre el colegio San José de Tremp y asume, a petición de la institución benéfica la Juventud Católica de Barcelona, las escuelas de San José (1881-1909). Sucesivamente tomó la dirección del colegio pensionado Nuestra Señora de la Misericordia, de Canet de Mar (1882-83) y del colegio de Santa Coloma de Farners (1882-1891). La obra de Manyanet comienza a ser conocida y le llueven peticiones de nuevas fundaciones por lo que a veces cierra un pequeño colegio para poder atender otro que ofrezca horizontes más amplios; en otros casos, la mayoría, son la escasez de personal o la situación económica las que no permiten tirar adelante un proyecto: así ocurre con la fundación de Fraga (1883-1897) y con la de Sant Hipòlit de Voltregà (1884-1889). El mismo año que Manyanet aceptaba la dirección de estas escuelas asumía también el colegio Sagrado Corazón de Jesús, en Cambrils (1887-1895), fundado por el sacerdote Benito Vidal, tío del cardenal Vidal y Barraquer. En 1876 había recibido la aprobación diocesana por parte del obispo Caixal y, sucesivamente, por los obispos de Barcelona, Vic, Girona y Tarragona. En 1887, tras conseguir los informes de estos obispos, llegaba de Roma el Decretum Laudis, documento previo a la aprobación definitiva del Instituto masculino. En 1888, en Barcelona, se organiza una peregrinación diocesana a Roma para festejar el 50 aniversario de la ordenación sacerdotal de León XIII. Manyanet decide sumarse y le acompañan el P. Mullol y la M. Mª Encarnación Colomina, cofundadora del Instituto femenino. Visitarán, con enorme devoción, el Santuario de Loreto. En 1889, y por indicación del obispo Morgades, asume una escuela fundada por un grupo de laicos en Vilafranca del Penedés: el colegio San Ramón de Penyafort. Un año después, en 1890, se abre el colegio de San Pedro Apóstol en la calle Sant Pere Baix, nº 55, en Barcelona. En 1889 se abren las escuelas talleres de la Sagrada Familia en Sant Andreu del Palomar y, en 1892, la escuela taller del Niño Jesús en el barrio de Les Corts, de Barcelona. Aún con estrecheces de personal, sigue abriendo colegios: el de Molins de Rei, llamado Sant Miquel (1894), el de Reus que tiene como patrono a San Pedro Apóstol (1895), el de Blanes, bajo la advocación de Santa María (1896). A esta última población -en edificio aparte- trasladará el noviciado masculino en 1898. Un año antes ha asumido la formación de los huérfanos de marinos 2


en una curiosa escuela que tiene como “edificio” la corbeta Consuelo, anclada en el puerto de Barcelona: es el Asilo Naval Español. Y también se encarga ese mismo año -1897- del colegio, granja agrícola para huérfanos, de Sant Julià de Vilatorta. En 1897, se encarga de la formación de la escolanía de la basílica de Nuestra Señora de la Merced. Como Superior General reside en la calle Elisabets, 19, 1º. Pero ya enfermo se traslada al colegio Jesús, María y José. Allí recibirá una inmensa alegría: el 22 de junio de 1901 la Santa Sede aprueba definitivamente el Instituto de Hijos de la Sagrada Familia. Cuando llega la noticia Manyanet se echa a llorar. Y dirá: “Me siento más feliz al saber que mi obra ha merecido la aprobación del Papa que si me lo hubiera asegurado un ángel; ya que la aparición del ángel pudiera ser ilusión, mientras que la aprobación del Papa es una realidad ciertísima y ley infalible para todo el mundo...”1. En septiembre de 1901 viaja a Tremp para reabrir, una vez más, el colegio San José. Le queda muy poco tiempo de vida. El Instituto masculino conoció pues en vida del fundador una notable expansión. No fue así con el Instituto femenino, nacido entre grandes dificultades y de cuya pervivencia habló él como “la obra del milagro”. Más adelante se verán los avatares que debió sufrir la fundación de nuestra Congregación. Durante cuarenta años Manyanet se gastó y desgastó en honor de la Sagrada Familia. Falleció en olor de santidad, en el colegio Jesús, María y José, de Barcelona, el 17 de diciembre de 1901. Sus restos mortales descansan en el Santuario San Josep Manyanet de la calle Sant Sebastià nº 55 de Barcelona. Escritor Además de fundar dos Institutos y establecer las bases para una Tercera Orden, Manyanet escribió varias obras de devoción, como el Trisagio a la Sagrada Familia (Barcelona 1889) que fue muy popular, fundó la revista La Sagrada Familia y promovió la erección, en Barcelona, del templo expiatorio de la Sagrada Familia, obra del arquitecto Antonio Gaudí, hoy camino de los altares. Para la formación de los religiosos y religiosas escribió “La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia” (Barcelona, 1895) cuya protagonista, Desideria, puede considerarse un trasunto de su alma, y un libro de meditaciones titulado “El espíritu de la Sagrada Familia”, (Barcelona, 1887) en donde describe la identidad de la vocación y misión de las religiosas y religiosos Hijos de la Sagrada Familia. Los destinatarios de “Preciosa joya de familia” (Barcelona, 1889) fueron las familias. Tiene también otras obras como “Máximas de perfección cristiana” y “La Europa judía” (ambas publicadas en Barcelona en 1896). Posee también una correspondencia de más de mil cartas y son varios los textos de carácter legal -Constituciones, Reglas, Ceremoniales…- que escribe para dar forma al carisma del cual es portador. Sus escritos y libros nos transmiten siempre el fervor que lo impulsa a tomar la pluma.

ESPIRITUALIDAD Dios emerge en la historia en forma de narración. Esto lo entendió muy bien el Pueblo de Israel que “leyó” siempre mucho más allá de los hechos, que supo ver a Dios narrándose a sí mismo como Misericordioso, Todopoderoso y Dios de Alianza en la pequeña y mísera historia del pueblo elegido. Pero antes de narrar es preciso tomar conciencia de la situación. Lo hicieron los grandes santos, lo hizo Josep Manyanet que supo ver que el momento concreto que vivía era un “topos”, un lugar antropológico y teológico, un ámbito en que se debía narrar nuevamente la Encarnación, la revelación de un Dios familia. En definitiva, supo ver en su momento el kairós: 1

J. BLANQUET-J. PIQUER, José Manyanet, profeta de la familia. BAC popular. Madrid, 1984. Pág. 381. 3


“Esta es la hora favorable, este es el día de la salvación” (2Cor 6,2) Cuando Dios elige a alguien para narrarse a sí mismo le suele conceder una luz interior tan potente que, proyectada sobre las circunstancias del momento, hace ver claramente al elegido que hay mucha distancia entre esa situación y el proyecto de Dios. Los testigos de Dios suelen ser personas que se sienten libres de las circunstancias que les rodean -aunque lean sus signos- y se dedican en cuerpo y alma a acercar el momento que viven al proyecto de Dios. Mas nadie elige ser hijo o testigo. Manyanet no eligió la obra que realizó. El hijo nace “in medio ecclesiae”, es constituido por Otro como testigo. Aunque, por supuesto, ser testigo requiera la actividad espiritual del sujeto. Porque Manyanet leyó su tiempo como hijo y testigo de la Sagrada Familia, Dios pudo narrarse a sí mismo como Familia. Algo que, en el s. XIX, golpeó el alma de muchas familias a la deriva que encontraron en Nazaret su norte. Mayanet, como hijo y testigo, se levanta como apóstol y profeta de la familia. Las personas proféticas suelen intuir el misterio y vivir en él y provocan una especie de fascinación que se da porque: - Son personas auténticas, de profunda vida interior - Intuyen el desfase entre realidad y evangelio - Viven embebidas en el carisma que dios les ha dado y quiere revelar a través de ellos - Tienen una clara visión de lo que todavía no existe, proceden como si vieran lo invisible - Optan por los pobres y se hacen pobres - Tienen especiales dones del espíritu - Hacen profundas transformaciones sin iniciar caminos de ruptura. Son dóciles a la iglesia - Piensan globalmente y actúan en lo concreto - No necesitan el aplauso de su obra; lo que hacen, lo hacen por el señor y están dispuestos al sufrimiento - Son buenos en contar con todos, en implicar a todos; se fían a veces incluso de los que no merecen tal confianza lo que les acarrea amarguras, pero son incapaces de hacer acepción de personas. Manyanet aúna a todas esas cualidades otras de carácter más espiritual: - Vivió siempre atento a la Palabra de Dios y esa Palabra supo escucharla no sólo en la Biblia sino en las necesidades del mundo y de la sociedad catalana del s. XIX. La llamada a hacer algo “distinto” le llegó a través de lo cotidiano pero, como auténtico místico, supo acrisolarlo en la oración. - Supo abandonar los caminos trillados y seguros sin interesarle hacer “carrera” en su sacerdocio. - Demostró especial sensibilidad hacia las clases más desfavorecidas: quiso escuelas gratuitas y talleres sociales. Los asuntos de justicia y los derechos humanos no son un apéndice de la vida religiosa. Y menos en Nazaret, que vive y celebra el misterio del Dios hecho hombre para enseñarnos a vivir como hermanos. - Poseyó un temperamento osado. Todos los santos han tenido la valentía de exponerse. Ciertamente Manyanet lo expuso todo: su “carrera”, su propia persona, su economía e incluso su fama. Se expuso a la crítica y a la incomprensión. Sufrió fracasos serios sin perder el ánimo y confió porque sabía de quien se fiaba. Tomó como norma obedecer al prelado, como signo de su profundo amor a la Iglesia. Acusado de haber perdido la brújula, mantuvo la serenidad, la docilidad y la total disponibilidad. - Halló el equilibrio entre los valores perennes y las nuevas formas de vivirlos. Bebió en las fuentes de la Trinidad la esencia del ser Familia y supo crear escuelas, catequizar familias y promover un Templo para que quedara clara la referencia. 4


Espiritualidad Sacerdotal Todo cristiano está llamado a vivir en el Espíritu; pero es posible vivir en el Espíritu desde vocaciones más especificas y Manyanet lo hará desde su identidad sacerdotal. El sacerdote es otro Cristo en la tierra en su misión de profeta, sacerdote y rey siempre al servicio de la comunidad, de la Iglesia. Manyanet vive consagrado a Dios desde antes incluso de ser consagrado con el ministerio del orden sacerdotal. En toda su vida no vemos otra cosa que un vivir para cumplir la voluntad de Dios hasta el punto de admirar al cardenal Casañas cuando éste lo destituye como Superior General; las palabras que musita al conocer la decisión del prelado, son palabras habituales en el Padre: Fiat voluntas tuas. Vive su consagración desde una dimensión apostólica innovadora que le lleva a encarnar varios aspectos de la vida de Cristo, pero sobre todo ”Él fijó su corazón en la Sagrada Familia. El "evangelio de la familia", vivido por Jesús en Nazaret junto a María y José, fue el motor de la caridad pastoral del padre Manyanet e inspiró su pedagogía. Buscó, además, que la Sagrada Familia fuera conocida, venerada e imitada en el seno de las familias2. Si el sacerdote es otro Cristo es obvio que aquel debe encarnar a éste último. Jesús es el enviado del Padre que vive en total comunión con Él del mismo modo que Manyanet vive en comunión con Cristo y es urgido, desde sus entrañas, a la caridad pastoral que le lleva a la entrega total para la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Como Jesús, Manyanet combina la contemplación del misterio Trinitario de Dios, que ve reflejado en Nazaret, con una intensa actividad que se convierte en apostolado porque nace de una comunión con Dios y le hace vivir sin ajustarse al mundo y a favor del mundo para poner a éste en disposición de hacer espacio y dejar crecer el secreto que lleva oculto: el Reino. Un Reino que no tiene un rey a la cabeza sino un padre/madre que cuida amorosamente de sus hijos. Manyanet, convertido en signo anticipado de este Reino, de esta familia en la que ya Dios es reconocido Abbá, hace de su servicio un anticipo de aquella realidad en la que “Dios será todo en todos”. De ahí su preocupación por las familias y el nacimiento de dos Institutos cuyo fin no es otro que la santidad familiar, a través de la educación de la niñez y juventud. Las fundaciones, la educación de los jóvenes no son nunca un fin para Manyanet como no lo fue para Jesús la curación de un ciego o un leproso. Son sólo signos sacerdotales, misas sobre el mundo que continúan celebrándose. Con estos signos, con las Congregaciones, con las familias cristianas, con los millares de niños que crecen en Nazaret, el Reino es más creíble y la esperanza más candente: esa es la tarea del sacerdote, que alcanza su máxima expresión al celebrar la Eucaristía, gesto cumbre de comunión entre Dios y la humanidad. Las congregaciones fundadas por Manyanet son también, las dos, sacerdotales pues están llamadas a significar el Reino y a vivir, como lo hizo Manyanet, la cruz y la resurrección para ir adonde el Señor iría. Manyanet vive en comunión y dimensión eclesial patente: la obediencia, a veces inexplicable humanamente, que muestra con sus superiores es una expresión natural de comunión para quien vive sumergido en un clima sobrenatural de unión con Dios. Como sacerdote es signo viviente del Buen Pastor, prolongando su obra con intensa caridad. En Manyanet vemos los desvelos de un padre de familia, la capacidad de perdón, la incapacidad para llevar cuenta del mal, la preocupación por los más desfavorecidos… rasgos todos que nos lo asemejan a Cristo especialmente en su vida humilde de Nazaret que Manyanet, como Cristo, escoge como propia. Espiritualidad de Vida Consagrada 2

JUAN PABLO II. Homiíia canonización. Roma, 16 mayo 2004. 5


Manyanet descubre desde muy joven el valor de la vida religiosa. La semilla sembrada por los escolapios en Barbastro permanecía latente y la lectura amorosa de las circunstancias que lo rodean llevará a Manyanet a sentir una fuerte atracción por la vida religiosa que, por otra parte, él conoce a fondo pues siempre ha estado en contacto con ella, especialmente con la vida religiosa femenina. La obra que él se siente llamado a realizar -la formación de familias cristianas- sólo parece factible si se vive en familia. Así, sus Congregaciones no son otra cosa que “una familia para las familias”. Salvados los obstáculos, Manyanet vivirá a fondo su consagración religiosa pues es “un don tan rico y apreciable que es difícil al hombre estimar todo su valor mientras vive peregrino en este valle de lágrimas”3. Sin lugar a dudas la vida consagrada es una prueba de “aprecio y predilección” porque Dios se fija en nosotros para “recrearse y consolarse” del mal que hay en el mundo y, por supuesto, para luchar contra él. El religioso está pues llamado a ser consuelo de Cristo, consuelo de su afligido corazón continuamente ofendido. Desde el momento en que Manyanet da su “fiat” al plan de Dios sobre él, tiene el Señor “la entera posesión de mi corazón“4, “siendo la vida de Jesús la norma de mi vida“5. Esto no sería posible si el mismo amor de Dios no nos sostuviera: “Tanta es la fuerza del amor de Dios, que robustece y eleva sobre sí misma la flaca naturaleza”6. El amor que el consagrado siente por Aquel que lo ha escogido debe tener, para Manyanet, las siguientes características: “sincero, puro, desinteresado, generoso, ardiente, constante”7. Él lo vivirá así. Con acertada expresión el Padre habla de la profesión religiosa como de “la muerte mística”8. Porque la consagración expresa nuestro deseo de morir al mundo para revestirnos de Cristo y alcanzar la perfección -palabra que es sinónimo de santidad en el Padre- a la que nos ha llamado Dios, en bien nuestro y de nuestros hermanos. La consagración tiene en el Padre un claro sentido esponsal: “La religiosa es considerada por el mismo Dios esposa suya queridísima“9. Estos desposorios místicos no son, como ya se ha visto, iniciativa de la persona sino que es Dios quien nos llama a ser para Él y servir a los más necesitados: “Escuchado habéis la voz de Dios que os llama para elevaros a la mayor de las dignidades; para elegiros como verdaderas esposas y prestar a la sociedad el mayor de los servicios”10. Ser llamadas a la intimidad de vida con Cristo -imagen esponsal- y a la corredención del mundo nos lleva a reconocer que “cuanto más grande es el favor que se recibe, mayor (sea) el agradecimiento del que lo recibe”11. Agradecer el inmenso don de la vocación hace desear al Padre: “que no flaqueee en emplear mi salud, mi vida y cuanto tengo por la mayor gloria en primer lugar de Jesús, mi principal Bienhechor, y luego por honra vuestra, María y José“12. 3

MANYANET, JOSEP, El Espíritu de la Sagrada Familia. 1º Parte md. 1. MANYANET, JOSEP, El Espíritu de la Sagrada Familia. 1º Parte md. 2. 5 Ibidem. 6 MANYANET, JOSEP, El Espíritu de la Sagrada Familia. 1º Parte md. 16 . 7 MANYANET, JOSEP, El Espíritu de la Sagrada Familia. 1º Parte md. 16. 8 MANYANET, JOSEP, El Espíritu de la Sagrada Familia. 1º Parte md. 23. 9 MANYANET, JOSEP. Obra Selecta. Sermón En la toma de hábito religioso. B.A.C. Pág. 815. 10 Ibídem. Pág. 814. 11 MANYANET, JOSEP, El Espíritu de la Sagrada Familia. 1º Parte md. 2. 12 MANYANET, JOSEP. La Escuela de Nazaret. 3ª Parte Visita 42. 4

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Espiritualidad Trinitaria y Nazarena Educado en un ambiente cristiano, Manyanet manifiesta desde niño una profunda piedad. Sabemos que fue monaguillo durante muchos años y ese servicio lo acercó a la Eucaristía, sacramento que celebrará, siendo ya sacerdote, con especial unción y reverencia. Por otra parte, en casa se le inculca una gran devoción a San José, su patrono, sobre el cual escribirá en repetidas ocasiones y para el cual tendrá gestos de enorme confianza. Y, por supuesto, su madre le transmite una enorme devoción a la Virgen bajo la advocación de Valldeflors. María tendrá siempre un papel preponderante en sus decisiones. En su psicología infantil y adolescente han caído tres semillas que sólo la Gracia de Dios hará brotar como unidad. Pues si es habitual en todo cristiano la devoción a María y a José y la frecuencia de los sacramentos, en especial la Eucaristía, no es tan frecuente el saber contemplar como un todo, como una perfecta unidad, a Jesús, María y José. No sería novedoso, en ningún sentido, remarcar que Manyanet tiene una gran devoción a María. Pero él sabe contemplarla en su contexto, unida a José y a Jesús. No los ama de manera aislada sino como la familia que fueron. Y ellos, Trinidad de la tierra, le hablan de la Trinidad del Cielo. “El Siervo de Dios vivió en un clima sobrenatural la fidelidad heroica a la vocación recibida de Dios... Y el clima sobrenatural en el que vivió está determinado particularmente por las tres virtudes teologales, por la obediencia y por la humildad. A lo largo de cuarenta años de incansable actividad sacerdotal, el Siervo de Dios se revela como un hombre de fe, de gran piedad, alimentada con una no común vida interior, con una singular devoción eucarística, trinitaria y mariana, y con un filial y tierno arrobamiento hacia la Sagrada Familia de Nazaret, “esta Trinidad de la Tierra” como solía definirla”13 . Si otros santos han destacado por su cristocentrismo, el camino de Manyanet es absolutamente trinitario. Su unión e intimidad con Cristo, sus largas noches de oración, su deseo de asemejarse a Él, hallan su hontanar en la vida en el Espíritu que alimenta y nutre su fe como camino hacia el Padre. Nazaret es el campo de su contemplación y la pérgola que lo eleva a contemplar -ver con el corazón- a Dios en su misterio Trinitario. En este sentido, la figura de Desideria, creada por él en La Escuela de Nazaret, no es otra cosa que el trasunto del alma del Padre. En efecto, Desideria -san Josep Manyanet- va a Nazaret llevada de su profundo anhelo de santidad. Allí aprende que “la santidad es posible”; para ello hay que entrar en la escuela de Nazaret, aprender, hacerse discípulo y llevar, como en un taller, todo lo aprendido a la práctica. Manyanet tiene un profundo sentido de filiación y se acerca a Jesús, María y José como “hijo”. Les habla con total confianza y escucha atentamente sus enseñanzas. Nazaret se ha convertido en su hogar espiritual del cual nunca se ausenta; es más: es un templo en el que habla a los tres sagrados personajes. Vivirá pues la espiritualidad de Nazaret que es hogar, escuela, taller y templo. Y de Nazaret saldrá para servir a los hermanos. Manyanet es hombre de gran actividad, quizá porque es profundamente contemplativo. Y en el corazón de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu, acierta a comprender qué necesita profundamente la sociedad del siglo XIX. Por eso desea hacer de cada familia un hogar a imagen de la Familia de Nazaret, contando con la participación de los laicos. Manyanet es el santo que ha penetrado en el misterio trinitario como inspirador de la santidad personal a la cual todos estamos llamados, como modelo de vida religiosa y como prototipo de familia.

SEMBLANZA DE LA CO-FUNDADORA: 13

JUAN PABLO II, Decreto sobre la heroicidad de las virtudes. 1982. 7


M. Mª ENCARNACIÓN COLOMINA I AGUSTÍ Manuela Josefa Colomina i Agustí nace en Os de Balaguer el 24 de diciembre de 1848. Es hija de José Colomina Corsá y Rosa Agustí Rubies. Recibe el bautismo al día siguiente, solemnidad de la Natividad del Señor, en la parroquia de San Miguel. Educada cristianamente en un hogar numeroso el dolor le llega a muy temprana edad pues cuando Manuela aún no ha cumplido los seis años fallece su madre. Creció bajo el cuidado de sus dos hermanas mayores que la vincularon a las actividades parroquiales. Dirigida espiritualmente por Mn. Guifré siente desde muy temprana edad la vocación religiosa. Quizá se deba al ejemplo de las hermanas pues las dos han ingresado religiosas. Al cumplir los diecisiete años Manuela está al frente e la casa y parece que el matrimonio es su camino natural. Tanto su padre como su confesor le insisten para que acepte casarse pero ella, tras un sueño revelador, se niega rotundamente. Su director la pone en contacto con el Padre Manyanet que, por aquel entonces, dirige a las religiosas Concepcionistas de Tremp, donde ya están sus hermanas. Tras unos contactos, entra, en fecha incierta, en 1874. El 7 de diciembre de ese mismo año realiza su vestición y recibe el nombre de Mª Manuela de San Tadeo. La ceremonia la preside el Padre Manyanet que ha venido a sustituir a Mn. Guifré en la dirección de su alma. Sin embargo, en enero de 1875, y tras una enfermedad derivada de una honda crisis espiritual, Manuela abandona el convento por ver claro que no era ese el sitio que Dios le tenía reservado. Manyanet acaba de fundar -junio de 1874- una congregación femenina en la cual entrará Manuela el 9 de marzo de 1877. Incia pues una nueva andadura espiritual que esta vez la lleva a Barcelona, mas la inicia en una Congregación que está ya bajo los efectos de una fuerte división interna. Inicia su noviciado el 25 de noviembre de 1877 recibiendo el nombre de Encarnación. Un mes después, el 29 de diciembre, parte para la nueva fundación que el Instituto realiza en Alguaire. Un año después regresa al noviciado y el 23 de abril de 1879 hace su profesión religiosa. El Instituto se halla en plena crisis y M. Mª Encarnación será nombrada superiora, el mismo año de su profesión, de la casa más conflictiva. Así, suavemente va a verse conducida por Dios para ponerse al frente de un grupo de mujeres que han asimilado como propio el carisma trasnmitido por el Padre Manyanet. En el noviciado de Horta vivirá las dos visitas del P. Aguilera s.j. que, finalmente, conducirán a la destitución del Padre Manyanet como Superior General y a la convocatoria de un Capítulo para redactar nuevas reglas y elegir Superiora General. El 15 de febrero de 1880 se destituyó a M. Colomina como superiora del noviciado. El Capítulo se celebró en Talarn en marzo de 1880. A él asiste M. Mª Encarnación por deseo expreso del obispo. Se aprobaron nuevas Reglas y se eligió nuevo gobierno pero M. Colomina no quiso firmar la aceptación. Tras el Capítulo es enviada a Granadella para mantenerla aislada del pequeño grupo fiel a Manyanet. Finalmente el 10 de abril de 1882 el obispo Casañas firma la dispensa de votos de pobreza y obediencia. En marzo M. Mª Encarnación había sido trasladada a Oliana de donde sale para Balaguer el 30 de abril de 1882. Allí se le entrega el rescipto y se le ordena quitarse el hábito. Acogida por los suyos en Os de Balaguer pronto recibe noticias del Padre Manyanet que la anima a ir a Barcelona y comenzar de nuevo. El 5 enero de 1883 sale por tercera vez de su casa para reunirse con las pocas que han permanecido adictas a Manyanet. Dotada de una gran libertad evangélica en M. Colomina brilló siempre la incesante búsqueda de la voluntad de Dios, la defensa de la verdad y la fidelidad al carisma recibido. Y son estas cualidades humanas avaladas por el sentido sobrenatural que la anima lo que la lleva a recomenzar en Barcelona. Reunidas en un piso de la calle Santa Ana, el Padre Manyanet la nombra superiora de la incipiente comunidad que recibe las segundas Reglas (1884) escritas por nuestro fundador a la espera de la aprobación del obispo. Los años transcurren en una oscuridad muy propia de Nazaret: anonimato, vida de oración y trabajo son las características de un largo periodo de doce años (18841894) durante el cual nunca serán reconocidas por el prelado de Barcelona. Por ello, en marzo de 1894, realizan una fundación en Aiguafreda, población que pertenece a la diocésis de Vic. El 8


obispo, Dr. Morgades i Gili, las aprueba con el nombre de Hijas de la Santa Casa de Nazaret. M. Colomina se traslada allí con el cargo de superiora y maestra de novicias. Estrenan nuevas Constituciones (1894) y en 1896 el núcleo de las antiguas -M. Colomina, M. Torres, Pujol y Tousprofesan, en ceremonia secreta, su definitiva consagración a Dios en Nazaret. M. Colomina tiene ya cuarenta y seis años y va hallando, por fin, el puesto que Dios le tiene designado. Durante los cuatro años que M. Colomina permanece al frente del noviciado la casa se llena de abundantes vocaciones. En ocasiones es ella la única profesa por lo cual consulta frecuentemente al Padre que mantiene constante relación y visita con asiduidad Aiguafreda. En 1898 sale con destino Barcelona para encargarse de la fundación del colegio Mare de Déu dels Àngels, en el barrio de la Sagrera. Allí se desvive por atender las necesidades, que son muchas, y por detener una crisis que la coloca en el ojo del huracán. Su autoridad, el hecho de que el Padre Manyanet la designara siempre para los cargos más relevantes, no fue aceptada por un pequeño núcleo de religiosas que, mayores que ella, se consideraban quizá más preparadas. Esta oposición existió siempre pero sólo a la muerte del Padre (1901) emerge con fuerza. Los años que van de 1901 a 1905 son de auténtica cruz para M. Colomina. Mujer realista y juiciosa sabe el terreno que pisa y no se engaña. Pero cree en la bondad y en la fidelidad y se refugia en la oración. Sufre en silencio desprecios y abiertos rechazos. Creyéndola débil e incapaz de gobernar, la idea de sustituirla va cristalizando entre las religiosas más antiguas. Los Hijos de la Sagrada Familia ven desconcertados el deterioro de la obra que Manyanet tanto amaba; finalmente el P. Bonaventura Mullol, Superior General de nuestro Instituto tras la muerte del Padre, convoca Capítulo General con el fin de elegir gobierno propio. Si el Capítulo de Talarn supuso para M. Colomina la expulsión del Instituto al cual pertenecia, el Capítulo de 1905 le supondrá la vuelta al anonimato total. Excluída del gobierno de la Congregación de la cual es cofundadora, es destinada al colegio San José (Barcelona) con el cargo de ecónoma local. Allí sólo permanecerá un año, por motivos de salud, y en 1907 regresa a la Sagrera. Dos años después vive la Semana Trágica de Barcelona (1909) por la cual todas las religiosas deben huir, vestidas de seglar, y refugiarse en casas vecinas. La revuelta popular dura poco y las religiosas regresan, tras un mes de ausencia, al colegio Mare de Déu dels Àngels. En 1911 asiste al Capítulo General que reelige a M. Rosario Santacana como Superiora General y ve, desde el sufrimiento y el silencio, como una nueva crisis se cierne sobre el Instituto. Los años que le quedan son de servicio callado y oración. El 24 de noviembre de 1916 sufre un ataque de apoplejía en misa; sin embargo, se resiste a retirarse sin acabar la celebración. Durante unos días su situación empeora y, finalmente, fallece la madrugada del 27 de noviembre de 1916. Su cortejo fúnebre será presidido por el P. Lluís Tallada, Superior General de los Hijos de la Sagrada Familia.

ESPIRITUALIDAD Durante muchos años la figura de nuestra cofundadora vivió en la penumbra. Era muy poco lo que se sabía de ella y sólo en los años cuarenta comienza a ser rescatada del olvido por M. Mª Pilar Mas que escribe una biografía suya. Y sin embargo, esta mujer nos lega una rica espiritualidad que consiste en ser fiel a Dios en todo momento y circunstancia; una fidelidad que pasa por la defensa radical del carisma que nos trasmite san Josep Manyanet y que lleva a una contemplación y vivencia de Nazaret. M. Colomina encarna la Desideria que Manyanet refleja en sus escritos, la mujer que anhela visitar la Sagrada Familia, alimentarse de sus enseñanzas, acogerse a ella, enriquecer el mundo con el mensaje de Nazaret. Colomina nos lega un ejemplo de vida que se teje con la oración, el trabajo, la sencillez y la aceptación de la cruz. Su fidelidad a Dios, que mantiene desde su niñez, se expresa pronto en la aceptación generosa e incondicional de la llamada del Señor a la vida religiosa y, pese a las dificultades, no claudicará ni dudará de la voluntad de su Señor a pesar de no saber ni ver, en numerosas ocasiones qué le pedía o cómo lo debía realizar. Mujer fuerte que sólo deseó emplear su existencia en amar y servir a Jesús, nuestro Padre Fundador se refiere a 9


ella como esa roca tan firme14. No fue una mujer de gran cultura pero tenía la sabiduría de Dios y no se llamó a engaño ante largos y tortuosos interrogatorios. La audacia con que se yergue ante la crisis anterior al Capítulo de Talarn (1880) y en los años de la dispersión que vendrán después de éste, proviene solamente de la íntima unión que mantiene con Dios y que le da el don del discernimiento de forma natural. Ello la convertirá en una formadora nata. Ese deseo de ser toda de Dios fue puesto a prueba en numerosas ocasiones. Salió del primer Instituto en el que entró por sentir que no era aquel su lugar y fue expulsada del segundo; mas nunca cejó en su empeño de responder al Dios que la llamaba a ser toda de Él sin facilitarle, en apariencia, el camino. Su rasgo más particular es ser inquebrantable en lo esencial. La fidelidad a Dios tiene para ella un camino claro: la docilidad a san Josep Manyanet. Por ello no sólo a él confía su alma, le obedece y le ayuda sino que, cuando san Josep Manyanet es difamado y perseguido, se mantiene a su lado y guarda para él una fidelidad que es interpretada, tan clara y decidida era, como la fidelidad que sólo debemos a Dios. Entre Manyanet y ella se establecerá una sintonía y un afecto que perdurará toda la vida. El Padre ve en ella la Desideria que anhela vivir en Nazaret y que deja moldear su alma para ser digna hija de la Trinidad de la tierra; por ello, no duda en colocarla al frente de la obra del milagro a pesar de que había otras religiosas con más experiencia que ella. Con espíritu de fe Manyanet busca para la obra femenina un fundamento sólido; y lo halla en esa mujer que vive entregada a Dios y posee la sabiduría que de Él viene. M. Mª Encarnación, con admiración y amor filial, reconoce en Manyanet la persona enviada por el Señor para llenar de favores espirituales su alma por lo que "después de Dios debo la vida de mi alma al muy Rdo. Padre Manyanet"15. M. Colomina vivirá su fidelidad a Dios en Nazaret. Mujer de pocas palabras, su vida constituye el más bello sermón nazareno. En Nazaret vive la oración, porque ella es, por encima de otra cosa, un alma de oración. La vemos recurrir a ella con frecuencia en momentos de gozo y de dificultad; en momentos de trascendental importancia para el Instituto y para su vida misma y en momentos menos importantes. Sólo desde esa experiencia de vivir acompañada por el Señor entendemos su capacidad para vivir en soledad. Si rastreamos su vida, nos percatamos de cuán sola estuvo la Madre: estuvo sola en Talarn, sola y sin contactos posibles en Granadella... estuvo sola en la fundación de Aiguafreda -renueva los votos sola por no haber otra profesa en la comunidad- casi sola -M. Mª Pilar Mas era muy joven- en la Sagrera y muy sola al final de su vida. Vivió siempre agarrada a su Señor. En un papel sin fecha descubrimos la clave de su fortaleza: “Estamos en una noche oscura: oración, oración”16. Frase muy habitual en la Madre es su “todo por Dios”. Por Dios y con Dios, vence su espíritu la debilidad de su cuerpo, por Dios y con Dios recomienza una y otra vez. Impresiona su capacidad de vivir anclada en lo esencial, en Dios, y es quizá ese don lo que le permite no desanimarse y, si se desanima, vencer el cansancio, la desolación. Dos son los pilares de la vida de M. Colomina: “Oración y caridad verdadera haya, que Dios nos protegerá”17. El compendio de su vida es “Sólo (pretender) cumplir la voluntad de Dios en todas las 18 cosas” . 14

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del P. Manyanet al P. Mullol. San Andrés de Palomar, 1 septiembre 1880. f. 307. 15 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta al obispo Casañas. Granadella, 15 septiembre 1880. 16 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Sin fecha. 17 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta a M. Josefa Tous. Sagrera, 9 enero 1899. 18 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta a D. Ramón Combes. Granadella, 31 julio 1881. 10


En Nazaret vive el amor; ella, que no va a hacer grandes reflexiones sobre el amor, sólo puede ser entendida desde su profundo Amor a Dios. Un amor que florece en fidelidad, en fortaleza; pero en su vocabulario raras veces aparece la palabra amor. Para ella, mujer práctica y austera, el amor tendrá sus concreciones, la más importante de las cuales se refiere a hacer la voluntad de Dios. Este cumplir la voluntad de Dios se traducirá en un indiscutido amor al Instituto, a la obra del Padre Manyanet; y aunque a veces ese amor tenga rostro de cruz la madre va a crecer y morir en él. Sobre todo, va a vivir en él. La madre amó profundamente a sus religiosas. Las amó tan en verdad que no buscó ser amada y aceptó que su exigencia y su forma de querer, sin remilgos ni contemplaciones, no fuera entendida ni, a veces, aceptada. A lo largo de su vida entreteje el amor con todos los hilos que se necesitan; la paciencia, virtud apreciada en extremo por Manyanet, el perdón, la humildad. En Nazaret vive el espíritu de trabajo que le es connatural. Cuando sus hermanas dejaron la casa paterna, ella debió asumir las tareas domésticas y, con toda probabilidad, ayudar en las del campo cuando las circunstancias así lo requerían. Ya de religiosa a la Madre le tocan los inicios de varias casas -Alguaire, Aiguafreda, Sagrera...- algunos de los cuales resultan especialmente duros. M. Mª Encarnación trabajó la mayor parte de su vida en trabajos manuales. Algunas veces con las niñas, pues destacaba en labores, pero casi siempre como medio para sostener económicamente la casa, como medio para facilitar que otras, más preparadas, pudieran desarrollar la tarea de la enseñanza, la única que, en realidad, le importaba. En Nazaret vivió la sencillez virtud que llega a ser otra característica de la Madre. Cuando lucha, cuando batalla, cuando no cede, es porque cree que se tuerce el espíritu, que les cambian el Instituto. Pero no la veremos jamás luchar por un cargo, dolerse de ser arrinconada. Ella, solo ella, cantará el Te Deum cuando sale elegida M. Rosario Santacana. Tiene también gran capacidad organizativa y sentido pràctico lo que, unido a su buen espíritu religioso, la convierte en el buen capitán que el Padre necesitaba. Levantó con escasísimos medios la casa noviciado, la casa de la Sagrera. ¿Por qué si no el Padre Manyanet siempre la escogía a ella? La puso al frente de la comunidad de Santa Ana, la nombró superiora, la envió a fundar. Supo ver en ella una colaboradora incondicional, alguien que no pretendía honores. Manyanet no busca tanto experiencia como entrega; no busca cultura sino miras sobrenaturales. Su amor a Dios y al Instituto, junto a sus virtudes humanas y espirituales la convirtieron en la mujer fuerte de nuestra casa y nuestra historia, en la lámpara encendida que alumbra a toda la casa. Cultivó la devoción a la Sagrada Familia y construyó su casa sobre la Roca Viva que es Cristo.

CARISMA Dios, que es Amor, suscita a una persona sobre la que derrama su gracia para que ésta la viva en bien de los demás. De ese modo podemos considerar que todo fundador es una palabra de Dios al mundo. Las Instituciones no son, en este sentido, obra de alguien sino fruto del Espíritu que mediante la aparición de un nuevo Instituto quiere hacer patente el amor de Dios en una circunstancia histórica especial. Ese amor lo encarnan esas personas que llamamos carismáticas. Son personas que tienen sobre el mundo otra mirada y que saben ver en las deficiencias o situaciones de carencias espirituales y materiales un don y una oportunidad para poner de relieve tanto el inmenso y misericordioso amor de Dios para sus hijos como la inmensa dignidad de estos. Son personas que dejan ver los efectos de la Gracia en ellas a través de su vida. Por eso un carisma no es dado nunca para la propia perfección espiritual sino para el bien de los otros, para el servicio y la edificación del Reino. De ahí que, estrechamente ligado al concepto de carisma aparezca la misión. Y la forma característica de vida, la fuente de alimentación para ir actualizando el carisma, constituye la espiritualidad propia. 11


El carisma de san Josep Manyanet hunde sus raíces en el Misterio de la Trinidad divina que él ve reflejada en la Sagrada Familia. El Misterio Trinitario se convierte en nuestro ideal de vida pero antes de ser tal es nuestro origen. En un mundo, el de Manyanet y el nuestro, que necesita con urgencia ejemplos de donación, comunión y fidelidad es una Gracia haber sido encaminados a la vida escondida del Dios escondido que se hace uno de nosotros. La síntesis del carisma recibido será “seguir y anunciar a Cristo en el Misterio de Nazaret” (Const. 3). El carisma que Manyanet recibe y nos transmite nos sitúa en la intimidad de Dios, nos sitúa en su hogar. Para Manyanet, Nazaret es el compendio del Reino tal como debe vivirse aquí en la tierra. Por eso recibe con gratitud el carisma y lo entrega con diligencia, puesto que todo carisma es un don del Espíritu Santo en bien de la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Un carisma es, siempre, la bendición de Dios sobre una persona para que la comunión trinitaria sea una realidad eclesial y humana. El Misterio de la Encarnación es la página vivida por nuestro fundador que, como Desideria, halla en Nazaret todo lo que su corazón desea. Conoce que Dios redime a la humanidad desde su ser familia y por eso la familia será para san Josep Manyanet la obsesión de su apostolado. Dios con nosotros se ha hecho hogar y toda familia es hogar de Dios. Revelar esa condición es la misión que se deriva del carisma recibido. Si todo carisma urge a una misión, la fidelidad a éste nos lleva a vivir en misión continua. Sabiendo que hay auténtica misión cuando recreamos diariamente el carisma recibido por nuestro fundador porque el carisma jamás se posee. Sólo la Gracia puede poseernos y en la medida que aceptamos ser poseídos, los otros verán los efectos del amor de Dios en nuestras vidas y nuestras obras y así “alabarán al Padre que está en los cielos” (Mt 5).

LA MISIÓN QUE NOS LEGÓ La misión heredada de san Josep Manyanet hará que sus Congregaciones desempeñen “unas obras de acción apostólica que radican en la misma naturaleza de la vida religiosa y que constituyen nuestra propia misión: formar familias cristianas según el modelo de Nazaret, especialmente por la educación integral de la niñez y de la juventud, en cualquier parte del mundo” (Cons. 7). La misión, desempeñada siempre en nombre de la Iglesia, no tiene límite alguno cuando se trata de cooperar activamente con el ministerio pastoral. Por ello la Congregación regenta casas de espiritualidad, colabora con las parroquias y se presta a cuanto directamente esté vinculado a extender el Misterio del Reino en su aspecto más nazareno. Nuestra misión es proclamar y construir un Reino que es familia. Por ello nuestras comunidades deben ser talleres de aprendizaje continuo para vivir en familia y ser familia para todos. Estamos llamadas a crecer, como hijas, a vivir en libertad con la práctica de las virtudes de Nazaret, a amarnos como hermanos. Si la Iglesia es por naturaleza misionera, Nazaret, al incardinarse en el misterio de la Encarnación, se sitúa en el ojo de fuego, fuego de amor, con que Dios mira el mundo para decir: “Hagamos redención del género humano”. Nuestra misión es redimir llevando a las raíces del ser a toda la humanidad; y nuestras raíces nos remiten siempre a una Familia en la cual siempre “somos, nos movemos y existimos” (Hch 17,28). Manyanet nos propone en nuestra misión a los Tres de Nazaret. Ellos van a enseñarnos a misionar, de la mano de María, el propio corazón dejando que la Palabra nos moldee; de la mano de José seremos apóstoles ad gentes llevando a Jesús y María a los particulares “egiptos” de hoy. Con Jesús, aprenderemos a transmitir la alegre noticia de que somos hijos amados del Padre. 12


VIVIDA CON UNA ESPIRITUALIDAD CONCRETA Desde nuestra consagración bautismal no hay otra vida para nosotros que la vida en el Espíritu. Así vivieron Jesús, María y José, atentos siempre al Maestro interior que les alcanzó la unificación interior a la cual todos estamos llamados. “Las religiosas de Nazaret debemos ser contemplativas en la acción. Estamos llamadas a vivir según el espíritu de la Sagrada Familia, la más perfecta imagen de la Trinidad divina, en actitud de fe, piedad filial y sumisión a la voluntad del Padre. Nuestra vida de familia está basada en el amor, la humildad, sencillez, trabajo y alegría” (Const 4). Cristo nos ha dado las arras del Espíritu y con ellas la tarea de desarrollar una espiritualidad, una vida plena en el Espíritu, con un sello particular para enriquecimiento de la Iglesia. La vida de Nazaret sólo se vive desde la docilidad absoluta al Espíritu que es quien hace germinar en nosotros las virtudes de aquel hogar santo donde creció el Hijo de Dios. Manyanet afirma categóricamente que Nazaret es escuela de virtudes. Con la particular vivencia de la irrelevancia y el anonimato, con el cuidado de la sencillez y la humildad, la confianza y el abandono total en Dios, estamos llamadas a la audacia evangélica que tuvieron los tres de Nazaret. Porque todo tiempo y todo espacio es, desde nuestra espiritualidad, lugar de encuentro de Dios con la persona y de la persona con Dios. Vivir en Nazaret significa descubrir al mundo un particular y universal camino de salvación al alcance de todos y para todos. El valor de lo cotidiano, la grandeza oculta de lo pequeño, la bendición de un Dios que es familia sobre las familias, la necesidad de unificación interior, la supremacía del ser sobre el tener o hacer. En Nazaret se vive la presencia de Dios como una compañía cercana, constante y amorosa porque Dios ha plantado su tienda entre nosotros y nos acompaña siempre. La experiencia fundante de Nazaret nada tiene que ver con un Dios abstracto sino con una imagen paterna/materna de un Dios que no se olvida de nosotros (Is 49, 15), que tiene entrañas de misericordia, nos cuida, nos protege y está siempre cerca de nosotros. Nuestro conocimiento de Dios nace de la contemplación del misterio de la encarnación y nacimiento de Jesús, cuando la Palabra eterna se hace carne y habita entre nosotros (Jn 1, 14), se despoja de su gloria y se hace semejante a nosotros (Fil 2, 6-7). La contemplación de José nos ayuda a conocer el silencio como escucha atenta de la voluntad del Padre, como premisa para abrirse al misterio y ponerlo sobre lo alto para que alumbre así a todos los de la casa. La contemplación de María nos ayuda a vivir en total disponibilidad, a poseer la libertad que sólo Dios da y a servir al necesitado con diligencia. La contemplación del Hijo salido del Padre nos lleva a una espiritualidad misionera que nos acerca a los márgenes del camino, a las zonas de frontera. Jesús en Nazaret, de la mano de sus padres, reveló todo el Evangelio, toda la buena noticia en su máxima extensión y en su mayor profundidad. Y la reveló viviendo en familia. Finalmente la contemplación unitaria de la familia divina engrandece nuestra humanidad como único camino hacia Dios pues sólo en la medida que acojamos nuestra persona podemos acoger al Dios que mora en nosotros.

ANTECEDENTES DE NUESTRO INSTITUTO19 ANTECEDENTES 19

Para un estudio profundo de esta etapa ver la edición de Josep Mª Blanquet S.F. y Josep Roca S.F. de San José Manyanet. Obras Completas III. Una familia para las familias. B.A.C. Madrid, 2008. 13


Las Hijas de la Caridad, fundadas en París por San Vicente de Paul llegan a Barcelona en 1780 y a Valls en 1880. En 1805 tres religiosas de la comunidad de Valls fundan una comunidad en Cervera y se instalan en el Hospital de dicha población. En 1849 fundan otra comunidad en Cervera: la Casa de la Caridad. Las religiosas se denominan desde este momento “Hermanas de la Concepción de Mª Inmaculada, de San Vicente de Paul y de San Luis Gonzaga”. En 1859 unas religiosas de la Casa de la Caridad de Cervera, entre las que se halla M. Ana Mª Janer, fundan, llamadas por el Dr. Caixal, una comunidad en el Hospital de la Seu d’Urgell. El Dr. Caixal -que había tenido un primer fracaso con la fundación por él realizada de las “Hijas del Calvario”- es considerado el Superior General y el 24 de abril de 1860 aprueba nuevas Reglas y concede la facultad de recibir novicias. La nueva comunidad se llamará “Instituto de Hermanas de la Caridad de María Inmaculada, San Vicente Paul y San Luis Gonzaga”. Una vez aprobadas las Reglas, la Casa de la Caridad de Cervera se agregó a dicha “fundación”. Así, estas dos casas se consideran el núcleo de una nueva Institución que reconoce como fundadores al Dr. Caixal y a la beata Ana Mª Janer i Anglarill. La casa de Urgell comienza a ser considerada “Casa Madre”. A partir de 1863 se produce una notable expansión de este Instituto el cual realiza las fundaciones siguientes: colegio de la Casa Caridad de Cervera (1863), Hospital de Tremp (1863), colegio de Oliana (1864), colegio de Bellver (1865), Asilo de San Andrés de Palomar (1866), colegio de Organyà (1866), colegio de Castellciutat (1866), colegio de Llivia (1868), colegio de Avellanes (1872), colegio de Salás (1873). En la fundación del Hospital de Tremp, Oliana (enseñanza), San Andrés de Palomar (casa asilo), Organyà (enseñanza), Bellver (enseñanza), Castellciutat (enseñanza), Oliana (enseñanza) y Llivia intervino activamente el Padre Manyanet el cual asumió la dirección espiritual de la comunidad del Hospital de Tremp. El obispo de Urgell atiende espiritualmente a las religiosas y se implica en la marcha del Instituto aunque delega cada vez más en sacerdotes de su confianza, entre ellos Manyanet. En 1871, a la vuelta del Concilio Vaticano I, el Dr. Caixal encuentra el Instituto en una cierta relajación y mal estado. La M. Ana Mª Janer se retiró a Cervera y, el deterioro del Instituto se acentuó. Con el regreso del obispo constatamos que el nombre del Instituto se ha abreviado pasando a llamarse “Hermanas de la Purísima Concepción y de Sn José”. Por estas fechas el campo de acción del Instituto tiene dos frentes: hospitales y colegios. Pero las múltiples tareas de un obispo y su condición de perseguido político hacen imposible al Dr. Caixal el seguimiento pleno del Instituto. Por ello son muchos los sacerdotes que, urgidos por el obispo, se encargan de la dirección del Instituto. Entre los distintos directores cabe citar al Dr. Salvador Busquets (1862), D. Francisco Villarrubla y D. José Jordana (1869), PP Jesuitas 20 y D. José Llesuy (1872), Dr. Agustín Brescó (1873), D. Ignacio Feu (diciembre 1873), D. José Nofre (enero de 1874) el cual tuvo como sustituto en el mismo año a D. Joaquín Solans, el último antes del Padre Manyanet. Con la revolución de 1868 el obispo Caixal se vio precisado a huir. No pudo regresar a su sede hasta 1874 pero un año más tarde fue hecho prisionero. Tras numerosos percances muere en Roma el 26 de agosto de 1879.

NACIMIENTO DEL INSTITUTO DE LAS HIJAS DE LA SAGRADA FAMILIA: “LA OBRA DEL MILAGRO” En 1864 Josep Manyanet había fundado el Instituto de los Hijos de la Sagrada Familia Jesús María y José. Aunque al Dr. Caixal le había dolido desprenderse de su fiel colaborador vio claro 20

En 1872 el P. Gació s.j. supervisó la redacción de las nuevas Reglas del Instituto. 14


que la intuición del joven sacerdote era una llamada de Dios para recristianizar la sociedad a través de la educación de la niñez y juventud. Así que, fiel a su sacerdote e íntimo colaborador, él mismo ayudó económicamente a la nueva fundación masculina que Manyanet estableció en Tremp. La fundación del Instituto masculino se fijó en la Casa Ferrer, de Tremp. Parece natural que escoja su ciudad natal ya que, por una parte, él es beneficiado de la colegiata y debe cumplir con algunos compromisos y, por otra, faltan escuelas en Tremp. Además tiene allí numerosos amigos eclesiásticos que ven con buenos ojos la obra y están dispuestos a ayudarle. Lo consultó con el obispo y éste anunció la apertura del nuevo centro en el boletín de la diócesis. Y como Manyanet debe bajar a Barcelona para zanjar la firma de las escrituras, antes de regresar a Tremp realiza una peregrinación al santuario de Montserrat. La obra masculina sufre numerosas adversidades en sus primeros años: el abandono de los primeros compañeros, el cierre del colegio San José y la revolución de 1868 entre las más señaladas. Sin embargo, Dios va abriendo caminos y el 2 de febrero de 1870, con la aprobación del obispo, él y los primeros compañeros han puesto los verdaderos cimientos de la nueva obra con la profesión religiosa. A pesar de las dificultades el Instituto masculino se va consolidando; pero en la mentalidad de Manyanet había comenzado a germinar hacía años la idea de un instituto femenino. Con una misma misión, un mismo carisma, un mismo espíritu y hasta un mismo gobierno para los dos Institutos. La única diferencia era que unos se dedicarían a la educación de los niños y otras a la de las niñas; que unos ejercían el ministerio sacerdotal y otras no. Pero en su mente era una unidad, un todo que se comenzó por la rama masculina. También tenía previsto iniciar una tercera orden que recibiría el nombre de “Camareros y Camareras de la Sagrada Familia” Entre la fundación del Instituto masculino y la del femenino hay diez años de diferencia y todo parece indicar que no era éste el deseo de Manyanet puesto que siguió con especial interés a algunas jóvenes de Os de Balaguer, entre ellas Manuela Colomina i Agustí, a las que veía como posibles iniciadoras de su obra. El retraso de la fundación femenina tendrá varias causas. La petición de Vergara Ya hemos visto que Manyanet tenía una gran confianza con el obispo Caixal por lo cual éste conocía bien los avatares de la reciente fundación del Instituto de los Hijos de la Sagrada Familia Jesús María y José y el deseo de Manyanet de completar esta obra con una fundación femenina. El hecho de que en agosto de 1873 lo nombrara director espiritual de las “Hermanas de la Purísima Concepción y de San José” demuestra que mientras Manyanet soñaba con su Instituto femenino el obispo pensaba más en la manera de hallar una solución definitiva para sus religiosas. De hecho, la consolidación del Instituto masculino se debió en parte a que no había otro en la diócesis; en cambio las dificultades vividas en el origen del nuestro provienen en parte de que ya existían Institutos femeninos y el de Caixal pasaba por una situación de orfandad espiritual que preocupaba enormemente al prelado. En 1873 Manyanet tenía ya, pese a su juventud, notable experiencia como director espiritual de religiosas y había colaborado, además, en algunas fundaciones del Instituto del Dr. Caixal y la M. Ana Mª Janer. Es entonces cuando Caixal toma una decisión y llama al seminario de Vergara, donde él residía como vicario general castrense, a Manyanet. Van a confluir en Vergara la preocupación de Caixal y el sueño de Manyanet. Este fue a su encuentro el 27 de noviembre de 1873, para encontrarse con la petición, por parte del obispo, de que tomara como núcleo de la fundación que deseaba realizar a las religiosas ya existentes, es decir, a las “Hermanas de la Purísima Concepción y de San José”. Consta que Manyanet recibió la idea de Caixal con sorpresa pues no veía posible la unidad entre las religiosas de dicho Instituto con las que él deseaba fundar; pero ya sea por obediencia, ya por gratitud o por ambas virtudes acabó aceptando la sugerencia, hecha petición, del Dr. Caixal. La aceptación de Manyanet no debió ser inmediata pues él mismo señala que tuvieron varias conversaciones. “Notorio es el aprecio y estima que me dispensaban en Palacio durante los 13 años que el 15


difunto prelado q.g.h. quiso tenerme en su compañía. Sabido es que si dicho prelado consintió me separase de su lado fue tan sólo por no oponerse más tiempo a la voluntad de Dios que me llamaba para otra cosa. Al dar principio a nuestro Instituto (de los Hijos de la Sagrada Familia), lo hice con toda aquiesciencia y aprobación del prelado, quien me tenía ofrecido repetidísimas veces, de palabra y por escrito, todo su apoyo moral y material, aunque las circunstancias de los tiempos y otros estorbos, impidieron, sin duda porque así el Señor lo disponía por altos fines, que no lo llegase a realizar. Esto respecto de los hombres. Cosa parecida me tenía prometido respecto al Instituto de las mujeres, que debían completar la obra del Señor. Poderosas razones me impidieron dar comienzo a la obra, para la que ya tenía algunas jóvenes preparadas; y entre ellas no era la menor el querer su excelencia ilustrísima que entrasen en el nuevo instituto las hermanas que dicho señor tenía ya en Urgel etc., pues veía los inconvenientes que llevaba consigo una obra semejante. Se habló de ello muchas veces; mas, por fin, viendo el estado deplorable en que se hallaban reducidas las pobres religiosas, que no tenían albergue seguro, como es notorio, y vencido por las instancias de mi amado prelado, sobre todo cuando me habló tan sentidamente y con tanto empeño la vez que le visité en el seminario de Vergara, me resolví empezar la obra a costa de todo sacrificio”21. Así pues, cede por fin al proyecto del obispo el cual, quizá para que las religiosas lo fueran aceptando mejor, lo nombró director del Instituto de la M. Janer el 14 de abril de 1874. Las religiosas, que conocían sobradamente al Padre Manyanet recibieron con agrado tal nombramiento observando, como escribirá en su reseña histórica la M. Surroca, que a ningún director anterior se le había confiado la dirección del Instituto del mismo modo que al Padre Manyanet. “Varios fueron los sacerdotes que intervinieron indirectamente en el régimen de la Congregación durante sus primeros años, en especial el Muy Iltre. Canónigo Dr. Busquets, Dignidad de Magistral de la catedral de Urgel, quien le prestó incalculables servicios, singularmente en atención a la Rdma. M. María Ana Jené [Janer], de la que había sido por muchos años Director espiritual; no obstante, a ninguno se le confió la dirección general del Instituto como al Rdo. P. Mañanet, que recibió este cargo el 14 de abril de 1874”22. Mientras asume la dirección de las religiosas Manyanet busca ya una casa, que sería la de Talarn, para establecer allí el noviciado de la nueva Congregación. En unas notas autobiográficas escribe Manyanet: “En el mismo año de 1874, y en el momento de su fundación, por deseo y petición especial del mismo prelado quedaron refundidas en el nuevo Instituto, aceptando las Reglas dadas por el fundador de la Sagrada Familia, las Hermanas de la Caridad que había fundado el señor Caixal”23. La petición del obispo Caixal era, sin duda, bienintencionada pero suponía comenzar con una división interna en vez del entusiasmo inicial que se presupone en un nuevo Instituto. Además, entre lo que el Padre pensaba para sus religiosas y lo que vivían las de Caixal había profundas diferencias. Estas últimas atendían también hospitales y Manyanet piensa sólo en enseñanza; quiere también que sus religiosas lleven una vida de retiro, de clausura, y que el gobierno sea uno para los dos Institutos por él fundados. La situación era muy difícil, sino imposible, de conjuntar. Manyanet 21

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet a don Francisco Roca. San Andrés de Palomar, 27 junio 1880. f. 295. 22 San José Manyanet. Obras completas Vol. III. Edición de Josep M. Blanquet y Josep Roca. B.A.C. Madrid, 2007. Pág. 34. 23 Disquisitio para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios José Manyanet. Barcelona 1978. Notas del Padre Manyanet sobre los dos Institutos. Barcelona, 23 febrero 1881. Pág. 954. 16


lo ve pero... ¿cómo negarse ante la petición formal del que ha sido su protector? Protector que, además, es su obispo, al cual debe obediencia. Manyanet había redactado las Constituciones para el instituto femenino sin tener conciencia de la petición que le haría su obispo. Eran pues absolutamente independientes y no se inspiraban en el Instituto que él, durante cierto tiempo, había dirigido; así pues las religiosas de la M. Janer aceptaron nuevo nombre, nuevo hábito, nuevas constituciones y nueva misión al aceptar ser de “la Sagrada Familia”.

CASA DE FORMACIÓN NOVICIADO EN TALARN (PROVINCIA DE LLEIDA Y DIÓCESIS DE SEU D’URGELL) El primer noviciado del Instituto de las Hijas de la Sagrada Familia lo estableció el Padre Manyanet en 1874 en la casa señorial del barón de Eroles en Talarn, población vecina de Tremp. Manyanet comenzó el Instituto con religiosas que provenían del Instituto de la M. Janer: hizo venir de Andorra a las dos novicias existentes, Teresa Vergés y Magdalena Roig y a su maestra, Sor Asunción Pujol, y nombró superiora de la casa a M. Montserrat Massanés. “El día 31 de Mayo de 1874 recibí una carta del Rdo. P. José Mañanet, que había sido Mayordomo de Palacio del Sr. Obispo de la Seu de Urgel, y hacía unos años que residía en Tremp donde fue para empezar su fundación de los PP. de la Sagrada Familia, diciéndome cómo habiendo él visitado al Sr. Obispo en Navarra [dígase Guipúzcoa] le había encargado la dirección de nuestro Instituto, como a cosa propia (nota: él ya tenía intención de fundar religiosas de su misma religión [Congregación], y que de allí en adelante tendríamos el título de Hijas de la Sagrada Familia, etc., que arreglase las cargas para cuando llegase un ordinario [recadero] que él enviaría para trasladarnos a Tremp. Después de haber dado conocimiento al Sr. Gobernador de la diócesis, con su venia y orden salí de allí para Seu de Urgel, donde teníamos el mueblaje de la Casa Matriz, para arreglar las cargas según orden [de] dicho Padre y trasladarlo a la Casa que él nos tenía preparada en Talarn. El día 21 de junio, día de San Luis Gonzaga, salí de allí con las dos novicias, llegando al Hospital de Tremp el día 23 por la noche, vestidas de seglares. Ordenó dicho Padre a la M. Superiora de la Casa de Salás, que era la M. M.ª Montserrat Massanés, saliese de allí y se reuniese en Tremp”24. El 28 de junio de 1874, fecha fundacional de nuestra Congregación, hacía su entrada, acompañadas del Padre Manyanet, P. Barber y P. Miguel Lledós, en la noble villa de Talarn, la nueva comunidad que fue recibida por las autoridades civiles y eclesiásticas así como por la población en general. Continua narrando M. Asunción Pujol: “El día 29 [28] de junio del mismo año, salimos de Tremp las cuatro, la dicha Madre [Montserrat Massanés] y las dos novicias, Sor Teresa Vergés y Sor Magdalena Roig, vestidas de religiosas, acompañadas por el Rdo. P. Manyanet, que entonces era nuestro Superior, y otro P. que entonces era, llamado P. Juan Barber, para Talarn. Nos salieron a recibir el Rdo. Sr. Cura Párroco y otros sacerdote acompañándonos a la Iglesia Parroquial, en el altar del Santísimo Sacramento y allí entonaron un Te Deum. Concluido, todos nos acompañaron a la Casa que nuestro Padre nos tenía preparada y arreglada (y obtenida propia para nosotras). Entonces fue cuando empezó nuestro Padre. A la indicada Madre le dio el cargo de Superiora. Y me encargó el de Ministra, Secretaria, etc.”25 24 25

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. IV. f.145-146. Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. IV. f.145-146. 17


El Padre Manyanet seguía muy de cerca esta comunidad. Poco después llegaban las primeras postulantes, las que serían ya educadas según el estilo de Manyanet. El 12 de octubre de ese mismo año tiene lugar la “presentación pública” del naciente Instituto con una solemne ceremonia en la que el Padre Manyanet aceptó a dos postulantes, Pilar Mir y Serafina Valls, provenientes ya del núcleo de las jóvenes que él había ido preparando, recibió los votos temporales de las novicias Teresa Vergés y Magdalena Roig y la profesión, según nueva fórmula y nuevas constituciones, de Sor Asunción Pujol y M. Montserrat Massanés. Recurrimos de nuevo al fundamental testimonio de M. Asunción Pujol: “Las primeras postulantes fueron Josefa Mir y María Valls. Concluido el tiempo de postulantado, les vistieron el Sto. Hábito (por no estar arreglada aún la Iglesia del Convento) en la Iglesia Parroquial, en el Altar del Santísimo Sacramento. Se hizo con toda solemnidad la función, siendo el celebrante y delegado del Prelado para dicha función el mismo Rdo. Padre. Se las nombró a la primera, Sor Mª Pilar, y a la otra Sor Mª Serafina. Las apadrinaron los Señores de Pallarés, residentes en Lérida, y por entonces residían allí por el estío, en sus posesiones. Concluida la función y coronadas, se las acompañó a nuestra Casa como en procesión. Enseguida entraron otras jóvenes, y allí entonces se formó el noviciado dirigiéndolo nuestro Rdo. Padre. Nota: esta vestición fue el día 12 de octubre del año 1874”26. La nueva fórmula de votos alumbraba, de manera sencilla, un nuevo Instituto para la Iglesia. Manyanet había redactado con esmero la fórmula de votos de la “Hijas de la Sagrada Familia Jesús, María y José” que transcribimos a continuación: “Escuchad, cielos, lo que voy a pronunciar; oiga la tierra mis palabras. Yo, N. N. natural de N., aunque polvo y ceniza, no obstante, movida de la divina gracia, teniendo un pleno conocimiento y práctica de la Regla y Constituciones del Instituto llamado Congregación de las Hijas de la Sagrada Familia Jesús, María y José para la enseñanza e instrucción puramente católica y, en cuanto fuere posible, gratuita de las niñas; humildemente postrada ante el acatamiento de mi Dios omnipotente, eterno, trino y uno; y delante de Jesucristo mi Señor y Salvador, verdadero Dios y verdadero hombre, el cual está realmente presente en el Smo. Sacramento del altar y voy a recibir luego reverente en mi interior, y asimismo puesta en espíritu en presencia de la bienaventurada siempre Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, y de su gloriosísimo Esposo el Patriarca S. José, y de toda la demás corte celestial, como también delante de todas vosotras, Rda. M. Superiora y venerables Madres y Hermanas de esta Comunidad, de la cual, aunque indigna, por especial gracia y llamamiento de Dios, por dicha mía, formo parte, os pido encarecidamente roguéis por mí al Señor y os dignéis ser testigos de ésta mi espontánea y solemne resolución, a saber: que yo hoy, movida del deseo de mi mayor perfección, me entrego toda y enteramente al servicio particular de su divina Majestad, mi Señor y Esposo, de la Sma. Virgen María y de S. José, al objeto peculiar que intenta esta Congregación, en la cual voto permanecer hasta la muerte, y en ella guardar, con el auxilio divino, Pobreza, Castidad, Obediencia y Clausura perpetua, entendiéndolo todo según el espíritu de la Congregación; y además procuraré cumplir con cuidado y diligencia todos los preceptos de la ley de Dios, consejos evangélicos, Regla y Constituciones de la misma. Esta consagración y voto, Rmo. (o Rdo.) Padre mío, lo hago hoy por vuestras manos, y también por las vuestras, Rda. M. Superiora, y espero que os dignaréis rogar a mi Dios y Señor para que me conceda todos los auxilios y gracias que necesito a fin de perseverar con fidelidad y constancia en las cosas que acabo de prometer. Suplico, pues, a vuestra infinita piedad que os dignéis aceptar este holocausto en olor de suavidad y me deis gracia para cumplirlo. Así sea27”. 26

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. IV. f. 146-147. 18


Manyanet había redactado las primeras Constituciones para el Instituto femenino y las presentó al obispo Caixal. El texto que legislaba el Instituto llevaba el título de “Constituciones para las religiosas de la Sagrada Familia Jesús, María y José”. A lo largo de veinte años28 redactará otras dos versiones en las que recoge toda la experiencia adquirida. La Congregación nacía sin una especial aprobación canónica pero con el visto bueno del prelado de la diócesis. El Instituto masculino funcionó sin aprobación formal desde 1864 a 1876; el femenino, de 1874 a 1876. Manyanet hizo, probablemente en marzo de 1876, la petición formal de aprobación de los dos Institutos; el obispo encargó a D. Buenaventura Pons y Pons, profesor de teología del seminario de Urgell, el estudio de las Constituciones. Tras el informe positivo de D. Buenaventura Pons, firmado en Barcelona el 1 de mayo de 1876, el obispo Caixal firmó el 30 de mayo de 1876 el decreto por el cual autorizaba la presencia de los dos Institutos fundados por Manyanet en su diócesis. Las copias de ambos textos servirán más adelante a Manyanet para pedir la aprobación del Instituto femenino al obispo de Vic. NOVICIADO EN SANT JOAN D’HORTA (PROVINCIA Y DIÓCESIS DE BARCELONA) 1876 Aunque fueron muchos los esfuerzos para abrir el noviciado de Talarn pronto el Padre se convenció de que, por varios motivos, no iba a ser Talarn el lugar ideal para forjar a las jóvenes según el espíritu que él deseaba para la naciente institución. El primer y serio escollo lo constituyó la M. Montserrat Massanés que no aceptó jamás lo que el Padre Manyanet imponía o sugería, aunque el 12 de octubre hubiese renovado su profesión con la fórmula de votos redactada por el Padre. La cercanía y particular afinidad de juicio con el P. Juan Barber empeoraría la situación. Y se añadió a esto el hecho de que en diciembre de 1875 el Padre Manyanet estableció definitivamente su morada en Barcelona con lo que la dirección personal de la casa de Talarn resultó imposible. Asimismo veía más posibilidades vocacionales en la gran ciudad que en la apartada Talarn. Por ello, y siempre con permiso del Dr. Caixal, en junio de 1876 alquiló una finca llamada "Casa de Grau" en San Joan de Horta lugar agregado hoy a la ciudad condal. Por lo que sabemos, la torre tenía mucho terreno de regadío y se hallaba a unos tres kilómetros del centro de Barcelona. La traslación del noviciado se efectuó el 22 de junio del mismo año y aunque la M. Montserrat Massanés estuvo presente en la inauguración de la casa, la primera comunidad quedó formada por M. Consejo Flix, superiora, Sor Josefa Brufau, Sor Alfonsa Morros, novicia, y la hermana Javiera Riera. Al día siguiente, 23 de junio de 1976, tomaba el velo de novicia Sor Felicidad Busquets. El director espiritual de esta casa fue el Rdo. D. Francisco Folch. Cabe resaltar que el 9 de marzo de 1977 entraría en dicha casa Maria Manuela Colomina Agustí. Esta casa funcionaba también como pensionado para señoras. NOVICIADO EN SAN ANDRÉS DEL PALOMAR (PROVINCIA Y DIÓCESIS DE BARCELONA) 1877 Finca Salí En febrero de 1877 los Hijos de la Sagrada Familia, y el mismo Padre Manyanet, se instalaron en la que sería casa madre del Instituto y sede del colegio Jesús, María y José. Con ello quedaba libre la casa que hasta el momento ocupaban y el Padre decidió que, dada la cercanía con su residencia aquella sería una buena sede para el Instituto femenino. Así pues el noviciado en Horta fue de efímera 27

San José Manyanet. Obras Completas III. Una familia para las familias. Edición de Josep Mª Blanquet y Josep Roca B.A.C. Madrid, 2007. Pág. 167. 28 Reglas y Constituciones para las Religiosas de la Sagrada Familia Jesús, María y José. 1874. Constituciones de 1884 y 1894. 19


vida. El Padre Manyanet, que había conseguido con ilusión la finca en 1876, decide que la comunidad la abandone al año siguiente: “El día 31 (de octubre) del mismo año en 1877, por orden de nuestro Reverendo Padre Superior fuimos trasladadas todas las superioras -era superiora la M. Consejo Flix- y jóvenes residentes en aquella casa de Horta a San Andrés de Palomar en un edificio de la calle Tramuntana"29. La casa se llamaba “Finca Salí “ y estaba ubicada en la calle Tramuntana nº 18. El alquiler supuso un notable esfuerzo económico, pero el Padre Manyanet había pensado siempre en una dirección unitaria para los dos institutos y la cercanía con el colegio Jesús, María y José iba a facilitar extremadamente su deseo. La primera comunidad estaba formada por M. Consejo Flix, superiora, M. Asunción Pujol, M. Filomena Fornells, M. Josefa Brufau, M. Consuelo Farré, M. Alfonsa Morros y la Hna Javiera Riera además de algunas postulantes. Casa Querido Sin embargo, el Padre buscaba casa propia para sus religiosas y no tarda en hallar la que él desea: se trata de la "Casa Querido" en la calle Sant Andreu, lindante con la calle Sant Sebastià donde se halla el colegio Jesús María y José. Consciente de la aventura monetaria en la que se embarca consulta, además de al Dr. Caixal y otras personas, a las religiosas. Con su beneplácito la comunidad de la Casa Salí se traslada a la Casa Querido el 26 de marzo de 1879. Será una casa floreciente en vocaciones y espíritu religioso y las jóvenes son ya de nueva horma pues todas entran seducidas por el espíritu nazareno. No obstante, cuando estalle la crisis, las deudas contraídas con el consentimiento de las religiosas serán un auténtico quebradero de cabeza pero Manyanet rechazará con energía haber obrado sin conocimiento de éstas. En poco tiempo el noviciado de Sant Andreu aumentó considerablemente el número de vocaciones: desde 1877 al 18 de diciembre de 1879, treinta y seis jóvenes vistieron el hábito y casi todas las ceremonias las presidió el Padre Manyanet. A fines de ese mismo año el P. Aguilera giraría una visita a esta casa que fue considerada como núcleo resistente por ser todas las religiosas, tanto profesas como formandas, fieles al espíritu del Padre Manyanet. No se conserva ningún documento con la aprobación formal de los dos Institutos de Manyanet en la diócesis de Barcelona. Pero sí hay evidencias del conocimiento de cuanto se hacía y de la aprobación de todos los movimientos de Manyanet en la ciudad condal30. EXPANSIÓN DEL INSTITUTO EN VIDA DE SAN JOSEP MANYANET ANTES DEL CAPÍTULO DE TALARN Mientras Manyanet buscaba el lugar adecuado para la sede del Noviciado y Casa Madre del Instituto femenino continuó preocupándose por cuanto acontecía en Talarn y por el crecimiento del Instituto. Muy pronto se percata de que la casa de Talarn iba siendo alejada de su influencia; por una parte estaba Massanés y Barber pero también el párroco, que se extralimitó en sus funciones y, en ocasiones, pretendía dirigir la casa. Manyanet procuró siempre la expansión del Instituto. Al asumir las religiosas fundadas por Caixal y Ana Mª Janer, Manyanet asumió también las siguientes casas del Instituto: Casa de la Misericordia y Enseñanza de CERVERA (diócesis de Solsona).

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Roma. AGMHSFN. Religiosas. Difuntas. Asunción Pujol. Apuntes biográficos (fotocopia manuscrita). Pág. 149. El Gobernador eclesiástico aprobaba la vestición, realizada el 22 diciembre 1877, de seis novicias en la casa de San Andrés. 30

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Casa colegio de CERVERA (diócesis de Solsona) 1863. Colegio de OLIANA (diócesis de Urgell) 1864. Escuela de BELLVER DE CERDANYA (diócesis de Urgell) 1865. Escuela de ORGANYÀ (diócesis de Urgell) 1866. Escuela de CASTELLCIUTAT (diócesis de Urgell) 1866. Escuela de LLÍVIA (diócesis de Urgell) 1868. COMUNIDAD DE SALÀS DE PALLARS 1873 Colegio de AVELLANES. 1873 El Padre Manyanet se preocupó siempre material y espiritualmente de estas casas que también recibieron la visita del P. Aguilera. Fundaciones debidas a su iniciativa, antes del Capítulo de Talarn (1880) son las siguientes casas: HOSPITAL DE LA SEU DE URGELL (Provincia de Lleida y Diócesis de Urgell) 1874 Las religiosas que lo regentaban habían sido expulsadas en 1869 pero en noviembre de 1874 la Junta del Hospital reclamó de nuevo la presencia de religiosas y el Padre Manyanet estableció, en noviembre de 1874, una comunidad cuya superiora fue Mª Joaquina Rabassa que había estado en el Hospital de Tremp. NOVICIADO DE HORTA. (Provincia y Diócesis Barcelona) 1876 GRANADELLA (Provincia y Diócesis de Lleida) 1877 Don Bartolomé Pla y Peremateu, párroco de Granadella se preocupó por la educación y a tal fin buscó un establecimiento adecuado para poder solicitar así al obispo Caixal que le enviara una comunidad religiosa; pide, por el conocimiento que él tenía, que envíe “las hermanas de la Congregación de S. Vicente de Paúl, procedentes de Cervera, cuyo centro, etc., está en Urgel, como las más beneficiosas para esta fundación, encargándose de la enseñanza de las niñas”. El obispo contestó dando su visto bueno para el establecimiento de la nueva comunidad y es Manyanet quien llega a la población con unas religiosas llamadas de la Sagrada Familia. La nueva comunidad procede de Cervera y está compuesta por: M. Serafina Valls, superiora; Sor M.ª Josefa Tous, Sor M.ª Teresa Vergés y la Hna. M.ª Felicidad Busquets. Según las notas de M. Asunción Pujol, “El día 24 de julio de 1877 (17 de julio según el Álbum conmemorativo), vigilia de san Jaime apóstol, salió de Cervera nuestro Rdo. P. Superior con las religiosas para la nueva fundación del colegio de la Granadella”31.

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Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. IV. f.148v.149. 21


Funcionó hasta la Segunda República española (1931) en manos de las religiosas de la Sagrada Familia de Urgell. NOVICIADO SAN ANDRÉS DE PALOMAR (Provincia y Diócesis de Barcelona) 1877 ALGUAIRE (Provincia y Diócesis de Lleida) 1877 La casa noviciado de Sant Andreu de Palomar, pese a ser fundación reciente, tiene ya suficiente vitalidad como para extenderse. De allí recabará Manyanet las religiosas que fundan la comunidad de Alguaire a petición del párroco de la población, Ramon Mañá Mora. Las religiosas escogidas son las siguientes: M. Filomena Fornells, superiora; Sor Alfonsa Morros, Sor Mª Encarnación Colomina, novicia, y la hermana Javiera Riera. Salieron del noviciado el 26 de diciembre de 1877 acompañadas de Manyanet. Se había adelantado la fecha de vestición de Sor Mª Encarnación Colomina con el fin de que pudiera formar parte de la comunidad fundadora: “El día de san Zacarías y santa Isabel (25 de noviembre) padres del santo Juan Bautista, vistieron el hábito a Manuela Colomina, dándole el nombre de Mª Encarnación. Esta fue una de las jóvenes admitidas en la casa de Horta cuando estuvo a cargo de nuestras religiosas. Se la vistió sola y antes que a las otras por motivo de que se había de hacer una fundación al pueblo de Alguaire y ella era una de las destinadas" 32. La comunidad de Alguaire tendrá muchas dificultades y el colegio acabará cerrándose dos años después (20 enero 1879). M. Mª Encarnación permaneció allí desde su fundación hasta el 20 de diciembre de 1878. COLEGIO DE SANT ANDREU DE PALOMAR (Provincia y Diócesis de Barcelona) 1879 Junto al Asilo, pero de forma independiente, empezó a funcionar en enero de 1879 un centro para niñas y parvulitos del barrio de Sant Andreu. CASA-COLEGIO DE SANTS-BARCELONA (Provincia y Diócesis de Barcelona) 1880 El 20 de febrero de 1880, un mes antes de la crisis del Instituto, un grupo de religiosas se instaló en la casa de la calle de San José nº 47. Forman la primera comunidad: M. Francisca Fabregat, superiora, y las hermanas: Ignacia Villa, Alfonsa Morros, Inés Feliu, Martina Folch, Javiera Riera y Soledad Paül. Junto al noviciado, esta fue una casa muy fiel a Manyanet. LA CRISIS. “TERRIBLES CONTRADICCIONES PARA ACABAR CON EL INSTITUTO” PRIMERA FASE (marzo-diciembre 1878) Entre marzo y diciembre de 1878 cristaliza una tensión latente que va a generar incontables sufrimientos al Padre Manyanet y M. Colomina y a otros muchos que se verán afectados; pero de esta prueba nacerá, acrisolada, nuestra Congregación. Por una parte tenemos al P. Manyanet como principal protagonista; por la otra están los que van a enfrentársele: M. Montserrat Massanés, P. Juan Barber y P. Miguel Lledós. A pesar de haber aceptado y profesado las Constituciones del Padre, M. Montserrat Massanés nunca las acogió de corazón y vio con desagrado la nueva orientación que éste daba al Instituto de la Sagrada Familia. Fue una fuerte resistencia puesto que buscó aliados en las figuras del P. Barber, religioso de la Sagrada Familia y del P. Lledós. Tanto Barber como Massanés tenían caracteres autoritarios y ambiciosos por lo que no se conformaron con secundar al Padre Manyanet. Quizá el detonante del enfrentamiento fue la decisión de 32

Roma. AGMHSFN. Religiosas. Difuntas. Asunción Pujol. Apuntes biográficos (fotocopia manuscrita). Pág. 150. 22


Manyanet de erigir un noviciado en Barcelona y, sobre todo, de no contar para ello con M. Montserrat. El nuevo noviciado, adicto al Padre Manyanet, fue progresando rápidamente y acogió numerosas vocaciones, cosa que no ocurría en Talarn. La ausencia de Caixal de la diócesis facilitó la campaña de desprestigio contra Manyanet que tanto Barber como Massanés comenzaron. El prelado recibe frecuentes informes negativos. En ellos Manyanet es acusado personalmente: "Se me acusó de turbulento, de falta de administración, de rebelde y poco sumiso a la autoridad religiosa, de terquedad en mis casas y empresas; otros me tachaban de bonachón y falta de previsión, de imprudente..."33. Más hondo debió llegarle la acusación que insinúan desde el convento de Tremp y de la cual se defiende ardientemente Manyanet: “Respecto de Sor Inés de Tremp recuerdo dije a V.E.I. que ninguna relación había tenido con ella ni con otra alguna de aquel convento desde que salí de allí. Sólo me envió una carta el confesor extraordinario que enseguida remití a V.E.I. como también recordará (…) Todo lo demás son gratuitas suposiciones u otra cosa que se encargará de hacer ver claro en su día el Señor en cuyas manos me abandono con resignación y confianza”34. Las artimañas del P. Barber por marginar a Manyanet como fundador y superior general llegan, aunque parezca increíble, a impedir que éste se desplace a Roma, donde hubiera tenido oportunidad de entrevistarse personalmente con el Dr. Caixal. Manyanet se disponía a solicitar de la Santa Sede la aprobación de los dos Institutos y a tal fin tradujo las Reglas al latín y recogió cartas testimoniales de diversos obispos. Parece evidente que debía ser él quien llevara la documentación a Roma pero Barber, que logró seducir a otros, le hizo ver que no era conveniente su ausencia dadas las fechas de matrículas y exámenes en el colegio Jesús, María y José. “Preparadas así las cosas y dispuesto el Padre Manyanet para ir a Roma al objeto de alcanzar la aprobación del Papa, como le decía el Sr. Caixal, tuvo bastante maña el ex P. Barber para frustrar el viaje del Padre Manyanet y, contra la voluntad de éste, marchar allá el P. Barber, llevándose todos los documentos, que nunca más se han podido recabar. Desde aquella fecha, y mucho más desde la muerte del digmo. Sr. Caixal, que ocurrió luego, empezó la borrasca, y ha sido tan furiosa, que sin especial milagro de Dios debían sucumbir para siempre los dos Institutos”35. En una carta que entrega a Barber para que se la haga llegar a Caixal, Manyanet escribe: “El venir dicho Padre ha sido iniciativa de los demás hermanos que así lo han juzgado prudente delante de Dios en vista de lo urgente que se presenta el que se marche sobre una base sólida y encadenar algo más al tiñoso (…) El P. Juan lleva lo que debía traerle este su hijo, que se le repite sumiso, besa su mano y pide humillado su paternal bendición”36. Culminada la insidiosa trama el P. Barber sale para Roma el 5 ó 6 de junio de 1878 con una documentación que nunca llegaría a término. Sí llegó, en cambio, un pliego detallado de ataques contra Manyanet en las que se le acusa de desidia espiritual, orden doméstico nulo, contracción de deudas, monopolio del poder, compra de fincas a nombre propio y entrometimiento exagerado en el Instituto femenino. 33

BLANQUET, JOSEP M. Y PIQUER JORDI. José Manyanet. BAC popular. Madrid 1984, p. 141. Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet al obispo Caixal. San Andrés de Palomar, 21 diciembre 1878. f. 700. 35 Disquisitio para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios José Manyanet. Barcelona 1978. Notas sobre el origen del Instituto. Manyanet, Josep. Sin fecha pero posterior a 1880. Pág. 686. 36 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet al obispo Caixal. San Andrés de Palomar, 4 junio 1878. f. 184. 34

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También la M. Massanés se añade al coro acusador y escribe al Dr. Caixal diciendo que Manyanet las obliga a cosas contrarias al derecho, las priva de libertad y las tiene abandonadas. Caixal, horrorizado, acaba por creer las acusaciones que llegan a Roma y concluye: "Temo, y algo más, sea verdad que el Padre Manyanet ha perdido la brújula"37. Visita de Juan Bautista Grau y Vallespinós, canónigo de Tarragona Dado que el obispo Caixal permanece todavía en el exilio decide enviar un visitador: el canónigo de Tarragona Juan Bautista Grau i Vallespinós. Le asiste como secretario D. Antonio Joanicó. Aunque no existen documentos que lo confirmen, la visita se giró sólo en dos casas: el colegio Jesús, María y José y el noviciado femenino que estaba aún ubicado en la Casa Salí de la calle Tramontana. En esta visita no se halla presente M. Colomina que a la sazón está destinada a Alguaire. Sobre esta visita escribe Manyanet: “Tanto escriben y a tantos empeñan (Barber y Massanés) que por fin delegó el Sr. Caixal al mismo Dr. Grau para que como amigo haga una visita a los PP. y a las religiosas para que le diga lo que haya de verdad. Viene en efecto el Dr. Grau a los 7 de septiembre de 1878; nos preguntó de todo (acude la M. Montserrat desde Talarn sin ser llamada y contra la voluntad del Superior, pero convení al plan fraguado) menos de lo que se le encargaba por el Prelado y que constituía el principal motivo en que apoyaban al principio la acusación, que era la confusión y mala administración que daba el Padre Manyanet a los intereses de religiosos y religiosas. Se exhiben los libros de cuentas de unos y otras y ni siquiera se los miran ni dicho Sr. Grau ni el que hacía las veces de Scrio. Rdo. D. Antonio Joanicó, pbro, dando después al Prelado un informe ni más ni menos que lo que le dijeron Montserrat, Folch (capellán de las RR. de Jesús y María de San Andrés de Palomar) y Barbé, firmándolo también Joanicó, otro de los venidos, a pesar de que se manifestaba el más amigo y acérrimo partidario del Padre Manyanet”38. Juan Bautista Grau llegó al noviciado de San Andrés el 7 de septiembre de 1878. También llegó la M. Massanés. Tenía permiso de Caixal, que además le instó a “llevarse todos los datos” para asistir a la visita pero a Manyanet le supuso una desagradable sorpresa puesto que no había sido informado. El informe del Dr. Grau a Caixal no se conserva pero no debía ser muy positivo. El Padre, que no tuvo en sus manos dicho informe sino la carta que Caixal le escribió como consecuencia de éste, escribe al obispo exiliado para clarificar, para decir la verdad. Se trata de una extensa y dolida carta, fechada el 21 de diciembre de 1878 en San Andrés de Palomar y conservada por el Instituto masculino, en la que queda claro que si él no sólo es superior es porque no hay personal suficiente para repartir los cargos, que jamás envió a Talarn personas que consideraba de poca valía ni las abandonó, que no tiene especial relación con Sor Inés Colomina, que cuando ha debido ausentarse ha dejado suplente, principalmente al P. Barber, y que aunque ve que hay personas que no tienen “verdadero espíritu” el noviciado debe mantenerse en San Andrés. Por encima de todo, sin embargo, desea obedecer y no mandar. Tres meses después de la visita regresaba M. Colomina al noviciado para asumir poco después, con motivo de la muerte de M. Consejo Flix, superiora, el gobierno de la casa. Pese a que en sus escritos M. Asunción Pujol dice que ejerció el cargo sin estar nombrada oficialmente, M. Colomina será el alma de aquella comunidad cuando la crisis estalle en toda su magnitud. 37

Roma. AGHSFN. Álbum conmemorativo. El Instituto de la Sagrada Familia de Urgell en el septuagésimoquinto aniversario de su fundación. 1859-1934. Carta del obispo Caixal a la M. Montserrat Massanés. Roma, 17 agosto 1878. Copia pág. 67. 38 Disquisitio para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios José Manyanet. Barcelona 1978. Manyanet, Otros datos para cuando convenga. Sin fecha pero después de 1880. Pág. 689. 24


Mientras Caixal medita qué debe hacerse con ese Instituto que, en el fondo, consideraba como obra suya, la Santa Sede decide nombrar nuevo obispo para la diócesis de Urgell que ya lleva años sin la presencia del pastor. La Santa Sede y el gobierno español están en este momento en buenas relaciones pero Caixal se ha singularizado políticamente a favor de los carlistas y no es fácil que el gobierno le permita regresar. Así pues, el doctor Salvador Casañas i Pagés, ecónomo de la parroquia del Pi de Barcelona, fue promovido a la dignidad episcopal. El obispo Urquinaona le consagró el 23 de marzo de 1879 y Casañas salía de Barcelona como administrador apostólico de Urgell. Informe de Caixal a Casañas Poco después de ser nombrado Casañas Manyanet le visita pero se percata de que ya se le han adelantado el P. Barber, P. Lledós y M. Montserrat Massanés; conversó con el prelado y éste, antes de partir para su diócesis, hizo una breve visita a las dos casa de San Andrés. Caixal creyó su deber poner a Casañas en antecedentes de lo que ocurría con Manyanet y los dos Institutos. Le escribe pues una carta en la que, de una manera u otra, se presenta como fundador puesto que, como obispo, vio la necesidad de que hubiese religiosos de enseñanza en todas las parroquias. Manyanet, como familiar del obispo se encargó de organizar los hombres y la priora del Hospital de Cervera, las mujeres pero después Caixal,“las puse (a las religiosas) bajo la dependencia de dicho Manyanet”39. Es comprensible que, con estas explicaciones, Casañas considerara siempre a Caixal como fundador de las Hijas de la Sagrada Familia. El Dr. Caixal informa a su sucesor de que la visita no ha tenido carácter canónico y le recomienda que se informe bien. Él, desde lejos, no se ha atrevido a juzgar y por otra parte“no he acabado de perder la confianza en Manyanet”40. Un mes después de la muerte de Caixal, ocurrida en Roma el 26 de agosto de 1879, Casañas ordena una nueva visita a la Institución femenina el 26 de septiembre de 1879 y delega para ello al P. Francisco Aguilera s.j. Parece ser que Casañas había escrito una carta al Padre Manyanet el 17 de agosto de 1879 pero ésta no llegó a sus manos. El 23 de septiembre del mismo año le vuelve a escribir notificándole la nueva visita, informándole de quién es el visitador y urgiéndole a facilitar todos los datos así como a mostrar la carta que el Dr. Caixal le escribió a él tras la visita del Dr. Grau. Por la carta que tres días después escribe Manyanet a Casañas sabemos que además de adjuntar copia de la carta que se le pide da un informe detallado del estado material del Instituto considerando sólo como propias las casa de Talarn y San Andrés y, algo en parte, aunque dice no fiarse del todo, la de Granadella. Sobre el estado moral cree que es bueno pero encuentra obstáculos en la casa de Cervera mas no por “estudiada resistencia” sino por efecto de las antiguas costumbres. La única que ha “resistido tenazmente” es M. Montserrat Massanés sobre la cual es claro y tajante: "Es mujer sagaz, astuta, seductora y hábil a hacer ver lo negro blanco y de trastornar medio mundo para conseguir su intento y no es posible que haya paz y tranquilidad en los Institutos mientras esté con nosotros, esta pobre criatura"41. De la casa de Talarn dice que: “en cierto modo se me ha arrojado (de ella) en perjuicio de las jóvenes, faltando así a las solemnes promesas que me hiciera la actual superiora, porque de lo contrario nunca

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Disquisitio para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios José Manyanet. Barcelona 1978. Carta del obispo Caixal al obispo Casañas. Roma, 16 febrero 1879. Pág. 705. 40 Ibidem. 41 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet al obispo Casañas. San Andrés de Palomar, 26 septiembre 1879. f. 240-241. 25


hubiera puesto en ella la confianza, ni la hubiera puesto para la dirección de las jóvenes”42. Sobre la casa de San Andrés nos dice: “También hemos adquirido como propia esta Casa de San Andrés de Palomar, que es grande, espaciosa y de muy buenas condiciones y que deja fundadas esperanzas de que a no tardar podrá ser el semillero y apoyo de otras muchas"43. En esos momentos, y aunque Manyanet lo ignore, el obispo Casañas ha dado ya sus directrices: el mismo día en que Manyanet redacta el informe, el obispo enviaba el nombramiento para la visita al P. Aguilera y le indicaba que tal vez sería conveniente introducir modificaciones en las reglas puesto que, además, no tenían las mismas en todas las casas. Establece también dos presupuestos que determinarán el resultado de la visita: que la Congregación fue fundada por el difunto prelado Dr. Caixal y que las casas de Barcelona dependen de la diócesis de Urgell mientras no se apruebe el Instituto. Se inicia el crisol de la prueba de nuestra Congregación y en ella destacará la figura de M. Mª Encarnación Colomina. El 7 de octubre de 1879 el obispo Casañas comunicaba a todas las superioras la visita del P. Aguilera como delegado suyo II FASE (1879-1880) PRIMERA VISITA DEL P. FRANCISCO AGUILERA AL INSTITUTO (septiembre-noviembre 1879) El Padre Aguilera comenzó su visita por Llivia; le siguió el Hospital de la Seu d'Urgell, Talarn, Cervera, Alguaire, Granadella y Oliana. Dejaba para el final la visita que presentía más conflictiva, la de la casa noviciado de San Andrés que se había trasladado a la casa “Querido” en la calle Casas Nuevas de San Andrés el 26 de marzo de 1879; llegaría a esta comunidad el día primero de noviembre de 1879. De todas las casas visitadas ninguna se sumaría a la postura de San Andrés. Sólo la superiora de Granadella, M. Serafina Valls, reconocería al Padre Manyanet como único fundador. La visita del P. Aguilera tenía varios puntos nucleares entre los que hay que señalar el reconocimiento del auténtico fundador en la persona del Dr. Caixal o Manyanet, la no uniformidad de las Reglas, pues las casas seguían diversas normas según provinieran del Instituto de la M. Janer o fueran adictas al Padre Manyanet que ya les había dado Constituciones aprobadas por el mismo Dr. Caixal; el tema de la clausura era también cuestión debatida y aún más el gobierno único que hacía depender el Instituto femenino del masculino. Las religiosas que conformaban la comunidad del noviciado eran jóvenes e inexpertas. Cuando llega el P. Aguilera la comunidad estaba conformada por ocho profesas y dieciséis novicias:  M. Mª Encarnación Colomina, superiora 30 años y cinco meses de profesión  Sor Inés Feliu, ministra 22 años y 5 meses de profesión  Sor Asunción Pujol, secretaria y ropera 39 años y 17 de profesión  Sor Trinidad Giralt, maestra de novicias 23 años y 5 meses de profesión  Sor Ignacia Vila, enfermera 39 años y 14 de profesión 42 43

Idem. Idem. 26


 Sor Visitación Campañá, maestra de niñas 29 años y 5 meses de profesión  Hna. Casilda Riu, quehaceres domésticos 31 años y 2 meses de profesión  Hna. Brígida Bonell, portera 29 años y 2 de profesión Novicias (años): Sor Margarita Viñas Asunción Ricart Prudencia Prats Matilde Sabaté Marcelina Suñol Hna. Teresa Paul Dolores Franch Julia Company Sor Mariana de Jesús Montané Esperanza Coll Carmen Biosca Bernardina Morera Jesús Marimón Angela Parés Piedad Arisó Eulalia Morros

21 27 25 21 20 34 29 25 21 24 22 20 28 24 28 18

En la comunidad había también siete postulantes. Era muy difícil tener un criterio discrepante del sacerdote que giraba la visita investido por la autoridad episcopal. La mayoría, sin embargo, y quizá orientadas por las que llevaban el gobierno de la casa, reconocieron a Manyanet como único fundador. “Después de las declaraciones particulares fuimos llamadas las cuatro nombradas para los cargos principales de la casa; por mucho tiempo fuimos interrogadas por si reconocíamos por Fundador y Superior del Instituto de la Sagrada Familia al Prelado de Urgel; le reconocimos Superior como a Prelado, igual a los demás Prelados, según el sentido que expresan nuestras Reglas; y por Fundador y Superior del Instituto al que en realidad y de verdad lo era. Se nos decía que la Iglesia y Sagrados Cánones lo reprueban, etc. etc. y que nos rebelábamos contra el Prelado, no admitiendo la Visita; a pesar nuestro se nos hizo firmar como oíamos de que en aquella casa había rebelión contra el Prelado, etc. A la mañana siguiente, protestamos contra lo que se nos decía de rebelión, etc. manifestando nuestros sentimientos, etc. Al recibir la protesta que fue por escrito, se nos dijo que aquella afirmaba más nuestra rebelión. Aquella visita causó mucha intranquilidad a los espíritus por lo que se nos dijo, etc. desde entonces jamás se ha podido gozar de aquella paz y tranquilidad de que antes se gozaba”44. Las religiosas aludidas son M. Colomina, Sor Inés Feliu, Sor Asunción Pujol y Sor Trinidad Giralt. Aunque inicialmente se sometieron, al día siguiente se retractaron. El Padre Manyanet seguía con vivo interés la visita a la casa que era su esperanza. De forma casi inmediata escribe al P. Buenaventura Mullol: “Por lo visto hay el plan de modificar las Santas Reglas casi diré a radice, lo que es lo mismo que decir hacerlo de nuevo o volver a lo antiguo, haciendo dueñas a las advenedizas. Yo acepté a las Hermanas al Instituto de la Sagrada Familia, haciéndolas, y 44

Roma. AGMHSFN. Manuscritos. Declaración de M. Inés Feliu. Sin Fecha. 27


con ellas al Sr. Obispo, un favor y caridad, y ahora quieren levantarse con la exclusiva, o, como suele decirse, con el santo y la limosna. Y esto no se crea que vaya en broma, sino que a eso va encaminada la Visita que acaba de girar por todas las casas el P. Aguilera y con un plan de preguntas tan bien trazado, que es fácil hacer caer en la red al más listo, ¡cuánto más a esas pobres mujeres que no prevén a dónde se va! ¡Oh, y qué finísima diplomacia! No es estudio y plan de personas lerdas, sino efecto de mucho pensar y discurrir”45. No va desencaminado el Padre porque mientras se inicia la visita: "Ya por este tiempo y en virtud de las instrucciones recibidas del Señor Nuncio de Su Santidad en España Excelentísimo Doctor don Ángel Bianchi, había encargado (Casañas) a los Reverendos Padres jesuitas que moraban en la Santa Cueva de Manresa nuevas Reglas o Constituciones, por las que en lo sucesivo debía regirse el Instituto de la Sagrada Familia"46. Aunque el informe que Aguilera debió redactar sobre dicha visita se extravió existen unos apuntes históricos que el obispo Casañas envió al Nuncio. En ellos leemos que: “El Rdo P. Jesuita delegado por el Ilmo. Sr. Administrador Apostólico cumplió inmediatamente su comisión, visitando todas las casas del Instituto y consignando detalladamente las deposiciones hechas por cada una de las religiosas. Apareció de dichas deposiciones: 1º Que no había entera conformidad en el hábito que vestían las religiosas. 2º Que había diversidad de Reglas. 3ª Que se las obligaba en el acto de la profesión a hacer voto perpetuo de clausura según el espíritu de las Reglas, y no obstante la mayor parte de las casas no tenían sacerdote y algunas ni capilla, debiendo por lo mismo salir necesariamente de la clausura para oír la santa Misa y recibir los santos sacramentos; aparte de las salidas frecuentes consiguientes a los traslados de una casa a otra que exigían las necesidades del Instituto. 4º Que no había gobierno interior del Instituto. 5º Que el Instituto era gobernado en aquella época por el Rdo. D. José Manyanet, como Superior de la Congregación de los religiosos de la Sagrada Familia, si bien bajo la alta inspección y a las órdenes del Sr. Obispo de Urgel. 6º Que la casi totalidad de las religiosas, a excepción hecha de algunas especialmente de la Casa Noviciado de San Andrés de palomar, creían conveniente el nombramiento de una Superiora General y Consultoras que constituyesen el gobierno del Instituto, suprimiendo de la fórmula de los votos el de clausura, si bien consignando en las Reglas la observancia de un retiro tan riguroso como permitiesen las atenciones del Instituto. 7º Que la casi totalidad de las religiosas excepción hecha de algunas especialmente de la casa noviciado de San Andrés, se sometían incondicionalmente a lo que dispusiese el prelado de Urgel a quien reconocían como a su legítimo Superior principal. Debe notarse que en el acto de la visita se contaba cincuenta y una profesa y que de estas solo diez se negaban a la constitución de un gobierno interior por medio del nombramiento de Superiora General y Consultoras y a obedecer al prelado de Urgel; queriendo que subsistiese el voto de clausura y reconociendo tan sólo como legítimo Superior General al Rdo. D. José Manyanet”47. De las diez casas que en aquel momento constituían el Instituto, sólo el noviciado no acató la reforma, y aún en esta comunidad, de las ocho profesas, tres aceptaron, ya en la primera visita, 45

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet al P. Mullol. San Andrés de Palomar, 7 ú 8 noviembre 1879. f. 246-248. 46 Roma. AGHSFN. Álbum conmemorativo. El Instituto de la Sagrada Familia de Urgell en el septuagésimoquinto aniversario de su fundación. 1859-1934. Carta del obispo Caixal a la M. Montserrat Massanés. Roma, 17 agosto 1878. Copia pág. 157. 47 Ibidem. Pág. 287. 28


las nuevas directrices. Fueron Sor Ignacia Vila, Sor Visitación Campañá y Hna. Casilda Riu. Más tarde (1880) se les unirían Sor Trinidad Giralt y Sor Brígida Borrell. Quizá eso explique que M. Colomina diga que sólo fueron tres las que presentaron la protesta por escrito; quizá fueron cuatro inicialmente, pero luego M. Trinidad Giralt no secundó la protesta. Entre las novicias, a excepción de Sor Prudencia Prats, todas se negaron a reconocer otro fundador que el Padre Manyanet. Pero luego, excepto tres, y quien sabe si siguiendo los pasos de su maestra, la M. Giralt, se retractaron. Muy negativo debió ser el informe extraviado del P. Aguilera; no lo conocemos mas, sin embargo, la autora del Álbum Conmemorativo parece ser que tuvo en sus manos el acta o informe de la visita del cual hace un resumen: “Salvo alguna excepción, las religiosas de las demás casas del Instituto opinaron no ser posible dada la índole de la Congregación, la observancia en ella de la clausura canónica, aunque deseaban su espíritu. Manifestaron también que veían la conveniencia de ser regido el Instituto por un gobierno propio, con Superiora General, dependiente del Excmo. Sr. Obispo de Urgel, y que todas las religiosas debían ingresar en la Congregación con indiferencia para ser destinadas a enseñanza o a beneficencia, según el parecer y disposición de sus superiores. En cambio, la casi totalidad de las partidarias del Padre Manyanet declararon: que juzgaban que en el Instituto podíase observar la clausura y que ellas la deseaban con voto: que creían más útil el que hubiese un Superior General, sin Superiora General, y añadían que el Superior actual (el Padre Manyanet) es el fundador de la Sagrada Familia y, como tal, independiente del Sr. Obispo de Urgel. Además, que no estaban dispuestas a sujetarse al prelado de Urgel en el caso que mandase lo contrario a lo mencionado en este artículo. Y, finalmente, que creían más conveniente fijar las religiosas de coro para enseñanza y las coadjutoras para beneficiencia”48. Vista la situación, Casañas actúa rápidamente destituyendo al Padre Manyanet como Superior General de las religiosas de la Sagrada Familia y prohibiéndole cualquier tipo de comunicación, ni siquiera sacramental. El oficio está fechado en Urgell el 13 de diciembre de 1979: “Disponemos que, por ahora, y mientras otra cosa no dispongamos, se abstenga V. de ejercer su cargo de Superior o Director del Instituto de la Sagrada Familia, cuya dirección, así en lo espiritual como en lo temporal, asumimos Nos personalmente por ahora… le prevenimos... se abstenga de oírlas en confesión y de comunicarse con ellas de ninguna manera y lo mismo debe entender en todas las demás Casas, hasta que otra cosa dispongamos”49. El prelado de Urgell escribe también al obispo de Barcelona, Ilmo. Urquinaona, comunicándole su decisión y solicitando nombre un confesor para las religiosas a fin de que también éstas puedan manifestar si desean formar “Instituto separado” del de Urgell; cree conveniente también que no se realice ninguna nueva profesión pues la fórmula de votos “importa serias dificultades” por lo que le pide no autorice nuevas profesiones. Posiblemente, añade, tendrá que pedir dispensa a Roma para aquellas que han hecho voto de clausura. El correo se retrasó y la carta escrita el 15 de diciembre de 1879 y dirigida al Padre Manyanet en la que se le notificaba su suspensión y se le prohibía cualquier relación con las religiosas llegó a sus manos el 18 de diciembre. Acababa de presidir una profesión religiosa en el noviciado de San Andrés. El hermano José Vilanova, uno de los primeros compañeros del padre relata con mucho 48

Roma. AGHSFN. Álbum conmemorativo. El Instituto de la Sagrada Familia de Urgell en el septuagésimoquinto aniversario de su fundación. 1859-1934. Carta del obispo Caixal a la M. Montserrat Massanés. Roma, 17 agosto 1878. Copia pág. 72. 49 Ibidem. Pág. 70. 29


detalle la fiesta que cerraba una página de nuestra historia. Sin embargo, el fragmento más interesante es aquel en que cuenta cómo recibió el Padre la noticia de su destitución: “Después de los abrazos que se dieron en el coro entre lágrimas de alegría y parabienes de celestial felicidad, yo ayudé al Padre a desvestirse los ornamentos sagrados. La madre Superiora, Mª Encarnación Colomina, llamó por el torno y se felicitaron mutuamente desde la «puerta cilíndrica». Han llegado dos cartas para Vd., Padre, dijo la voz emocionada de la madre Encarnación; me parece que son de Urgel. Las tomó el Padre y mientras rompía la oblea que las cerraba, entró en la sacristía el Rdo. Juliá, saludó al Padre Mañanet, lo felicitó por la fiesta que se acababa de celebrar y a la que había asistido; parecía que tenía los ojos húmedos de lágrimas, le entregó también una carta de parte del obispado de Barcelona. Nuestro Padre le invitó a tomar un refrigerio diciendo en tono bromista: «Les Filles de la Sagrada Familia la saben fer molt bona la xocolata»; y mientras llamaba desde el torno a la M. Superiora para indicarle la presencia de otro comensal para el desayuno, el Dr. Juliá exclamó de repente: «No, Padre Mañanet, no puedo,adiós». Y abrazándole se marchó. El Padre fue leyendo atentamente las comunicaciones; estaba tan abstraído en su lectura que ni se dio cuenta de que yo y los monaguillos, los padres (Juan) Arimón, y (Salvador) Mir y (Juan) Barber estábamos preparando diligentemente la mesa y las tazas. Al acabar de leer, quedó un momento pensativo, y murmurando una oración -me pareció el Padrenuestro-, se dirigió a buscar el manteo que yo, atónito, le ayudé a poner; luego el sombrero. Dijo a los Padres en voz baja: «Cuando terminen, vayan al colegio». «Pero el olor del chocolate se siente, Padre, los bizcochos ya aparecen...» «Adiós, hermano José, ya nos veremos en el colegio». Los asistentes y familiares habían salido de la capilla, unos al locutorio, otros a la calle. Se arrodilló ante el sagrario varios minutos...”50. Manyanet escribe dos textos a Casañas, un oficio y una carta. En los dos se refleja su altura moral: “Después de la natural alegría y consuelo de la mañana (por las profesiones) puede calcular, Ilmo. Señor, cual sería la sorpresa y profunda emoción que causaría a mi ya de mucho tiempo atribulado espíritu la lectura de los tres citados documentos, pero como en todo debemos mirar la amorosa mano de la Providencia que sabe dirigir y ordenar las cosas para su mayor gloria y provecho nuestro, humillé mi cabeza al P. Celestial y dije: fiat voluntas tua. (…) En consecuencia, pues, Ilmo. Señor, acatando reverente todo cuanto V.S.I. se sirve disponer en el oficio, y ya que me dice que así lo ha visto convenir delante de Dios, digo también que por lo que a mí toca no deseo ni pretendo poner el menor obstáculo a que se cumpla la divina voluntad, y por lo tanto que puede V.S. Ilma. con toda libertad hacer lo que estime más conveniente en todo lo que mira al Instituto de la Sagrada Familia, pues estoy seguro de que todo lo que haga y ordene será para mayor bien, aumento y seguridad del mismo Instituto (...) estoy muy dispuesto a ser sacrificado por el bien y la paz de todos”51. En la carta se manifiesta más espontáneo porque desea “abrirle las puertas de mi corazón de par en par”; en ella le indica que la visita que giró el P. Aguilera no estuvo exenta de coacción ni de prejuicios humanos, le previene nuevamente contra Barber y Massanés y le ruega encarecidamente que no separe los dos Institutos. Sólo al final, y ya descargada su conciencia, hace referencia a su persona: 50

Disquisitio para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios José Manyanet. Barcelona 1978. Carta del obispo Caixal al obispo Casañas. Roma, 16 febrero 1879. Pág. 705. 51 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet al obispo Casañas. San Andrés de Palomar, 22 diciembre 1879. f. 256-257. . 30


“Por lo que toca a mi pobre y humilde persona no tenga el menor respeto ni consideración: obre, corte, disponga, traslade y haga cuanto crea conveniente delante de Dios y para la honra de la Sagrada Familia, y esté seguro que siempre me tendrá a su lado obediente y sumiso, pues no deseo ser un estorbo sino apoyo y sostén en cuanto lleguen mis fuerzas, ni tampoco mandar sino obedecer”52. Casañas tuvo la delicadeza de escribir tanto oficialmente como privadamente a M. Mª Encarnación Colomina para comunicarle su resolución: “He visto que era necesario para el bien espiritual y temporal del Instituto, tomar algunas disposiciones ya relativas a la organización y gobierno del mismo, ya a sus Constituciones. Para ello tomaré yo personalmente la dirección de todas las casas por algún tiempo en concepto de Superior General, a fin de obviar las dificultades que podrían resultar si no hubiese unidad de plan en todo. No es que yo desconozca el celo y los desvelos del Rdo. D. José Manyanet en bien del Instituto pues los reconozco y agradezco con toda mi alma, sino que ahora así conviene, según lo creo en la presencia del Señor a quien he pedido luces y gracias antes de tomar resolución”53. Y M. Colomina, mujer fiel, no duda en salir en defensa del Padre Manyanet escribiendo al prelado de Urgell una carta que es un modelo de sensatez y respeto. En ella se duele por la aflicción del obispo pero indica que quizá ésta hubiera podido evitarse de venir él personalmente. Después de reiterar su obediencia, aclara que la fusión del Instituto fundado por el Padre Manyanet con el de las hermanas de la Caridad de la Concepción y de San José se hizo solo por obediencia y que de este hecho solo se han subseguido males. Y, como quien no quiere la cosa, hace una magnífica defensa del Padre: “Al expresar, Padre mío, nosotras nuestro espíritu y deseos de marchar unidas por los PP. de la Sagrada Familia, y de que se nos conceda mucho retiro y clausura, bien sabe el Señor que fue cosa espontánea de todas y cada una (y creo ser también éste el de la mayor parte de las casas) porque ninguna sabía lo que se le preguntaría ni se pudo hablar tampoco después en virtud del juramento que se nos exigió, y si sólo, por creernos que simplemente se deseaba saber nuestro modo de pensar para obrar con mayor acierto; pero nunca, créame, amadísimo Padre, con intención de negarle en lo más mínimo nuestro amor, reverencia, sumisión y jurisdicción contrario todo al espíritu de nuestra santa Regla y a lo que tantas veces nos ha inculcado con santo empeño y constancia el Rdo. P. Mañanet, persona bastante humilde y desprendida para saber ceder en todo caso y circunstancia con tal sea para mayor gloria de Dios, el cual, sea dicho de paso, y en la convicción de que hablo a un Padre, después que éste, sólo por un efecto de su celo y por amor y respeto al difunto prelado (Q.E.P.D.) agregó al Instituto de la Sagrada Familia las antiguas Hermanas de la Caridad de la Concepción y de San José y haberlas concedido todas las prerrogativas y distinciones para que estuvieran más unidas y contentas, algunas de éstas, sin duda acordándose de su antigua libertad, lejos de ayudar a la buena marcha y solidez del Instituto, se han entretenido, por decirlo así, en buscar estorbos que han robado la fuerza moral al que después de Dios se deben los comienzos, y le han atado las manos hasta el punto de inutilizarle y no poder poner las cosas como él deseaba y suspiraba. Digo esto, Padre mío amadísimo, no con ánimo de disgustarle en lo más mínimo, tan sólo lo hago por si esto puede servirle de algún dato y porque tal vez, esta, su pobre hija más que algunas otras, podría decirle el empeño que el diablo ha tenido y tiene contra esta obra, pues para yo entrar en ella fue menester un milagro de san José bien patente, como así me lo había 52

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet al obispo Casañas. San Andrés de Palomar, 22 diciembre 1879. f. 256-257. 53 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. III. Cartas a la Madre Mª Encarnación Colomina 1872-1915. Carta de Casañas a M. Mª Encarnación Colomina. Urgel, 22 diciembre 1879. 31


dicho años antes el nombrado Padre Mnynanet”54. En respuesta al oficio enviado por el Dr. Caixal, M. Colomina escribe también un oficio el 5 de enero de 1880, a causa de una inoportuna enfermedad; en ella asegura al obispo que todas sus disposiciones son obedecidas si bien "conoció la afectación que a todas causó esta novedad". Antes, sin embargo, debió contactar con el Padre Manyanet el cual no quiere dejar sin respuesta a M. Colomina y el 30 de diciembre le escribe así: “J.M.J. Hoy 30 Dbre. de 1879 Mi carísima y muy amada hija en Jesús recién nacido y en los que tanto le acarician María y José y con ellos los fieles hijos de la Sagrada Familia. Me he enterado de tu grata y comprendo perfectamente tus padecimientos y también los de las otras que llenas del espíritu de la Sda. Familia, ven y contemplan lo que está pasando. Te aseguro, hija, que no me he afectado por lo que mira a mi pobre persona por más que la prueba ha sido y es todavía terrible y por más humillante, sólo me daba profunda pena vuestra orfandad y las consecuencias que de pronto debían seguirse, bien que persuadido que no serán duraderas ni tales que lleguen a destruir el edificio por completo. Recuerda, os dije un día, no estar abreviada la mano del Señor, y por consiguiente, que siendo esta obra suya, sabrá llevarla a cabo aunque sea por medio de prodigios y milagros. Si miramos por qué y quiénes han sido la primera causa y motivo por qué el Señor nos permite estas tribulaciones y contradicciones, ciertamente encontramos por la bondad del Señor que, lejos de temer, debemos serle más y más agradecidos por habernos hallado dignos de padecer alguna contumelia por su amor. Así, pues, hija carísima, te repito y contigo a todas las demás, que te animes mucho y que dejes muy confiada y resignada el negocio en manos de tan buenos padres y patronos, porque no en vano nos han honrado sobre tantos otros con el dulce y amoroso título y agradable nombre de Hijos de la Sagrada Familia, nombre por cierto más suave que el néctar y más dulce que la miel para todos aquellos que verdaderamente son llamados a llevarle y se esfuerzan ellos por honrarlo. Repito, no temáis, pero por eso no dejéis de orar y estar alerta ¿Quién sabe si esta contradicción es la piedra angular en que el Padre Celestial quiere afirmar el edificio que tanta gloria quiere le dé acá en la tierra? Adiós, hija carísima, anímate y animaos todas mucho en el Señor y rogad por vuestro Padre en Jesús, María y José que mucho os ama y de todo corazón os bendice. José Manyanet Vives, Pbro. S.F.”55 SEGUNDA VISITA DEL PADRE AGUILERA (enero 1880) Por mucho que todos manifestaran buena disposición para la obediencia, lo cierto es que a Casañas se le planteaba el problema de un Instituto en el cual un sector, aunque fuera minoritario, no le reconocía como autoridad suprema. Se añadía a esto el que personas de buen criterio como el arzobispo de Tarragona D. Benito Vilamitjana y el mismo Dr. Grau hacían noble defensa del Padre Manyanet. Por ello, y para solucionar un problema que amenazaba con alargarse, decidió que debía girarse una nueva visita a fin de explorar quiénes deseaban permanecer en el Instituto y quiénes deseaban “separarse”. Antes de iniciarse la visita pues, el dilema planteado queda ya claro: o se acepta al prelado de Urgell como Superior General o se separan del Instituto para fundar otro. Sea 54

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta de M. Mª Encarnación Colomina al obispo Casañas. San Andrés de Palomar, 27 diciembre 1879. 55 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del Padre Manyanet a M. Mª Encarnación Colomina. 30 diciembre 1879. 32


como sea, la visita quedó totalmente condicionada por ser nuevamente designado, el 2 de enero de 1880, como visitador el P. Aguilera el cual, como es obvio, tenía ya su juicio formado. También las religiosas tenían el suyo sobre la manera cómo efectuaba las visitas. En la carta que Casañas escribe a M. Colomina para notificarle la segunda visita, el obispo no se abstiene de expresar cuánto le ha dolido personalmente el resultado de la primera visita: “No quiero manifestaros la pena que sintió mi corazón al leer las declaraciones que hicisteis algunas de vosotras, cuando en mi nombre fuisteis interrogadas en la Santa Visita por el Rdo. P. Francisco Aguilera, de la Compañía de Jesús, quien con tanto celo e inteligencia, ha desempeñado el cargo de Visitador que le fue confiado, y que tanto amor profesa a vuestro santo Instituto y tanto se desvela por su bien; porque no quiero entristeceros manifestándoos las amarguras de vuestro Padre; sino que quiero alentaros, estimulándoos a que no rehuséis vuestro bien espiritual y temporal (…) Y ¿qué será lo que temen de su Padre esas, mis buenas hijas, me pregunto yo varias veces?56”. Tras explayar su corazón apunta ya lo que se espera: “Aunque tengo plena confianza en Dios nuestro Señor, no puedo mirar con indiferencia las declaraciones que tuvieron a bien hacer en el acto de la Santa Visita algunas religiosas de esa Casa Noviciado, a quienes, como he dicho, quiero, a pesar de todo, con toda mi alma. Por esto, antes de dictar las disposiciones convenientes para la buena marcha y gobierno del Instituto, he creído conveniente mandar una nueva Visita a esa Casa Noviciado con el objeto de explorar nuevamente las voluntades de todas sus religiosas para ver, si quieren reconocer como su Superior General al prelado de Urgel, a quien presten entera sumisión y obediencia, y en su representación al Sacerdote o sacerdotes que él delegue en su día; o si al contrario quiere esa casa formar una Congregación o Instituto aparte separado de la autoridad del prelado de Urgel. Si lo primero, esperad tranquilas las disposiciones del prelado que os está hablando, que todas, con la ayuda de Dios, irán encaminadas a vuestra mayor perfección y santidad. Si lo segundo, entonces, dado que resulten motivos suficientes y lo creyera conveniente puesto de acuerdo con el Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de esa diócesis de Barcelona, acudiré a Roma para las autorizaciones oportunas”57. La M. Mª Encarnación responde al prelado ratificando su postura y señalando que han obrado con libertad sin que nadie las haya orientado. Han contestado lo que deseaban: “Como dice muy bien V.S. Ilma., sin duda que el Señor habrá tenido grandes miras en todo lo que acaba de suceder; y que habrá sido esta la hora de la prueba y tentación para de este modo quedar de una vez más solidado el Instituto de la Sagrada Familia, objeto de especial cariño de nuestro Padre. Nosotras no sabemos darnos otra explicación. ¡Ah, Padre, si el Señor hubiese permitido que todos nos hubiésemos entendido desde el principio! de seguro, que su buen corazón no se hubiera contristado por las respuestas de estas sus hijas, que entonces, como se nos hizo jurar, se figuraron todas que debían decir con sencillez y sin miras humanas, y, por cierto, sin que hubiese habido el menor convenio entre nosotras, ni que nadie absolutamente nos hubiese indicado ni dicho una sola palabra, todo aquello que sentíamos en nuestro interior, respecto a retiro o clausura, traje, fundación, etc., según que se les iban haciendo las preguntas y se nos iban explicando, con lo cual también nosotras nos hubiéramos librado de nuestras penas y tribulaciones. Pero, como digo, el divino Esposo sabrá por qué lo ha permitido, que, como es tan bueno, no puede ser otro su fin que su mayor gloria y nuestro bien”58. El P. Aguilera llegó al noviciado de San Andrés el 11 de enero de 1880. Llevaba las 56

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. III. Cartas a la Madre Mª Encarnación Colomina 1872-1915. Carta del obispo Casañas a M. Mª Encarnación Colomina. Urgell, 31 diciembre 1879. 57 Ibidem. 58 Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta de M. Mª Encarnación Colomina al obispo Casañas. San Andrés de Palomar, enero 1880. 33


preguntas que el mismo obispo le había dictado y que se conservan con las respuestas, valiosísimas, de M. Mª Encarnación Colomina, M. Asunción Pujol y M. Inés Feliu: Pregunta 1. Si reconocían al prelado Urgel como superior o querían formar Instituto aparte Respuesta Que nos sujetamos al prelado de Urgel, y que no queremos más que el Instituto de la Sagrada Familia que es el nuestro propio. Pregunta 2. Si aceptaban el gobierno de un superior delegado del obispo de Urgel. Respuesta Que deseamos ser gobernadas por un superior, aunque esté bajo las órdenes del reverendísimo prelado de Urgel, pero deseamos ardientemente que sea el reverendo padre Manyanet para no separarnos del instituto de religiosos de la Sagrada Familia. Pregunta 3. Si deseaban ser gobernadas por un superior o Superiora General. Respuesta Que preferimos superior y no Superiora General. Pregunta 4. Si querían o no conservar clausura Respuesta Preferimos la clausura con voto. Pregunta 5. ¿Quién recibía y cobraba las dotes de las postulantes? Respuesta Que las dotes siempre las ha recibido la Madre Superiora, aunque alguna vez por mano del mismo Padre Manyanet a quien con este fin lo entregaban los padres por serles más cómodo. La casa fiaba y fía por todas. Las novicias y postulantes están a las órdenes del prelado, pero estimarían se les respetase la condición con que fueron admitidas, más con todo están resignadas a la voluntad de Dios59. El resultado de la segunda visita es pues, tan claro o quizá más, que el de la primera: no se desea formar otro Instituto porque el de la Sagrada Familia “es el nuestro propio”, no hay otro; se quiere al Padre Manyanet como Superior y se desea mantener la estructura unitaria de los dos Institutos. Y, finalmente, se prefiere la clausura con voto. La M. Azorín, religiosa de la Sagrada Familia de Urgel, que pudo consultar documentos hoy desaparecidos, afirma sobre la segunda visita que: "Entre las ocho profesas de la comunidad, sólo tres (Sor Ignacia Vila, Sor Visitación Campañá y Hna. Casilda Riu) se mantuvieron dóciles a las insinuaciones del prelado expresadas por su delegado reverendo padre Aguilera, aunque meses más tarde (1880), también se conformaron a las mismas Sor Trinidad Giralt y Sor Brígida Bonell, que vivieron y murieron santamente en el Instituto. Entre las novicias, todas, a excepción de Sor Prudencia Prats, no quisieron reconocer otra autoridad que la proveniente del reverendo Padre Manyanet; más luego, excepto tres, se retractaron y abrazaron de lleno todas las disposiciones de su legítimo superior, el mencionado señor obispo de Urgel"60.

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Roma. AGMHSFN. Manuscritos. Roma. AGHSFN. Álbum conmemorativo. El Instituto de la Sagrada Familia de Urgell en el septuagésimoquinto aniversario de su fundación. 1859-1934. Carta del obispo Caixal a la M. Mª Montserrat Massanés. Roma, 17 agosto 1878. Copia pág. 157. 60

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Meses después, y desde su destierro en Granadella, M. Mª Encarnación relatará al obispo cómo fue la visita del P. Aguilera: “Mucho me confunde al ver la larga relación que se digna hacerme reconociéndome indigna de ello: respecto a lo que me dice haber recurrido y gobernarse en todo según las instrucciones del Señor Nuncio, lo creo muy bien por estar convencida de que ha procedido en todo con rectitud; pero al decir, se vio precisado a obrar así en vista del resultado de la Santa Visita, por la resistencia que manifestaron algunas religiosas del Noviciado, ¡ay!, Padre amado, si posible fuese ver lo que hubo allí de verdadero y fingido, cómo se convencería de que no se obró con rectitud y justicia como esta su pobre hija puede asegurarle: mas, aunque se hubiese dado alguna contestación algo desproporcionada (lo que creo no sucedió por más que se hiciese constar), no habría sido de extrañar en vista de la violencia con que se trató a varias religiosas, lo que me consta por las novicias a las cuales no se les obligó guardar secreto; como también por las tres Madres que fuimos llamadas juntas después de examinadas todas. Grande fue nuestra sensación al oír de boca del Padre Visitador que si las S. Reglas del Instituto de la Sagrada Familia eran inspiradas por el demonio, aunque nosotras dijésemos ser de Dios, de lo cual tenemos evidentes pruebas; como también al decir que el Instituto se iba por tierra, que nadie nos quería, que éramos muy pobres, y si nos dejábamos en manos del señor Obispo seríamos muy ricas; que en todas partes le habían reconocido por Superior menos nosotras y que el mismo Padre Manyanet; pues de lo contrario no le habíamos de haber dado entrada y sino que sacase los documentos que le acreditasen ser el fundador; a lo que contestamos que, si no los sacaba por su grande humildad, y, dijo era un favor que nosotras queríamos hacerle; que recibíamos a otras personas y mucho más a un Sr. que viene de parte del prelado como nos consta por el Oficio que se sirvió mandarnos: si el Instituto estaba a tierra, esperábamos en el Señor se dignaría levantarlo; si éramos pobres, estábamos gustosas de ello y no queríamos ser ricas como nuestros Padres tampoco lo fueron en este mundo; si las criaturas no nos querían, nos bastaba nos protegiera el Señor, siendo no cosa nueva, sino antes muy usada y sabida por todos los fundadores, y sino miremos cuanta persecución tuvo santa Teresa, S. Ignacio, S. José de Calasanz y otros; contestó como el Padre Manyanet no es Sta. Teresa, aan Ignacio ni S. José y que no le reconocía cualidades como a tal; dijimos, no importa, El mismo que crió a dichos santos, ha criado al P. Mañanet y cuando los trataban de hechiceros y otras cosas, tampoco los tenían por santos. Airado y como encolerizado, dijo: nada, ¿a quién reconoce V. por Superior General? Dije: como a fundador, no puedo reconocer otro que al P. Mañanet por ser quien nos ha dado las Reglas, traje, título del Instituto y demás; replicó diciendo era el Sr. Obispo de Urgel; contestamos había fundado las Hnas. de la Caridad; dijo, ¿no lo quieren Vdes. reconocer? Dijimos, como a prelado lo reconocemos en todo y por todo, pero en lo demás que nos exige no podemos sin faltar a la verdad y entonces el juramento sería falso. También me preguntó, si estaba en la modificación de las Reglas; y dije no podía comprometerme hasta que viese si mi espíritu y fuerzas llegarían al cumplimiento de ella. Después nos obligó a firmar la protesta que hizo de las declaraciones, a lo que no queríamos ceder por ver había unas palabras que no eran verdaderas y le pedí, por el amor de Dios, nos diese tiempo aquella noche para encomendarlo al Señor y en tal caso lo haríamos el día siguiente: contestó que no, que debía hacerse la misma noche: yo, llorando, insistí: Padre, por Dios se lo pido; dijo, nada, Sr. Secretario escriba V. como se rebelan y niegan a firmar: dije no sé que me hace de oír estas palabras rebelión que oigo tan frecuente; yo no más le pido tiempo hasta mañana (esto que eran ya las 9 de la noche). Atemorizada por lo que nos decía hasta con amenazas, me santigüé y pasé a firmar en nombre de las tres Madres, pasando una noche de tinieblas. El día siguiente nos pusimos en oración pidiendo a la Sagrada Familia nos diese a conocer lo que habíamos de hacer y después nos fuimos a escribir lo que nos fue inspirado, sin que nadie nos dijese nada. Al 35


presentarle la protesta escrita, dijo que con aquello nos acabábamos de comprometer, a lo que dije estábamos contentas de ello por haber obrado según Dios nos había dado a sentir. Cómo no murieron dos de mis buenas hermanas religiosas, una de desesperada por no haberle hecho entender la verdad, y otra por una palabra que se le dijo entre otras muchas que le había dicho prohibiéndole el referirla ni tan sólo en confesión, a lo que dijo enseguida dicha religiosa, no sabía si su vida lo contaría por el trastorno de naturaleza que experimentó ya de momento; lo que sí le digo, amado Padre, fue un puro milagro el que lo resistiese, habiendo estado un tiempo como fuera de sí, la primera, diciendo había jurado falso, con unos ímpetus tan frecuentes que no sabía como consolarla hasta que el Señor fue servido; y la otra, tuvo que guardar cama algunos días y con mucho temor pensando no lo resistiría. A otra le dijo hacía cara de ángel, pero era soberbia como un demonio. Hubo otra que le preguntó si quería profesar; contestó que sí y entonces le dijo: Mire si Vd. quiere condenarse, porque ni Sta. Teresa con ser tan grande santa, no hizo los votos que hacen Vdes., ni hay otra religión o Instituto en todo el mundo que hagan tales votos; como dicha religiosa es muy buena, contestó sencillamente que de Sagrada Familia tampoco había más que una; y le dijo que cada vez que hablaba cometía un sacrilegio y se condenaría. Entró otra y le dijo hablase el catalán; dijo, no lo quiere el Padre; replicó, el Padre soy yo, y sí lo quiero; se quedó parada; volvió: ¿a que le parece que no lo soy? y medio temblando dijo: me parece que no, Padre; dijo enseguida con su rasgo: Sr. Secretario escriba V., por rebelde y tenaz, no quiere sujetarse a lo que le dicen. También dijo cómo el Señor enviaría una peste sobre aquella casa y fueron tantas y tan terribles las cosas que pasaron, que sería nunca acabar. En verdad, fue grande la peste y destrucción que vino sobre aquella casa, aunque creo más bien ser ocasionada por Satanás y sus secuaces que por voluntad de Dios, aunque así lo haya permitido para nuestro mayor bien.¡Ay Padre! bien me lo dijo una muy virtuosa de mis hermanas religiosas, el día de Todos los Santos estando en un estado extraordinario con unos padecimientos atroces horrorizada exclamó: ¡Ay, Madre!, grande, terrible, extraordinaria cosa pasa: ¿qué será esto? Dije si había llegado el P. Aguilera, y contestó: si no ha llegado está cerca. Vuelve a exclamar ¡Oh! si viera esta casa, está llena de demonios; pero, en cambio, ¡si viera la Santísima Virgen rodeada de Angeles como nos están defendiendo! Sucedió que en la sala que se tomaron las declaraciones, así que íbamos a entrar, parecía nos impedían el paso, sintiendo que una mano invisible nos diera un empujón al pecho haciéndonos retirar, con un temblor atroz, de modo que una noche tuvo que cogerme otra religiosa que a poco más me hubiera caído en tierra con un quinqué que traía a la mano. Después la hicimos bendecir y cesó... En cuanto a lo que me dice en la suya, no es regular me considere como obligada en la fórmula y Regla anterior, le digo, Padre, con todo mi corazón cómo desde que nos ordenaron lo contrario, jamás me he considerado como obligada en ninguna, porque la que había prometido y me sentía con espíritu y fuerzas, siendo la única a que me había sentido llamada y en la cual descansaba mi espíritu segura por más que viniesen tentaciones y temores de espíritu, la cual no me es permitido seguir y así no perdiéndose por mi parte creo no me pedirá el Señor cuenta a mí. En la Regla actual tampoco me considero obligada no habiéndola aceptado por no sentirme llamada y verme incapaz de cumplirla y, si lo hacía, sólo sería por respetos humanos, y Dios no lo bendeciría”61. Concluída la segunda visita el obispo Casañas recogió todos los datos y envió una Memoria, fechada el 8 de febrero de 1880, al Nuncio apostólico de Madrid. El 16 del mismo mes el Nuncio le contestaba y le sugería las reformas que debían llevarse a cabo: que el Instituto tuviera Superiora General propia, que hubiera Gobierno propio, hábito común, regla común y un nombre de Congregación que no sea igual al de otra Congregación. Los ordinarios del lugar podrán dispensar los votos si alguna religiosa lo solicita 61

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta de M. Mª Encarnación Colomina al obispo Casañas. Granadella, 15 septiembre 1880. 36


Casañas debe ya tomar determinaciones. No obstante, el obispo de Urgell recibió antes al Padre Manyanet el cual residió durante tres días en el palacio episcopal a fines de enero de 1880 y fue, según él, escuchado con benevolencia e interés aún cuando ya el plan estuviera trazado. Parece ser que el obispo reconoció también que el P. Aguilera se había extralimitado y que él de ninguna manera había querido violentar a las religiosas. Finalmente Casañas tomó varias decisiones: por una parte solicita al Nuncio autorización para modificar las Reglas y por otra destituye a M. Mª Encarnación Colomina como superiora de la casa noviciado; también se cierra dicha casa sobre cuya propiedad y deudas contraídas dirimirá, por no haber acuerdo, el Dr. Felipe Vergés, y se dispersarán las religiosas adictas al Padre Manyanet intentando que no tengan comunicación entre sí para dar cabida, si ello es posible, a una retractación. Sustituyó a M. Mª Encarnación en el gobierno de la casa la M. Rita Ferrer pero poco después, el 25 de abril de 1880, se vendió para saldar las deudas contraídas siendo la última superiora M. Vicenta Gallart. Además de la destitución de M. Colomina, que se produjo el día 15 de febrero de 1880, el día anterior habían sido removidas del cargo y trasladadas de casa la M. Ministra, Sor Inés Feliu, y la maestra de novicias, M. Trinidad Giralt. Y había sido nombrado capellán suplente de la comunidad el Padre José Mir y Juan Barber. Las formas fueron casi violentas. El día 16 de febrero, con sus escasas pertenencias, es trasladada a la casa asilo de San Andrés, donde se encuentra con M. Ana Mª Janer. De allí saldrá para asistir al Capítulo de Talarn. A su llegada a Talarn, y mientras realiza ejercicios espirituales, escribirá al prelado narrándole los sucesos: “V.J.M. y J. Ilmo. Y Rmo. Sr. D. Salvador Casañas, dignísimo obispo de Urgel Talarn 11 marzo de 1880 Mi siempre amadísimo Padre en los sacratísimos corazones de Jesús, María y José nuestros amados Padres: Tal vez habrá extrañado V.S. Ilma. el que esta su más indigna hija no le haya participado antes de mi partida de San Andrés para ésta, lo que deseaba efectuar y reconocía en mí un deber para de este modo ofrecerme si en algo puede ser útil esta su más pobre hija para un tan buen Padre, pidiéndole me dispense esta falta. El 16 del finido a las 6 de la madrugada salí de la casa noviciado para casa de asilo desde donde partimos juntas con la Rda. Madre Janer y otra religiosa joven llamada Sor Prudencia. Sería faltar a la verdad decirle, amado Padre, no haber causado grande impresión en mí; ya por haber sido una cosa tan perentoria e ignorada, de modo que vino el dicho P. Aguilera a las seis y media de la tarde; la noche anterior se entró dentro pidiendo por mí que estaba en el locutorio con visitas; salí de momento y dijo deseaba hablarme a solas; subimos a una de las salas de arriba y después de algún tiempo me dijo había de marcharme a lo que contesté: está bien; después dice, se puede V. arreglar y vendrá la madre Rita y nos iremos a casa de asilo, dije ¿cuándo? Y contestó esta misma noche, a lo que exclamé: ¡Bendito sea Dios, ni tiempo para cambiarme! Y a más dije como V.R. comprende teniendo el cargo de la casa siempre hay asuntos que comunicar y cosas que arreglar; advirtiendo a mas que el día anterior se había marchado la M. Ministra y poco antes la madre de novicias, que éramos las que estábamos enteradas de todo. Después de pedírselo por Dios y no sin lágrimas pude conseguir al menos hasta la mañana siguiente a las 6 no habiendo podido ir ni tan sólo un cuarto de hora a descansar quedando muchas cosas en el olvido; todo lo cual ofrecí al Señor como prueba de su mayor amor y cariño dándome algo que sufrir en obsequio a la Sagrada Familia. Es por demás decirle, amado Padre mío, la sensación y afectación que causó a todas mis tan buenas y amadas hermanas, al llamarlas media hora antes de salir para anunciarles mi partida: prorrumpiendo en amargo llanto, unas se me echaban al cuello, otras a los pies, sin poderlas consolar lo que procuré como pude dándome tanta fuerza el Señor que pude despedirme sin

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llorar...”62. El obispo, con consentimiento del Nuncio, convocó Capítulo en Talarn donde deben hallarse todas las religiosas el día 13 de marzo de 1880: “... Y aunque oído el parecer de todas las religiosas hemos visto, con singular placer, que la casi totalidad de las mismas reconocían la necesidad de las principales reformas por Nos ya antes propuestas y se sometían a lo que juzgáramos oportuno resolver en utilidad del referido Instituto; con todo, creímos conveniente elevar una memoria al representante de la Santa Sede en España, el Excmo. y Rdmo. señor Nuncio Apostólico, exponiéndole nuestros actos, nuestro modo de ver y algunas dudas que afectaban al modo de ser del Instituto para el porvenir. Habiéndosenos dignado S.E. Rdma., el Sr. Nuncio Apostólico, contestar a nuestra memoria, trasladándonos algunas instrucciones para que ajustando a ellas nuestra conducta terminásemos este negocio; reconocida por la misma Nunciatura la necesidad de nombrar una Superiora General y gobierno interior, así como la de uniformar el traje y las Reglas, etc.: hemos creído conveniente, obtenido antes el beneplácito de los prelados de Barcelona, Lérida y Solsona, proceder ante todo al nombramiento de Superiora General y gobierno interior del Instituto, a fin de que, teniendo éste su propia vida, pueda desarrollarse sobre una base sólida, y hallándose en condiciones canónicas o conformes a la disciplina actual de la Iglesia en la parte que se refiere a Instituto de la índole del de la Sagrada Familia, pueda éste, en su día, solicitar de la Santa Sede la correspondiente aprobación. En su virtud, vistas las dificultades graves, por no decir insuperables, que impiden hoy observar la forma de elección prevenida en las últimas Reglas redactadas para el régimen del Instituto, atendidas las circunstancias especiales en que se halla el Instituto, y, sin perjuicio de lo que se resuelva más tarde sobre el particular, creemos útil se proceda a la elección de Superiora General y demás religiosas que deben constituir el gobierno interior del Instituto, reuniéndose en la casa de Talarn de esta diócesis, todas las superioras locales de las demás casas, inclusas las que lo eran últimamente de San Andrés de Palomar y de Alguaire, M. Mª Encarnación Colomina, M. Filomena Fornells y la M. Ana Maróa Janer, para que las primeras, en nombre propio y de todas las profesas de sus respectivas casas, y las últimas en el suyo propio, elijan, por mayoría de votos, para los sobredichos cargos, las religiosas que les parecieran, en Dios, más convenientes...” 63 Casañas tuvo la delicadeza de convocar a Capítulo a M. Mª Encarnación Colomina que ya no era superiora y era, además, piedra de toque de discusión por su fidelidad al Padre Manyanet. CAPÍTULO EN TALARN (1880) El viaje hacia Talarn, lo realiza la M. Mª Encarnación en compañía de M. Ana Mª Janer y M. Prudencia Prats. En Artesa se encontraron con el Padre Manyanet que rehuyó el trato con ellas. Al llegar a Talarn comienzan los ejercicios espirituales. Del 13 al 19 de marzo predicará el P. Aguilera ayudado por el P. Francisco Roca i Bastida, capellán de las clarisas de Balaguer. Asisten al Capítulo M. Ana Mª Janer, M. Colomina, M. Josefa Berenguer, M. Francisca Fábrega, M. Montserrat Massanés, M. Joaquima Rabassa, M. Ventura Tragant, M. Luisa Rosinés, M. Pilar Vilá, M. Teresa Solá, M. Serafina Valls y M. Filomena Fornells. Secundaban al Padre Manyanet M. Colomina, M. Serafina Valls, M. Joaquina Rabassa y M. Luisa Rosinés. Estas dos últimas permanecieron en la Congregación hermana. El día 19 de marzo de 1880 festividad de san José se procedió, bajo la presidencia del P. Aguilera, a elegir nuevo gobierno. Resultaron elegidas M. Ana Mª Janer, Superiora General; M. 62

Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. II. Madre Encarnación Colomina. Epistolario 1880-1907. Carta de M. Mª Encarnación Colomina al obispo Casañas. Talarn, 11 marzo 1880. 63 Roma. AGHSFN. Álbum conmemorativo. El Instituto de la Sagrada Familia de Urgell en el septuagésimoquinto aniversario de su fundación. 1859-1934. Carta del obispo Caixal a la M. Montserrat Massanés. Roma, 17 agosto 1878. Copia pág. 158. 38


Pilar Vilá, 1ª Consultora; M. Montserrat Massanés, 2ª Consultora y Secretaria General; M. Vicenta Gallart, 3ª Consultora y Depositaria General. Ninguna de las que permanecían fieles al Padre Manyanet había obtenido representación. Se realizó un gesto que debió resultar extremadamente doloroso para algunas religiosas. Se quemaron las antiguas constituciones, redactadas por el Padre Manyanet en 1874, y se leyeron las nuevas, que previamente habían redactado dos jesuitas por petición expresa del obispo Casañas, para que las religiosas dieran su consentimiento y las firmasen en señal de acatamiento. M. Colomina rechazó las nuevas Constituciones que generaban prácticamente un nuevo Instituto. Se malinterpretó la fórmula de votos, redactada por Manyanet, según la cual las religiosas hacían “voto de perfección”. La práctica totalidad de religiosas fue firmando la solicitud de dispensa de los votos a los que, supuestamente, obligaba la fórmula del Padre. Era una dispensa ad cautelam como explicará el obispo a la Madre Colomina pero ésta no quiso acogerse a ella. Además, ella quería observar clausura y deseaba la unidad con los Hijos de la Sagrada Familia. M. Mª Encarnación defendió siempre la unidad con el Instituto masculino porque esta era la idea de aquel que reconoció como único fundador. Cuando el obispo escribe al Nuncio manifestándole que todo se ha desarrollado "felizmente" tiene que reconocer que las Constituciones han sido aceptadas por todas las religiosas "excepto una, que decía "no me gustan”. La M. Janer, también en carta al nuncio, dice que las Reglas y Constituciones han sido admitidas por todas "exceptuando una sola que nada ha querido admitir”64. M. Serafina Valls también firmó la aceptación pero posteriormente se retractó. El nuevo Consejo no ignoraba que en las comunidades quedaban religiosas adictas al Padre Manyanet y, como medida de prudencia, procede a dispersarlas: sabe que el Capítulo no puede apagar ciertas voces y procede a dispersarlas: en Talarn quedan M. Serafina Valls, M. Asunción Pujol y M. Luisa Rosinés; la comunidad de Sans, que gobierna la M. Francisca Fabregat, acogerá a Inés Feliu y Martina Folch que será enviada después a Cervera. Marcelina Suñol había sido destinada a la nueva casa de Sants y desde allí pasó al noviciado de Talarn. A Cervera van destinadas las novicias Soledad Paúl y Piedad Arisó, la cual en el último momento profesará en el Instituto de Urgel. Allí se encontrarán con Martina Folch. A M. Colomina se la envía sola a Granadella. Posteriormente sería destinada a Oliana. El grupo de Talarn a pesar de vivir incomunicadas del resto de religiosas y, por supuesto, del Padre Manyanet, encontrará la manera de hablar entre ellas y de enviar alguna carta a aquél que reconocen como su fundador. Todas ellas, junto con una última carta escrita ya desde tiempo por varias de estas religiosas que ya se han visto forzadas a salir, están recogidas bajo el título de "Declaraciones de las religiosas de cuanto les ocurrió durante la tempestad". Aconsejado por varios sacerdotes Manyanet decide escribir una súplica al Papa para poder, en su momento, dar a las afectadas por el Capítulo de Talarn y su reforma la oportunidad de reiniciar la vida religiosa. Pero sabedor de que si venía avalado por las firmas de las interesadas tendría más peso su solicitud, escribe una súplica y envía a María Arbós, conocida como Marieta, con la difícil misión de entrevistarse con todas aquellas que se manifestaban fieles al Padre Manyanet y exponerles la posibilidad de firmar tal solicitud. María Arbós incia su recorrido pero no en todas las casas puede enseñar, debido a la vigilancia a que están sometidas, dicha pliego. A pesar de ello la noticia corre y algunas mandan al Padre Manyanet su adhesión. En total recoge diecisiete firmas. El primer documento fue enviado a Roma en noviembre de 1880 pero un amigo de Manyanet le avisa de que sería mejor una redacción más concreta y precisa, cosa que el Padre se apresura a hacer redactando además un informe de todo lo acaecido titulado "Apuntes para Roma"65. 64

Disquisitio para la Beatificación y Canonización del Siervo de Dios José Manyanet. Barcelona 1978. Comunicación de la M. Janer al Nuncio de Madrid. Talarn, 11 agosto 1880. Pág. 789. 65 La primera solicitud enviada a Roma lleva la firma de Inés Feliu, Alfonsa Morros, Martina Folch, Piedad Arisó, Marcelina Suñol, Javiera Rivera, Soledad Paúl y Brígida Bonell. En la segunda petición se añaden: Asunción Pujol, Serafina Valls, Marta Fontana, Antonia Torres, Trinidad Giralt, Asunción Ricart, Margarita Viñes, Mª Jesús Marimón y Julia Company. 39


Durante este tiempo no hay ni una sola referencia a M. Colomina, ni existe carta alguna de ésta dirigida al Padre. O bien fueron destruidas o no existió tal correspondencia. Sí se conservan las cartas que escribió a Casañas y las que éste, con trato deferente, le contestó. EXPULSADAS El nuevo Gobierno General que preside M. Ana Mª Janer es consciente de que algunas religiosas se oponen a la reforma y otras están indecisas. Decide dar tiempo, aunque no mucho. Para ello M. Ana Mª Janer nombra, el 20 de abril de 1881, a la Vicaria, M. Pilar Vilà, visitadora de las religiosas rebeldes. Las que no acataron la reforma o bien salieron del Instituto por iniciativa propia o fueron expulsadas. Resulta confuso elaborar una nómina exacta de las religiosas expulsadas puesto que el Album Commemorativo del Instituto de Urgel sólo da cuenta de las bajas: Profesas: 1. Mª Encarnación Colomina 2. Asunción Pujol 3. Serafina Valls 4. Antonia Torres 5. Josefa Tous 6. Felicidad Busquets 7. Inés Feliu 8. Marcelina Suñol 9. Josefa Brufau 10. podría tratarse de Marta Fontana Novicias: 1. Teresa (Soledad) Paúl 2. M.ª Jesús Marimón 3. Vicenta (Martina) Folch Una cuarta novicia salió del noviciado para regresar con su familia. Recordemos que fueron bastantes más las que firmaron la súplica enviada al Papa en agosto de 1880; otras no llegaron a ver el pliego que María Arbós les llevaba pero se manifestaron de forma positiva. De ello puede deducirse que si bien fueron expulsadas unas, hubo muchas más deseaban vivir el carisma que el Padre Manyanet les transmitía. Según madre Asunción Pujol: “Primero despidieron a todas las novicias que no quisieron profesar, y de éstas se reunieron las siguientes: Sor Jesús Marimón, Sor Martina Folch y Hna. Soledad Paúl. Fui la primera profesa que despidieron. Las tres vivimos con la indicada familia [de Sor Martina Folch] en la calle del Tigre. Luego después salieron dos profesas más, Sor Marcelina Suñol, que más tarde entró en el convento de las Mínimas, la otra Sor Inés Feliu, ésta no perseveró, se fue con su familia”66. M. Colomina recibió un trato y una consideración especial. Además de la visita de M. Pilar Vilà, recibió una carta de M. Ana Mª Janer que tampoco tuvo el éxito que deseaban, por lo cual se pidió al sacerdote Ramón Combes que terciara en el asunto. Todos los intentos fracasaron y finalmente, es expulsada. El obispo Casañas, a petición del Gobierno General de las Hijas de la Sagrada Familia de Urgell autoriza el 10 de abril de 1882 la expulsión de la religiosa más 66

Roma. AGMHSFN. Religiosas. Difuntas. Asunción Pujol. Apuntes biográficos (fotocopia manuscrita). Pág. 155. 40


significada en la defensa del carisma de san Josep Manyanet. En marzo sale de Granadella y pasa un mes en Oliana hasta que el 30 de abril se dirige al santuario de Balaguer donde recibe la dispensa de los votos y llega a su casa, en Os de Balaguer, el día primero de mayo de 1882. RESTAURACIÓN DE LA CONGREGACIÓN FEMENINA. AÑOS DE VIDA OCULTA 1882-1893 El Padre Manyanet había seguido con sumo interés lo que ocurría con las religiosas que le eran fieles. Una vez separadas del Instituto se apresuró, desde junio de 1881, a entrar en contacto con ellas y a animarlas a que se reunieran en Barcelona. Las primeras en llegar fueron M. Asunción Pujol, M. Antonia Torres y M. Serafina Valls. Poco después llegaban Sor Marcelina Suñol y Sor Inés Feliu. Inicialmente las tres primeras se alojan en casa de M. Martina Folch, que también había salido del Instituto. A fines de julio de 1881 son seis "hermanas" las que se han congregado con el ánimo resuelto para volver a comenzar. Manyanet preparó en su nombre una súplica, que encabezan como Hijas de la Sagrada Familia, al obispo Urquinaona para que les permitiese llevar hábito y formar comunidad. Aunque no lo firman personalmente las que avalan dicha petición, formulada en julio de 1881, son Asunción Pujol, Serafina Valls, Antonia Torres, Inés Feliu, Marcelina Suñol, Mª Jesús Marimón, Martina Folch y Soledad Paúl. La mayoría de ellas se emplearon sirviendo en casas particulares mientras esperaban una respuesta favorable del obispo; pero éste no quería desagradar al prelado de Urgell y aunque no veía impedimento alguno no llegó a aceptar aquella incipiente comunidad religiosa en su diócesis. En 1883 fallecía el obispo Urquinaona y fue nombrado como sucesor suyo don Jaime Català Albosa. No hubo reonocimiento oficial pero quizá sí oral, porque las que andan dispersas en distintos pisos, se reúnen por fin en uno de la calle Tallers: "El día 7 de enero del año 1884 nuestro Rdmo. P. Superior nos reunió para arreglarnos y unirnos a todas a fin de vivir en comunidad; fue esta reunión en un piso de la calle de Tallers, donde una Señora Maestra que tenía colegio quería unirse con nosotras (y) vivir allí. Nombró a la M. Mª Encarnación Colomina (entonces aún era Sor) por Superiora, me nombró por Secretaria y a la M. Serafina Valls por Tesorera"67. M. Colomina se había hospedado inicialmente en casa de la sobrina del Padre, Sor Inés Feliu, pero con la intención, que cumplieron pronto, de alquilar un piso en el cual pudieran reunirse todas las que deseaban vivir bajo las reglas de san Josep Manyanet. En enero de 1883 alquilaron un piso en la calle Virgen del Pilar (carrer del Cuc) y se reunieron M. Mª Encarnación, M. Josefa Tous y Sor Inés Feliu. De allí pasaron al de la calle Tallers donde M. Colomina fue nombrada superiora y, al crecer el número de "religiosas" a once 68 se trasladaron, en marzo de 1884, al nº 10 de la calle Santa Ana. M. ENCARNACIÓN COLOMINA, PRIORA (comunidad Santa Ana 1905) En la calle Santa Ana intentan llevar una vida comunitaria. Manyanet eleva, el 22 de abril de 1884, una súplica al Papa para poder tener oratorio en todas las casas de los Hijos e Hijas de la Sagrada Familia en la que cita, como nueva fundación la casa de Barcelona; la M. Colomina por su parte, solicita al prelado de Barcelona ser aceptadas en la diócesis como Religiosas Hijas de Jesús, María y José. En esta solicitud, fechada el 22 de mayo de 1884, afirma que son ya doce las reunidas. Junto a la solicitud le envia la copia de las Constituciones de 1884, las segundas que 67

Roma. AGMHSFN. Religiosas. Difuntas. Asunción Pujol. Apuntes biográficos (fotocopia manuscrita). Pág. 160.

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Las congregadas son: Mª Encarnación Colomina, Asunción Pujol, Antonia Torres, Serafina Valls, Inés Feliu, Josefa Tous, Felicidad Busquets, Josefa Brufau, Teresa Paul, Mª Jesús Marimón y Martina Folch.

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redactó el Padre. El obispo Catalá pide el parecer del obispo Casañas el cual nombrra al visitador de las religiosas de la Sagrada Familia de Urgell, D. Francisco Roca, para que en su nombre responda. La respuesta de éste a Català establece que no hay inconveniente en aceptarlas siempre y cuando no vistan el mismo hábito ni lleven el mismo nombre; pero añade que duda de que personas tan rebeldes sean buena base para una nueva Congregación. Quizá por ello, Catalá no dio ninguna respuesta oficial a la solicitud. A pesar de todo las "señoritas de Santa Ana" eran conocidas y toleradas en gran parte gracias a la protección del Dr. Vergés, vicario episcopal y gran amigo del Padre Manyanet. La vida comunitaria se había inaugurado con cierta solemnidad practicando unos ejercicios que predicó el Dr. Vergés y el claretiano P. Braulio. Las constituciones escritas por el Padre en 1884 eran la norma de vida. “(el Padre) "Nos dio Reglas y todas procurábamos cumplir lo mejor que podíamos y sabíamos, viéndonos todas muy contentas y animadas a pesar del decir de las gentes que unos nos admiraban y otros dudaban del éxito de la obra"69. También eligen superiora: “El día 15 de junio de 1886, tercer día de Pascua de Pentecostés, bajo la presidencia del Padre Manyanet Fundador y Superior del Instituto de la Sagrada Familia, y con aprobación del mismo, han sido nombradas por elección de votos la M. Mª Encarnación Colomina por Superiora, M. Antonia Torres por Ministra y M. Asunción Pujol por secretaria; siendo asistente de dicho acto el Rdo. Sr. Dr. Gabriel Farrero”70. El grupo de Santa Ana vivió básicamente del lavado y planchado de ropa y del hospedaje de algunas señoras. "Nos decidimos a tener señoras pensionistas y alquilamos un segundo piso para ellas el día 30 de agosto de 1886" 71. El obispo Català no daba la aprobación diocesana. D. Pablo Recolons, prior de la Casa de Caridad y amigo del Padre Manyanet preguntó directamente al obispo Casañas si se oponía a que las religiosas salidas del Instituto de la Sagrada Familia de Urgell se instalasen, con ánimo de fundación, en Barcelona. Casañas responde por escrito a Catalá reiterando que no mantiene oposición alguna mientras no usen ni el hábito ni el nombre de las otras religiosas. Deja claro también que no las aceptará en su diócesis. El Prelado de Barcelona no dio autorización alguna; y en 1889 moría el Dr. Felipe Vergés gran valedor de la obra manyanetiana. Aunque Manyanet había decaído en su salud de forma notoria, intenta buscar otros horizontes para sus hijas. Había fracasado el intento de establecerse en Santa Coloma de Farnés (Girona) y ahora fracasará también en su deseo de fundar en Alcover (Tarragona). En 1991 M. Colomina solicita al obispo de Barcelona el permiso para tener oratorio; parece ser que tampoco obtuvo respuesta. EXPANSIÓN DE LAS HIJAS DE LA SANTA CASA DE NAZARET EN VIDA DE SU FUNDADOR La Casa Madre: Aiguafreda (1894) Antes de lanzarse a una nueva aventura fundacional el Padre Manyanet quiere contar con la seguridad de las religiosas. Después de ocho días de reflexión que culminan con un retiro manifiestan su adhesión incondicional, con breves notas, M. Mª Encarnación Colomina, M. 69

Roma. AGMHSFN. MAS, Pilar. Biografía M. Mª Encarnación Colomina. Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. IV. f.126. 71 Roma. AGMHSFN. MAS, Pilar. Biografía M. Mª Encarnación Colomina. 70

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Asunción Pujol, M. Josefa Tous, M. Antonia Torres, M. Jesús Marimón, Sor Martina Folch, Hna. Joaquina Menal, Hna. Felicidad Busquets y Hna. Soledad Paul. M. Colomina escribe: "M. Mª Encarnación Colomina, con la gracia de Dios y ayuda de nuestros augustos Patronos Jesús, María y José, prometo seguir y cumplir con fidelidad las santas Reglas AMDG"72. Manyanet dirigió sus ojos a la diócesis de Vic y, concretamente, a la población de Aiguafreda; el 3 de enero de 1892 enseña al obispo Morgades, que era buen amigo suyo, las Constituciones por él redactadas en 1884. El 7 de enero de ese mismo año escribe una solicitud de autorización para establecerse en Aiguafreda adjuntando numerosa documentación sobre el origen de su fundación, los problemas habidos con el otro Instituto y su situación actual además de otros papeles como la defensa del Dr. Vergés. El obispo se entrevistó con Manyanet y, aclarados algunos puntos, envió, el 22 de enero, la documentación a Casañas el cual contestó el día 27 reiterando su postura de no oposición siempre y cuando se cumplan las premisas establecidas referentes al hábito, nombre y ubicación de posibles fundaciones en lugares donde no estén presentes las religiosas de la Sagrada Familia de Urgell. El 18 de febrero Manyanet se entrevista nuevamente con el obispo y sale exultante: tiene ya su permiso para establecerse en Aiguafreda. Al día siguiente, 19 de febrero de 1892, M. Colomina solicita formalmente dicha fundación adjuntando las Constituciones de las religiosas Hijas de la Santa Casa de Nazareth 73 y tras algunas dudas sobre los medios con los que contaría la nueva casa y la aclaración sobre si se cerraba el piso de Barcelona, a lo cual se respondió que no, la instalación de las religiosas en Aiguafreda es ya un hecho y los acontecimientos se precipitan. Manyanet realizó la compra de cuatro casas cuyas escrituras se firmaron los días 20 de febrero y 31 de mayo de 1892. Las escrituras de la tercera y cuarta casa van a nombre de Manuela Colomina, Josefa Tous, Antonia Torres y Teresa Marimón que adquieren las propiedades en común y proindiviso. Las obras se hacen rápidamente y son varios los Hijos de la Sagrada Familia que colaboran en la puesta a punto de la casa. Aunque no han concluido las adaptaciones del edificio, el 12 de octubre de 1983 M. Colomina realiza dos peticiones al obispo. En la primera, se solicita autorización para habitar ya en el nuevo convento y se adjuntan, con las correcciones que se habían sugerido74, las nuevas Constituciones; en la segunda, se pide autorización para la apertura de la iglesia que tendrá culto público. M. Mª Encarnación Colomina reseña: "El 2 de marzo llegamos a esta de Aiguafreda la comunidad M. Mª Encarnación Colomina, M. Antonia Torres, Sor Trinidad antes Joaquina, Sor Patrocinio en el siglo María Pascual, Sor Rafaela antes María Catasús. Novicias Elvira Pascual y María Barbens postulante”75. Quedaban en Barcelona: M. Josefa Tous, superiora, M. Asunción Pujol, Sor Jesús Marimón, Sor Martina Folch, Sor Soledad Paul y Sor Serafina Valls. El 2 de marzo tuvo lugar, bajo la presidencia del obispo de Vic, Mons José Morgades y Gili, la solemne inauguración de nuestra Casa Madre. Las primeras religiosas fundadoras fueron: M. Mª Encarnación Colomina y Agustí, superiora M. Antonia Torres Rossell Sor Trinidad Menal y Mas, novicia Sor Patrocinio Pascual y Mainé, novicia Sor Rafaela Catasús Hernán, novicia Srta. Elvira Pascual y Mainé, postulante 72

Roma. AGMHSFN. Manuscritos. Declaración de las religiosas de la calle Santa Ana Barcelona, 31 agosto 1891. (incunables o III Volumen P. Blanquet) 73 El título llevaba la nota aclaratoria que posteriormente desaparecería "o sea, Hijas de la Sagrada Familia Jesús, María y José". 74 Se aprobaron el 3 de febrero de 1894 por tres años. El 10 de agosto de 1899 volvió a renovarse la aprobación. 75 Roma. AGMHSFN. Manuscritos. Notas Sueltas. Mª Encarnación Colomina. María Barbens se cita en pocos documentos pues salió poco tiempo después. (incunablez) 43


Srta. María Barbens y (Mainé?) postulante Al día siguiente "se abrieron las clases para las niñas que poco a poco fueron nutriendo las aulas"76. Manyanet comienza a ver encauzada su obra. Colegio en Sant Joan de Vilatorrada (1896. Barcelona) Aunque Manyanet era consciente de que su obra femenina estaba en los inicios no se atrevió a negarse a la solicitud recibida para fundar en Sant Joan de Vilatorrada, una población cercana a Manresa (Barcelona). Esta fundación fue propiciada por el párroco de Sant Joan que pidió al Sr. Obispo enseñanza religiosa para las niñas del pueblo. Y aunque, ante la petición del Prelado, el Padre Manyanet vio la dificultad del personal, entendió que no podían negarse porque "si ahora decimos que no, Dios sabe si nos pedirá otra vez"77 .

Fueron destinadas al colegio parroquial M. Antonia Torres, superiora, Sor Patrocinio Pascual y Hna. Soledad Paúl. Por lo que sabemos las religiosas destinadas a la nueva fundación llegaban a Manresa -ciudad distante de Sant Joan unos 4 km.- el 26 de julio de 1896, donde eran esperadas por el párroco D. Mateu Morist. La nueva fundación no cuajó por cuestiones económicas y ciertas desavenencias con el párroco y aun cuando Manyanet realizó un cambio de personal enviando a M. Serafina Valls y otra religiosa como sustitutas de Sor Patrocinio Pascual y la Hna. Soledad Paíl no permanecimos en la población más de dos años. Manyanet da cuenta detallada a M. Mª Encarnación Colomina de cuanto se refiere a Sant Joan en ocho cartas. Colegio San José ( 1896. Barcelona) Un hecho de gran importancia fue la aprobación diocesana de la comunidad establecida en la calle Santa Ana nº 10 desde marzo de1884, aún cuando ellas toman como fecha de fundación el inicio de su reorganización, es decir 1882. Después de numerosas gestiones y ante los hechos consumados de tener en su diócesis tantos años una comunidad extra-oficial el obispo Català accede oficialmente a "recibirnos" en Barcelona el 3 de octubre de 1896. Lo hace "a pesar de que una casa del referido Instituto no viene a satisfacer en esta diócesis una nueva necesidad (…) concedemos permiso y licencia para que dichas hermanas puedan establecerse definitivamente en esta diócesis..."78 Por las cartas que tanto Manyanet como M. Josefa Tous envian a M. Mª Encarnación sabemos del canto del Te Deum, (12 de octubre de 1896) y de la primera misa. (26 de diciembre de 1896) El Padre pone la segunda fundación bajo la protección de san José aunque es preciso señalar que en documentos anteriores a esta fecha aparece con el nombre de colegio Sagrada Familia. La primera comunidad está constituida por M. Josefa Tous, primera superiora del colegio San José, M. Asunción Pujol, M. Jesús Marimón, M. Martina Folch, M. Serafina Valls, M. Trinidad Menal, M. Felipa Roig; y las postulantes, Paula Vendrell, Josefa Mayné, Antonia Vidal, Mª Rosa Niell. En 1906 la comunidad se trasladó a la calle Girona nº 64, piso 1º donde permanecieron dos años. En 1908 pasaron a un piso de la calle Arcs de Frontera nº 8, piso 1º. En 1914 se trasladaron a la calle Nova de Sant Francesc donde permanecieron hasta que en 1986 cerró el centro. Colegio Ntra Sra de los Ángeles (1898. Barcelona) 76

Roma. AGMHSFN. MAS, Pilar. Historia del Instituto Religioso Hijas de la Santa de Nazareth. Roma. AGMHSFN. Manuscritos vol. I. Epistolario del P. José Mañanet y Vives 1877-1881. Carta del P. Manyanet a M. Colomina. San Andrés de Palomar, 17 junio 1896. 78 Barcelona. ADB. Hijas de la Santa Casa de Nazaret. Decreto del obispo Catalá. 3 octubre 1896. 77

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Desde 1886 Manyanet tenía la intención de fundar una casa femenina cerca de su residencia pues lo consideraba oportuno para seguir más de cerca el crecimiento de la obra. Su sueño no se realiza hasta muchos años después cuando ya se ha reconocido en Barcelona nuestra Congregación y, providencialmente, el Sr. Francisco de Paula de Benessat se ofrece como aval para la compra de las casas de la Sagrera siempre y cuando firme el Padre. El 5 de mayo de 1898 M. Josefa Tous firmaba la solicitud, redactada por el Padre, para la nueva fundación. En la instancia se pide permiso para establecerse canónicamente y tener, a la vez, capilla pública. Y el 11 de junio del mismo año se firma la escritura de compra de casas de D. José Prades. El 3 de noviembre, hechas las obras más básicas, se inaugura el nuevo centro. Son las fundadoras: M. Mª Encarnación Colomina, superiora Sor Martina Folch Sor Manuela Serra Sor Gertrudis Amat Sor Encarnación Mas Sor Montserrat Cabrol Hna. Felipa Roig79 Este centro, que será punto de referencia para todo el barrio, vivirá hechos congregacionales de vital importancia como son capítulos, semana trágica (1909), muerte de M. Colomina… Este fue el primer centro dedicado en exclusiva a la enseñanza. Fue también el primer colegio de propiedad de nuestra Congregación. NOMBRAMIENTO DE GOBIERNO Por unos papeles sueltos escritos por M. Visitación Iglesias sabemos que Manyanet, cercana ya su muerte, nombró gobierno para nuestra Congregación: “El año 1899 el P. Fundador dispuso o formó el Consejo Generalicio, siendo nombrada: Superiora General Rdma. M. Mª Encarnación Colomina80, Madre Vicaria Rda. M. Trinidad Menal, M. Martina Folch, Josefa Tous Consultora y Rda M. Mª Pilar Mas, Consultora y Secretaria General” 81.

En la historia que M. Mª Pilar Mas escribe se relata, con menor precisión, el hecho: “Dijo que en adelante sería este colegio (La Sagrera) la Casa Principal del Instituto, del cual dimanarían todas las disposiciones. Para dar conocimiento a las casas ordenó, a la nueva Secretaria, escribiese una comunicación dando cuenta de estas disposiciones” 82.

ESTADÍSTICAS Con vistas a un censo se efectuó una relación colectiva de las religiosas existentes en 1898. El que sería conocido en nuestra tradición como colegio San José, llevaba por entonces el nombre de Sagrada Familia. Censo del colegio de la Sagrada Familia. Calle Santa Ana (1897-1998) Asunción Pujol Cos Antonia Torres y Rosell Serafina Valls y Mora 79

Barcelona. ADB. Hijas de la Santa Casa de Nazaret. Comunicación de M. Colomina al obispo de Barcelona. Sagrera, 4 noviembre 1898. 80 M. Mª Encarnación Colomina nunca firmó ni fue Superiora General pues permanecía la unidad con el Instituto hermano del cual dependíamos. Ella firmaba los documentos como Priora. 81 Roma. AGMHSFN. MAS, Pilar. Apuntes Espirituales. Notas sueltas. 82 Roma. AGMHSFN. MAS, Pilar. Historia del Instituto Religioso Hijas de la Santa de Nazareth. 45


Jesús Marimón y Mas Martina Folch y Folch Soledad Paul y López Rafaela Catasús y Rius Loreto Pascual y Mainé, Natividad Montull y Carilla, Asunción Niell y Vall-Llovera, Nieves Corominas y Rovira Total: 1183 Censo del colegio Nuestra Señora de los Ángeles. La Sagrera (1897-1998) Mª Encarnación Colomina y Agustí Trinidad Menal y Mayor Mª del Rosario Santacana y Bertrán Manuela Serra y Vallé Montserrat Cabrol y Nadal Ana Garsot y Martí Carmen Garsot y Martí Gertrudis Amat Monrás Teresa Casas Solé Mª Pilar Mas Casterad Purificación Matas Oriol Felipa Roig Miró Micaela Vendrell Puig84 Total: 13 AIGUAFREDA Aunque no tenemos la hoja de la relación colectiva de religiosas sabemos que en 1898 hay en Aiguafreda Religiosas: 6 Novicias: 9 Total: 1585 Así pues el Instituto cuenta en 1898 con 30 religiosas profesas y 9 novicias. Muerte del Fundador Los últimos años del Padre son años muy atareados. Desde 1885, tres operaciones quirúrgicas le dejaron abiertas cinco llagas en el costado derecho, que él llamó “las misericordias del Señor”. Su salud se va quebrantando y a partir de septiembre de 1901 se deteriora visiblemente. A principios de diciembre un fuerte resfriado le provoca fiebres muy altas. El día 8 celebra con gran esfuerzo su última Misa. Es también el último día que participa de los actos de comunidad. El día 9 los hermanos le obligan a guardar cama. Se le diagnostica pulmonía doble. A partir del 12 ya no se levanta. El día 15 los superiores de todos los colegios se turnan para velarle. Al amanecer del día 17 83

San José Manyanet. Obras Completas III. Una familia para las familias. Edición de Josep Mª Blanquet y Josep Roca B.A.C. Madrid, 2007. Pág. 1048 84 San José Manyanet. Obras Completas III. Una familia para las familias. Edición de Josep Mª Blanquet y Josep Roca B.A.C. Madrid, 2008. Pág. 1049. 85 Vic. ADV. Hijas de la Santa Casa de Nazaret. Relación de comunidades religiosas. 46


agoniza. El P. Tallada le acerca el crucifijo a los labios y le hace repetir la jaculatoria “Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía”. No tiene fuerzas y parece decirla con la mirada. En ese momento, al acabar la jaculatoria, fallece. La primera Misa por su alma la celebra el P. Mullol en el oratorio privado. Después, el cadáver es llevado a la iglesia del colegio Jesús, María y José. La consternación entre los Hijos y las Hijas es profunda; pero todo el barrio de San Andrés y Sagrera, que tan indeleble huella recibió del Padre y su obra, desfila para darle el último adiós. Se celebra el funeral y es conducido al cementerio de San Andrés. Personalidades eclesiásticas como el arzobispo de Tarragona Tomás Costa y Fornaguera y el de Vic, Torras y Bages, se hacen eco del dolor. El cardenal Casañas, obispo de Barcelona, comenta: "Ha muerto un santo". También el cardenal Vives y Tutó lamenta la pérdida del Padre Manyanet. La prensa de Barcelona y Tarragona y otras revistas de España dedicaron sentidos elogios a la figura del Padre. Y hay unanimidad en considerar que quien ha cruzado el umbral de la Gloria ha dejado tras de sí una estela de santidad. Se celebraron exequias en todos los lugares donde tenían alguna actividad los Hijos y las Hijas de la Sagrada Familia. El 12 de enero de 1929 sus restos mortales fueron trasladados del cementerio a la capilla panteón del colegio Jesús, María y José. DIVISIONES INTERNAS Posiblemente el nombramiento de M. Colomina como priora y la exclusión de figuras relevantes como Asunción Pujol, Serafina Valls y otras fue fuente de fricciones que, mientras vivió el Padre, no llegaron a más aunque provocaron mucho sufrimiento a M. Colomina. Con la muerte de Manyanet y la figura del P. Buenaventura Mullol como segundo Superior General la crisis soterrada estalló con toda virulencia. Son varios los aspectos que influyen en esta situación: - La lucha de poder y la no aceptación de M. Colomina como Priora. - La escasa selección de candidatas y la poca exigencia que M. Josefa Tous tiene con ellas en el noviciado, lo cual provocará más de un conflicto a M. Colomina. - Algunas actuaciones del Padre, como la destitución de M. Asunción Pujol como superiora de Santa Ana en 1900. - Algunas actuaciones de M. Mª Encarnación que le valieron una constante y mordaz crítica hasta erosionar su figura y su credibilidad. A M. Mª Encarnación se la acusó de dureza, de aceptar religiosas sin dote, de abuso de autoridad, y de pedir cuentas de conciencia a las religiosas, entre otras cosas. Ella señala a M. Asunción Pujol, Serafina Valls y Martina Folch como principales agentes de la división. Aunque ya haya fallecido, el Padre había compartido con ella esta opinión. Pero la situación llega a tal gravedad que se falta al respeto y la caridad y el P. Buenaventura Mullol, cansado de la situación, pasa tiempo sin visitar la comunidad de Santa Ana. Mas ahí interviene el confesor, el P. Bertrán S.F., que con poca prudencia permite comentarios y no ataja el mal. M. Mª Encarnación tiene total confianza en el P. Mullol al que siempre llama "el bueno del P. Mullol" y le suplica que vuelva a visitar a las religiosas. Finalmente el P. Mullol decide convocar el I Capítulo General de las Hijas de la Santa Casa de Nazaret.

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